Cogida por mi Consuegro

Tras un parentesis en mi relacion, aparecio de improviso un Consuegro que con su enorme aguijon, me cosio a embestidas como hacia tiempo no lo hacia nadie...

Estoy de vuelta tras un largo paréntesis donde mi vida volvió a dar un cambio, pues tras la muerte de mi suegro, el padre de Robert que aunque era esperada por su grave enfermedad, esta ,fue dolorosa, pues ya saben mantuve con él unos buenos momentos de cama… tras el fallecimiento mi pareja Robert decidió que quería volver a su tierra y que le acompañara pues sentía cierta añoranza y decía tenía que volver una temporada a sus orígenes y poner orden en su vida,… yo tras una largas y dolorosa meditación, tome la decisión de quedarme, y nos ofrecimos una tregua en nuestra relación o un paréntesis como se quiera decir para ver que sucedía.

Mi amigo Marcos se enteró de mi postura y me hizo algunas gratas visitas que contare en otro relato, pues el había comenzado una relación con una mujer, aunque la cosa no les funcionaba, pero no quería dañarla y dejarla rápidamente, por lo que lo nuestro fue encuentros en los que el sexo y la buena amistar primaron sobre todo.

Pero la historia que les cuento hoy ocurrió hace un mes cuando mi hija la menor que vivía en Barcelona por su trabajo y a la que veo poco, pues su actitud de independiente, la hacen casi inaccesible a su vida privada, me llamo y me dijo que llevaba viviendo unos seis meses con un italiano de origen español, y que si iban a casar por lo civil, y quería yo fuese la madrina, por lo que me desplace unos días a Barcelona para preparar dicho evento y conocer a mi futuro yerno y familia.

Una vez puesta al día, ya en Barcelona me entere que el padrino iba a ser el Padre de Paulo, que llegaba ese día en un vuelo procedente de Roma, y que por los líos que ellos andaban solucionando de papeleo típico de estas bodas, debía ir yo a recogerlo, y al que le habían reservado también habitación en el Hotel donde yo me hospedaba y que previamente también me habían reservado, pues el piso donde viven ellos, era pequeño y no estaba adaptado para más visitas.

Me entere que era viudo también desde que Paulo era muy pequeño, y que era un Madrileño que se había trasladado a Italia de joven, donde monto un negocio de tiendas de ropa, que creció y le hizo establecerse, aunque su hijo cursaba un master en Barcelona y de allí, el conocer a mi hija.

Solo había visto una fotocopia de un carnet de identidad, para poder identificarlo en el vuelo, y su nombre, Marcelo.

Espere en el hall del aeropuerto la salida del vuelo de Roma, y con la confusión no fui capaz de distinguirlo, por lo que anduve despistada intentando ver a un señor al que imagina mayor con maletas por la zona, cuando para mi sorpresa un hombre de unos 60 años muy pero que muy bien conservados de una estatura sobre 1.85 y con un abrigo largo y elegante que cubrían un traje de gusto exquisito y probablemente muy caro, se me quedo mirando con el móvil en mano como preguntando con el ceñir de la frente si yo era la que iba a recogerlo.

Me dijo, soy Marcelo y tú tienes que ser Tere, pues me mi hijo que llevabas un vestido rojo y que eras muy guapa, y la única con esas características eres tu… haciéndome ruborizar por el cumplido y por lo atractivo que era aquel hombre, que con una pequeña melena corta de pelo blanco, lo hacían tremendamente irresistible.. De hecho no pararon de mirarlo cuando nos dirigíamos a mi coche en el parquin del aeropuerto.

Hablaba todo el trayecto hasta el Hotel, para dejar la maleta y así conocernos, y tras dejar esta nos fuimos a comer antes de reunirnos con la futura pareja, por lo que la confianza fluyo rápidamente.

Su habitación estaba contigua a la mía, y durante los dos días siguientes, previos a la boda, estuvimos prácticamente juntos todo el día, ayudándole al par de tortolitos a preparar el evento, por lo que la amistad surgió rápidamente entre los dos, e incluso algo más, pues a veces nuestras miradas se cruzaban y las retirábamos como adolescentes que esconden sentimientos.

Yo tengo que decir que me había encantado y me tenía loca cuando estaba a su lado hablando, pues irradiaba algo que me hacía estremecer, aunque también miraba lascivamente su bulto, que bien marcado y proporcionaba intuían un buen miembro, pues sus dimensiones aunque disimuladas por el pantalón suelto y elegante, me hacían imaginar que aquello pasaba de lo normal y mucho.

El también miraba mi cuerpo y pechos con disimulo, pues a veces a través de algún espejo del Hotel, vi que se fijaba en el mientras yo caminaba o estaba haciendo otra cosa.

Llego el día de la boda, y todo salió de maravilla, … tras la comida en el Restaurante los llevamos al Aeropuerto pues tomaban un vuelo al caribe para quince días, con un posterior crucero de ocho días, cortesías de su Padre, y aunque intente aportar yo un poco, este no me dejo y dijo que era hijo único y esto corría a su cargo, pero si aceptaba un par de invitaciones a cenar en los próximos días que se quedaría aun en Barcelona, para descansar tras el ajetreo de la boda y el viaje.

Acepte el compromiso y nos dirigimos al Hotel, ya algo distendidos en la conversación que se fue haciendo algo espesa y banal mientras subíamos en el ascensor, como si fuese una premonición de lo que iba a pasar.

Le dije voy a darme una ducha para relajarme y nos vemos en una hora para ir a cenar fuera del hotel,.. Pero un nudo en el estómago me impedía entrar al igual que a él que me miraba nervioso delante de mí, como si fuera a decir vale, pero no se atrevía.. Cuando para mi grata sorpresa agacho la cara y me beso fuertemente… le correspondí con enorme placer y entonces aquel italoespañol se transformó en pasión y lujuria, pues sus manos me abrazaron rápidamente hacia el fundiendo su cuerpo con el mío, mientras seguía besándome a la vez que me introdujo en mi habitación cerrando la puerta con el pie al entrar los dos.

Me separo un instante, para decirme, no sé si esto estará bien, pero Tere, te deseo desde el primer momento que te vi en el aeropuerto y quiero estar contigo y complácete como una diosa.

Yo le respondí lanzándome a besarlo otra vez y de ahí a estar los dos sobres la cama desnudos, pasó un escaso minuto de desenfreno y pasión, en la que nos quitamos la ropa mutuamente aunque yo algo atolondrada cuando iba descubriendo el cuerpazo y las dimensiones colosales que debajo escondían.

A su media melena blanca, le seguía un pectoral muy poblado de vello lacio blanco y negro que me hacía mojarme solo con el rozar mi cara, y de abajo, no les exagero cuando calcule en 24 o 25 centímetros de longitud con un grosor insultante que hacían que mi mano al agarrarlo esta apena pudiera abrazarlo, la cabeza gorda y rosada era enorme pero muy proporcionada, todo adornado con un matorral de pelo en su mayoría negro, que no podían ocultar un par de enorme bolsas que contenían un par de pelotas del golf duras y hermosas.

Quede atolondrada por aquello, que rápidamente se había puesto muy duro, pero no me dio tiempo de asustarme más, pues aquel hombre era un experto en el arte de besar ,acariciar y dominar en la cama, llevándome plácidamente a diversas posturas donde era tratada con lasciva dulzura que no hacían nada más que acrecentar mi placer.

En algunas tuve a mano aquel enorme miembro e intente dulcemente paladearlo , degustando su cabezón con mis expertos labios y sabia lengua, cosa que Marcelo agradecía y hacia que agasajara más mi supurante conejo que ya le había regalado un orgasmo en su primera acometida con la boca.

No sé el tiempo que estuvimos jugando y retozando sobre la cama, lo que si se es que lo tuve rozando por todas las partes de mi cuerpo sintiendo su dureza, hasta que le rogué me penetrara ya que quería sentirlo pero que tuviera mucho cuidado.

Entonces para mi sorpresa se levantó y me dijo, me permites, un momento acercándose al cajón que tenía abierto junto a la cama y que contenía mis medias y ropa interior, dándome una visión ahora de aquel enorme cuerpo con esa protuberancia dura y larga apuntando al frente, que me hizo temblar pero a la vez empapaba más mi almeja supurante..

Tomo un par de juegos de medias y con una me vendo los ojos, mmmmm gemí de placer ante aquel juego ,cuando ahora ato mis manos y las abrió para sujetarlas a los largueros de la cama, dejándome boca arriba sin ver lo que sucedía.. lo sentí llegar entre mi sexo y pensé iba ya a penetrarme cuando con cuidado sus manos abrieron más mis muslos y su boca dio cumplida cuenta de mi sexo pero ahora con avaricia y desenfreno, haciéndome correr como una loca que apenas podía contener los fluidos que tanto deseaba compartir.

Sentí como introducía debajo mi pelvis una toalla doblada que hacia esta subiera y se mostrara más fácil de penetrar a la vez que sentía sus fuertes rodillas abrir mis muslos avisando que el aquel enorme dragón estaba a punto de penetrar en mi supurante gruta, aunque primero sentir como su cabeza rozaba una y otra vez de arriba hacia abajo y viceversa por toda mi abertura, dándome un placer infinito, pues desconocía cuando esta iba a ocupar su espacio.

Le suplique entre sollozos de placer que me penetrara y el dulcemente me pedía tranquilidad, aunque mi cadera replicaba en pequeños saltos buscando ser insertada, el seguía jugando, y ya me iba complaciendo pues su gruesa cabeza había iniciado varias veces un simulacro de incursión en mi zona oscura.

Ahora lo sentía más cerca y su boca se recreaba en los manjares de mis pezones a los que trataba como si fuesen delicadas fresas, sintiendo como su péndulo guiado por su mano iba ya a tomar el camino que me llevaría al paraíso, pues con sumo cuidado me fue penetrando mientras mi respiración se quedaba cortada en espera de la culminación total.

Esta llego con un pequeño golpe final de su cadera que me hizo dar un grito de placer, en ese momento me retiro la venda de la cara y paso a besarme mientras sus movimientos pélvicos me hacía estremecer como hacía tiempo no recordaba, pues eran armoniosos pero constantes y fluidos, haciéndome llegar rápidamente en una explosión de micro orgasmos que hacían de mi sexo un mana de fluidos y placer.

El sabia lo bien que lo estaba haciendo y el placer que me daba pues gozaba como yo, con gemidos masculinos que denotaban placer y dominio de la situación, haciéndome más aun su sumisa esclava sexual.

Cambio de postura soltándome una mano y poniéndome boca abajo tras atar esta otra vez, y volviendo a penetrarme pero esta vez posado sobre mi espalda, sintiendo su aliento y su ajetreada respiración en mi nuca y cuello, mientras ahora apoyado con sus fuertes brazos sobre la cama liberaba mi cuerpo un poco de su peso sintiendo solo su duro sexo entrar y salir en mí.

Me corrí ahora con un orgasmos descomunal que le hizo acelerar e intuí ahora iba a llenarme de su elixir que tan gratamente cuidaba en sus enormes bolas a las que sentía balancear y chocar contra mi sexo cuando culminaba sus profundas penetraciones.

Dio una sesión rápida de golpes secos y profundos y esta fue acompañada de fuertes gemidos y descarga de esa rica nata que ahora fluida por mi interior alimentando mi sexo y entremezclándose con mis jugos a los que espesaba y gratamente complacía, alargando gratamente mi orgasmo, pues no cejaba en las acometidas que ahora eran menos rítmicas, sintiendo como un enorme y duro espolón se había aflojado por un instante, aunque seguía manteniendo un grato grosor y textura.

Paro en sus bombeos y aunque se quedó apoyado sobre mi espalda con todo dentro aun, comencé a recobrar un poco mi aliento, mientras le pedí me soltara, cosa que hizo con delicadeza y dulzura, besando mis manos donde habían sido atadas, así como el resto de mi cuerpo.

Me giro ya hora nos abrazamos y besamos cariñosamente mientras nos recuperábamos, no cesando una de acariciarle su frondoso pecho que me llevaba loca, observando cómo no decrecía ni menguaba aquel portento de rabo que aunque ya no muy tenso si se mantenía todavía enorme.

Le dedique unos largos minutos con mi boca por todo el esplendor y dimensiones de aquel misil, así como los depósitos de combustible a los que chupaba con avaricia y casi devoraba con ímpetu, haciendo que aquel dragón volviera a resurgir nuevamente con un brillo y una dureza insultante.

Ahora lo tomaba con mis dos manos testando su grandeza y lo golpeaba cariñosamente con mis labios que se abrían para intentar degustar su enorme cabeza, pareciendo se iba a desgarrarse la comisura de mi boca ante la entrada de aquel coloso rosado.

Cuando la conseguí tener y paladear parte de ella en mi boca mis manos comenzaron unos suaves masajes por su enormes pelotas que hacían que Marcelo ahora gimiera de placer como un adolescente, avisándome que lo estaba haciendo divinamente como nadie se lo había hecho antes .

Una mano mía se deslizo a través de su duro y terso trasero comprobando aquel hombre era de otro planeta, pues su duro culo parecía moldeado por un escultor a conciencia…. Yo estaba disfrutando mucho cuando me aviso que quería volver a penetrarme, dejando de chupar a regañadientes aquella maravilla aunque sabia me iba a volver a dar mucho placer por otro sitio.

Me tomo y me guio sabiamente inclinándome hacia adelante mientras el posicionándose por atrás me dio ahora una ensartada colosal de metidas y sacadas mucho más fluidas que antes, apoyando yo mi cabeza sobre la cama, mientras por mi boca fluían gemidos y más gemidos mientras él me montaba sujetándome por mis caderas con una profundidad y un placer indescriptible, haciéndome nuevamente caer en un mar de gozo que parecía no tener fin.

Cuando vio tras unos largos minutos mi cuerpo era ya un amasijo de placer casi sin fuerza, saco aquel aguijón y tras acercarlo a mi boca, me pedio se la comiera que deseaba tomara su nata y una no desperdicia esa oportunidad de ver en primera fila como vomita aquel gigante , por lo que tras una sabia y dulce comida este comenzó a lanzar ráfagas de adorable y espesa crema en mi boca, que hizo apenas pudiera degustar y tragar, por la fuerza y cantidad de la misma, recreándome cuando esta finalizo de salir en limpiar los restos del conducto con masajes suaves y persistentes por toda su longitud.

Esta vez era el que quedo medio agotado y su respiración lo delataba, tumbándose todo lo grande que era junto a mí en la cama, para recuperarse de aquel momento mágico.

Nos duchamos juntos y me trato en la ducha como una reina pues me enjabono todos los rincones de mi cuerpo con una delicadeza que casi me hace explotar de placer, pero lo reservamos para la noche cuando regresamos de cenar y tomar unas copas en Barcelona.

Por la noche ya de madrugada a la entrada de la habitación , me dijo voy a…….