Club de Cornudos, Putas y Machos 6- Cuernos

Mi nombre es Claudia y en esta serie narro como me transformé de una chica buena en una auténtica zorra sumisa. En esta sexta entrega pasaré haré crecer los cuernos de mi novio con el objetivo de entrenarle para la cena de Jacobo y Alba.

Di media vuelta al coche lo más rápido que pude y cuando ya la había perdido de vista me guardé mis pechos. Y una mierda iba a obedecer a esta zorra, Jacobo era el único que tenía ese control sobre mí. Conduje hacia mi casa y he de reconocer que en algún momento algo de dentro me pedía sacarme los pechos para contentar a la zorra de Alba. Supongo que tanto golpe, humillación y chantaje habían algo hecho algo de mella en mi subconsciente, pero me resistí a contentar a esa arpía.

Llegué a mi casa y cogí una maleta pequeña con la ropa y las cosas necesarias para pasar hasta el viernes en casa de Javi. Cuando entré por la puerta pasé directamente a su habitación a deshacer la maleta mientras él me seguía explicando su versión de la escena con la supuesta zorra. Sinceramente se había preparado el discurso. Parecería creíble salvo porque esa zorra misteriosa era yo y conocía de primera mano todo lo que había ocurrido.

-       ¿Tú has estado con otro? – me preguntó sumiso.

-       Y qué si he estado. ¿Me lo preguntas porque si yo he estado con otro tío tú podías zorrear con una cualquiera? – respondí ofendida

-       No, Claudia no es eso... Ya te he pedido perdón, no volverá a ocurrir – trató de explicarse.

-       Jacobo el estilo de vida que yo busco ahora es muy claro. Me excita muchísimo acostarme con otros hombres teniendo novio y quiero una pareja que lo acepte – le expliqué sincera.

-       Lo entiendo Claudia de verdad. Nunca te lo dije porque te vi muy... Joven. Pero es algo con lo que siempre he fantaseado. Siempre te he imaginado con otros tíos, pero no quería que pensaras que soy un enfermo – me confesó. Parecía sincero, aunque no sabía si esa sinceridad esa fruto de su castidad.

-       Soy más madura de lo que te crees... Siempre me has tratado como una niña.

-       Si te soy sincero, a parte de verte demasiado joven para una fantasía así, siempre creí que aunque tú quisieras yo no sería capaz de dar el paso... Te veía algo sumisa durante el sexo. Pero hace unos días no sé que te ocurrió que te transformaste, conseguiste hacerme perder el control y obtenerlo en su totalidad, no sé que fue lo que te ocurrió pero no soy capaz de dejar de pensar en ti en cada minuto del día, Claudia. Me estás volviendo completamente loco. He dicho que estaba muy enfermo y no podría ir a trabajar. Desde que fundé la empresa hace 2 años no he faltado ni un solo día. Todo lo hago por ti – recitó. Me pareció muy bonito. La castidad masculina y el tease and denial me estaban pareciendo algo tan valioso... Saqué la llave de mi escote y le pedí que se bajara los pantalones. Le desabroché el dispositivo de castidad.

-       No creas que te vas a poder correr. Sólo quiero jugar contigo – vi la frustración reflejada en su cara. Qué mono estaba tan sumiso y tan entregado a mí – El sábado me follé a otro – le solté sin dilación.

Su cara cambió. Por unos segundos fue un rostro de sorpresa, en ese momento tuve miedo de que reaccionase mal, pero pronto pareció aceptarlo y por lo que decía su polla, parecía que no le había disgustado del todo la noticia.

-       Pero que zorrearas con otra, me ha jodido la fantasía, Javi – le reñí. Realmente era increíble el poder que estaba ganando. Le confesaba a mi novio haberme follado a otro tío mientras le echaba la bronca por haber tonteado con  una.

-       No he zorreado Claudia, de verdad, y siento haberte jodido la fantasía pero... no sé, estoy algo en shock, son mis primeros cuernos. ¿No?

-       Sí, Javi, son los primeros. Pero no los últimos – vi como su polla se endurecía aún más – Y no te hagas el ofendido que ya tienes la polla dura y ni te he tocado, ni me has visto un centímetro de mi cuerpo.

-       No, no estoy ofendido. Ya te he dicho que me pone que tengas esa libertad, es sólo que me cuesta algo asimilarlo, pero no te recriminaba nada, perdona.

-       Bueno, voy a ayudar a que lo asimiles – le dije coqueta – pon las manos a la espalda, como si estuvieras esposado y no las muevas ni un centímetro.

Empecé a inventarme una historia. Le dije que conocí a un tío en una discoteca y acabé en el baño con él. Mientras se lo iba contando iba tocando su polla. Sin llegar a hacerle una paja normal con la mano cerrada, se la cogía con tres dedos y movía arriba y abajo lentamente. No quería que se corriera sólo calentarle aún más. En momentos de la historia se la soltaba, aumentaba el ritmo, se la cogía con más dedos, jugaba con él volviéndole loco. Le conté que me puso contra la pared, me sacó las tetas y me sobó todo lo que quiso. Le detallé como me las comía y como mordisqueaba mis pezones mientras yo gemía de la calentura.

Proseguí explicándole que sacó su polla enorme y que me folló cogiéndome en brazos. Era algo que Javi nunca me había hecho porque aunque podía sostenerme en cuello, no era capaz de follarme a la vez y sabía que le fastidiaría. Vi su cara de frustración, qué mono estaba. Siguió follándome durante un tiempo prolongado en sus brazos, le conté que me sentí su sumisa ante tal demostración de fuerza y tuve un orgasmo en sus brazos. Nunca había visto a Javi con esa cara. Parecía fuera de sí del placer, aunque tenía una mezcla de rabia y celos. Proseguí con mi historia contándole que luego me colocó sobre el wc de rodillas, me puso el culo en pompa y me folló hasta correrse dándome unos azotes en ese momento. En el momento que escuchó lo de los azotes tuvo un pequeño espasmo. Le excitaba aunque le celaba no ser él, el que me azotase.

-       Qué hijo de puta ese tío, yo quiero azotarte... – Me dijo muy salido y fuera de sí.

-       No... – reí – Tú estás aquí sin mover las manos de tu espalda mientras yo juego contigo y me pedirás siempre permiso para tocarme o correrte. Él era un macho alpha que me puso contra la pared e hizo lo que quiso conmigo. Me utilizó para su placer, ¿verdad que entiendes la diferencia? – le dije con voz de niña buena.

-       Sí... La entiendo – dijo jadeando – pero me da rabia no poder ser yo también ese tío.

-       ¿Qué pasa, que ya no te gusta ser mi perrito faldero obediente? – le dije siguiendo con esa voz juguetona a la vez que paraba de tocarle la polla y me agachaba como si fuese a hacerle una mamada. Él suspiró ante tal posibilidad.

-       Sí... Me pone mucho verte tan zorra y ser tu perrito faldero pero... ¿No podría ser las dos cosas? Ir alternando.

-       No – reí a la vez que cogía sus testículos y pasaba la punta de mi lengua desde la base de la polla hasta el glande – tú te comportas como un perrito faldero y eso me excita, pero entonces no puedes ser un macho alpha.

-       Podría serlo te lo aseguro... Y de hecho quiero serlo alguna vez, follarte y azotarte como te mereces – me dijo jadeante. Yo seguía lamiéndole la polla pero muy suave y despacio, sin llegar a mamársela en ningún momento, sólo quería prolongar su estado de excitación máxima. Sabía que si se la chupaba se correría en 5 segundos ya que le notaba al límite.

-       No, no puedes, Javi. Un macho alpha en tu situación, me habría agarrado la cabeza y me habría obligado a chupársela hasta correrse en mi boca. Sin preguntar, ni pedir permiso. Actúan así porque se lo merecen y saben que tienen derecho a recibir ese placer y ese trato. Tú no, tú aguantas con los brazos en la espalda, en un estado de máxima excitación, escuchando cómo ayer otro tío se follaba a tu novia en un baño y sin saber siquiera si podrás correrte – dije lamiendo un poco más intenso – y eso te encanta. – veía cómo dudaba si cogerme la cabeza y demostrarme que él también era un macho de verdad o seguir obediente, pero pronto se rindió.

-       Joder Claudia sí... Me pone mucho pero no quiero que me veas como un pringado, no quiero perderte.

-       Ssshhh – le dije mientras le ponía un dedo en la boca - ¿Quién ha dicho que vayas a perderme? Te amo y te quiero en mi vida, quiero que nunca te separes de mí, que seas como siempre, pero en el sexo necesito tenerte como un perrito faldero obediente que me permita disfrutar con otros tío y sea atento y sumiso conmigo – le dije mientras le pajeaba lentamente.

-       Me pone ser sumiso contigo, aunque también me pone follarte y azotarte como ese tío – me confesó salido.

-       Bueno, eso no es culpa tuya, es mía, porque es mi deber entrenarte – dije parafraseando a Jacobo. – pero no me excita que un perrito faldero me azote, Javi, lo siento. – sentí su frustración al escucharme eso. Quizás estaba yendo muy rápido.

-       Claudia por favor... – me dijo suplicante. Le cogí la polla y empecé a pajearle.

-       Javi, necesito que asumas que ya no llevas la voz cantante en el sexo y que por el momento no me rebajaré a chupártela, ni me follarás sin permiso ni te correrás sin permiso.

-       Vale, lo asumo – dijo jadeante - ¿Puedo correrme?

-       No – dije al tiempo que paraba en seco – Correrte es algo que debes de ganarte, aunque sea un derecho para mí, a partir de ahora es un premio para ti y Javi, repasemos los hechos, me has jodido mi fantasía de follarme a otro tío mientras tú estás en castidad zorreando con esa puta de mierda – dije sabiendo que esa puta era yo - Y ahora, aún estando tan excitado no hacías más que ponerme pegas queriendo hacer cosas que no quiero permitirte – le reñía – Sinceramente, ¿crees que te mereces correrte?

Javi agachó la cabeza derrotado, pero sin mover aún sus brazos de la espalda. Respiraba fuerte, nunca le había visto tan excitado.

-       Tienes toda la razón del mundo Claudia y te quiero pedir perdón de verdad. Creo que no me lo he ganado, pero nunca he estado tan salido en mi vida y quiero preguntarte qué puedo hacer para ganármelo.

-       Para empezar tráeme tu portátil y prepárame algo de merendar, a ver si se me ocurre algo que pueda hacer que te ganes tu orgasmo – le dije seria mientras me tiraba en el sofá.

Mis órdenes no se hicieron esperar, rápidamente me trajo su portátil y se fue a la cocina a prepararme algo. Era maravilloso tener un novio tan atento y que consintiera sus cuernos en busca de mi placer. Respiré profundamente disfrutando el momento e introduje en el navegador la web que me había dado Jacobo. Al pulsar enter apareció el título de Shantom y dos apartados para meter usuario y contraseña. Miré el papel que tenía y accedí a un área privada. “Bienvenida Aspirante a Sumisa, Claudia” se leía al principio de la página y debajo aparecía el cuarto de círculo y el número 3. Era una página para mí dentro del club en el que tenía acceso a mis datos personales, medidas (para esto me midió Jacobo), gráficas de excitación, de placer, ejercicio diario que realizaba. Me tenían totalmente controlada y no me hacía mucha gracia si soy sincera, aunque por lo que encontré no sólo tenía cosas malas. “Buscador de machos” era una de las opciones.

Pinché intrigada y aparecía un formulario sexual con el que me iban a seleccionar a tíos. Podía elegir su altura, constitución, raza, tamaño de pene, experiencia sexual del, práctica sexual que quería realizar, lugar y un montón de filtros más. También había una sección con información sobre como convertir a tu pareja en un cornudo sumiso. Explicaba las técnicas de castidad y de tease and denial que Jacobo ya me había enseñado y hablaba del orgullo masculino de muchos hombres que bloqueaba a su parte sumisa y consentidora de cuernos con el cual había que acabar poco a poco.

Javi apareció con la merienda. Me había preparado unas tostas de cecina, queso de cabra y cebolla caramelizada. Qué diferencia con otras veces, pensé, aunque sonreí satisfecha por lo que estaba logrando.

-       ¡Gracias! – le exclamé – ahora ponte a cuatro patas para escuchar lo que quiero decirte. Javi obedeció.

Nunca le había visto a cuatro patas ya que no era algo que me excitase verle en esa postura. Pero aprendí que esa postura es una humillación para el que la realiza y me parecía el mayor símbolo de sumisión que había. Podía sentirme tan poderosa al verle así que no podía evitar excitarme.

-       Como sabes el otro día me follé a un tío pero no se la chupé. Y antes lamiéndotela me entraron muchas ganas de comerme una polla, pero no la tuya, claro – le expliqué.

-       ¿Ya no te gusta comérmela a mí? – me dijo desde el suelo.

-       No – le contesté sincera – lo que nos excita de chupar una polla no es el mero hecho de tener un falo en la boca y mover la cabeza, es la situación. Estar de rodillas o en una posición inferior a un hombre y estar dándole placer sin tú recibirlo te hace sentir sumisa hacia él, te hace sentirte inferior y a él poderoso. A muchas chicas no les excita el acto pero lo realizan para complacer a su pareja y que luego él les devuelva el favor. Pero yo ya no tengo ese problema. Como te he dicho quiero que seas mi perrito faldero y no me excita chuparte la polla ni quiero aumentar tu ego de machito, más bien al contrario.

-       Uff es duro escuchar esto, Claudia – me contestó sincero.

-       Lo sé Javi, la realidad es dura. Muchas chicas te engañarían, no serían sinceras contigo, te la chuparían por compromiso, sin ganas, por el mero hecho de actuar como la sociedad reclama, pero pronto se darían cuenta de que no son felices así y te dejarían o tendrían una aventura con otro hombre que les excitara de verdad. Yo te estoy dando la oportunidad de que lo nuestro funcione y de que los dos disfrutemos como nunca, cada uno a su manera.

-       Joder, me pones muchísimo Claudia, eres una diosa, tienes razón – me dijo continuando aún con la excitación que tenía.

Le expliqué que tenía acceso a un buscador de tíos que me prestó una amiga, que buscaría un chico y él me llevaría en coche hasta allí para chupársela. Le pregunté cuanto le medía la polla y me contestó que 13,5cm, justo en la media española.

-       El buscador sólo me deja filtrar a partir de pollas de 15 cm – le dije riéndome y queriendo tocar su orgullo de machito, con el cual, la web recomendaba acabar para convertirle en un mejor sumiso consentidor.

-       Bueno... 13,5 cm es la media española – se defendió -  a partir de 15cm ya son pollas grandes, sí – me dijo un poco dolido. Los hombres eran taaan previsibles. Siempre se ponían muy sensibles con el tamaño de su pene así que quise seguir haciendo hincapié.

-       Bueno, Javi, nunca te lo había dicho pero para mí es pequeña, lo siento. Sé que es la media española, pero hay muchos chicos gorditos y personas con micropene que hacen que la media quede en 13.5cm, si tú te conformas con eso está bien, pero las chicas necesitamos pollas más grandes para estar satisfechas. Veía como le había fastidiado pero como su excitación le hacía rendirse a mí.

-       Siento no tenerla más grande – me dijo agachando la cabeza.

-       No te preocupes – le dije levantándosela – por suerte no aspiras a ser un macho que tenga que satisfacerme con su polla, aspiras a ser mi perrito faldero y para eso no pasa nada por tenerla pequeña – le dije intentando humillarle y rebajarle su orgullo.

-       Sí... Ahora mismo sólo quiero que disfrutes – me contestó. Qué mono estaba tan salido. Veía que la tenía durísima.

Le expliqué que íbamos a jugar a un juego. Le diría varios parámetros de mi búsqueda de un tío para chupársela y él tendría que contestarme con lo que crea que más me excitaría a mí. En función de lo satisfecha que quedase luego le permitiría correrse o no.

-       ¿Tamaño de polla en cm y grosor bajo, medio o grueso? –empecé preguntándole pillándole por sorpresa – y quiero que seas rápido contestando, tengo muchas ganas de tener una en la boca – le dije mordiéndome el labio inferior. Noté como se le escapó un jadeo al escucharme.

-       18 cm. Grosor medio – me contestó agachando la cabeza y respirando fuerte. Notaba como le excitaba de sobremanera que le humillara así, pero a la vez le jodía y le celaba por dentro.

-       ¿Por qué ese tamaño, Javi? – le pregunté intrigada y queriendo seguir destrozando su orgullo para someterle más.

-       Creo que te excitaría chupar una polla grande pero no demasiado grande para no estar incómoda mientras lo haces – me dijo desde el suelo a cuatro patas sin ni siquiera mirarme, ladeando un poco la cabeza incluso.

-       Dureza con la que me tratará el chico (humillaciones, insultos, azotes, etc.). Del 1 al 10 – Javi me miró extrañado y yo le hice un gesto con las cejas para que me contestase y se dejase de tonterías.

-       5 me contestó – esta vez mirándome.

-       ¿Por qué 5? – le volví a preguntar. Esta vez no me había gustado la respuesta, necesitaba que se humillase más y se sintiese inferior al tío que le iba a cornear.

-       Bueno... –titubeó – tienes ganas de chupar una polla, supongo que no querrás que te molesten con insultos ni que te traten bruscamente, aunque tampoco querrás un chico muy suave y sumiso porque para eso me tendrías a mí, por eso he creído que con lo que más disfrutarías es con un término medio, de ahí el 5 – intentó argumentar. Se le daba bien ser convincente, y argumentar lo que le interesa pareciendo siempre totalmente lógico, pero en ese momento no me servía la lógica, sólo quería su sumisión y poder seguir disfrutando de mi vida dual.

-       Javi es la última vez que voy a dejarte rectificar en este juego. Te expliqué que lo que me excita de practicar sexo oral no es notar una polla en mi boca si no lo que me hace sentir la situación, ese sentimiento de inferioridad ante alguien más poderoso sexualmente. ¿Quieres cambiar la dureza que va a tener hacia mí, el tío al que se la voy a chupar ahora? – le pregunté volviendo a morderme el labio y jugando con mi pie en su polla. Javi dudó unos instantes.

-       Ocho – dijo al tiempo que volvía a agachar la cabeza. Me encantaba cuando se rendía ante mí, me estaba poniendo tan cachonda...

-       Lugar de la mamada -  le dije sonriente.

-       En el baño de una cafetería – me respondió. Me pareció interesante la respuesta, quería que me la argumentase pero me estaban entrando las prisas.

-       Lugar de corrida, boca, tetas o donde el tío elija – le pregunté con cara de zorra. Esta pregunta no existía, pero quería ver la humillación y la respuesta de mi novio.

-       Yo... No... No, lo sé. No sé qué decir. Escoge tú por favor – me dijo nervioso.

-       ¿En qué sitio te celaría más que se corriese? – puse la voz de más puta que pude. Le noté nervioso, inquieto, no quería contestar, pero estaba muy excitado y quería que esto pasara para tener su orgasmo.

-       Ya me cela muchísimo que se la chupes cuando a mí no quieres hacerlo... – volvió a agachar la cabeza esta vez más que otras veces - Me cela muchísimo que se corra tanto en tu boca como en tus tetas. Entre los dos sitios, tu boca me jode más porque nunca me lo has permitido. Pero si te soy sincero que escogiese él donde correrse sería lo que más me jodería – me dijo apretando un poco las manos y volviendo a girar su cabeza.

Supongo que no era lo mismo para él consentirme que me follase a otro tío la última vez, dudando de que pudiese hacerlo finalmente, a saber que lo he hecho, pretendo seguir haciéndolo y él tendrá que llevarme en coche ahora mismo tras elegir todos estos parámetros que le humillaban. Pero estaba respondiendo bien a mis humillaciones.

-       Muy bien, pues él elegirá donde le apetece correrse – dije divertida viendo que Javi aún no levantaba la cabeza.

No filtré por más parámetros salvo los que le había dado a escoger a Javi y la edad. Me apetecía un tío entre 25 y 30 años. Enseguida salieron varias fotos. Podía escoger ver fotos de su cara, cuerpo entero, abdominales, brazo, polla, sus aficiones, personalidad... Aquella web era increíble. También me los localizaba en el mapa y me aparecía un círculo en verde de los que estaban disponibles. Elegí a un chico bastante guapo, pelo castaño revuelto, barba de 3 días, ojos azules, atlético, su polla era bonita y estaba a 5 minutos en coche. Más que suficiente pensé. Pulsé en el botón de solicitar y se me abrió una ventana de chat.

-       Hola guapa, veo que has escogido una cafetería como lugar. ¿Quieres que me desplace yo hasta cerca de ti? – me dijo. Directo al grano, sin perder el tiempo si yo no quería. Interesante página.

-       No te preocupes, quiero que me lleve mi novio, dime tú el sitio – le contesté.

-       Jajaja, me gusta como empieza esto. Apunta esta dirección, esta cafetería tiene terraza y podrá parar ahí con el coche mientras charlamos antes de ir al baño. Te espero en 20 minutos, llevaré un polo azul, llega cuando quieras – me dijo añadiéndome una dirección y un nombre de una cafetería. Cerré el chat.

Genial, nunca creí que fuese tan sencillo. Bendito club, pensé, no iba a estar mal del todo pertenecer a él.

-       ¿Qué camiseta de las que tengo es la que más escote me hace, la que más puta parezco? – le pregunté a Javi para continuar con su entrenamiento. Volvió a levantar la cabeza y mirarme desde el suelo. Esta vez noté algo de desesperación en su cara, le debía de parecer que la tortura no finalizaba. Qué mono estaba, ahí quietecito, aguantando mis humillaciones sin sublevarse.

-       La verde – me contestó con un gesto de celos al saber que me pondría esa camiseta para otro.

-       No te celes porque me vea el escote, perrito – le dije mientras me acercaba a él – me voy a sacar las tetas para que disfrute más de la mamada – le susurré al oído - Ahora vístete rápido y ponte el dispositivo de castidad – le dije a la vez que le daba la llave y me dirigía a mi maleta a por la camiseta verde y a cambiarme el sujetador para marcar aún más ese escote.

Fuimos en coche hasta la dirección que me indicó el chico y allí estaba, tomándose una cerveza en la terraza. Estaba con un polo azul algo ajustado que le destacaba un brazo trabajado en el gimnasio.

-       ¿Ese es el chico? – me preguntó Javi nervioso.

-       Sí... - Le respondí tocándole la polla aunque no recordaba que llevaba el dispositivo. – ¿Qué te pasa, no estás feliz con esta situación? Le dije mientras le acercaba un poco el escote – sentí que le molestaba mucho el cinturón.

-       Sí, sí lo estoy, perdona Claudia, sólo es que me puse algo nervioso.

-       ¿Y por qué estás feliz, Javi? – le pregunté mientras no podía quitarme ojo de mis tetas.

-       Porque vas a disfrutar... Y en parte es gracias a mí. Quiero decir – intentaba explicarse nervioso a la vez que excitado pero le corté.

-       Claro que es gracias a ti Javi. Soy tu novia y me apetecía sentirme sumisa con una polla en la boca – le dije bruscamente para excitarle más – por actitud y por tamaño la tuya no me sirve y has aceptado que se la chupe a ese chico. Estás siendo un buen perrito faldero, Javi – le dije orgullosa.

-       Gracias Claudia, quiero serlo. ¿Podrías quitarme este aparato mientras estás con ese tío? Estoy muy muy cachondo y me está haciendo bastante daño.

-       No Javi, no puedo, es parte de mi fantasía. Quiero que cuando me vaya al baño con ese chico sepas que él tiene su polla dura en mi boca y yo estoy chupándosela para que se corra, mientras tú esperas en el coche sin poder ni siquiera empalmarte, esa frustración que sentirás es parte de mi excitación – le dije muy directa. Se le escapó un quejido. Oírme hablar así estaba haciendo que se excitase demasiado impedido por el aparato de castidad. Decidí que la tortura era suficiente y me fui a hablar con el chico.

Me saludó al llegar cariñosamente cogiéndome de la cintura y empezó a hablar de su vida, que era monitor de gimnasio, me contó alguna anécdota, se le daba bien llevar la iniciativa y romper el hielo. Reparé en su smartband. Tenía un cuadrado pero le faltaba el lado superior, dentro aparecía un 1.

-       Te falta un palo para completar el cuadrado – le comenté acordándome de Mario y Jacobo.

-       Sí, si fuese ya Amo (el cuadrado), no aparecería en esa base de datos – me dijo sonriente.

-       Vamos, que haces esto para ganarte el ascenso ¿no? – le pregunté intentando obtener más información sobre Shantom.

-       Exacto, complacer a zorritas como tú desde la base de datos es uno de los parámetros para ascender – me contestó de forma seductora – aunque en este caso creo que me vas a complacer tú a mí. Es la primera vez que me escriben sólo para chupármela.

Me dio un poco de vergüenza parecer tan zorra, la verdad que no había pensado en la imagen que pudiese causar. Me daba igual al tener el anonimato que el club me proporcionaba, en ese momento me sentí un poco violenta. Él se dio cuenta y me quiso tranquilizar. Me apartó el pelo y me dijo al oído que le había encantado mi propuesta y que nunca otra aspirante a sumisa le había puesto tan cachondo como yo. Eso me tranquilizó a la vez que me excitaba. Pero el acercamiento había hecho que me preocupase por Javi. En seguida giré la cabeza y le vi como me miraba fijamente. Le guiñé un ojo para tranquilizarle y al ver que el chico me decía que fuéramos al baño le lancé un beso para que se tranquilizase aún más y se sintiese cómplice de los cuernos que iba a recibir.

Entramos disimuladamente al baño y me cogió en brazos poniéndome contra la puerta. Ese ataque de efusividad me puso muchísimo. Como la historia que me inventé antes, pensé. Le toqué los brazos mientras me tenía cogida y los notaba duros como piedras, me estaba poniendo muchísimo estar en brazos de un chico tan fuerte, sabiendo que a mi novio le costaba cogerme así. Mientras me comía el cuello me susurraba al oído lo puta que era al haber solicitado sólo una mamada. “Eres una chupapollas” me decía. Me encantaba cuando un tío dominante me trataba así. Cuando se cansó de comerme la boca y el cuello me posó en el suelo para poder pasar a mis tetas. Jugó con ellas, las sacó por fuera de la camiseta y las mordisqueó lo que quiso. Me desabrochó los pantalones y metió su mano a la vez que jugaba con mis pezones con su lengua y sus dientes. Con el dedo corazón tras mojarlo en mi coño jugaba con mi clítoris hábilmente. Yo ya estaba jadeando.

-       Fóllame – le dije fuera de mí. Me salió de dentro. Él se rió mientras se separaba de mí y negaba con la cabeza.

-       Has solicitado una mamada, pedazo de puta, así que arrodíllate y márchate luego con el calentón – me dijo riéndose. Bueno, había seleccionado una dureza de 8. Era comprensible los insultos y este calentamiento para dejarme a medias. Qué hijo de puta, pensé, pero cómo me ponía que me tratasen así.

Me arrodillé  y me saqué las tetas como Jacobo y Mario me habían enseñado a hacer. Luego cogí su polla y empecé a lamérsela desde la base con fuerza mientras le suplicaba que me follase. El chico se reía pero me lo seguía negando así que me metí su polla en la boca. Jugué un poco con su glande, chupándole sólo la punta para hacerle sufrir igual que él estaba haciendo conmigo, pero pronto me cogió la cabeza y me la metió hasta el fondo dejándome claro quién mandaba en aquella situación. Sumisa se la agarré con mi mano derecha y empecé a acompañar los movimientos de mi boca. Al estar de rodillas con esa polla en la boca no podía parar de pensar en Javi. Esta vez sí que sabía lo que yo estaba haciendo y debía de estar pasándolo verdaderamente mal. El desconocido no paraba de humillarme y riéndose del “pringado de mi novio”. Eso me ponía muy cachonda. Ya no sólo recibía yo las humillaciones si no que se erigía como macho superior a mi pareja. No pude evitar meter mi mano izquierda en mis pantalones para empezar a masturbarme pero rápidamente me agarró del pelo y me separó.

-       ¿Qué te crees que haces guarra? – me preguntó.

-       Estoy muy salida... – le respondí

-       No... Quiero que te concentres en lo que haces, luego le dices al pringado de tu novio que te lo coma si quieres – me dijo volviendo a meterme la polla en la boca. Qué dominio tenían sobre mí ese tipo de tíos, era una delicia. Aquello de que mi novio me lo comiese luego me hizo excitarme de sobremanera.

Seguí chupándosela a la espera de que me avisara de que se iba a correr para ofrecerle mi boca y mis tetas como Jacobo me había enseñado, pero esta vez no hubo aviso. De repente me agarró la cabeza y empezó a correrse. Sin permiso, ni aviso ni nada. Sabía que podía correrse donde él quería porque yo era una simple puta para él y así lo demostró. Me lo tragué todo esta vez. “Estaba cogiendo práctica pensé”. Me dio unas palmadas en la espalda antes de marcharse y dejarme allí de rodillas. “Buena mamada, ahora llama a tu novio para que haga que te corras” fue lo único que me dijo. Y volví a calentarme más. La idea de que mi novio me practicase sexo oral hasta correrme después de habérsela chupado a un desconocido me ponía muchísimo pero que lo hiciese en el mismo baño me ponía aún más así que llamé a Javi.

-       Hola Claudia – me contestó nervioso – ¿has... acabado?

-       Sí, ya se la he chupado – le contesté divertida – pero me he quedado muy caliente, entra en el baño de los tíos, en el segundo reservado y quítame esta calentura – le contesté a la vez que colgaba.

No quería hablar ahora, sólo correrme, y con otros tíos no podía decidir el cómo y el cuando pero con mi novio sí. Me guardé las tetas para que no me viese aún los piercing. llamó al reservado.

-       Adelante – le dije. Pedía permiso para todo, ¡qué hombre! Pensé mientras entraba. Me quité los pantalones, me senté en la taza del wc y me aparté el tanga – Cómemelo a cuatro patas perrito – fue lo único que le dije. Y por supuesto obedeció. Se colocó a cuatro patas y se dispuso a comérmelo.

-       Claudia tienes un... ¡¿piercing en el clítoris?! – me preguntó con cara de incrédulo.

-       Sí, ¿pasa algo? Y me haré otros en las tetas dentro de poco le respondí – ya tenía excusa de paso – O haces que me corra o no te vas a correr en un mes – le reñí enfadada. Y en seguida se tiró a mi coño para comérmelo.

Era deliciosa la situación. Me había traído en coche para que se la chupase a un desconocido mientras él esperaba con un dispositivo de castidad. Y después de que el desconocido se haya corrido en mi boca mi novio estaba a cuatro patas en el mismo sitio donde yo estaba antes de rodillas, haciendo que me corriese. Qué alegría haber conocido a Jacobo y a este club, cuánto placer me podrían proporcionar. Me corrí muy pronto debido a lo caliente que estaba y a la humillación a la que estaba sometiendo a mi novio pero fue muy intenso. Agarré su cabeza mientras recibía los espasmos. Cuando  terminé nos fuimos para casa. Hablamos poco por el camino. Al llegar a casa le pregunté si quería saber cómo me había ido y me pidió si le podía quitar el dispositivo de castidad para escucharlo. Sonreí. Se había portado muy bien, era lo justo, pero le dije que aún no estaba segura de si le permitiría correrse hoy.

Le dije que jugaríamos a un juego. Le quité el cinturón de castidad, me senté en la cama y me quité el pantalón y el tanga. Le pedí que se masturbara mirándome mientras yo hacía lo mismo pero que cuando estuviese a punto de correrse parase. Así lo hizo mientras yo gemía para calentarle. Tardó menos 1 minuto en tener que parar desde que se la cogió. Sonreía viendo lo caliente que estaba y lo que iba a sufrir con esto. Encogí mis pierdas y le dije que pusiese la polla en la entrada de mi coño. Pero sin penetrarme ni un cm. Cada centímetro que me penetrase sería un día más que tardaría en correrse. Fue entonces cuando empecé a relatarle todo. Desde que entramos al baño hasta como terminé chupándosela. Le notaba muy caliente, sudando, casi temblaba agarrándose y no paraba de mirar su polla y mi coño.

-       ¿No tienes ganas de follarme? – le pregunté con voz de zorra a la vez que empezaba a gemir.

-       Por favor Claudia, déjame separarme, me pongo a cuatro patas si quieres – me suplicó.

-       No... Así estás bien... – le respondí gimiendo. Me encantaba torturarle y que lo aguantase por mí. - ¿Sabes? Un tío de verdad ya me la habría metido y me habría follado bien follada – decía sin parar de gemir.

-       Por favor para – seguía suplicando. Notaba como sudaba

-       ¿No tengo razón? – le dije divirtiéndome con lo que estaba aguantando - ¿Crees que un tío de verdad no me la habría metido ya?

-       Sí, creo que ya te la habría metido – me dijo concentrado en aguantar no mover su polla por instinto.

-       ¿Entonces en qué te convierte esta situación, Javi?

-       En un perrito faldero, Claudia. En tu perrito faldero. – Me contestó desesperado. El entrenamiento no iba por mal camino.

-       ¿Mañana quieres follarme tú o prefieres que me folle a otro? – le pregunté poniéndole a prueba.

-       Me encantaría follarte, pero creo que prefieres follarte a otro – me dijo sincero – pero por favor déjame separarme ya.

-       No te pregunté lo que yo quiero, te estoy diciendo que elijas – Javi guardó silencio. No sabía qué elegir. - ¿Y bien...? – le insistí haciendo que me impacientaba.

-       Fóllate a otro – me dijo girando la cara por vergüenza.

-       ¿Lo dices para que te permita correrte?

-       No, de verdad. Me encantaría follarte si soy capaz de darte placer, pero si tú no quieres follar conmigo y disfrutas con otros lo acepto. No sé que te está pasando y que me está pasando a mí pero ahora mismo quiero que disfrutes y sí sólo puede ser con otro tío lo aceptaré.

-       Eres consciente de que te crecerán cada vez más los cuernos verdad?

-       Lo soy, Claudia.

-       Córrete perrito, pensando en la polla que me follará mañana. Córrete en tu mano y piensa en la diferencia de los que se corren en mi boca o en mis tetas.

-       Gracias, muchas gracias – dijo desesperado mientras ponía su mano y empezaba a tener lo que más tarde me confesaría como su mejor orgasmo hasta ahora. Jadéo mientras se corría y se llenaba la mano de semen. Sí que tenía cantidad acumulada…

Cuando se corrió le abracé, le di las gracias y le dije que le quería más que a nada en el mundo. Sabía que perdería su sumisión al correrse y no quería líos. Estuvimos abrazados durante 15 minutos sin apenas hablar salvo para decirnos que nos queríamos. Pasados esos 15 minutos le ordené volver a colocarse el dispositivo de castidad.

Me hizo la cena y me trató como una princesa encargándose de todo en lo que quedaba de día y al inicio del siguiente. No me podía quejar, Javi se iba metiendo en su papel de cornudo y de sumiso hacia mí y eso me encantaba. Le calentaba cada vez que podía, quería tenerle más sumiso. Al medio día mientras Javi recogía la comida volví a entrar en la web del club. Esta vez quería buscar un chico que me follase y así se lo hice saber a Javi.

-       Lo entiendo Claudia… Te mereces disfrutar como quieras - decía agachando la cabeza. No me hacía especial ilusión que se avergüence de sus cuernos, quería que estuviese orgulloso de ellos, pero ya me encargaría de eso en un futuro, ahora necesitaba prepararle para la cena.

-       Prepárame un baño, luego vete a mi maleta y saca todo lo que necesite para poner lo más cachondo posible al tío que me voy a follar. Según lo satisfecha que esté con el conjunto, estarás más o menos tiempo sin correrte. Y llámame Ama cuando te ordene algo – le ordené.

-       Sí, Ama – me dijo al tiempo que se iba a prepararme el baño. Lo cierto es que no se me daba bien actuar de dominante, pero tenía que hacerlo si quería convertir a Javi en un buen cornudo consentidor.

Me di un baño relajante y me tapé con la toalla al salir para que no me viese aún los piercing. Me había seleccionado unos zapatos de tacón negros, medias, ligueros, tanga y sujetador de encaje negros y un vestido verde claro que a él le volvía loco. Sonreí satisfecha ya que había pensado realmente en el  placer del otro tío para elegir esa ropa.

-       Va a disfrutar mucho el tío, follándome así vestida – le dije mientras sonreía.

-       Sí, Ama, muchísimo – volvía a agachar la cabeza.

-       Sal para que me vista y esta vez no hace falta que me lleves – esto le cogió por sorpresa. Quiero que te quedes aquí y estés pendiente del móvil.

Me vestí, me maquillé y me peiné. Estaba realmente guapa. Luego le cambié el dispositivo de castidad a Javi. Ese que tenía le impedía empalmarse y le coloqué una especie de funda con candado que permitía la erección pero impedía que pudiese masturbarse o rozarse.

-       Para que veas que soy buena contigo – le dije a la vez que cerraba el candado y colgaba la llave en mi cuello quedando oculta entre mis tetas.

-       Sí, lo eres, gracias – me contestó.

Había que ver al nivel que estaba llegando en su entrenamiento con la castidad. Me daba las gracias por poder empalmarse sin ni siquiera poder rozársela, mientras yo follaba con otro tío. Me encantaba este poder. Le pedí dinero para dos taxis y fui a casa del nuevo desconocido. Por lo que había leído en su ficha era un hombre de 35 años, dueño de una empresa de comunicación. Me recibió amablemente en su ático y me ofreció un vino. Parecía muy cortés. Su casa parecía bastante lujosa, debía de ganar mucho dinero y tras un tiempo hablando me ordenó que me quitase el vestido. Obedecí mientras no me quitaba ni ojo. Al rato me mandó quitarme el sujetador.

Se desabrochó el pantalón y se sacó la polla. 17 cm según la web. Con un simple gesto supe que tenía que chupársela. Se le notaba acostumbrado a mandar. Para su deleite me puse a cuatro patas y gatee hasta él. Vi en su cara que le había gustado. Les ponía tanto a los hombres que me humillase que me resultaba fácil complacerles. Cuando tenía su polla en la boca cogió el mando y encendió la tele. Por el sonido parecía una peli porno. Le miré extrañada sin dejar de chupársela y ahí estaba él, con su copa de vino en una mano y atento a la tele sin prestarme ninguna atención. Esa escena hizo que me excitase aún más.

Tras un tiempo chupándosela me ordenó subirme encima. Se puso un condón y me dejé caer sobre su polla a la vez que recibía el primer azote. Me gustó como empezaba aquello. Me dijo que botase al ritmo de sus azotes y eso hice. Me encantaba sentirme un objeto sexual para los hombres. Tras unos minutos botando sobre su polla al ritmo de los azotes me ordenó ponerme a cuatro patas. Le pregunté si podía llamar a mi novio mientras tanto ya que le estaba entrenando. Me lo concedió. Le di las gracias a la vez que sentía su polla meterse hasta el fondo y recibir a la vez un azote. Tenía una grandísima coordinación. En la televisión pude ver un vídeo de su salón. De él follando con otra jovencita igual que como estaba yo ahora. La imagen también me excitó y decidí llamar ya a mi novio.

-       Hola Javi – intenté hablar sin entrecortarme.

-       Hola Claudia. ¿Has… acabado? – me preguntó

-       No… Aún no – dije a la vez que se me escapaba un gemido ante una fuerte embestida acompañada de un azote.

-       Claudia estás… ¿follando ahora? – me preguntó sorprendido.

-       ¡Sí! – dije a la vez que gemía junto a otro azote – estoy follando, ¿no estás contento de que tu Ama disfrute con otro?

-       Sí… Estoy muy contento perdona, es que me pilló por sorpresa. No sabía que te dejaras azotar – dijo mientras escuchaba resonar los azotes del desconocido.

-       Javi los tíos que me follo son unos tíos de verdad, no me piden permiso para hacer las cosas, hacen conmigo lo que quieren para disfrutar.

-       ¿En qué postura te folla? – me preguntó muy salido.

-       A cuatro patas – dije entrecortada.

-       Desearía ser él ahora mismo – me respondió muy caliente. Eso me enfadó.

-       ¿Cómo? ¿No disfrutas siendo mi perrito faldero? – le dije entre gemidos poniendo como podía el tono de enfadada.

-       Sí, claro, es sólo que me pones demasiado.

-       Javi, eres un pringado y un cornudo, nunca serás como él – le contesté. Era duro pero necesitaba entrenarle en muy poco tiempo y veía que por momentos no sabía cual era su papel.

-       Perdona Claudia, no quería enfadarte, tienes razón. Me encanta ser tu perrito faldero y que disfrutes como te mereces – me dijo arrepentido.

-       Ponte a cuatro patas y humíllate, Javi.

-       Ya estoy – hizo una pausa – No sé que decir para humillarme más que reflejar la situación. Desde que te fuiste no he podido parar de pensar en ti. De cómo sería tu amante y de qué es lo que te haría. Ahora tú estás a cuatro patas con la polla de otro tío follándote a la vez que te azota y yo estoy a cuatro patas solo con un cinturón de castidad esperando a que acabéis de correros para pedirte permiso. Creo que nada que pueda decir me humillaría más que lo que está sucediendo – me confesó

Sus palabras eran música para mis oídos. Con cada una de ellas mi excitación iba en aumento y cuando terminó de relatarme su humillación sentí que me iba a correr.

-       ¿Me puedo correr? – le pregunté al tío que me estaba follando.

-       ¡No! – me contestó con un fuerte azote – primero me corro yo.

-       No le hagas caso, Claudia, por favor, córrete cuando quieras, cielo – me suplicó Javi.

-       Cállate Javi – le reñí – por favor, déjame correrme, por favor, por favor – dije gritando al creer que no podría aguantar más las embestidas teniendo a mi novio al teléfono escuchándolo todo y humillándose así.

-       ¡NO!, ¡NO!, ¡NO! – acompañaba cada “NO” con un azote. Primero con la derecha y luego con la izquierda. Yo mientras gritaba, en parte por el dolor de los azotes y en parte por el esfuerzo para no correrme. Tuve suerte de que mi desesperación le puso muy cachondo y empezó a correrse en el condón. Se separó de mí y decidí suplicarle.

-       ¿Me puedo correr ahora, por favor? – le supliqué.

-       Claudia ven a casa y te haré correrte como el otro día, si ya se corrió ese gilipollas yo te haré disfrutar.

-       No perrito – le respondí. – necesito su permiso para correrme, me ha hecho disfrutar y me gustaría regalarle mi orgasmo, no a ti. Javi se quedó en silencio un rato y el desconocido me contestó.

-       Eres una buena puta – dijo riéndose – toma, coge este consolador y mastúrbate para mí. Pensaré luego si te corres o no – me dijo mientras me tiraba un dildo de gran tamaño, mayor que el de su polla.

-       Claudia por favor no lo hagas – me suplicó Javi – Entiendo y asumo que disfrutes follando con otros, pero esto es humillarte para otro. Te puedes masturbar en casa o incluso puedo comértelo o humillarte.

-       No, Javi, quiero hacerlo – le dije a mi novio – gracias amo – dije al tiempo que me metía el consolador. Él se vistió y se sirvió otra copa de vino.

Reconozco que era sexy estar en el suelo con sólo la lencería puesta, follándome con un consolador, mientras ese hombre trajeado con su copa de vino me miraba con ese aire de superioridad.

-       Dile a tu novio que se calle o te vas a ir a casa calentita. Y no lo digo sólo por no correrte – me amenazó mientras pegaba otro sorbo a su copa.

-       ¿Qué dice ese idiota? Como te toque le mato – me contestó Javi enfadado haciéndose el machito. Justo lo que quería erradicar de él.

-       ¿Javi sigues a cuatro patas? – le contesté enfadada

-       Me he levantado al enfadarme, Claudia.

-       Veo que aún no entiendes tu papel así que vas a estar mucho tiempo sin correrte hasta que lo entiendas. Y ahora vuelve a ponerte a cuatro patas mientras yo me masturbo para este hombre.

-       Perdóname Claudia, al sentir que te amenazaba me he enfadado un poco, perdona.  De verdad que asumo mi rol, si te he escuchado a cuatro patas mientras follas con otro – me decía mientras yo le ignoraba – por favor mastúrbate para él si es lo que quieres y que él decida si te corres o no si es lo que deseas.

-       Tócate las tetas mientras te follas con el consolador, puta – me ordenó el desconocido. Pon el manos libres si quieres que tu cornudo siga escuchando. Por supuesto le obedecí. Ya volvía a estar llegando a mi orgasmo así que volví a suplicarle.

-       ¿Puedo correrme por favor? No puedo más…

-       ¿El cornudo qué dice? ¿Debería darle permiso? Y por qué

-       Sí… - respondió algo cortado – te ha hecho disfrutar creo que deberías de dejarle que se corra. – Dijo con un tono entre vergonzoso y sumiso. Su respuesta produjo una carcajada en el desconocido.

-       ¿Por qué me ha hecho disfrutar? Se nota que eres un pringado y no un tío de verdad que sabe tratar a una puta sumisa como tu novia – le dijo riéndose. Yo temí en ese momento a una mala respuesta de Javi, pero parece que las amenazas de antes consiguieron calmarle. – Ponte a cuatro patas y no dejes de masturbarte, puta – me ordenó.

Obedecí al instante.

-       Ahora cornudo quiero que cuentes los 5 azotes que le voy a dar y cuando termine me darás las gracias por educar a la puta de tu novia a satisfacer a tíos de verdad. Escuchar aquello hizo que me calentase aún más y que sintiese que me corría.

-       Por favor, me voy a correr, por favor – le supliqué sin dejar de masturbarme como me ordenó.

-       Cállate cerda – me gritó a la vez que me cogía del pelo y me soltaba un fuerte azote.

Mi grito apagó un poco la cuenta de Javi que respondió un tímido “Uno”. Frené un poco el ritmo que tenía con el consolador porque no podía más.

-       Más alto, cornudo y tú mastúrbate más rápido, puta – gritó con el segundo azote sin soltarme el pelo. Me estaba mareando de intentar aguantar. Me ponía demasiado ser tratada así por alguien tan dominante que había conseguido incluso que mi novio contase los azotes. Yo seguía gimiendo desesperada por no correrme. Sólo quería que llegase el quinto azote.

-       ¡Tres! – escuché a Javi a la vez que gritaba. - ¡Cuatro! – notaba una mezcla de rendición con rabia. El quinto azote tardaba más de la cuenta. Yo movía el culo pidiéndoselo.

-       ¿Qué te pasa puta? – me dijo riéndose el desconocido.

-       Por favor, azótame, por favor – decía sin parar de mover mi culo intentando provocarle – dame otro azote, por favor, dame otro azote. Azótame el culo, azota a tu puta – estaba fuera de mí. Sin esperarlo recibí el quinto azote más fuerte que los demás. Grité al tiempo que me ponía nerviosa esperando que me diese permiso.

-       Cinco – dijo esta vez con una voz más sumisa Javi – Gracias por entrenar a mi novia para que sepa satisfacer a otros tíos.

-       De nada cornudo. Abre la boca, cerda – dijo al tiempo que yo obedecía y me vaciaba el condón en ella -  Córrete perrita, te lo has ganado – me dijo riéndose. Tragué todo el semen y enloquecí.

-       Gracias, gracias, gracias, gracias, graciaaaaas – repetía mientras comenzaba a correrme en otro delicioso orgasmo. Cuando terminé caí rendida en el suelo.

-       ¿Has disfrutado Claudia? – me dijo Javi en el teléfono mientras el desconocido se reía. Quité el manos libres.

-       Sí, mucho… No me has dado las gracias – le contesté

-       Gracias por disfrutar como te mereces y por convertirme en tu perrito faldero

-       ¿Tienes ganas de correrte eeh? – le dije riéndome

-       No te imaginas cuantas, ama – me respondió sincero.

-       Bueno, tendrás que esperar y ser un buen perrito. Yo me voy a quedar a pasar la noche con él. Ha demostrado que se merece más placer de una puta como yo – Hubo un silencio de Javi supongo que por la sorpresa y por meditar sus palabras para no enfadarme.

-       Por favor, disfruta mucho, ama, te lo mereces – me dijo rendido. No iba del todo mal entrenado para la cena del viernes.

-       Lo haré, perrito, no lo dudes.