Club Ballbusting III
Finalmente el nombre que del Club toma sentido para Elena que se enfretará a nuevas situaciones de la mano de sus dos amigas que le acompañaran a una nueva y bastante loca aventura.
Había pasado un año desde que Elena había conocido a sus amigas Daniela y Gabriela, las dos adolescentes habían salvado a la pequeña chica de ser violada y ahora ella era una hermosa jovencita, había sustituido su peinado de coletas por una cola de caballo, sosteniendo su hermoso pelo castaño, su cuerpo había cambiado también, sus pechos ya eran bien visibles y firmes y sus piernas fornidas y ejercitadas a diario, ya habían castigado los testículos de unos cuantos chicos que la habían molestado en aquel año y es que desde que casi castró a Yoyo, sus amigas y ella se habían convertido en el terror de todos los huevos del colegio.
Así mismo las chicas se sentían protegidas pues sabían que si algún chico se propasaba o abusaba de alguna solo tendrían que decírselo a aquel trio y ellas decidirían que tiempo estaría el pobre sin poder usar sus huevecillos.
Afortunadamente a ninguno lo habían dejado siendo un eunuco, mientras que las dos chicas mayores ya conocían el placer de romper uno o dos huevos la joven Elena aun no tenía esa experiencia aunque si había dejado a muchos chiquillos llorando en el suelo sosteniendo su bolitas.
Así que Dani y Gabi decidieron que ya era hora de llevar a la chica al Club, un sábado las tres amigas tomaron el bus y bajaron en la zona rica de la ciudad donde las casas eran enormes y muy distantes unas de otras.
Elena no sabía a dónde iban pero las muchachas le habían dicho que sería una sorpresa muy grata para ella, llegaron a una casa muy grande con una alta reja de hierro cubierta de enredaderas que hacía imposible ver hacia el interior de la casa. Luego de tocar el timbre e identificarse por la cámara de seguridad, la reja se abrió y las chicas entraron, había un enorme patio con una gran fuente en el centro.
Detrás de la fuente una verdadera mansión de líneas modernas con enormes ventanales de vidrio. Elena no sabía qué lugar era aquel, nunca había estado en una casa tan lujosa. Las chicas caminaron hacia la entrada principal donde unas grandes puertas de madera oscura eran coronadas por una placa en bronce que ponía “CBB” y debajo una flecha atravesando un par de esferas.
Cuando entraron a la casa había una gran sala de estar donde un grupo de hermosas mujeres de entre 30 y 40 años conversaban y a sus pies tenían a dos hombres desnudos con capuchas negras de cuero en la cabeza, uno de ellos besaba los pies de una de las damas mientras que otro tendido boca arriba era “masajeado” en sus partes intimas por la dura suela del tacón alto de otra mujer.
De pronto una mujer alta de cabello negro y rizado se paró del sofá y dio un poderoso puntapié en los colgantes huevos del hombre que besaba los pies desnudos de su amiga, diciendo “te dije que lamieras y besaras perro, hazlo bien o usaré tus cojones como pelotas de ping pong”, la escena provocó la risa de todas las mujeres y la enorme sorpresa de Elena que contemplaba aquello boquiabierta.
Daniela y Gabriela habían seguido caminando ignorando el asunto, parecía como si estuvieran acostumbradas a aquel tipo de cosas. Siguieron caminando y saludaron a una hermosa mujer negra de 25 años y nalgas enormes, las adolescentes le preguntaron donde podían encontrar a Bianca y esta les indicó que en el patio.
Salieron al patio y aquello era más bien un bosque, no se veía donde terminaba. A pocos pasos de la puerta había parada de espaldas una rubia, con una trenza que descansaba sobre su pecho. Lo primero en lo que se fijó Elena fue en el perfecto y redondo culo de la mujer, sus nalgas sobresalían y se marcaban a través de la ajustada falda que vestía.
-Hola Bianca, hemos traído a alguien nuevo.- Dijo Daniela con emoción saludando a la distraída mujer.
-Oh, hola, hacía tiempo que no venían por… espera… ¿Qué significa esto?- Dijo la mujer mientras se volteaba y su expresión se tornaba de casual a enojada.
Por “esto” parecía referirse a la pequeña Elena la cual no estaba poniendo atención a la conversación pues su cerebro estaba analizando cómo era posible que aquella mujer no padeciera dolores de espalda, cargando unas tetas del tamaño de balones de baloncesto en su pecho, seguro que compensa el peso con las nalgas, pensó.
Bianca era una mujer madura, de unos 37 años, pero increíblemente conservada y bella, su figura se delineaba por sobre toda la ropa ajustada que traía, un conjunto blanco de dos piezas y tacones altos del mismo color. Sus piernas eran abundantes y carnosas y era más alta que cualquiera de las mujeres presentes, tenía 1.80 de estatura. Esta diosa hablaba con tono muy molesto con Daniela y Gabriela.
-¿Cómo se les ocurre traer a esta chiquilla? ¿Acaso somos un campamento de exploradoras?-
-Cálmate Bi, esta chica tiene un talento nunca antes visto, ya lo verás.- Aclaró Gabriela.
-Además tú empezaste en esto cuando tenías su misma edad ¿no?, si lo que te preocupa es que hable sobre lo que verá aquí no te preocupes, ya entendió que nada de lo que pasa aquí puede salir de este lugar.-Añadió Daniela.
-La conocemos hace un año y sabemos que podemos confiar en ella.- Argumentaron las chicas.
Bianca no acababa de confiarse, y Elena en realidad no entendía nada, si había sido advertida de no mencionar nunca lo que vería allí, aunque no sabía de qué se trataba.
-Muy bien, de hecho creo que han venido en buen momento, ya verán por qué lo digo.- Dijo la mujer un poco más calmada.
De repente un grito desgarrador rompió el silencio del apacible paraje, parecía provenir de la espesura del bosque en el patio. Las chicas mayores sonrieron pero la menor no entendía mucho. Era un hombre quien gritaba, parecía estar sufriendo horriblemente.
-¿Quién es?- Preguntó Gabriela.
-Es el tipo que hace un año violó a Sandra, lo encontramos hace poco, ella se ha adentrado en el patio con él, yo misma la ayude a atarlo a un árbol, solo me pido un juego de alfileres y la dejara a solas con él. Supongo que nuestra amiga estará decorando sus pelotas ahora mismo, jejeje.- Dijo la rubia entrando en la casa.
Con cada palabra que se decía en aquella casa, Elena iba comprendiendo un poco más “las cosas” que pasaban allí. Aunque su curiosidad estaba al 100.
-¿Bueno, niña, te llamas Elena cierto? Esta casa es una especie de casa del dolor masculino, somos un club BDSM exclusivo, que no solo atiende clientes como los que viste en la entrada sino que hacemos justicia con algunos violadores como el de allá atrás. Ofrecemos protección a mujeres que son víctimas de abusos y nos encargamos de esos tipos como se lo merezcan.- Explicaba Bianca.
-También somos una productora de videos de temática BDSM, muchos hombres y mujeres pagan por venir aquí para tener sesiones sado maso, te sorprenderías de saber cuántos y quiénes vienen. Gente de alta gama.- Concluyó la mujer.
Ahora Elena entendía un par de cosas, aquel era un lugar de la más inusual, y las personas que allí estaban en realidad le daban un poco de miedo, si no fuera por sus dos amigas no habría puesto nunca un pie allí.
La a chica afro que antes las había saludado, apareció por un corredor y se dirigió a Bianca, quien a todas luces era la jefa de aquel lugar. –Ya he terminado, el chico se ha resistido pero lo he puesto en su lugar y se ha convencido finalmente de tranquilizarse.-
-¡Perfecto! Ahora vamos a adentro chicas, este es el motivo por el que me alegro de que estén aquí.- Exclamo Bianca
Las cinco féminas se adentraron en un corredor con muchas puertas, se detuvieron a la mitad y entraron por una de ellas, la tención de Elena aumentaba a cada paso ¿Qué encontraría detrás de aquella puerta?
Al entrar la habitación estaba casi vacía, paredes de un color crema, una cortina oscura detrás de la cual debía haber una ventana, pero la expectación de la chica estaba más que justificada porque allí colgando del techo, mediante cuatro cadenas, había una gran parihuela de madera, en el centro de la tabla un agujero y colgando del agujero dos alargados, jugosos y ovalados testículos.
Las tres más jóvenes estaban embelesadas con la vista mientras las dos mujeres sonreían orgullosas.
-Muy buen trabajo Lisa.- Dijo Bianca a su amiga de pelo trenzado.
-Lo cierto es que me quedó mejor de lo que esperaba, con solo un poco de madera y unas cadenas pude hacer este magnífico aparato.- Respondió sacando pecho la mujer negra.
-Bien chicas este de aquí…-Dijo la rubia señalando el par de huevos.-… es Alex, bueno parte de él en realidad, el resto está al otro lado de esta tabla.- Las niñas empezaban a entender. –El joven Alex tiene 18 años y es hijo de una buena amiga pero el chico ha venido dándole muchos dolores de cabeza a mi amiga últimamente.-
-Ha bajado sus notas escolares y anda en malas compañías, siempre metido en peleas de pandillas, tomando e incluso ha consumido drogas, mi amiga ya no tiene forma de hacerlo entrar en razón, así que nos lo ha enviado para que le demos un escarmiento y corrija su comportamiento. Solo me ha pedido que no destruyamos sus testículos en el proceso, le gustaría tener nietos cuando su hijo sea un hombre de bien.- Termina de explicar la maciza propietaria.
-¡Vamos Bia! ¡Yo hice el dichosos trasto, lo justo es que sea yo quien le dé una lección a esas pelotitas blancas!- Dijo Lisa en suplica.
-¡No Lisa, si dejo que tu o cualquiera de las chicas se haga cargo en pocos segundos no serán huevos lo que cuelguen del techo sino un gran omelet!- Respondió con firmeza Bianca.
-¡Yo! ¡Yo! ¡Déjame hacerlo a mi Bianca!- Rogó Gabriela emocionada.
-No, definitivamente a ti es a la última que dejaría hacerlo, eres capaz de arrancarle los huevos al pobre de un solo tirón.- Volvió a negar la mujer.
-Eso es cierto jaja.- Rio Daniela.
-Esta es tu oportunidad Elena, creo que una chica de tu peso y fuerza es la ideal para que el buen Alex aprenda su lección sin llegar a tener que castrarlo.- Añadió finalmente la enorme mujer.
Elena estaba muy feliz de poder finalmente castigar las pelotas de un chico a voluntad y esta vez ni siquiera tendría que pelear con él pues sus gónadas estaban increíblemente expuestas para lo que la chica quisiera usar contra ellas.
-¿Y no puede sacar sus bolas por el hoyo? Preguntó la chica con curiosidad.
-No, no puede, su cadera esta completamente inmovilizada por unas correas que coloque por encima, no puede sacar su paquete de ahí ni con todas sus fuerzas.-Le explicó Lisa sonriente.
-¡Malditas putas! ¡Sáquenme de este trasto ahora mismo! ¡Y esa zorra, te vas a arrepentir de haberme golpeado, cuando salga de aquí verás lo que es bueno!- Escandalizaba un voz desde arriba de la parihuela.
-¿Lo golpeaste Lisa?-
-¡Tuve que hacerlo, cuando lo desnudé se despertó e intentó escapar, el somnífero no duró lo suficiente, así que le di un pequeño rodillazo en las pelotas, no fue para nada fuerte pero es tan delicado que cayó al piso de inmediato desmayado!- Respondió la afrodescendiente.
Bianca preocupada se acercó a los genitales de Alex y los tomó en su mano con delicadeza. El chico se estremeció al sentir la cálida mano femenina acariciando sus huevos.- ¡¿Woaaa, pe… pero que hacen?!-Chilló el joven.
-Bueno no están rotos, ni hinchados siquiera por suerte.-Dijo aliviada la mujer.
-¿Qu… qué hacen allá abajo? ¡Suéltenme ya!-
-Bueno Elena…- Bianca habló como si no escuchara al chico.- ¿Has usado una pera de boxeo alguna vez?
Elena había practicado Taekwondo y un poco de karate, pero no había usado nunca una pera de boxeo, con el clásico ejercicio.
-Bien pues hoy lo harás, aunque la pera serán los huevillos de Alex, trata de usarla sin romperla ¿Si?- Dijo Bianca con tono irónico.
-¿¿QUÉ?? ¡¡BAJAME DE AQUÍ INMEDIATAMENTE BIANCA!! ¡¡TU Y MI MADRE MA LAS VAN A PAGAR!!- Gritó con fuerza Alex al oír lo que le esperaba.
Bianca se molestó por el berrinche del varón y agarro nuevamente los colgantes testículos pero esta vez sin ninguna ternura, de hecho los estrujo un poco.- ¡Mira, tu madre te advirtió que te castigaría si no mejorabas tu comportamiento y no lo hiciste, ahora recibirás un buen castigo, pero si no te callas, te dejare a solas con las chicas para que hagan con esto cojones lo que quieran y te aseguro que tus días como hombre acabarán en ese instante!- Amenazó con energía la tetuda Rubia.
Alex calló entonces, estaba temblando de miedo, entendió que nada lo salvaría de lo que estaba a punto de pasarle a sus amados huevos.
-Los testículos son muy sensibles en toda su superficie, pero normalmente al patearlos solo pegamos por debajo o por detrás algunas veces, en el caso de hoy puedes además golpearlos en las partes laterales.- Continuaba explicando Bianca a la joven chica.
-El lateral de cada huevo contiene mayor cantidad de fibras nerviosas que los extremos del ovalo, úsalo a tu favor. Puedes causar mucho dolor sin necesidad de golpear con fuerza. Los golpes clásicos de boxeo son el jab y el swing, este último es perfecto para golpear los laterales, evita usar el gancho ascendente pues podrías cascar sus huevos contra la tabla.- Elena asentía con seriedad a cada consejo de la mujer.
-Bueno y eso es todo Elena, ponte esto guantes de boxeo, por favor diviértete haciendo esto que también es importante aquí y demuéstrame de lo que eres capaz.- Termino de añadir Bianca.
-Bien.- Respondió la chica avanzando hacia los testículos poniéndose un guante rojo en cada mano. Se puso en guardia y midió con su brazo la distancia hacia los genitales, los huevos colgaban unos 9 cm por debajo de la tabla, suficiente para darles unos buenos puñetazos.
El primer golpe no lo fue como tal, más bien Elena empujo el paquete de huevos hacia adelante, estaba parada detrás de ellos y muy emocionada por tener la oportunidad de boxear aquellas pelotas de un chico cuatro años mayor, aunque no llegará a rompérselas estaría satisfecha con dejarlas bien rojas e inflamadas.
Alex no estaba para nada entusiasmado, era el peor momento de su vida, hasta ahora. Estaba cubierto de sudor frio y jadeando en aquella caja de madera en la que casi no podía mover ni un músculo.
-¡PACK! ¡PACK!- Sonó el guante al golpear dos veces seguidas los testículos por detrás, con apenas dos movimientos circulares de su antebrazo, la chica sabía bien cómo hacerlo, era una verdadera ballbusteadora y Bianca empezaba a notarlo, Lisa, Daniela y Gabriela contemplaban con atención la escena.
Elena uso su otro brazo y continuo pegando con el mismo movimiento pero alternando derecha e izquierda aumentando la intensidad, lo que causó que Alex también aumentara la intensidad pero de sus gritos, el octavo golpe fue la señal para Elena, cuando el chico ya gritaba a todo pulmón, la niña bajó su brazo hasta sus caderas y desde allí lo alzó a gran velocidad dándole un potente swing al testículo derecho.
Los dos huevos salieron disparados hacia la izquierda pero ella no dio ni un segundo de tregua y los remató con otro swing opuesto que los envió a gran velocidad hacia la derecha nuevamente, acababa de golpear los huevos como Bianca le había indicado causando una muy buena impresión en la propietaria del Club que complacida le dijo:
-¡Así se hace! ¡Muy bien! Ahora prueba algunos jabs.-
La boxeadora se colocó a la derecha de los colgantes óvalos, Alex gritaba y lloriqueaba con todas sus fuerzas sobre la madera.
-¡¡¡AAAAGGGGH!!! ¡BASTA, POR FAVOR! ¡CAMBIARÉ! ¡NO MÁS! ¡¡¡MIS BOLAS!!!-
-¡Oh! Cállate, eres un bebe llorón.- Dijo Elena y de inmediato dio un buen golpe recto al cojón derecho.
-¡OOOUCH!- Respondió el adolescente.
La chica arremetió contra el paquete mientras este se balanceaba con vigor de un lado a otro, conectó al menos otros 6 puñetazos, muy potentes. Alex sentía nauseas, todo su estómago daba brincos, su escroto ardía como el demonio, y no podía casi respirar. Ya la bolsa que guardaba sus testículos no era blanca como su piel, sino de un tono rosado intenso con venas marcándose en ella.
-Muy bueno.-Dijo Lisa pronunciando con énfasis cada sílaba, las mujeres le dieron un pequeño aplauso.
-Ahora intenta patearlo.- Dijo Bianca llena de imaginación.
-Bien, lo intentaré.- Dijo ella aceptando el reto, pero aunque lo intentó con fuerza solo consiguió perder el equilibrio y caer sobre su trasero, después de todos los huevos de Alex estaban casi a la altura de sus ojos, no eran un objetivo fácil para sus pies. Las chicas rieron.
-Debes llevar la rodilla a tu pecho y luego estirar con fuerza tu pierna, así.- Indicó Gabriela y pateó con todas sus fuerzas la tabla, el armatoste se conmocionó todo, Alex dejo escapar un grito de pánico al sentir el tremendo golpe a escasos centímetros de sus fábricas de semen. De seguro que si el pie de la joven calzado con su zapatilla, hubiera golpeado el paquete genital del chico uno o ambos huevos pasarían a ser historia.
-¡Oye cuidado, chica cascanueces!- Dijo enojada Bianca mientras Gabriela sonreía pícaramente.
Elena se incorporó y puso en práctica la técnica que su amiga le sugirió. La patada fue perfecta, ambos testículos fueron aplastados entre el empeine del pie de la niña y la dura tabla, si llegar a romperse pero causando un insoportable dolor al pobre Alex que empezó a llorar desconsoladamente.
A la nueva miembro del Club Ballbusting le irritaba mucho los quejidos de un hombre, lejos de sentir compasión por él tenía aún más ganas de golpearlo dónde dolía. Así que no perdió el tiempo y golpeó el lateral del testículo izquierdo con golpes cortos pero a mucha velocidad un total de 11 veces. Alex estaba a punto de desmayarse pero llenó sus pulmones de aire y amenazó.
-¡Puta de mierda! ¡Cuando baje de aquí te daré tu merecido! ¡Voy a romper todos tus huesos! ¡Ta haré llorar y rogar como una perra!- Dijo lleno de rabia.
-¿Ah sí? ¡Bien creo que es hora de dejar de ser buena contigo, ahora verás!-
Dijo la chica quitándose los guantes y agarrando con su mano izquierda ambos huevos que ya eran de color rojo brillante y estaban bien hinchados y con su derecha machucó con fuerza las enormes bolas hundiendo bien sus nudillos en los huevos del agonizante joven.
-¡AAAAAAAAAAA!- Gritó por última vez Alex antes de perder el conocimiento luego del serio puñetazo que Elena propinó a sus estrangulados testículos, cuando esta se preparaba para dar un segundo golpe a mano desnuda su brazo fue detenido por Bianca que con expresión seria pero conforme le dijo:
- Bien, es suficiente.-
-Chicas bajad a Alex de ahí, creo que el pobre ya ha tenido suficiente y cambiará su actitud de ahora en adelante.- Ordenó a Lisa y a las dos adolescentes.
Las mujeres subieron a unas escaleras para poder liberar al adolescente, Daniela y Gabriela querían ver como se veía su rostro pues solo conocían de él sus ahora inflamados huevos. Además sería bueno evaluar si Alex tenía o no un pene que valiera la pena.
Lo que vieron no las decepcionó, Alex tenía un cuerpo bien entrenado y musculoso, era alto y bien parecido con un poco de bello facial en su barbilla. Pero no pudieron ver bien su pene pues no lograba hacer que los huevos salieran del agujero. Aparentemente estaban tan inflamados que el agujero ahora era demasiado pequeño para dejarlos pasar hacia arriba.
-No se preocupen, yo las ayudo.- Dijo Elena dando un sólido golpe con su mano abierta a los testículos atorados y causando que pudieran abandonar el hueco sometidos a una gran deformación, fue tan intenso el golpe que hizo a Alex salir de su desmayo en medio de un sonoro aullido de agonía.
-¿Pero bueno niña, es que no sabes cuándo parar?- Le regaño Bianca a lo que Elena respondió con un falso “lo siento”. En realidad quería haberlo hecho con su pie.
Alex estaba ya descendiendo de la parihuela en medio del peor dolor de su vida ayudado por las tres chicas, Daniela y Gabriela observaban encantadas el miembro del chico, aun flácido era un buen ejemplar, definitivamente aquel chico era un amante de alto nivel, si sus huevos habían sobrevivido al último golpe de Elena, ambas querían probar de lo que era capaz aquel pedazo de carme en el futuro.
Cuando el chico estaba ya abajo se pudo apreciar el efecto de todos los golpes recibidos aquella tarde. Sus pelotas estaban muy inflamadas con una clara raya al nivel donde las aprisionaba el agujero en la tabla, sus venas se marcaban, pedían hielo a gritos.
-Bien veamos esos huevos.- Dijo Bianca acerándose pero Alex se negó y se retorció para no ser tocado por la sensual mujer.
-Chicas sosténganlo con fuerza.-
Lisa y Daniela cruzaron sus piernas entorno a las de él y Gabriela sostuvo sus manos en su espalda, impidiéndole moverse. Bianca tomo suavemente ambos testículos entre sus manos y los examinó. Alex no soportó el más mínimo tacto y agonizó en gritos al sentir los dedos de la voluptuosa mujer entre sus maltratadas gónadas.
-Bien están bastante hinchados pero es normal. Espero que ya hayas aprendido tu lección y dejes de darle problemas a tu madre Alex.- Dijo Bianca soltando los testículos después de un buen tiempo examinándolos.
-Si Alex, debes ser un buen chico o tendré que volver a por tus pelotillas.- Dijo Elena burlona desde las espaldas de Bianca.
-Espera… ¿Qué?... No es posible… ¿¿Esta… esta chiquilla es quien me ha hecho esto??- Gritó indignado el chico.
-Así es, si alguna otra lo hubiera hecho de seguro ya no tendrías huevos querido.- Dijo Bianca con sus manos en la cintura.
-¡No lo voy a permitir!-
-¿El qué?- Dijo Elena insolente.
-No voy a dejar que una mocosa como tú me haga esto y vaya tan campante por ahí, te dije que te daría lo que te mereces.-
-¿Y qué piensas hacer?- Preguntó Bianca.
-¡Veremos si eres tan valiente contra mi sin estar amarrado, sí, quiero ver si te atreves a enfrentarme en un duelo uno contra uno, enana de mierda!- Gruño Alex.
-¿Oh crees que te tengo miedo? ¡Ven aquí y aprenderás lo que es dolor de huevos!- Desafió la chica al adolescente.
-Calma chicos ¿están seguros de que es buena idea?- Argumentó Bianca. –Elena, él es mayor que tú y bastante más fuerte, no creo que tengas miedo pero no será para nada un duelo equilibrado y Alex, esta chica es una verdadera rompe huevos, en el estado en que están tus testículos no puedo asegurarte que podrán resistir muchos más golpes, podrías terminar castrado.-
Ambos jóvenes se miraron con duda pero al poco tiempo se convencieron de que sus deseos de pelea eran demasiado fuertes como para ignorarlos. Ambos insistieron en pelear.
-Bien, es su decisión, Lisa avisa a todas las chicas y llévalas a la sala de lucha, tendremos un duelo chico vs chica.- Sentenció la hermosa propietaria.
Continuará…
Bien lector espero que te haya gustado este nuevo relato y que cuentes que quisieras que sucede a continuación ¿Cuál será el desenlace de esta historia?