Cogiendo al joven voyerista

Sali temprano de la escuela y termine en un baño cogiendo a un joven Voyerista.

Cogiendo al joven voyerista.

Me encanta coger; a todo lo que se mueva le tiro, lo hago desde lo dieciséis. Me presento: Mi nombre es Efrén, tengo 19 años mido 1.77 cm. de estatura piel morena clara, ojos grandes color miel, cabello castaño, soy de complexión delgada pero músculos marcados por mi afición al deporte, talla 29 de cintura, vivo en Tijuana México y soy estudiante de Derecho en la Universidad.

Lo que les voy a contar me ocurrió hace dos días; el viernes 01 de Octubre. Resulta que salí temprano de la escuela ya que regularmente salgo a las 10pm y esa vez salí a las 8. Para matar el tiempo me fui a un centro comercial a dar la vuelta. Después de un buen rato me dio ganas de ir al baño a vaciar la vejiga porque había consumido demasiada soda.

Entré a los baños y para mi mala suerte sólo había un mingitorio y descompuesto, pero por fortuna había dos baños de los cuales sólo uno estaba ocupado así que pase al que estaba libre y me puse a orinar que me urgía, potentes chorros de orina deje ir a la taza, y tanta era mi urgencia que no me di cuenta que la pared del baño de al lado tenía unos orificios por los que se podía ver hacia donde yo estaba, y para mi sorpresa la persona del otro lado me observaba por uno de los orificios lo cual de momento me incomodó pero al poco rato me empezó a excitar la idea de ser observado y la verga se me empezó a empinar, ya había terminado de mear pero seguía con la verga al aire dándole espectáculo al voyerista de al lado, me la estaba meneando como haciéndome una puñeta para que el tipo de al lado se deleitara la pupila, ya tenía la cabrona verga durísima con ganas de que le dieran una buena mamada, que hacía rato no recibía así que me arriesgue y arrancando una hoja de mi cuaderno escribí "¿Quieres Verga?" y le pase el recado al chico por abajo, no tarde mucho en recibir respuesta en el mismo papel "Sí", no había más que esperar me subí los pantalones, salí de mi baño y me pase al siguiente, estaba abierta la puerta, la cerré tras de mi. Ante mi se presentaba un jovencito de apenas 17 años –le calculé- de cabello castaño ensortijado piel clara y grandes ojos café claro, sonrojado, parecía con un poco de vergüenza, yo desinhibido totalmente me baje los pantalones y acerque mi bulto hacia su carita inocente.

Mi verga emanaba un olor a macho caliente, a lo que huele uno cuando anda con el fierro a tope, a macho en celo. El bultazo se me marcaba a través de mi calzón blanco, el acerco tímidamente su rostro y aspiró mi olor, un Ahhhh dejo escapar de su boca y al abrirla engullo lateralmente mi verga sobre el calzón, la humedeció con su lengua, llevó sus suaves manos hasta mi ombligo desde donde sale una fina línea de pelos negros, jugo con sus manos metiéndolas entre el elástico y mi enmarañado pubis tentando mi fierro duro como el acero, sacó sus manos impregnadas de precum y se las llevó a la boca, chupo todo lo que en ellas hubo. El tipo me calentaba en demasía.

No aguantó más y llevando sus manos a mi cintura bajó mi calzón de un estirón hasta las rodillas. Mis 17 cm. de carne cilíndrica; de verga dura salió liberada, llevó su mano derecha a mi verga masajeándola mientras la punta de su lengua recorría mis huevos depilados, gordos, llenos de leche. Mojaba mis huevos con abundante saliva se los metía a la boca, primero uno, luego pasaba al otro mientras su mano subía y bajaba por mi tronco.

Ahhh! Que bien lo haces mamoncito, sigue cabrón, no te detengas.

Me tenía en las nubes, yo gemía de placer mientras mis manos jugueteaban con su ensortijado cabello. Con sus dedos me bajo el prepucio dejando la cabeza rojísima al aire, babosa de tanto líquido preeyaculatorio, recorrió con su lengua mi mástil de arriba abajo una y otra vez yo ya quería que se tragara completo mi tronco, pero todo tiene su tiempo. Recorrió con su lengua mi camote hacia arriba y finalmente tocó mi glande, casi me vengo del gusto, de lo bien que lo hacía, giraba su lengua alrededor de la cabezota, se la semiengullía y volvía a girar su lengua por la cabeza separándose ligeramente, un hilillo de precum iba de mi cabeza a sus labios, lo saboreaba pasando su lengua por su labio superior mientras me dirigía su mirada y su sonrisa picara, yo le devolvía la misma sonrisa y mi ojos casi en blanco.

Ahhh!, de un chingadazo se metió toda mi verga en su boca, Ahhhh, grité y creo que se escuchó hasta fuera del baño, lo cual no me preocupó, para ese entonces me valía madre que se dieran cuenta de la mamada que me estaban propinando. El tipo se sacó toda mi verga y se la volvió a meter yo gemía extasiado.

Mmmm que rico lo haces cabroncito –le decía yo-; sigue cabrón, cómetela completa, cómetela…Ahhhh, que rico.

Mmmmmm. El cabrón me hacía caso se la engullía una y otra vez. Una y otra vez mi cabronsisima verga entraba y salía de su húmeda cavidad me lo estaba cogiendo por la boca de maravilla lo sujetaba de su cabeza en un vaivén para controlar la mamada, de pronto toda afuera de pronto toda adentro y ahí se quedaba un buen rato con su nariz pegada al tope de mis pelos negros; absorbiendo el olor a macho en celo, a su macho, a su camote, a su picahielo. Así estuvo por más de diez minutos chupe y chupe mi palote, casi me vengo del placer que me proporcionaba su rica mamada.

Ahhhh, para, para, que quiero probar tu colita –le dije extasiado-.

No se lo pensó dos veces se levantó de la taza se dio la vuelta y se bajó sus pantalones y calzones hasta los pies mostrando al aire unas nalgas redonditas, apetecibles.

Se sostenía de la pared mientras me ponía las nalgas al frente. Me abalancé sobre ellas casi desperado, tocándoselas, apretándolas. Estaban suaves, hermosas. Se las separé y le pase mi cara por ellas, le pase mi nariz por su raja, olía delicioso a culito joven, limpio. Aspiré su aroma hasta los pulmones me embriague de él, era delicioso, le empecé a lamer las nalguitas a chupeteárcelas a mordisquearlas, que ricas las tenía, sedosas, suaves.

Chom, chom

Que delicia morderlas, con gusto me moría en unas nalgas –me pierden-; se las separé los más que pude y ante mi apareció un culito hermoso, lampiño, rosita, estrechito, lo más lindo que había visto y he visto bastantes. Le pase mi lengua desde el nacimiento de sus nalgas, despacito, saboreándolas, llegó mi lengua hasta su orificio y ahí se la paseé alrededor haciéndole circulitos con la lengua húmeda, le dejé ir un chorrito de saliva para lubricarle, hundía mi lengua en su recto y era deliciosa su carne suave riquísima, me estaba comiendo el culo más rico en mucho tiempo, el gemía y se mordía los labios del placer recibido, yo metía y sacaba la lengua de su ortito una y otra vez.

Se me para la verga al recordarlo.

Ya que se lo tenía bien humedecido empecé a pasarle mi riata por la raja de sus nalgas desde su nacimiento hasta abajo una y otra vez, pa’ arriba y pa’ bajo.

Ahhh -exclamaba el cabrón come vergas-

"Ya métemela, ábreme el culo, párteme en dos, cójeme" -me dijo entre gemidos-

Le dirigí la punta descapullada de mi verga a su culito, le enterré la cabeza solamente.

Ahhh -gimió nuevamente-

Lo tome de las caderas y sin decir agua va se la deje ir de un golpe hasta los huevos, hasta el tope, se la mandé lejos, grito no se si de dolor o de placer y del empujón casi lo tiro pero logre sujetarlo. Ahhhh, se quejó y me quede quieto por un momento para que se adaptara a mi fierro en su culo, estaba estrechito, apretaba que daba gusto, hasta juraría que estaba nuevecito. Me pegue a su espalda y le mordía despacito, poco a poco fui sacando mi verga y se la dejaba ir suavecito esta vez. Una y otra vez, para afuera y para adentro despacito para disfrutar de las paredes de su orto que apretaban mi verga, ensamblaba perfecto, como guante en mano.

"Que rico aprietas cabroncito, que rico culito tienes, te lo voy a llenar de leche"

"Sí papi es tuyo, atáscamelo de leche, quiero toda dentro" –me contestó entre gemidos.

Y empecé con el mete y saca acelerado, adentro, afuera, adentro, afuera, otra y otra vez.

Ahhhh, Ahhhh! –gemíamos ambos del placer, yo por poseerlo el por ser poseído-

Ahhhh!, me vengo cabrón, me vengo, Ahhhh! Y entre gemidos y convulsiones le dejé ir tres, cuatro, cinco, seis y hasta siete trallazos de leche caliente al intestino.

Ahhhh, Ahhhh, -gritaba el cabroncito come vergas que al mismo tiempo se venía empapando la taza del baño-.

Corté un trozo de papel higiénico y le retiré despacio mi verga de su maltrecho culito. Salía el intruso un poco agotado del estrecho espacio. Le limpie los restos de semen que escurrían por sus piernas y orto. Me limpié la verga. Nos vestimos.

Lo abracé y nos dimos un beso, salí primero yo del baño y enseguida él.

Me dijo que se llamaba Roberto que estudiaba tercero de secundaria y tenía 15 años, que sus encuentros sexuales anteriores se limitaban solo a toqueteos, que esa era la primera vez que se lo cogían. Le creí porque lo sentí.

Intercambiamos nuestros números telefónicos y me pidió que lo llamara el próximo fin de semana para repetir. Me parece mucho tiempo.

Ayer amanecí aún con el olor a él, a su cuerpo. Me toco la verga y todavía percibo el aroma de su culito virgen, delicioso, mío.

Le voy hablar.

Efrén.

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