Club Ballbusting IV

El combate entre Elena y Alex.

Primero que nada saludar a todos mis lectores que me han echado de menos durante más de un año, gracias por sus mensajes, es bueno estar de regreso ahora con el cuarto capítulo de mi primera saga. Solo recordar que se trata de una historia sadomaso y sus situaciones y personajes son producto de la inspiración no de la realidad.

Elena no paraba de mirar el rojo par de testículos de Alex, la chica los había golpeado con mucha fuerza hacia unos minutos y la hinchazón no bajaba. La niña intentaba aguantar la risa pero le costaba trabajo no estallar en carcajadas, la cara de dolor de Alex y lo fácil que había sido dejar sus pelotas en ese estado le parecían muy simpáticas.

Alex por su parte al percatarse del deleite de la chica con su situación se cubría con ambas manos los testículos, evitaba tocarlos del todo pues el roce con la piel le resultaba incomodo, incluso debía separar un poco las piernas para evitar que sus muslos tocaran sus huevos. Al verlo en ese estado Bianca le pregunto preocupada:

-¿Vas a seguir con esto? Solo debes prometer que has aprendido la lección y te comportaras bien, luego puedes ir a casa, esta pelea es algo muy tonto.- Dijo la mujer tratando de convencer al irritado adolescente.

-¡Se nota que no sabes lo que es este dolor de huevos! ¡No voy a dejar que una chiquilla como esa me deje en este estado y salga como si nada, mírala riéndose de lo que me hizo pero me las va a pagar!- Chilló molesto el chico mientras veía en la dirección de Elena.

-Creo que yo mejor que nadie sabe de dolores de huevos, y créeme que en este Club he visto cosas que te helarían la sangre si te las dijera, comparado con eso los tuyos están intactos pero no insistiré, veo que aun estas igual de malcriado, quizás Elena te de lo que te mereces.- Concluyó de decir la mujer con desdén.

-¿Acaso piensan tenerme en pelotas toda la tarde? Denme mi ropa, no es justo que esa mocosa esté vestida y yo desnudo.- Bramó Alex.

Elena, descalza, traía puesta una camiseta y un pantaloncillo jeans corto, muy corto. Tina le dio a Alex un bóxer para que se cubriera, el chico se lo puso con algo de molestia al tocar la tela con su escroto pero era mejor que estar desnudo frente a tantas mujeres en aquella sala. La famosa sala de pelea era un cuarto diseñado como un pequeño coliseo había gradas a los lados y en el centro un cuadrilátero de piso acolchonado como un tatami, poco a poco las gradas se fueron llenando con las asistentes al club ese día, había un par de chicas de la edad de Alex pero la mayoría eran hermosas veinteañeras y una que otra de mayor edad.

-No te confies demasiado, ese chico es cuatro años mayor que tu, es fuerte y seguramente te dará pelea.- Le aconsejo Daniela a Elena antes de entrar en el cuadrilátero.

-Tranquila, se lo que tengo que hacer, solo unas pataditas más en sus tiernos cojoncillos y estará en el suelo pidiendo clemencia jaja.- Dijo la chica confiada.

Bianca les indicó a ambos que se pararan en el centro del cuadrilátero frente a frente.

-Bien estas son las reglas, no hay reglas. Es una de las cosas mejores del Club Ballbusting, pueden usar cualquier técnica o castigo contra sus adversarios, solo intervendremos cuando uno de los dos se rinda o si hay peligro de que alguien muera. ¿Entendido?- Dicho esto Bianca se retiro a las gradas con el resto de las chicas y una vez sentada dio orden de empezar el combate.

Alex y Elena se pusieron en guardia, ambos estaban muy emocionados por la situación.

-Te prometo no pegarte muy fuerte, no soporto ver a un hombre llorar.- Dijo Elena con burla a Alex.

-Yo soy el que te promete que no voy a tener piedad contigo maldita, no sabes con quien te has metido.- Respondió Alex y se lanzo contra ella lanzando puñetazos.

Elena sabía que debía alcanzar su objetivo rápidamente, su contrincante estaba en buena forma física y su única debilidad eran por supuesto sus testículos que ahora se encontraban bajo el calzoncillo. Alex sabía que la chica intentaría definir la pelea rápidamente pegándole allí así que actuó con cuidado.

Elena retrocedía buscando una brecha en la defensa de Alex, finalmente la encontró y se agacho pretendiendo llegar por debajo y atacar sus bolas pero el chico fue más rápido y se volteo impidiendo la estrategia de Elena.

Ahora Alex retrocedía y la muchacha avanzó sobre él un poco desesperada y desprotegiendo su guardia, lo que él aprovechó para lanzarle una patada de forma sorpresiva que la impactó en su estomago y la hizo caer de nalgas sobre el suelo. El chico no perdió el tiempo y se apresuro a írsele encima para inmovilizarla y golpearla en el suelo pero Elena logro cubrirse y agarrarse de una pierna del joven.

La adolescente trataba de derribar a su rival pero este pesaba demasiado, a su vez Alex buscaba una forma de desprender a la luchadora de su pierna, en medio de ese forcejeo la niña vio su oportunidad y con un simple gesto dio un potente puñetazo en los huevos de Alex. El chico quedo paralizado y un sordo dolor empezó a recorrer su cuerpo inmóvil, pero la jovencita no perdió el tiempo y le dio otro fuerte puñetazo a los testículos del pobre adolescente que se dobló hacia adelante y perdió el equilibrio cosa que Elena aprobecho para finalmente derribarlo.

Sus dos amigas observaban con emoción igual que el resto de las espectadoras, una pelea real entre un hombre y una mujer era algo especial de ver, incluso en aquel lugar.

Alex cayo bocarriba en medio de una agonía en sus testículos y con Elena inmovilizándolo cada vez más, la chica con agilidad felina se sentó sobre su cara aplastando su cabeza entre el suelo y sus nalgas para luego atrapar cuello entre sus fuertes muslos en forma de tijeras.

Por un momento Alex creyó percibir el olor del virgen coño de Elena a través de su pantaloncillo. Mientras tanto la niña metía sus deditos por debajo de los bóxers de su rival para despojarlo de la prenda y lo consiguió en pocos segundos dejando al chico totalmente desnudo frente a todas las mujeres allí reunidas.

-No me esforcé tanto coloreando tus bolas para que las estés escondiendo bajo un calzoncillo. ¡Vamos enséñales a todas estas chicas como dejé tus huevos!- Dijo la niña en voz alta para que todas la escucharan.

Las mujeres agudizaron la vista para echarle un buen vistazo a los genitales del muchachito que ahora se sonrojaba y se enfurecía aun más por la humillación a la que estaba siendo sometido por aquella colegiala. Las risas y los silbidos que venían de las gradas al ver su situación hirieron profundamente su ego masculino.

-Bien ya estaba echando de menos a estos chicos.- Dijo Elena agarrando los testículos de Alex con un firme agarre que hizo al chico retorcerse del dolor y gritar con su boca atorada en la ingle de la joven luchadora. El intentaba sacársela de encima pero ella controlaba sus movimientos retorciendo sus cada vez más inflamados y rojizos huevos.

-¿Sabes algo? Ya le he cogido cariño a estas pelotas, tu tienes dos. ¿Qué tal si me das una para llevarme a casa? Jajaja.- Reía Elena a carcajadas mientras sentía la agitada respiración de Alex entre sus piernas.

-¡Putita de mierda, suéltame o te vas a enterar!- Gritó Alex furioso.

-¡¿Cómo me dijiste estúpido?! ¡Ahora veras!- Dijo ella estrangulando la bolsa escrotal y dándole 3 potentísimos puñetazos a los morados huevos de Alex. El chico se sacudió con rabia pero no quería ya atacar a Elena, solo rogaba al cielo por poder agarrar sus genitales los cuales ahora dolían como atravesados por mil agujas.

Elena se levantó y dejo al pobre retorcerse entre gritos y sufrimiento, el joven rodaba sobre si mismo agarrando su paquete genital maltratado como nunca antes.

-¡Oaahggggg! ¡Mis huevos! ¡Ayayay!- Chillaba Alex sobre el suelo mientras Elena lo contemplaba riendo en pose de victoria, había logrado vencer al chico sin apenas esfuerzo y verlo hecho un ovillo humano en el suelo era incluso excitante para ella. La sensación de su puño deformando esas pelotillas hacia que sus pezones se endurecieran y su vagina de mojara un poco.

-Creo que acabo de cascar esas nueces, ahora tú eres la putita.- Dijo burlona Elena.

Bianca observaba satisfecha con lo que parecía ser el fin del combate, solo quedaba inspeccionar el estado de los testículos del chico que ojalá ya tenido suficiente y se sometiera por fin a las buenas maneras.

Elena distrajo su atención de Alex por unos segundos para escuchar los aplausos que las mujeres en las gradas le ofrecían a la campeona, pero de pronto sintió como era brutalmente arrojada contra el suelo, causándole una gran conmoción, su cuerpo se estrello contra el piso como un saco de patatas. Acto seguido alcanzaba a ver como Alex se posicionaba sobre ella.

El joven se había sobrepuesto a su horrible dolor para, presa de la ira y la rabia, levantarse y tomarse aquel combate en serio. Puso cada una de sus rodillas sobre los brazos de Elena para que esta no pueda moverse y sin piedad alguna la abofeteo en el suelo con todas sus fuerzas, casi al punto de noquearla. La chica evidentemente mareada a penas comprendía cómo había cambiado tanto su situación en segundos.

-¿Quieres llevarte un recuerdo? Aquí está tu recuerdo.- Dijo el chico inmovilizándola con sus 74 kg de peso sobre el menudo cuerpo de ella, tomando su pene flácido hasta ahora y empezando a masturbarse casi sobre el rostro de la jovencita.

Las mujeres observaban impotentes pues las reglas estaban muy claras, los luchadores podían propinarle el castigo que desearan a su rival. No importaba si fueran hombres o mujeres.

El pene de Alex se iba poniendo cada vez más grande hasta llegar a medir unos jugosos 17 cm, en realidad era muy emocionante ver a aquel chico viril masturbarse en un cuarto lleno de mujeres sin pudor. Sus ahora gigantescos huevos se meneaban para adelante y para atrás sobre el pecho de Elena casi abanicándola. La chica poco a poco fue volviendo en sí y cuando se dio cuenta de lo que ocurría intentó sin éxito librarse de aquella inmovilización.

Alex disfrutaba ver a la chiquilla que hacia un momento trituraba sus testículos, ahora totalmente inmóvil y asustada. –Parece que no eres tan dura como creías. ¿Verdad puta?-

-¡Quítateme de encima, maldito cerdo!- Ordenó Elena con enojo pero Alex solo siguió masturbándose y riendo viéndola resistirse en vano. Ella no podía mover sus piernas, no podía mover sus brazos, no podía salir de aquella situación y Alex parecía estar próximo a venirse.

-Las niñitas deben tomar su leche para crecer jajaja, así que ahora te voy a dar mucha de la que tengo aquí en estos huevos que te gustan tanto, así que abre bien.- Dijo Alex con cara de locura tomando a Elena por el cabello y acercando la punta de su pene a los labios de la chica.

Elena intentó virar la cara pero el chico la obligo a lamer el morado glande su pene. La saliva de la joven se mescló con el líquido pre seminal que ya asomaba por el hueco de la verga mientras Alex se masturbaba con más frenesí. Poco a poco Elena aceptaba más centímetros de polla dentro de su boca hasta que el glande completo se encontraba más adentro de sus labios. El adolescente lleno de excitación quería soltar toda su carga dentro de la boca de Elena.

Pero está no dejo pasar la oportunidad y con todas sus fuerzas cerro sus dientes alrededor del falo de Alex mordiéndolo como una fiera salvaje, casi masticándolo. Alex salió de su éxtasis y sintió la carne de su pene siendo desgarrada por las fauces de la bella chica. Grito presa del pánico, el resto de las féminas animaban a Elena a desprenderse de aquella situación. Alex se dispuso a alejarse de ella mientras intentaba hacerla abrir la boca para liberar su miembro viril.

Elena solo abrió la boca cuando tubo agarrado a Alex de los huevos nuevamente, el chico no podía creerlo, otra vez lo mismo ya sabía lo que le esperaba pero esta vez no permitiría que lo volvieran a humillar. Si bien Elena retorció con todas sus fuerzas los dos testículos atrapados en su mano, como si intentara exprimir dos limones. Alex no cedió y bajo un horrendo dolor consiguió tomar del cuello a la chica con una mano y con la otra le dio un fuerte puñetazo en la boca que partió sus carnosos labios.

La violencia con la que le pegó fue suficiente para hacer que la pequeña le soltara los huevos y se echara al suelo cubriéndose el rostro. Él se tomó unos momentos para recuperar el aliento, sus huevos le dolían más que nunca, estaban extremadamente inflamados, de color rojo brillante y casi no podía tenerse en pie. Pero debía hacerle pagar aquella maldita niña las humillaciones, la tortura y el dolor que le había causado. Nada lo detendría, estaba decidido a devolverle la humillación de la mejor manera.

Mientras Elena se intentaba recomponer luego del terrible puñetazo, Alex avanzó hacia ella y la hizo caer boca abajo luego la tomo de los pantalones jalándolos con brusquedad hacia él dejándola en ropa interior de la cintura para abajo, la chica apenas podía resistir la fuerza con la que era sometida, finalmente la fuerza física del macho había sido superior a la agilidad de la hembra, a pesar de los empeños de la joven en doblegar al fornido muchachito aprovechando el estado de sus testículos, este se había sobrepuesto al dolor, movido por su rabia contra ella.

Bianca miraba perpleja el estado en que se encontraba el hijo de su amiga, no parecía humano sino más bien un primate en celo. Gabriela y Daniela empezaron a entender que las cosas no irían nada bien para su amiga.

Alex volteó a la chica boca arriba y con sus manos rompió su camiseta dejando a su merced los blancos pechos de Elena con carnosos y colorados pezones en el centro, rápidamente se lanzó sobre ella y empezó a lamer las tiernas tetas de la chica que gimió al sentir como su cuerpo iba dejando de ser suyo.

Alex no demoró más y tomando su pene nuevamente endurecido lo guió hasta la vagina de Elena donde encontró solo como obstáculo las delgadas bragas de la chica las cuales hizo trizas de un tirón sin problemas, contempló entonces el fino vello púbico de la joven hembra que se encontraba coronando la cima de su raja, rojiza y húmeda y allí llevo su miembro erecto para tocar con su glande la vulva tierna y virgen de su rival.

La chica fue sintiendo como el pedazo de carne iba entrando en ella rompiendo sus entrañas, tocando todo lo que nunca había sido tocado. Alex gemía de placer al sentir la estrechez de aquel agujero, se deleito penetrándolo mientras las mujeres miraban el macabro acto, Daniela y Gabriela lloraban viendo el fatal desenlace del combate. Alex sostenía a las muñecas de su víctima para que no intentara nada que arruinara el momento.

Elena intentaba gritar para pedir ayuda, pero no le salían las palabras, pensó que se lo habían advertido, su egocentrismo de creer que podía enfrentarlo todo y vencer la había llevado a esto, había sido descuidada e imprudente y ahora pagaría por las consecuencias. Pero debía hacer algo, los segundos de sexo forzado parecían horas para ella, mientras Alex babeaba como un cuadrúpedo poseído por la lujuria le dirigió una mirada a Elena y vio en ella todo el odio, todo el deseo de venganza empapado en lágrimas que salían de sus bellos ojos.

-¿Te gusta? ¿Era esto lo que tanto buscabas? Ahora ya sabes para que sirven las mujeres, todas ustedes, solo son agujeros, agujeros para que podamos meter nuestra polla y soltar toda la leche de nuestros huevos, pero descuida no me correré en este agujero, solo un poquito más, pienso disfrutar de todos los tuyos Jajaja.- Dijo Alex aumentando la velocidad de sus embestidas, el cuerpo de Elena se sacudía bajo el de su contrincante y ella gemía por ser penetrada por aquella enorme verga sin lubricar en su coño virgen.

El chico había prometido no venirse en la vagina pero no parecía tener intención de cumplirlo, soltó las manos de la muchacha y se agarró de sus caderas para guiar con más fuerzas su rabo dentro de ella. Elena sabía que su vida acababa de cambiar para siempre pero aun debía hacer algo a menos tenía que intentarlo, Alex estaba concentrado en el supremo placer que le ofrecía aquel apretado chocho, olvidando que ahora Elena tenía las manos libres.

En un momento dado, justo cuando el violador comenzaba a sentir que llegaba al orgasmo, Elena llevo sus manos al rostro de Alex y hundió sus pulgares en las cuencas de sus ojos, como para sacárselos en el acto. Él gritó de dolor y rápidamente abandonó el acto sexual para preocuparse de su vista, los ojos le sangraban y dolían como el demonio. Se puso a cuatro patas rascándose los ojos sin saber como había ocurrido todo. Elena se levantaba con dificultad, su vagina le ardía como nunca casi no podía tenerse en pie, pero antes de nada debía cumplir su cometido.

Dio la vuelta a Alex y vio lo que buscaba, unas asquerosamente hinchadas, moradas, llenas de venas a flor de piel y colgantes esferas justo debajo del culo del chico, ella no dudo un segundo y con todas sus energías las pateo desde atrás, la sala se estremeció con el sonar del puntapié, los huevos dentro de la bolsa recibieron el máximo contacto del pie de la chica haciendo al macho gritar de agonía por la devastadora patada que se había llevado en los cojones, rápidamente se hecho al suelo de lado pero Elena no se lo permitió, abrió sus rodillas dejándolo boca arriba y a la velocidad de un rayo lo pateo nuevamente en la entrepierna.

Esta vez la patada impactó el pene aun erecto haciéndolo oscilar como un péndulo violentamente, tener sus huevos a punto de estallas ya fuera en semen o en sangre, ser pateado de esa forma en el pene y al mismo tiempo ver parada frente a él el sensual cuerpo desnudo de la bella Elena incluyendo la vagina que acababa de desvirgar hicieron que Alex no aguantara más y de su polla empezaron a salir chorros y chorros de semen como si fuera una fuente. Elena lo miraba complacida, ver un pene eyaculando es algo que siempre hace feliz a una mujer.

-¿Eh? ¿Cómo osas venirte en frente de una dama así sin más? ¡Qué insolente! ¡Ahora verás!- Dicho esto Elena saltó lo más alto que pudo y se aseguro de caer justo entre las piernas de Alex, fue un aterrizaje perfecto.

La chica con sus 52 kg cayó con un pie sobre cada huevo del chico, que de inmediato procedío a gritar nuevamente, al tiempo que se agarraba sus maltrechos testículos y rodaba por el suelo como la vez anterior, unos segundos más tarde vomitó y se quedó inmóvil llorando a todo pulmón sobre su propio vomito. Bianca se levanto entonces de su asiento y se dirigió hacia Elena, la cubrió con una capa que traía para que no siguiera desnuda, la jovencita le agradeció a lo que Bianca respondió que sentía mucho lo que había pasado, pero que se aseguraría de que se hiciera justicia.

Alex chillaba como un puerco moribundo en su charco de vomito y lagrimas Bianca se aproximo a él y lo observo un instante.

-¡A-a-ayuda! ¡Por favor! ¡Me duele! ¡Owww! ¡Mis testiculos! ¡Bianca!- Suplicaba el joven. Bianca con una expresión de indiferencia se agacho para examinarlos diciéndole que le dejara revisarlos a ver si todo estaba en orden, el chico no quería ser tocado, no soportaba el dolor, apenas podía hablar. Tina y tubo que sujetarlo de las manos para que se dejara examinar. Bianca abrió las piernas del muchacho y se colocó entre ellas, Elena se acercó pues tenia curiosidad de saber el estado en que había dejado a los testículos de su oponente.

Bianca palpó durante unos minutos la inflamada masa que colgaba entre las piernas de Alex en medio de llantos y suplicas de que se detuviera, las chicas hicieron un circulo a su alrededor pues también querían ver. Finalmente Bianca dijo asombrada:

-Es increíble, nunca lo hubiera imaginado, pero en fin, tendré que darle la noticia a tu madre de que no le darás nietos, en esta bolsa ya no queda nada que sirva para eso. –

El rosto de Alex se puso como la cera al oir esas palabras.

-¿Q… q… que?- Tartamudeó el chico.

-Pues que ambos testículos están rotos, literalmente hechos puré, querido, lo siento pero acabas de ser castrado para siempre.- Dijo Bianca con una mal disimulada sonrisa en su rostro.

Todas las mujeres de presentes empezaron a aplaudir y a celebrar al mismo tiempo que Alex se ahogaba en la desesperación y lloraba desconsoladamente.

-Mira el lado bueno.-Dijo Bianca.-Al menos ahora ya no podrás violar a nadie nunca más porque eso es lo que eres, un violador, ahora entiendo porque tu madre te envió aquí sabia que tarde o temprano acabarías en la cárcel y en realidad castrarte era la única forma de evitarlo.- Termino de decir la mujer mientras Alex iba rumbo a la enfermería del Club llevado por dos de las mujeres allí presentes, con la mirada perdida y mirando a Elena con pánico.

-Enhorabuena Elena, has castrado por primera vez, solo lamento que haya tenido que ser de esta forma. Yo estaba dispuesta a arrancarle los huevos con mis propias manos por lo que te hizo pero tú lo hiciste muy bien, esas bolas están totalmente hechas papilla jajajaja.- Rió la propietaria.

-Si, finalmente lo logré chicas y fue increíble.- Dijo Elena a sus dos amigas.

-Estamos orgullosas de ti, bienvenida al Club Ballbusting. Ahora ven con nosotras aun no hemos algo que hacer.- Dijo Daniela guiñándole un ojo a Gabriela.

FIN