Cogiendo a las becarias

En ocasiones los deseos se cumplen cuando menos los esperas, ciertamente es verdad que tienen que confluir ciertos detalles...

En ocasiones los deseos se cumplen cuando menos los esperas, ciertamente es verdad que tienen que confluir ciertos detalles. Les cuento, no era un día como tantos, era sábado y habíamos acordado ir a trabajar al despacho para avanzar unas diligencias, no es que estuviese malhumorado pero era un fastidio, al menos estaría en compañía de las dos becarias, teniendo en cuenta que a una de ellas le tenía echado el ojo desde hacía un tiempo.

Las becarias se llamaban María y Raquel. María era la que más me gustaba, 25 años muy bien cumplidos, guapa y atractiva al mismo tiempo con unos ojazos negros y una boquita muy bien dibujada, morena con el pelo algo rizado hasta poco menos de la mitad de la espalda, parecía una mulatita, buen cuerpo y grandes tetas pasando de la talla 95, por lo demás era muy risueña, divertida y chispeante. Por su parte Raquel era más reservada, fina y estirada, más joven, 19 años, llevaba poco tiempo trabajando, no tenía novio ni tampoco la belleza de María pero tampoco era fea, pelirroja de aproximadamente 1,73 de alto, más estilizada con piernas delgadas aunque no huesudas, blanca de piel, de cara muy redondita escondida tras unas graciosas gafas de pasta, de tetas andaba algo cortita para mi gusto y de cintura para abajo pensaba yo lo mismo hasta que un día apareció con unos vaqueros ajustados haciéndole un culazo redondo y respingón que aprecié con asombro marcándole toda la pipa al agacharse a dejar unos documentos en uno de los cajones inferiores. Tengo que admitir que aquel día me hice una buena paja en su honor teniendo su trasero en mi pensamiento.

Llegué algo tarde y cuando abrí la puerta me encontré con una sorpresa, sorprendí a María in fraganti tocándose el chocho masturbándose con los senos fuera del vestido masajeándolos y respirando con mucho frenesí, era unos pechos grandes como ya he apuntado con aureolas y pezones oscuros, al verse sorprendida se puso muy colorada pidiendo perdón mientras se los ocultaba apresuradamente tras un vaporoso vestido blanco fresquito que por abajo le llegaba al medio muslo y por arriba era muy escotado para no llevar sujetador como intuí al llevar la espalda prácticamente descubierta.

YO: ¿Y eso María?.

M: Perdona, me estaba acordando de anoche con mi novio y me puse cachonda. Por cierto ha llamado Raquel, vendrá un poco más tarde. Comentó todo sonrojada cambiando de tema.

YO: Raquel como siempre, es la más lista de todos nosotros. Por cierto, volviendo a lo de antes, no te preocupes eso nos ha pasado a todos . Le dije pretendiendo no olvidar la anécdota, máxime cuando se delató diciéndome que estaba cachonda.

M: ¡Seguro!, pero a ti nunca te han cogido sobándote.

Yo: Es verdad, pero no quiere decir que no lo haya hecho.

M: ¿No me digas..?, ¿cómo y que…?.

Y: Pues, pues…, está claro ¿no?, unas buenas pajas, y además en este mismo despacho. Era mentira pero pretendía calentarla aun más.

M: Vaya, vaya…,¡qué pena que no te viera para chantajearte!. Riendo en tono burlón.

Y: ¿Para chantajearme solamente?...yo creo que para ver mí tranca. Dije en tono de broma pero de forma descarada con el objeto de continuar la conversación.

M: Bueno, a nadie le amarga un dulce. Dijo sin apartar la mirada de mi pene que se marcaba en el pantalón.

Jamás habíamos hablado de sexo entre nosotros en dos años que trabajábamos juntos, era la primera la vez, y me resultaba muy natural la conversación, si bien notaba que estaba excitada y no quería dejar pasar mi ocasión, así que proseguí la misma haber hasta donde llegaba el tema.

Y: Por cierto, buenas tetas, tu novio debe de estar contento.

M: Hombre, pienso que sí, lo de anoche fue muy fuerte, llevaba el mismo vestido, me la metió por todos lados menos por el culo.

Y: ¿por el culo no, y eso?.

M: Nunca lo he probado, me da como cosa…, lo que si me gusta es chupar pollas, dicen que parezco una profesional.

En aquellos momentos, hice algo que no acostumbro, también me había excitado, me acerqué todo empalmado como ella ya sabía, le palpé los muslos y subí despacio una mano hasta llegar a la entrepierna acariciándole el coño por encima del tanguita que llevaba, estaba muy caliente y bien mojada, con la otra mano saque mi polla y prácticamente se la puse en la cara. Me la cogió con ímpetu y me la masajeó de arriba abajo al tiempo que nos comíamos la boca, nos levantamos y le quité el ligero vestido blanco, muy sexi, quedándose únicamente con el tanga y unos tacones blancos, del mismo modo me desnudé y de pie con la polla tiesa le dije que me la chupara que después le haría una cosita, un regalito. Se puso en cuchillas delante de mí y me la mamó sin pensárselo chupando con ardor, realmente sabía comer pollas y parecía toda una experta, realmente lo era, su cuerpo botaba, lentamente y rápidamente actuaba con la lengua y la boca sobre mi miembro moviendo la cabeza de arriba hacia abajo a la vez que cimbreaban las tetorras, “ya veo lo bien que las trabajas…” , “así tendrás a tu novio…todo seco…” , “y a más gente, porque se la chuparas a muchos más…” , se aceleraba con las guarradas, no pude más y estallé a satisfacción dentro de su boca, ella de la misma manera tenía los bajos todo bañados por sus flujos vaginales.

Fue entonces cuando la senté sobre una mesa del despacho y recostando suavemente su espalda elevé sus piernas sacándole el húmedo tanga blanco apreciando su culazo con aquellos orificios deseosos de ser invadidos, su ano virgen y su depilado y jugoso coñito abierto, le pasé la palma por su raja y agachándome un poco coloqué la cara entre los muslos y le comí el coño lamiendo su interior tras separar los labios mayores pasando la lengua por todo el interior deteniéndome en el clítoris, se avivó muchísimo, mientras tanto mi cañón se rearmaba de nuevo, algo que no tardó en llegar ante tal estímulo, mi mano estaba llena de flujos y ella sabía que la iba a follar pero se llevó una sorpresa al meterle un dedo en el ano…, después otro…, y finalmente un tercero hurgándole en su interior para lubricarlo y dilatarlo convenientemente; colgando sus piernas de mis hombros le dije “te la voy a meter por el culo…” , estaba tan perraca que no puso objeción alguna, no se negó insistiéndome a ello pero que fuese con cuidado, “…te va a doler un poco…” , me acerqué colocando el capullo en el orificio penetrándola cuidadosamente, ya la cabeza había entrado cuando di una embestida un tanto mas brusca hasta introducirle la mitad de la polla, dio un gran grito a la vez que gemía arqueando su cuerpo, concluí finalmente dándole el empujón definitivo introduciendo entera la polla hasta el fondo, sus gritos debieron de escucharse lejos, por fortuna estábamos solos en el edificio, le había partido el culo, una vez en el fondo le pregunté si le había gustado “…siii…siii…, siii…, ahhh…ahhh…AHHHHHHH…ohhh…ohhh…” , efectivamente le dolía por ello inicié el ritmo de la penetración sacándola y metiéndola gradualmente discurriendo mi polla gorda y dura por la estrechez de su virgen culo, ciertamente le dolía pero lo compensaba el placer que sentía al mismo tiempo, a mí encularla me estaba suministrando muchísimo, a medida que avanzaba aumentaba el ritmo de las acometidas, mientras la follaba veía ante mis ojos como se abría y cerraba la raja del abierto y rosado coño con lo que opté por comérselo, algo logré pero era un fatigoso ejercicio de contorcionismo que resolví introduciéndole los dedos de una mano en su interior masturbándola y con la otra mano masajearle las preciosas tetas atornillándole los rígidos pezones, finalmente estallé llenándole todo el culo de leche calentita, ella también si bien ya llevaba un buen rato echando flujos como un torrente, mientras estábamos en pleno delirio pasional y orgásmico gimiendo como animales…… se abrió la puerta.

Efectivamente, se abrió la puerta del despacho, con tanto deleite nos habíamos olvidado de Raquel, la otra becaria, encima llevaba una camiseta roja y aquellos vaqueros que la hacían apetitosa lo que me produjo una nueva reacción en el nabo. Debo decir que el hecho de ser pillados a mí personalmente me dio un gran subidón, sin embargo María toda colorada se moría de la vergüenza, por su parte Raquel no daba crédito viendo a sus compañeros montándoselo desnudos en el mismo despacho, ella abierta de patas y él metiéndole la tranca hasta dentro.

R: Menos mal que estamos solos, los gritos resuenan por todos lados, se escuchan desde abajo, te lo estas pasando bien, ¿verdad bonita? .

M: Queee..vergu…en…za.

YO: Raquel, deja que te lo explique…

R: No pasa nada, no hay nada que explicar, ya lo veo…continuad…seguid follando…, como si yo no estuviese aquí.

Le indiqué que ya estábamos terminando pero era mentira cuando la saqué chorreante se la empotré por el coño hasta el fondo dándole fuertes embates. Pasaron cinco minutos y miré a la desconcertada Raquel, para mí sorpresa se había bajado los pantalones y se estaba metiendo los dedos en el coño, aproveché para hacerle una señal para unirse al grupo, me miró pero no dijo nada continuó masturbándose mirando al techo, el vernos como follábamos la había excitado poniéndose a mil.

Con todo esto continuaba dándole bien a la bella María cuando veo a Raquel desnuda encima de la mesa a cuatro patas por encima de su compañera acercando sus labios a los míos, comenzó dándome piquitos hasta que abrió la boca y mi lengua le llegó hasta la campanilla, me corría abundantemente en el interior de María en un gran orgasmo mutuo, saqué por fin la polla del interior de María sin embargo seguía empalmado optando por jugar con los pechos de una y otra, admito que las tetas de María eran más generosas y daban más juego pero ver las de Raquel con su movimiento tembloroso como se fueran flanes también me ponían, unas no me cabían en las manos y las otras sí con sus pezones pequeños y puntiagudos y ya digo su leve movimiento oscilante me estimulaba, las comí y estaban deliciosas. La lujuria absoluta llegaría cuando María alzó su cabeza y comenzó a comerle el conejo a Raquel respondiéndole esta bajando su cabeza hasta llegar al mismísimo coño de María. No lo podía resistir, ver aquellos dos cuerpos femeninos retozando lascivamente me produjo un calentón de narices, me separé un poco agarrando mi tranca y me hice un pajote histórico soltando la leche encima de las dos lobas que se devoraban la una a la otra. Ver este lado lésbico en María casi no me sorprendió pero en Raquel…

Por fin terminamos, me miraron riéndose a la vez que continuaba empalmado admirando el cuerpazo tostadito de María con sus grandes ubres y su coñito depilado y el de Raquel, más blanco, con sus pequeñas tetas con aureolas rozadas, y su coño con mata de pelo pelirrojo. Raquel me había sorprendido incorporándose al dúo que formábamos María y yo, pero yo no estaba satisfecho y quería follármela, aprovechando el momento se lo propuse y aceptó con agrado y tras colocarla a cuatro patas encima de la mesa aprecié que el culo era como me imaginaba, muy exquisito, y no me extrañó que en su lujuria María quisiera comerlo como hizo momentos antes, por mi parte aproveché para merendarme todo lo que ahí fuera y dentro de la vagina estimulándole especialmente el clítoris, ¡cómo se ponía cuando le tocan el chochito a esta chica!, para finalmente penetrarla por el coño enérgicamente, al contrario que María llevaba mucho tiempo sin sexo con lo que los gritos de excitación eran mayúsculos si bien María la calló rápidamente comiéndole la boca metiéndole la lengua hasta la campanilla, mientras le suministraba embestidas ella movía vivamente el culo en círculos, cerré los ojos y me acordé del trasero que le hace los dichosos vaqueros a Raquel, esto último junto a la visión de estas dos hembras tocándose mutuamente era lo que me faltaba para ponerme mas burro, le clavé el dedo gordo en el culo refregándolo en su interior pero no la enculé decidí inclinarme para cogerle las tetas a cada una eyaculando profusamente en el interior de Raquel mientras con grandes espasmos también acabó. Me supo muy rica y en mi  opinión Raquel follaba mejor que María, si bien la postura ayudaba mucho.

Como fin de fiesta las dos quisieron comerme la polla totalmente tiesa y dura, primero una luego otra, lo intentaron al unísono una me chupaba la cabeza mientras la otra lamía el resto, resultaba muy placentero y excitante verlas arrodilladas, más tarde una me pajeaba y la otra recogía el semen alternándose la una y la otra, así estuvimos un rato hasta que me corrí satisfactoriamente en sus bocas. Verdaderamente María la comía y chupaba de vicio…

La jornada seguía y teníamos que trabajar, ¿trabajar?, no podíamos, lo dejamos para otro día y nos fuimos a tomar cervezas a un bar cercano. Los tres estábamos complacidos con el trío pero que quedaría para nosotros. Por mi parte, bastante satisfecho por haber cogido a María, aunque Raquel del mismo modo me dio momentos interesantes, fue la sorpresa del día. Lo mejor: que me follé a las dos becarias.