Club de Cornudos, Putas y Alphas 14- Gogotera

Mi nombre es Claudia y en esta serie narro como me transformé de una chica buena en una auténtica zorra sumisa. En esta décimo cuarta entrega compito contra Marta, la esclava Fanny para que mi amo compruebe si estoy lista para ir a la fiesta real. HUMILLACIÓN.

El sonido del despertador hizo que diese un brinco y me despertase desorientada en la cama. ¿En la cama? Si yo estaba con la cabeza metida en el WC… ¿Lo había soñado? Pensé mientras me iba despertando. Poco a poco mis pensamientos se aclaraban. No, no había sido un sueño. Me quedé dormida con la cabeza en el WC y tengo algún vago recuerdo de mi amo Taylor llevándome a la cama.

Me levanté para limpiar la casa y prepararle el desayuno cuando se despertase. Aún tenía una hora pensé. Pero al entrar en el salón vi a Taylor levantado.

— ¡Amo! Discúlpame por no haberme despertado antes, yo… — dije mientras me acercaba y me arrodillaba ante él.

— Tranquila — susurró a la vez que me acariciaba la cara — no pude evitar emocionarme, estaba muy nerviosa con todo — ayer lo hiciste muy bien en el baño, estoy orgulloso de ti.

— Gracias amo, gracias de verdad — le respondí acercando mi cara a su pierna — gracias por haberme llevado a la cama.

— No te confundas, putita — me interrumpió — te llevé para que descansaras porque hoy es un día importante para mí. Si no tuvieses la competición con Marta te habría dejado durmiendo con la cabeza metida en el WC por haberme dejado en evidencia.

Amo Taylor tenía razón. Si debía de corregir mi comportamiento no había ningún motivo para premiarme. No podía reprovecharle sus palabras.

— Estoy un poco nerviosa por la competición amo… — le confesé — no quiero fallarte.

— Si lo haces sabes lo que ocurrirá — me dijo serio — Mira, Marta es una de las esclavas que irá a la fiesta real. La única razón por la que estás aquí es porque Fabio se encaprichó con tu físico y me retó a entrenarte de forma intensiva para ver si estuvieses capacidad para acudir como la esclava de la zona centro.

— Quiero hacerlo, amo — le contesté.

— Lo sé, pero no es una cuestión de voluntad. Fabio tiene a dos favoritas, lo tuyo al final era… un desafío por si fuésemos capaces de obrar algo imposible. Pero ambos hemos visto la distancia que te separa de Marta. Hoy vas a tener una última oportunidad. Si consigues vencer a Marta me harás muy feliz y le diré a Fabio que eres la candidata ideal para la fiesta real. Pero si no, no tiene sentido que sigamos perdiendo el tiempo ninguno.

— No te fallaré amo — le prometí con una gran determinación

Se sacó su polla y me hizo un gesto para que fuese. Me puse entonces a 4 patas y gatee hacia él. Si os soy sincera me salió solo ese gesto pero a él le encantó…

— Lámela y chúpala pero muy despacio, quiero que la saborees — me ordenó.

Y eso hice. Qué orden más dulce. Comencé metiéndome en la boca sus testículos primero uno y luego otro mientras sostenía su polla dura en la mano. Luego saqué la lengua y desde la base empecé a lamer hacia arriba muy despacio mientras le miraba fijamente a los ojos. Sé que esa visión es increíble para los hombres. Una jovencita con las tetas tan grandes lamiendo una polla mientras te mira tan fijamente. Noté cómo se aceleraba su respiración y me puse muy nerviosa a la vez que excitada. Repetí los lametazos muuuuy lentamente pero ejerciendo mucha presión. Hice un amago para meterme la polla de golpe pero frené al meter solo su cabeza. Ejercí presión pero no avancé más. Todo mirándole fijamente… Amo Taylor rió.

— Estás juguetona… — me dijo mientras me agarraba del pelo — Cualquier otro día habrías pagado muy caro jugar a tener “poder”.

— Perdona amo — le contesté con cara de niña buena — solo cumplía tus órdenes. Amo estaba orgulloso. Me metió un vibrador que controlaba en remoto desde el móvil.

— Sigue así, puta — me dijo mientras se recostaba — sigue jugando y solo jugando.

En ese momento activó el vibrador. Casi me meto su polla entera en la boca de golpe pero frené. Tenía que jugar. Seguía lamiendo y jugando pero cada vez estaba más excitada y me costaba controlarme.

— Despacio… No te lo vuelvo a repetir — me dijo. El vibrador era demasiado fuerte. Y mi excitación también.

La teoría era sencilla. Pero no podía concentrarme con ese placer en el coño. Sentía que estaba empapada. Era demasiado… Llevaba tiempo sin correrme y con la polla de mi amo en la boca, tener que controlarme para no correrme y a la vez jugar tan despacio… Era extremadamente complicado.

— Última oportunidad o te castigaré — su intención era asustarme pero su firmeza me excitaba aún más.

— Amo, me puedo correr — le dije con parte de su polla en la boca mientras temblaba intentando controlarme y no correrme.

— NO.

— Por favor baja la potencia del vibrador, Amo, POR FAVOR — dije temblando aún más sin poder aguantarme.

— ¿Me das órdenes? — me dijo entre divertido y enfadado.

— AMO POR FAVOR!! — grité sacándome su polla notando que me iba a correr. No tenía tiempo para explicarle.

— ¿ME DAS ÓRDENES, PUTA? —gritó

— AMOOOO!! — grité mientras notaba que me empezaba a correr y la vibración paró.

Me quedé temblando en el suelo excitadísima. Me estaba intentando recomponer cuando sentí que me agarraba del pelo y me ponía en su regazo. Comencé a llorar. Nunca era capaz de hacerlo bien.

— Perdón amo… — le dije sin fuerzas sabiendo que le fallaba una y otra vez. No sabía qué más decir.

— ¿Qué hago ahora, esclava? — me preguntó serio.

— Azótame por favor amo… Te lo ruego azótame — dije mientras seguía llorando.

— No… — se resignó — No te mereces ni mi castigo.

— Por favor — le rogué entre llantos moviendo el culo suplicando — azótame te lo ruego.

En ese mismo instante sentí el golpe. Había sido bastante duro para ser el primero.

— ¡UNO, GRACIAS AMO! — grité nerviosa al ver que me azotaba. Repitió con fuerza el segundo azote.

— ¡DOS, GRACIAS AMO! — volví a gritar.

Amo Taylor seguía azotándome y yo seguía contando y agradeciéndole los golpes que me educaban. Paró en 20 y yo seguía llorando ya no sé si por los golpes, los nervios o una mezcla de todo.

Me incorporé de su regazo pero caí de rodillas frente a él.

— Gracias por enseñarme a ser mejor esclava amo — le dije con lágrimas mientras le miraba fijamente.

— Tranquila — me dijo mientras me acariciaba y ese gesto hizo que rompiese a llorar aún más y me agarrase a su pierna.

— Gracias dije frotando mi cara como una perrita en busca de cariño.

— Tanto la excitación que te he provocado como el dolor que has soportado te ayudarán en la prueba de hoy. Irás más concentrada, ya lo verás — me dijo mientras volvía a sacarse su polla y a acercar mi cabeza a ella.

Volví a jugar con ella mientras recuperaba la excitación. Cuando llevaba apenas dos minutos me ordenó que parase. Yo seguía con el culo dolorido y llena de excitación.

Sus palabras de antes me hicieron reflexionar más tarde. ¿Habría sido todo algo intencionado y realmente no le habría fallado otra vez como fingía? Lo único que me importaba era esta tarde.

Comencé a prepararme pronto quería estar guapa. Le pregunté a Amo Taylor si quería escoger él la ropa y así lo hizo. Un tanguita rosa de encaje y nada de sujetador. Zapatos negros, falda de tubo también negra y una camiseta con mucho escote. Llevaba una chaqueta encima.

No me gustaba nada el modelito. La falda de tubo no me gusta como me queda y la camiseta sin sujetador me resultaba muy incomóda, se me movían mucho las tetas y no conseguía que se quedaran fijas. Pero si a él le gustaba a mí me haría feliz.

Me llamó desde fuera indicándome que nos íbamos. Había un coche en la puerta que había llamado por aplicación. Nos subimos y al poco tiempo de trayecto puso su mano en mi pierna. Me puse nerviosa las abrí para darle acceso a lo que quisiera. El conductor nos podía ver pero tampoco me importaba.

— Tengo varios juguetes que te pondrás hoy para mí — me dijo Taylor.

— Los que quieras — le respondí con la respiración agitada.

Sacó el vibrador que controlaba por control remoto que me había puesto antes. Era una especie de consolador que vibraba mucho en el coño y tenía una segunda parte que tocaba mi clitoris. Era muy excitante. Me lo metió en la boca y vi cómo el conductor miraba por el retrovisor. Me dio algo de vergüenza pero mi amo estaba por encima de la situación.

Me lo metió en el coño y probó con su móvil la vibración. Ahogué un gemido y sentí otra mirada del conductor. Taylor se dio cuenta pero no parecía importarle.

— Ahora este — dijo sacando un plug de su bolsillo.

— ¿Ahora Amo? — le pregunté dudando de cómo ponerme un plug de ese tamaño estando sentada en el coche. No me contestó con palabras pero su mirada hizo que lo entendiese.

Me quité un segundo el cinturón de seguridad y puse el culo en pompa hacia él. Deseaba que se diese prisa porque seguro que el conductor estaba mirando cómo una jovencita ponía el culo en pompa con una minifalda en su coche.

— ¿Qué quieres Claudia? — me preguntó Taylor. Quería humillarme más.

— ¿Me lo pones, amo, por favor? — le pregunté vergonzosa

— No te entiendo — respondió ríendose. No me lo iba a poner fácil así que decidí ir con todas.

— Por favor amo, me metes el plug en el culo para llevarlo para ti — dije muerta de la humillación pero sin margen para seguir fallándole.

— Levántate la falda y bájate el tanga puta, si no cómo quieres que te lo ponga — le obedecía al instante y cuando lo sentí dentro me volví a vestir.

— Muchas gracias por prepararme, amo.

Estaba roja como un tomate aunque ya debería de estar acostumbrada a las humillaciones. El conductor no me paraba de mirar lascivamente. Menudo idiota, yo solo quería obedecer a mi amo.

— Y ahora el último juguete — dijo sacando dos pinzas unidas con una cadena. Le miré extrañada. ¿Eso también?

Me saqué las tetas para que me pinzara los pezones. El conductor no dejaba de mirar.

— Así estás lista para la prueba — me dijo — todo esto te ayudará a recordarte quién eres y lo que quieres conseguir.

— Muchas gracias amo, de verdad… — dije a la vez que me iba a guardar las tetas en la camiseta pero el amo Taylor me paró.

— Cuando yo te lo diga, putita — me dijo firmemente. Por supuesto obedecí y me quedé con las tetas pinzadas al aire.

Cuando llegamos a la discoteca le pedí permiso para guardarme las tetas pero no me dejó. Me mandó ponerme la chaqueta encima para cubrirlas y salir así. Fuera estaban 7 chicos que luego descubrí que eran del mismo equipo de fútbol americano que Taylor, Marta y Fanny.

Saludé a los 7 chicos, luego a Marta y cuando llegué a Fanny dudé. Sentí su mirada y miré a Taylor que tenía una sonrisa en la cara. Sabía lo que tenía que hacer… Miré a los lados y al ver que no pasaba mucha gente le di un beso en cada uno de sus tacones. Sentí las risas de todos.

— Buena chica — me dijo Ama Fanny.

Fanny llevaba un vestido rojo ajustado muy elegante. Marta iba con una camiseta con un escote redondo y una falda de tablillas estilo colegiala muy corta que apenas le tapaba el culo.

Entramos y nos fuimos a un reservado. Todos se quitaron las chaquetas porque hacía mucho calor. Yo miré aterrada a amo Taylor pero no conseguí cruzar la mirada con él. Me senté con la chaqueta sabiendo que debajo tenía mis grandes pechos al aire con dos pinzas unidas por una cadena.

— ¿No te quitas la chaqueta perrita Claudia? — me dijo ama Fanny. Miré a Taylor pero no me hacía caso.

— No… estoy bien, ama Fanny — le respondí.

— Quítate la chaqueta Claudia — me ordenó Taylor — deberías de estar orgullosa de lo que eres.

Tenía razón… Un fallo más para la lista. Ya había perdido la cuenta. Me quité la chaqueta y mis tetas con las pinzas quedaron a la vista. No os imagináis el griterío, golpes, risas… ¿Esto era lo que yo era? No pude evita sentir excitación.

— Así que te gusta jugar sucio? — Fanny miró enfadada a Taylor

— Me gusta ganar — le respondió amo Taylor.

Sin decirle nada, sin ni siquiera mirarla, Marta se subió a la mesa del reservado y comenzó a bailar moviendo el culo. Era un espectáculo de sensualidad cómo era capaz de moverse. Los 7 tíos centraron todas las miradas en ella, en cada movimiento que hacía Marta. Y yo estaba ahí sentada, con dos pechos enormes al aire pinzados pareciendo invisible. Me sentía ridícula al lado de Marta.

Ella no estaba enseñando nada… Solo se movía al ritmo de la música pero despertaba muchísimo deseo. Me sentía pequeña a su lado. Y sin que Fanny se lo hubiese ordenado ni insinuado, ya había cambiado toda la situación. La diferencia entre ella y yo era abismal, no pude evitar ponerme algo triste. Marta se bajó de la mesa pero sentí cómo seguían deseandola.

— Pobrecito — dijo Fanny ríendose muchísimo. Sentí la ira de Taylor. — Bueno vamos ya a la prueba!

Los 7 tíos lo celebraron. Taylor habría preferido esperar pero por no parecer que tenía miedo aceptó. Me mandó guardarme las tetas y arrodillarme en el suelo junto a Marta.

— Esclavas, os subireis cada una a una gogotera de las que hay en el centro de la discoteca. Deberéis de acaparar las mayores miradas posibles. Las dos lleváis un vibrador metido en el coño. No deberéis de correros sin permiso de vuestro amo/ama. — nos explicó Taylor a la vez que nos colocaba un auricular bluetooth pequeño para poder pedir permiso y escucharlo.

— En función del espectáculo y de las miradas que atraigáis, los 7 jueces elegirán vencedora— finalizó Ama Fanny.

¿Qué opciones tenía? Mi amo en ese momento me cogió por el culo.

— Vas a ganar, putita — me dijo y me puse nerviosa. Sabía que lo hacía para motivarme — todo lo que he hecho hasta ahora ha sido para que ahora ganes. Me da igual cómo baile esa puta, tú eres mejor. Eres más guapa, más sexy y vas a ser capaz de ser más puta que ella.

Sus palabras me motivaron. Las dos nos subimos a la cogotera y ya pude ver a algún grupo de chicos señalándonos, como si fuésemos juguetes. Yo no era su juguete, solo de mi amo… Pero eso ahora no me importaba y les sonreía a todos los que podía. Noté cómo se activaba el vibrador y me ponía cachonda.

Pasé de Marta, y me centré en mí, en bailar todo lo sexy que podía y sonreír y mirar a todos los chicos que había para atraer más sus miradas. Cada vez había más mirándome. Estaba feliz, podía ganar… No pude evitar mirar a Marta y entonces todo se derrumbó.

Debía de tener al triple de gente mirándola. Bailaba aún más sexy que en el reservado. Movía su culo respingón de tal manera que dejaba en cada movimiento entreverse su tanga negro de encaje…

Me puse nerviosa. Esa jugada era increíble. Los hombres miraban ya no solo por su sexualidad sino por la posibilidad de que ese tanga apareciese en alguno de los movimientos. Pero eso me dio una idea. Ella tenía esa falda, ese culo y ese tanga. Pero yo tenía dos tetas muy grandes y una camiseta con escote, además de no llevar sujetador. Bajé disimuladamente mi tirante y bailé de manera que mis tetas se moviesen mucho, como si se fuesen a salir de la camiseta.

Cada vez más miradas se tornaban hacia mí y yo me volvía aún más cachonda. La vibración se volvió mucho más fuerte y sentí que me iba a correr. Todas las miradas en mí, la vibración, los pezones pinzados, el plug en mi culo… Me sentía una puta y me encantaba, le pedí permiso a mi amo para correrme pero me lo denegó.

Sentí en la otra gogotera que Marta estaba igual. Se agarraba a la barra para no correrse sin dejar de mover el culo con cara de estar follando.

— Por favor amo deja que tu puta se corra delante de todos — le supliqué.

— No… No creo que te deje correrte hoy — me confesó. Eso fue un puñal en mi corazón. Estaba mareada del placer, quería correrme delante de todos, me daba igual todo.

— Amo… Por favor… Deja que vean a tu puta — le dije sin dejar de mover mis tetas.

— Entonces que la vean bien… Sácate las tetas y me lo pensaré.

Miré a la gente. Muchos me estaban grabando desde el móvil. No podía hacerlo, afectaría a mi vida.

— Amo, no puedo, me están grabando, por favor, déjame correrme por favor, por favor, por favor

— Debes de elegir quién quieres ser — me dijo mi amo.

No podía pensar. Pero sentía que quería esto. Cogí fuerzas y me bajé la camiseta dejando mis tetas salir. Mientras cerraba los ojos y suplicaba a mi amo que me dejase correrme en esa gogotera.

— NO — me contestó. Mi corazón me iba a 200 — Abre los ojos, no hay de qué avergonzarse.

Los abrí y vi como todos me miraban, me vitoreaban, me gritaban, se reían y me grababan.

— CÓRRETE COMO LO QUE ERES — me ordenó Amo Taylo.

Una explosión de orgasmo salió de mí mientras la música ahogaba mis gritos. La gente gritaba aún más y no paraba de reírse.

Salí llorando de la gogotera y me marché de la discoteca. Me metí en un portal a llorar ya con mis tetas guardadas en la camiseta. Al poco tiempo llegó Taylor.

— No recuerdo haberte dado permiso para guardarte las tetas — pensé que me animaría pero me dice esa mierda?

Inicialmente me recorrió una ira que me iba a hacer gritarle pero al mirarle a la cara se transformó en debilidad. Seguía llorando por lo que había hecho y el lío en el que me había metido pero me saqué las tetas.

— ¿Me das un abrazo, amo? — le supliqué

— Te voy a dar algo mejor, putita… Algo que es más acorde a ti — me dijo mientras se bajaba la bragueta y se sacaba la polla.

Yo no tenía voluntad, solo sentía ser suya. Caí de rodillas con las tetas por fuera de la camiseta y me metí su polla en la boca y empecé a chupársela para que mi amo se pudiese correr.

Apenas tardó, debió de ser por la excitación de todo lo que había y se corrió en mi boca. No pude evitar darle las gracias… Estaba muy agradecida de que me eligiera a mí para correrse en mi boca. Su semen realmente era un premio muy valioso.

Taylor cogió su cabeza y me abrazó hacia él mientras yo estaba arrodillada. No sé si había ganado pero él estaba orgulloso de mí y eso me valía.

GRACIAS AMO.