Cocorock Me fallo, le falle

- Eres un hijo de puta, me la metiste toda - Tranquilo huevon, y háblame bonito o...

El nuevo compañero de la promoción era un muchacho evidentemente mayor que el resto de toda la clase. Al contarnos su historia en el descanso del primer día que se unió a nosotros, nos enteramos que tenía 19 años, repitió 3 años escolares y se unía a nosotros (que acabábamos de retornar del descanso de medio año) para terminar en diciembre junto con nosotros, no solo el año escolar, sino también nuestra vida como escolares.

Había pasado un año y medio desde que conocí a Paul y desde entonces no había dejado de tener sexo ocasional con él. Había aprendido a tomar (sin embriagarme tan incómodamente rápido), hice amigos en el colegio (no era precisamente antisocial pero tampoco el más popular), y ciertamente mi físico había cambiado mucho.

La historia que contare a continuación sucede 17 meses luego de mi último relato COCOROCKSin Amor.

Luego de lo último que les conté, pronto empezaron las clases, aparte de esa responsabilidad me comprometí mucho con el club de futbol, y descuidaba durante toda la temporada los estudios escolares porque en el último instante, Paul, mi tutor personal, me enseñaba de tal forma que aprobaba todas las materias con calificaciones que no eran las mejores pero me permitían relajarme todo el año sin necesidad de reprobar ningún curso.

Más de un año en el futbol que practicaba 4 o 5 veces por semana más el propio desarrollo del cuerpo realmente me transformaron. A pesar de mi cara de niño tenía mucha barba (de hecho era el único en mi clase que tenía barba de hombre) mi voz había cambiado algo, pero seguía siendo infantil, había crecido mucho en ese tiempo, llegue a 1.80 superando por 3 centímetros a mi hermano y nada, delgado como siempre, con un algo de piernas (y trasero) pero que sí estaban notablemente más duritas por el deporte.

Durante toda esta temporada Paul me había comentado 3 y hasta 4 veces (durante nuestras sesiones de sexo) que mi verga estaba creciendo mucho, honestamente lejos de las pajas que yo (o el) me hacía, no le daba mucha importancia a mi verga en general, pero si tenía una ligera percepción de su cambio, de todas maneras todo yo estaba cambiando.

De pronto estábamos a una semana de la fiesta (evento) que organizamos para recaudar fondos para el viaje de promoción, coincidentemente la fecha era el día del cumpleaños de mi mejor amiga Celi así que yo acordé con mis compañeros de clase que abonaría la cuota pero que no participaría del evento.

El día de ambos eventos, me preparé para salir con las justas de tiempo, me había quedado dormido mirando una película y ya estaba con la hora, Celi, bueno, ella es muy jodida con la hora. Entonces me apure a cambiarme, tenía el regalo listo, sus papas le habían organizado una cena pues ella cumplía 18 y luego de eso nos iríamos a una discoteca  (ese plan no me gustaba nada)

La cena bien, fueron muchos de sus primos, yo los conocía a todos pues Celi para aquel entonces era mi mejor amiga hacía 8 años aproximadamente.

Llegamos a la disco y el amable señor de seguridad no me permitió ingresar por no contar con documentos. Celi se molestó mucho con él pero yo no quería que se tome la molestia (ni tenía ganas de estar ahí). Me despedí afectuosamente de ella y me di media vuelta hacia donde me lleven mis pies.

Mis opciones eran ver a Paul, o ir a la fiesta de mi clase. La necesidad de sexo predomino, al haberme alistado tan tarde no tuve tiempo de pajearme y eso realmente era jodido porque ante cualquier cosa una erección era… incomodo. Entonces fui donde Paul.

-          No puede ser que hoy todo el mundo tenga un evento – Yo en un teléfono público

-          Si amiguito, justo hoy era esta estúpida fiesta  de la compañía de mi Papá, al no estar él tuve que venir a representarlo.

-          Bien, bueno. Si llegas temprano avísame.

Para entonces habíamos desarrollado una técnica para pasarnos la voz sin llamar a la puerta, era todo un éxito. Tome la siguiente ruta.

-          Hola, ¿tú quién eres? – Una muchacha exageradamente maquillada estaba en el ingreso del local del evento de mi curso.

-          Soy Jorge, voy en esta clase, debería estar en esta fiesta hace horas.

-          Ya veo, yo soy Rafaela, soy de la promoción del año pasado.

-          Si sabía que vendría toda tu promoción.

-          Vaya, genial, eres un muchacho muy bien informado y guapo.

-          Gracias – Me puse color tomate.

-          Pasa, adelante, al rato iré a tomar una cerveza contigo.

-          No hay alcohol, somos menores de edad.

-          Nosotros trajimos alcohol.

-          Genial, te veo luego entonces – Le guiñe un ojo, era todo un coqueto con las chicas.

Al saber que habría alcohol la fiesta lucía diferente, ubique a un grupo de amigos, conversamos un rato, todo muy bien, entonces fui hasta la puerta del local escabulléndome entre la gente y saque la pipa para dar unas lanzadas y estar más “contento”. Ubique un lugar que parecía ser la puerta lateral del local, como había bastante espacio antes de la reja tenía un “refugio” para poder fumar. Entonces hice lo mío. Respire un par de veces y me dispuse a volver cuando veo que Miguel (El nuevo compañero, repitente, con antecedentes criminales {ok no eso no} de mala fama, muy mayor para nosotros etc., etc., etc.) viene hasta donde yo estaba.

-          ¿Qué haces por aquí?

-          Hola Miguel, nada, solo estaba llegando a la fiesta.

-          Pero te vi ahí dentro hace unos minutos.

-          Si bueno, Salí a tomar un poco de aire.

-          Uhm… ya veo… y dime, porque el aire a tu alrededor huele a marihuana.

Ok, no tenía argumentos para negar eso. Así que luego de una divertida charla empezamos a lanzar de su pipa que era bastante más profesional que la mía, justo en el instante que las guardamos un auto se estacionó delante de nosotros, eran compañeros de la promoción anterior que llegaban con el trago.

La fiesta se puso algo más salvaje, algunos compañeros (sobre todo los más tranquilos) empezaron a irse, los de la promoción mayor seguían ahí, y muchos de ese grupo conocían a Miguel.

Eran como las 4 de la mañana, ya habíamos tomado demasiado, de mi clase solo quedábamos Miguel, yo y 4 compañeros más. Había varios de la promoción mayor que estaban muy borrachos y ya casi nadie bailaba, todos se dedicaron a fumar cigarrillos. De pronto Miguel me hizo una señal para ir a lanzar nuevamente, en ese momento me di cuenta que ya me había subido el trago.

Lo seguí y fuimos a la salida de emergencia, de pronto note que había una especie de almacén de ropa (ropero) al costado de esa salida, y Miguel me hizo una señal para que entrara.

Luego que fumamos un buen rato Miguel me dijo

-          Tomas mucho para ser un niñito

-          No soy un niñito webon, tengo 16.

-          Eres un niñito alto, y bastante malcriado para tomar como tomas y lanzar como lanzas.

-          Y según tu cuando dejare de ser un niñito.

-          Cuando tienes sexo dejas de ser un niñito.

-          Está bien (no podía aceptar que ya lo había hecho pero con chicos, y para colmo yo nunca la había metido por ningún lado) – Supongo que pasará algún día.

-          Porque no afanas a Rafaela, esa es más que fácil, y hoy te quitas lo pito.

-          No sé, y si no quiere – Dude.

-          Por ahí escuche que le gustaste y que quería bailar contigo.

-          Estas jodiendo, no en verdad prefiero no hacerlo en este estado.

-          Asu man, empiezo a creer q eres maricón.

-          No flaco, eso no

-          ¿No? – Dijo poniendo sus manos en su cinturón  y desabrochándolos a una velocidad sónica – Entonces no te incomodará que mee delante de ti ¿verdad?, porque eh observado que nunca vas al baño con nadie en el colegio (dijo mientras meaba), lo haces solo durante clase, que temes, que se te pare por ver otra polla.

Estaba completamente sacado de onda, ¿qué pretendía ese tío, que le diga que si era maricón?

-          Miguel, estás equivocado conmigo, perdón, no me interesa esto, yo tengo una relación o algo así con una persona a la que respeto mucho.

-          A que te refieres con algo así.

-          Que me veo con alguien y creo que con esa persona será mi primera vez – Trague saliva, me di cuenta que tenía su verga muerta en la mano y empecé a ponerme nervioso – por el momento no estoy interesado en el sexo con nadie más, creo que aún no es el momento para mí.

-          O vaya, pensé que me dirías que te gustaba algún compañerito del salón, oye yo voy a ser honesto contigo, me gusta tu culo huevon, y yo solo cojo culos ricos, de patas o de flacas, da igual, pero solo culos, porque no quiero hijos. – Eso fue demasiada información para mí.

-          De acuerdo, bueno – el nerviosismo me hizo dudar – espero que encuentres lo que buscas, la Rafaela ¿no dices?

-          No tío, a esa ya me la tire, pero su amiga Silvana, esa si esta pita, no entrega ni chochito ni culito a nadie aun.

-          Tú sabes la vida de todo el mundo.

Miguel termino de acomodarse el pantalón, y yo me fui directo a la salida y a mi casa.

Todo el domingo me la pase tirado en mi cama pensando en lo que me había dicho Miguel,  que él solo cogía culitos ricos, realmente no estaba interesado en él, no era feo, pero yo tenía lo mío con Paul y eso estaba bien.

A eso de las 7 de la noche Paul me busco, me dijo que quería comer una pizza, fui a su casa y salió a recibirme con las llaves de la camioneta en la mano, me dijo que quería ir a algún lugar a comer, no en casa (demonios, yo quería sexo salvaje)

Luego de cenar Paul me preguntó si quería que me dejara en el parque para no dejarme en la puerta de mi casa o en la suya que estaba más lejos.

-          Son ideas mías o no quieres tener sexo hoy.

-          No realmente – me dijo muy tranquilo viendo a cualquier parte menos a mí – no todo en la vida es sexo sabes.

-          Bien, supongo que está bien – estaba realmente incomodo por lo que había dicho.

-          Además – dijo aun viendo al frente y poniéndose algo colorado – descargue hoy temprano y no siento muchas ganas ahora.

-          Vaya, es eso, yo pensaba que no te pajeabas.

-          Es que, no fue precisamente una paja.

-          Que fue entonces.

-          Anoche vine con alguien a casa y…

Ya había escuchado suficiente, me sentí traicionado completamente por el hombre al que amaba y respetaba aunque no era mi pareja. Baje del carro y me fui a mi casa, no me siguió, tampoco encendió el auto para continuar.

Había pasado toda la semana sin saber nada de Paul ni el de mí, estaba triste, no fui al futbol ni un solo día, solo del colegio a mi casa, ahí tampoco sentía ganas de conversar con nadie. Realmente fue la peor semana de mi vida.

-          Hey amiguito – Miguel me alcanzo casi corriendo cuando me alejaba del colegio el viernes para volver a casa.

-          Hola – dije desanimado.

-          Hoy en la noche hay una reunión genial con gente de mi anterior cole, son promoción también, como de tu edad.

-          Qué bueno, espero que te diviertas.

-          ¡Hey! Es una invitación a ir conmigo.

-          Disculpa no estoy de ánimos para fiestas.

-          Yo tengo algo para animarnos rico antes de ir, es un colegio de santurrones, vamos a meter terror por ahí, que dices, no seas sonso.

De alguna forma la insistencia de Miguel pudo más y le dije que pase por mí a las 7. Así fue, 7 en punto en la puerta de mi casa, desde la ventana lo vi y le hice una señal para que me espere.

Fuimos a un parque bastante solitario donde estuvimos cerca de 40 minutos lanzando sin decir una palabra. Finalmente el hablo.

-          Oye man, disculpa por lo del otro día, es que cuando tomo me sale la mariconada y me pongo arrecho.

-          No te preocupes, la verdad, hubiera aceptado hacer algo contigo ese día,  mi pareja me fallo

-          ¿Tienes pareja?

-          Bueno la persona con la que salía, ese día tuvo una reunión y se levantó alguien ahí y se fueron a coger y puta, me llego, me sentí traicionado.

-          Asu man, no tenía idea. Pero entonces, si eres gay.

-          Si, supongo que sí.

-          Bueno yo creo que soy bi, me gusta con chicos y chicas.

-          Qué bien. Oye Miguel realmente no quiero ir a la fiesta, gracias por la invitación pero yo preferiría volver a mi casa.

-          Bueno, vale. Te acompaño pero primero acompáñame por unas cervezas.

Pasamos por una bodega y compramos 6 latas, la primera la tomamos como se dice seco y volteado y seguimos caminando bebiendo la segunda cada uno. Estábamos a cierta distancia de mi casa, yo quería que él se fuera para irme tranquilo antes que me suba la cerveza pero al parecer él no tenía intenciones.

-          Oye ya se me quitaron también las ganas de ir a mi casa, te van los juego de play station, tengo consola en casa, si quieres podemos jugar

-          No sé, realmente estoy desanimado.

-          Dale man, mis papas no suben por nada a mi cuarto y ahí podemos lanzar tranquilos, no te vas a quedar en casa en pleno sábado.

Llegamos a su cuarto, y ya tenía 3 cervezas adentro.

-          Entonces, a penas conoces el amor y ya te fallaron.

-          Prefiero no hablar de eso.

-          Está bien, vamos a jugar.

Nos acomodamos en su cama, cada uno por un lado, inevitablemente por algún movimiento cada cierto rato nuestros hombros chocaban. Al pasar el rato me di cuenta que Miguel lo hacía a propósito.

-          La luz me cansa un poco la vista, te molesta si la apago.

-          Normal, no hay problema.

Continúo la misma situación, entonces empecé a hacer lo mismo, y de pronto entre juego y juego por fin pude vencerlo en una ronda, aventó el mando a la cama como diciendo “no puede ser” y con la palma de su mano me felicitó palmeando mi muslo. Instintivamente (como si estuviera con Paul) hice lo mismo, pero yo gire mi cara para buscar la suya, y la encontré, era la primera vez que me correspondían de esa forma, Paul jamás me había permitido besarle de esa manera espontánea.

-          Disculpa, creo que es mejor que me vaya.

-          Está bien, ambos queríamos que suceda.

-          Yo no quería que suceda.

-          Oye tranquilo si, que esto va a pasar de todas maneras, a nuestra edad no necesitamos mucho preámbulo para tener sexo.

-          Pero yo no quiero tener sexo contigo.

-          Claro que quieres, hace rato estuviste viéndome el bulto cuando se me paró – era cierto

-          Bien de acuerdo, quieres follar, follemos.

El alcohol, la hierba, son una combinación peligrosa en mí, de pronto Miguel alababa mis nalgas que empezaban a volverse velludas mordiéndolas con el pantalón por debajo de ellas. Entonces empezó a meterme un dedo ensalivado.

-          Déjame quitarme toda la ropa.

-          No, así está bien, me da mucho morbo coger con la ropa puesta,

-          Miguel estaba de pie sobando su verga con mi culo con el pantalón hasta debajo de los huevos y yo con el pantalón debajo de las nalgas y la verga dentro, estaba empezando a excitarme y eso iba a doler.

Miguel uso mucha saliva para embadurnar su verga y empezó a intentar meterla así como quien juega tiro al blanco, no era el momento correcto para hacer eso. Entonces le dije que espere y me agache dándome vuelta y quedando mi boca a la altura de su polla, de un bocado me la comí toda, no era muy grande, entre 17 y 18 cm. Sus gemidos sonaron tan fuerte por lo que le estaba haciendo que pensé que se desplomaría, pero eso no pasó, se vino en mi boca en una razonable cantidad, pero me dejó con las ganas. Entonces la retuve ahí, ahora sus gemidos eran de medio dolor con más placer del que el cuerpo aguanta. Y saque mi verga para empezar a pajearla. Lo hacía con ganas y Miguel se dio cuenta, bajo la mirada y me dijo:

-          Joder que tal pingasa la que te manejas.

-          ¿sí? Yo la veo normal.

-          Te habrás burlado de mi polla cuando te la comiste.

-          No, como crees. Dejemos de charlar o ya no quieres que te la chupe.

-          Si quiero, pero, la verdad, también me gustaría probar la tuya.

-          Bien, dale.

Era la primera vez que me mamarían la verga. Grave error amiguito Miguel

Empezó torpemente, se notaba que no lo había hecho, o lo había hecho muy pocas veces, metía un poco los dientes pero lejos de molestarme eso me gustaba mucho. De pronto yo lo agarre de los pelos, me había puesto realmente a mil, lo vi con una mirada de esas que dicen “te voy a violar y te va a doler”, lo bese salvajemente, me puse derecho y le metí mi verga hasta que sentí que se ahogaba, entonces la saque. Estaba descontrolado, los placeres que había sentido por esa torpe mamada me sacaron de mis 5 sentidos, quería meterla y descargar.

Medio instintivamente lo puse de pie, lo bese un poco y de alguna forma hice que se volteara, entonces me di cuenta que tenía un curioso tatuaje a la altura donde va la cintura del pantalón, pequeño pero gracioso, puse mi verga medio entre sus nalgas y ¡Dios! Que sensación, era distinto a estar con Paul el hombre mono, a él solo le había topado mi verga con sus muslos o su pecho lleno de vellos, pero Miguel era lampiño y eso era diferente, también me estaba gustando.

Entonces me puse de rodillas e hice lo que Paul me hizo alguna vez, pero sin la pregunta de rigor, simplemente metí mi nariz, boca y todo lo que cabía entre sus nalgas y saque lo más que pude la lengua, su ano no puso ninguna resistencia, entonces mi curiosidad gano.

-          Ya estuvo alguien por aquí cierto.

-          Si – Respondió Miguel, y en la oscuridad me di cuenta que se había puesto muy rojo – fue hace mucho tiempo, pero esa persona no tenía la verga tan enorme como la tienes tú.

-          Tranquilo, haré esto mucho rato, sé que ayuda porque yo suelo comerme una más grande que la mía.

Entonces enterré nuevamente mi lengua en esa parte tan sagrada y poco visitada de Miguel, y descubrí porque Paul me pregunto la primera vez si me había ocupado luego de mi último baño, no encontré propiamente ese fluido, pero si sabores, tal vez más de lo que esperaba, lejos de molestarme aquello me estaba gustando y excitando más de la cuenta.

Llevaba más de 15 minutos lamiendo su orto cuando me dijo.

-          Quiero q me la metas, pero primero déjame lanzar un poco.

Tomamos los porros, lanzamos varias veces, le lamí el culo un instante más y me puse de pie. Detrás de él, apoyé la cabeza de mi verga en la entrada de su culo y le metí toda la cabeza de golpe (no pueden culparme, era mi primera vez haciendo eso) Miguel gritó y quiso zafarse pero yo lo tenía abrazado muy fuerte de la cintura.

-          Me duele demasiado.

-          Espera, disculpa, es la primera vez q la meto, sé que debemos dejarla ahí antes de avanzar más.

-          No quiero, sácala.

-          Quieto – Sabía lo que quería y lo iba a conseguir.

-          Por favor Jorge me estás haciendo daño

-          Tranquilo – me dije mientras me acerque a su oído y empecé a meterle la lengua por ahí mientras con una de mis manos cogía su verga firmemente.

-          Por favor – Miguel soltó una lagrima, realmente lo estaba dañando.

-          Quiero Miguel, querías saber si era maricón, y sí, soy maricon y me gusta coger culos ricos – Lo se repetí sus palabras como si de alguna forma hubiese querido vengarme de él.

Entonces noté que al pasar un par de minutos en esa posición, él ya no se quejaba y por el contrario hacía el culo ligeramente hacia atrás, entonces empecé a empujar duro pero parejo, seguí y seguí, sentía como algo se iba rompiendo dentro de él conforme mi verga avanzaba, veía a través del espejo como miguen se mordía con mucha fuerza los labios realmente estaba sufriendo, pero de alguna forma yo sabía que eso le estaba gustando. Finalmente mis huevos toparon con sus nalgas, solo entonces Miguel soltó el aire y cuando abrió los ojos vi como de cada uno le dolió una lágrima.

-          Eres un hijo de puta, me la metiste toda

-          Tranquilo huevon, y háblame bonito o te reviento el culo ahora mismo.

-          Espera, no, por favor, déjalo ahí, tengo que acostumbrarme.

-          Ya vez, eso está mejor.

Deje mi verga en lo más profundo del culo de Miguel, no sé si pasaron muchos o pocos minutos, mi instinto animal estaba ahí a punto de explotar y cogérmelo como nunca, pero por otro lado sabía qué es tener una verga grande dentro y eso toma un rato.

De Pronto gira su cabeza buscando mi boca, me da un pico y me dice “follame despacio”. Tenía carta abierta para empezar a bombear. Suave, suave, suave… él empezó a gemir y yo a acelerar. Cada embestida era más fuerte que la anterior hasta q me pidió que pare.

-          Ven – me dijo llevándome hasta el borde de su cama, era bastante alta. Se apoyó de espaldas y levanto sus piernas – siempre veo esto en las películas y siempre lo he querido intentar. Desde el otro lado pero aquí me tienes.

Apoye sus tobillos sobre mis hombros y ubique su huequito, empecé a meterla y ahí sí conocí lo que era el placer de disfrutar penetrar, fue demasiado bueno, veía en su cara el placer que mi verga le estaba proporcionando y me estaba proporcionando a mí, sentía perfectamente cada centímetro que ingresaba y cada centímetro que salía, estaba en la gloria y Miguel también, tanto que al cabo de un instante cuando yo ya estaba follando salvajemente empezó a correrse sobre su pecho, su ano empezó a contraerse de una forma tan deliciosa que no pude evitar dejarle todo mi semen, sentí que el alma se me iba en esa eyaculación por la cantidad y la fuerza con la que sentía que brotaba, fue increíble. Al cabo de un rato y aun completamente erecto salí de su cuerpo, él tenía una sonrisa como esa que te queda luego de hacerte mil pajas leyendo relatos… sí, esa cara.

-          Por favor no vayas a comentar eso con nadie – Me decía mientras nos poníamos la ropa

-          Claro que no, esto queda aquí.

-          No quiero que piensen que soy maricón.

-          No te preocupes, en serio, esto queda aquí, esto no vuelve a pasar y será un secreto entre los dos.

-          Oye – me dijo – Yo si quiero que vuelva a pasar, te dije que me gusta tu culo.

-          Está bien podemos coordinarlo otro día.

-          Vale, entonces es un trato.

Eran cerca de las 3:30 de la mañana cuando llegaba a mi casa, previo dar una vuelta por la casa de Paul, la luz de su cuarto estaba encendida así que no estaba tirando, probablemente estaba solo, borracho y horneado ahí.

Ahora yo tenía sentimiento de culpa, le había fallado.