Cogida en la calle

Cuándo las ganas son más no importa dónde y cómo, lo importante es disfrutarnos

Hoy no era la excepción, teníamos otro día de locos, pero como siempre, tratábamos de sacar un poco de tiempo para vernos; así que se nos ocurrió una nueva travesura. Mientras Rafa venía a casa a recogerme, yo había guardado una falda negra en mi cartera, queríamos ir al parque a jugar un poco, pero él tenía que realizar un trámite importante.

Mientras esperábamos, decidimos caminar un poco, las calles lucían un poco desoladas a medida que íbamos avanzando, conversábamos de varias cosas hasta que llegamos a una construcción, no había nadie y tenía una esquina perfecta para cumplir nuestros deseos.

Decidimos ir hasta ahí, él comentó que podría chuparle la verga, y yo que soy adicta a ella, de inmediato le pedí que la sacara, me agaché y la introduje en mi boca, empecé a saborearla lentamente, quería disfrutar de ella. Posteriormente me levanté y me puse la falda que tenía guardada, estaba lista para nuestra travesura.

Me puso contra las rejas de una puerta, levantó mi falda e introdujo su verga en mi conchita, me dio dos clavadas y después de eso volví a chupársela, pero en esta ocasión sería diferente, porque no contaba con que una señora que pasaba por ahí me vería, jajaja. Por más que quise hacerme la loca, los hechos hablaban por sí solos.

Sabíamos que eso no nos iba a detener así que volví a chupársela, quería que esté lista para comérmela, pasaron dos minutos y me puse nuevamente contra la reja, levanté un poco la pierna y moví el hilo para que pueda introducir su verga rica y mojada. No puedo describir la sensación de placer que estaba experimentando, me excitaba el saber que me estaba cogiendo en la calle.

Y cómo somos tan arriesgados, Rafa decidió sentarse en una grada y sacar su verga, yo me senté encima de él y empecé a moverme lentamente de adelante hacia atrás, despacio, luego rápido y en ocasiones de manera circular, estaba tan mojada que se me salía la verga, pero nuevamente me la metía, mientras me movía, su mano recorrería mis tetas, sentía cómo jugaba con mis pezones, no podía dejar de gemir.

Minutos después pasó un carro, dejé de moverme y nos hicimos los locos, pero eso tampoco pararía las ganas que teníamos, seguí montándolo y moviéndome despacio hasta que Rafa me dijo que iba a terminar, pufff sentí cómo explotó dentro de mí, no quería que sacara su verga de mi conchita, pero debíamos irnos.

Mientras regresábamos sentía lo mojada que estaba, hacía mucho calor, y decidimos ir por un helado, cuando llegamos al lugar dónde tenía que hacer su trámite, me quedé en una esquina disfrutando de mi helado; mientras tanto sentía que la leche me chorreaba por la pierna, en ese momento decidí introducir mi mano en la parte de atrás de la falda para ver qué tan mojada estaba, cuando la saqué vi mis dedos completamente mojados y ahí supe que lo había exprimido y me había dejado todo su semen.