Cloe mi pequeña ninfa II ahora
Estaba empujando en el coño de Cloe que estaba como una perrita mientras Laura desde abajo me lamia y acariciaba los testículos con vigor, esto era el paraíso y ellas mis diosas.
Al día siguiente, aun en la cama recordé cada momento pasado con mi adorable ninfa, aun no podía creer en la suerte de tenerla entre mis brazos y además dispuesta a ser mi esclava sexual, haciendo todo lo que le pedía en pos de convertirse en una buena amante. ¿Qué más podía pedir un hombre derrotado de cincuenta y demasiados con una chiquilla de apenas dieciocho años?
El teléfono me sacó de mis ensoñaciones, miré la pantalla y vi que era Laura, mi ex amante.
-Hola Laura
-Hola Adolfo, estoy por la zona, ¿nos tomamos un algo?
-No se Laura, estoy liadísimo –me costaba decirle un no a secas-
-¿Con la chiquilla que salía ayer de tu casa?
Me sentí tocado y hundido, que debía hacer maquinaba rápidamente mi mente y en cuestión de segundos decidí que necesitaba estar frente a ella.
-¿Dónde has pensado? –le dije tajantemente-
-Estoy en el hotel imperial, ¿subes o nos vemos en la cafetería?
Quedé con ella en la cafetería del hotel a las seis y media de esa misma tarde.
El resto de la mañana no dejé de pensar en mi relación con Laura, los dos pasábamos por un bajón emocional cuando nos conocimos en el trabajo, ella estaba atravesando sus momentos más bajos, atrapada en un matrimonio con amor pero en el que el sexo era demasiado light y escaso para su gusto, yo por otra parte estaba cansado de mis relaciones fantasmas en internet y mis pajas en solitario.
Recordé también nuestra primera vez; llevaba dos meses en el trabajo y no habíamos pasado de saludos fríos y miradas a escondidas por mi parte.
Laura era la típica mujer de cuarenta y pocos curvilínea, tiesa, recta y demasiado arreglada, de esas que cuando la ves piensas en cómo serán en la cama, cuando pierden los papeles.
Esa tarde acabaron las clases y nos quedamos los últimos, yo buscaba algo en la biblioteca cuando ella entro, me saludó y cogió un libro de una estantería cayéndosele el siguiente en un pie, soltó una maldición y me acerque a ver qué pasaba, me agache a ver los daños provocados y al poner el pie en mi muslo y tocarlo nos miramos unos segundos, dos minutos después mis manos subieron por su pierna, sin parar por sus muslos hasta llegar a sus bragas, rápidamente las aparte y pase mis dedos por su ya húmeda raja mientras ella jadea, no pare ante la súplica de sus ojos, ella se apoyó en la estantería y un rato después se corría.
-Adolfo esto está mal
-No lo está Laura, te ha gustado tanto como a mí –le dije convenciéndola-
Subí lentamente y mis manos arrastraron su falda hacia arriba, hasta su cintura. Tire de sus bragas y subiendo un pie al primer estante, saque mi polla y la metí en su húmeda cueva. Los dos jadeamos y disfrutamos como locos de ese polvo. La giré y volví a metérsela desde atrás y no pare de penetrarla ni cuando oímos fuera pasos, que por suerte pasaron de largo.
Desde ese día follamos en cualquier parte y casi a diario, disfrutando de lo mejor del sexo prohibido. A ella le encantaba que la forzara a hacer cosas y situaciones que no quería eso nos ponía a mil a ambos.
Se nos fue de las manos en semanas y ambos nos asustamos, combatimos el miedo alejándonos y eso al poco tiempo nos llevó al hastió, hasta que decidimos regresar a la realidad de nuestras sosas vidas de antaño. Las clases terminaron unas semanas después y hasta hoy.
Llegue a la cafetería y la vi en la barra, guapa como siempre, pulcramente arreglada como la primera vez que la vi, pero con una diferencia, yo la recordaba despeinada y desnuda gritando de placer cada vez que mi mano golpeaba su trasero mientras mi polla la perforaba sin piedad.
-Hola guapa
-Hola Adolfo
-¿Laura que haces por estos lares?
-He quedado con unos amigos en cuatro días cerca de aquí y me apetecía verte
-Laura yo…
-Adolfo sabes lo que me gusta la claridad de las cosas, solo quiero que sepas que me asuste temiendo engancharme a ti, amo a mi marido a pesar de que el sexo contigo es alucinante y creo que no por eso le amo menos, solo que tu entiendes mejor mi sexualidad. He intentado llenar tu espacio con otro y no he pasado de la primera copa.
Sonreí ante su sinceridad, era extraordinaria.
-Saliste corriendo
-Más o menos, y entonces me di cuenta que no necesito un tío que me folle duramente, solo que me gusta que lo hagas tú. No quiero una relación, solo te propongo vernos de vez en cuando si ambos podemos y antes que me digas nada, te diré que me quedo cuatro días y que entenderé que estés en otros menesteres, entonces me iré y jamás volveremos a hablar del tema. Pero si te apetece tanto como a mí, sabes mi número y estoy en la 202.
-Pase lo que pase me ha encantado verte tan bien, estas fabuloso.
Me dio dos besos y salió dignamente sin darme tiempo a decirle nada, la piedra estaba en mi tejado y ella acababa de demostrarme su clase. Desee penetrarla allí mismo, en ese mismo instante y sin preámbulos
Salí de allí peor de lo que había entrado. Me fui a casa y preparé algo de cena; mientras cenaba dos mensajes de una lacónica Cloe llamaron mi atención.
Reclamaba mi atención en ellos, me pedía que la llamara en ambos mensajes y de repente tome una decisión.
Me vestí tranquilamente y tras mandar un mensaje salí de casa, me subí al coche y dos minutos después aparcaba en el centro, paseaba hasta el conocido edificio y entre con la tranquilidad de quien sabe lo que quiere, lo que desea.
Cuando entre la vi en la oscuridad, me esperaba como le había pedido en el mensaje. En el centro de la estancia, desnuda de rodillas mirando al suelo.
Me acerqué sin prisas admirando su preciosa desnudez, durante unos minutos admiré y me excité con su sumisión; entonces desabroché mi pantalón y saqué mi sexo ya erecto.
-No hagas absolutamente nada que no te pida.
Le dije masturbándome ante ella que miraba al suelo, eso me ponía cada vez más cachondo y levanté su cabeza con dos dedos en su barbilla mientras frotaba mi polla por sus cerrados labios.
-Me encanta, te poseo más así que cuando te follo.
Miré sus manos cruzadas sobre sus muslos entre los que vislumbraba su sexo, jadeaba sintiendo que el orgasmo estaba cerca, excitándome saber que ella quería más, deseaba más y yo iba a negárselo y aun así ella no se quejaría, obedecería mis deseos porque nuestra relación se había cimentado con la última conversación y habíamos subido un escalón más.
Apunté a su cara y aceleré mi masturbación, el primer chorro de mi esperma mojo sus labios, su cara, su pelo y el segundo a sus pechos, me corrí jadeando mientras veía como mi semen resbalaba por su cuerpo empapándola sin que ella se moviera.
Me senté sintiendo mis piernas flaquear y le dije:
-Acércate y limpia mi polla con tu lengua las manos cruzadas como estaban.
Se iba a levantar, pero le dije:
-No, gatea. Quiero ver tus tetas colgando como la perra que eres.
Ella jadeo acercándose poniéndose entre mis piernas y delectándome con su lengua en mi polla, lamio toda su extensión, estaba semi blanda pero ni había bajado del todo por el grado de mi excitación incluso ahora recién corrido.
-Ahora podrías acercarme algo de beber.
No pidió que quería simplemente me paso el vaso, bebí tranquilamente mientras ella de rodillas ante mi esperaba que diera el siguiente paso.
Dios estaba excitadísimo con su sumisión. No dije nada en el siguiente cuarto de hora y ella no se quejó.
-Ven, siéntate en la mesa y separa las piernas.
La mesa era pequeña, redonda y apenas cabía su culo.
-Más puta, quiero ver bien tu coño
Enfoqué la única luz de la habitación que era una lámpara de pie flexible y girándola la luz dejaba que viera perfectamente su sexo.
Metí dos dedos en mi vaso y sacando un hielo lo empujé en su cueva sin dejar que tocara su clítoris y miré como el hielo se fundía en su coño.
-Estas tan caliente que fundes el hielo zorra.
Metí un dedo y note solo humedad fría sin rastro de hielo, ella jadeo y añadí otro dedo los curve en su interior y los separe y junte mientras entraba y salía de su cuerpo.
-Córrete ahora y te follaré después
Empujé y sentí como se contraía y se corría en silencio volviéndome loco de deseo.
La cogí de la muñeca, la tiré en la cama y subiendo sus piernas las flexioné empujando sus rodillas a su pecho y así tenía su sexo hinchado completamente expuesto.
Agarré mi polla ya a tope y la coloqué en la entrada; quería entrar despacio, pero su calor y mi excitación me hicieron perder la razón y empujé como un salvaje, sentí su vagina apretar mi polla y casi exploto en ese instante.
La saque por completo unos segundos para calmarme un poco antes de volver a arremeter con dureza. Entre y entre sin salir apenas, mientras ella se retorcía y gemía flojito.
-Calla zorra, no quiero oírte jadear puta
Mis palabras humillantes y mis arremetidas la llevaron a un nuevo orgasmo silencioso, sus espasmos me alertaron.
-Date la vuelta, voy a follarte como la perra que eres
Se colocó al borde como una autentica perrita, la cogí por las caderas y se la metí de un puntazo volviéndome loco, lamí mi dedo y jugué en su ano, cuando de nuevo note la tensión de su cuerpo empujé mi polla y mi dedo moviéndome al compás, penetrándola por duplicado. Cada envite me llevaba más y más cerca del orgasmo, no podía resistir y empujé hasta terminar corriéndome, bien adentro en su vagina mientras sentía como sus espasmos me succionaban aún más vaciándome por completo.
Nos tumbamos en la cama y mire a la mujer que tanto placer me acababa de regalar y simplemente le dije:
-Gracias Laura, ha sido alucinante. –ella solo me sonrió-
Por la mañana me di una ducha antes de salir del hotel temprano, me metí en mi coche y paré a comprar, antes de regresar a casa.
Al día siguiente me extrañó no recibir nada de Cloe, por una parte deseaba saber de ella pero por otra parte necesitaba un respiro, en los últimos días había llevado un ritmo loco respecto al sexo.
No esperaba nada de Laura, ella esperaría a que fuera yo quien volviera a poner las reglas.
Al día siguiente me despertó el timbre, mire el despertador y eran las siete y media de la mañana. Abrí la puerta y me encontré con Cloe.
-Traigo el desayuno profesor, ¿te apetece?
-Claro niña pasa
Mientras yo hacía café, ella revoloteaba por la cocina inquieta.
-¿Que pasa preciosa? –le dije acercándome a ella-
-Me ha llamado Dani, quiere que quedemos, dice que me echa de menos.
Sabía que en el fondo esa niña solo me había permitido acercarme a su cuerpo para aprender como complacerle a él, pero en el fondo sentí rabia porque me arrebataran a Cloe tan rápido.
-Ya le tienes de nuevo, te dije que volvería. ¿Cuándo has quedado?
-Esta tarde
A pesar de desearla, rechacé sus acercamientos.
-Deberías irte Cloe, debes estar dispuesta esta tarde.
Ella salió de mi casa ofendida, dejando su aroma dulzón en cada rincón. Intenté no pensar en ella, en su cuerpecito, en la suavidad de su piel, sus ruiditos al correrse…
Furioso preparé unas cosas y mandé un mensaje a Laura, a las seis llegué a la cafetería del hotel donde había quedado con ella.
La vi en la barra y ya no pude pensar en nada que no fuera esa hembra con una minifalda de escándalo luciendo sus torneadas piernas, subí la vista a su camisa negra transparente que dejaba ver claramente lo que había debajo, terminaba el conjunto unos zapatos de tacón alto escandalosamente sexi. Realmente parecía la puta que había pedido que fuera en el mensaje.
Me senté en una mesa cerca de ella, me vio pero bajo mis instrucciones se quedó quieta. Un señor mayor se acercó a ella y tras decirle algo en el oído y ella asentir se sentó a su lado, poso una mano en su rodilla y ella no la aparto.
Le mandé un mensaje en el que le pedía que se dejara sobar por el viejo. Ella se inclinó y le enseño los pechos, el viejo apenas se creía su suerte y se vino arriba subiendo la mano ya en sus muslos. Me excitó ver como obedecía mis órdenes, sabía que quería huir de ese hombre pero se quedaría si se lo pedía. Me bastaba con eso.
Me acerqué a ellos y le dije:
-Cariño eres una puta, ¿ya estabas llevándote a otro al huerto?
El hombre separó la mano y se alejó sin mirar atrás viendo que su suerte se había acabado con esa putilla. Cuando se alejó le dije a Laura:
-Eres una zorra de primera, ¿te has puesto cachonda con el viejo?
-No –dijo bajando la cabeza-
Metí la mano entre sus piernas y la subí hasta sus bragas húmedas.
-Si te has puesto cachonda zorra, ¿quieres follártelo?
-No quiero follármelo, quiero que me castigues porque hubiera dejado que me follara.
Sus palabras me enardecieron y la bese en la boca y le dije pegado a ella.
-Ve al baño y quítate el sujetador
-La camisa es muy transparente –se quejó Laura-
No dije nada la miré con dureza y ella se levantó y se metió en el baño, dos minutos después salió inclinada hacia adelante ligeramente se sentó de nuevo a mi lado en la barra.
-Ponte derecha, quiero ver tus pezones marcándose en la tela
Ella se irguió y vi claramente sus pechos bajo la sedosa tela, sus pezones estaban duros por la excitación de doblegarse ante mí, eso como siempre la excitaba.
-Vamos
Me siguió al ascensor, un hombre esperaba a nuestro lado y no pudo evitar mirarla.
-¿Tiene unas tetas preciosas verdad?
El hombre se quedó alucinado con mis palabras y asintió sin dejar de mirarla, llego el ascensor y entramos los tres.
Me acerqué a Laura y desabroché su camisa ante la mirada del hombre, La saqué de la falda y la abrí dejando sus tetas a la vista de ese hombre. Sus pezones estabas durísimos y el no dejaba de mirarla con fijeza.
Llegamos a la planta de él y me adelanté saliendo antes que él, Laura me siguió y él a Laura que tan solo se agarraba la camisa. Vi la puerta que llevaba a la escalera, la abrí y entre seguido de Laura sabiendo que él nos seguiría como así fue.
Me senté en la escalera diciéndole a Laura mientras desabrochaba mi pantalón y sacaba mi polla.
-Chúpala puta para que puedas follártela y ese señor vea lo bien que cabalgas.
Se arrodilló sin decir nada ante mí y se la metió en la boca sin pestañear, él miraba como lo hacía de pie en una esquina. Echándome hacia adelante subí su falda para que el pudiera ver también su redondo culo. Dos minutos después la separé y ella corriéndose la braga se clavó mi polla lentamente mientras el hombre no perdía detalle. Empezó a mover las caderas al tiempo que el metía la mano en su pantalón y claramente se la meneaba viendo a Laura follándome excitadísima por la novedad de tener público. Separé de nuevo la camisa y mordí sus pezones sin delicadeza ella dio un gritito de dolor y apreté aún más hasta que calló, entonces alterne mis dientes con mi lengua mientras se movía endemoniadamente hasta que sentí como se corría. Él también lo noto y tensándose se corrió dentro de su pantalón.
Tras unos pocos segundos, saco su mano, abrió la puerta y se fue en silencio.
-Para zorra, vamos a la habitación.
No pude más que taparme con mi camisa y subimos a nuestra habitación, al cerrar la puerta ella se arrodilló como el otro día y bajo la cabeza sumisa.
-¿Te ha gustado que vieran los dos lo puta que eres verdad?
Me desnudé completamente y me serví una copa sentándome en el sillón me acaricie levemente, mirándola ahora de espaldas a mí. Disfruté de la visión de sus hombros adelantados, su espalda recta y su culo redondo. Estaba absorto en ella cuando sonó mi móvil, miré la pantalla y vi quien era antes de descolgar.
-Hola Cloe –dije sin dejar de mirar a Laura-
-¿Puedo venir?
-No estoy en casa,
-Puedo ir donde estés
-No estoy solo
Al otro lado de la línea silencio total
-Necesito verte
-Ahora no Cloe, estoy con una amiga. –le dije tapando el auricular para pedirle a Laura que se acercara-
Ella sumisa obedeció y agarrándola de la nuca baje su cabeza hacia mi polla que rozo sus labios, la empuje más haciendo que se tragara más de la mitad.
-¿Te la estas follando? –Pregunto Cloe exasperada por mis pocas explicaciones-
-Si –mi respiración se aceleraba por las succiones de una Laura de lo mas complaciente y excitada-
-¿Y no le importa que hables con otra?
-No sé si le importa –jadee cuando se la metió más profundamente-
Me estaba poniendo a cien hablar con Cloe mientras Laura me la chupaba y ella se había dado cuenta, incrementaba los movimientos de sus labios que ahora recorrían mi polla de arriba abajo.
-¿Puedo hablar con ella? –Me sorprendió Cloe con esa pregunta-
Le pase el móvil a Laura tan sorprendido como excitado, ella dejo de lamer mi polla y contesto.
-Hola, me llamo Laura. Si estoy mamándosela –dijo ella para mi sorpresa más animada que molesta-
Agarré mi sexo y me la menee rozando sus labios mientras hablaba.
-A mí no –dijo separándose el móvil –
Volvió a lamer mi polla con ansia antes de decirme.
-Tu amiga me ha pedido si puede venir, le he dicho que a mí no me importa. –Dijo pasándome el móvil de nuevo y dedicándose a mi polla-
-Hotel imperial habitación 202
Privé a la golosa Laura de mi polla y la senté en el sillón, até con un pañuelo de mi bolsa sus manos por encima de su cabeza y sus tobillos a las patas del sillón. Me separé y vi sus tetas tiesas, sus manos hacia atrás descansaban en el respaldo y las piernas separadas dejaban ver perfectamente su rasurado coño.
Tocaron la puerta y abrí a Cloe, esta entró y miró a Laura desnuda, atada al sillón y se excito, lo vi en sus vidriosos ojos, que iban de Laura a mí; ambos completamente desnudos.
-¿Estas segura de querer quedarte Cloe? Esto no es lo que tú conoces
-Me gusta aprender y eres el mejor profesor. ¿Qué hago?-pregunto solícita-
-Empieza por desnudarte –le dije alejándome de ella-
Me acerqué a Laura y poniéndome a su lado, volví a poner mi polla al alcance de su ávida boca, enseguida volvió a lamerla sin dejar ambos de mirar como Cloe se desnudaba. Me incliné y estirando mi brazo metí mis dedos entre los labios de su vulva, Laura jadeo y le di una palmada en la mejilla, que alerto a Cloe.
-Calla zorra quiero que disfrutes en silencio
Entonces si n que nadie dijera nada Cloe se arrodilló entre las piernas abierta de Laura y lamió primero mis dedos para poco a poco probar su coño, Laura ponía cara de éxtasis. Oía los chupeteos de Cloe en el encharcado coño de Laura hasta que esta levantó el culo acercándose más a su boca hasta conseguirse otro ansiado orgasmo en la boca de mi ninfa que con glotonería no dejaba de lamerle el coño. Tuve que separarme, sentarme en la cama y disfrutar de la escena intentando no correrme.
-Cloe ¿quieres ocupar su sitio? –pedí con voz ronca a mi ninfa pelirroja-
-Si por favor
Desató a Laura y ella tras un asentimiento mío ató a Cloe como ella había estado, me miró de nuevo justo antes de ponerse de rodillas, separar los labios rasurados de Cloe y empezar a lamer mientras esta jadeaba sin parar. No podía soportarlo más, me arrodillé detrás de Laura y cogiéndola de las caderas la penetré de un puntazo mientras ella jadeo en el coño de Cloe acallando así sus gemidos. Me la follé como un salvaje, sin dejar de mirar a mi ninfa atada retorciéndose con su lengua.
-Vaya dos putitas madre mía me ponéis a mil, ¿te gusta su coñito Laura?
-Me encanta
-Haz que se corra preciosa mientras lleno tu coñito de semen, me vuelves loco, las dos lo hacéis.
Sentí la explosión segundos antes de que se me nublara la vista mientras me corría oyendo como Cloe se corría y Laura nos seguía.
Unos segundos después Laura desató a Cloe y ambas se tendieron en la cama, yo me senté en el sillón. Hipnotizado por esas dos hembras hambrientas de placer.
-He mandado a Dani a la mierda, no me pone cachonda; no como tú –dijo Cloe mirándome-
-A mí me paso igual, le dejé y he vuelto a por más –rio Laura-
Abrí los ojos al oír sus jadeos para ver como ambas se tocaban la una a la otra, poco a poco se giraron volviéndose a lamer ambas. Era todo un espectáculo ver a esas dos mujeres jugar con sus sexos, excitarse mutuamente, hasta que diez minutos después llegaron al orgasmo una tras la otra.
Mi polla volvía a estar en forma y acercándome a la cama agarré a mi Cloe de las caderas aun sobre Laura y apunté a su coñito, Laura desde abajo agarró mi polla y la colocó bien, empujé lentamente penetrándola, le metí más de media despacio hasta que sentí la lengua de Laura en mis huevos.
Estaba empujando en el coño de Cloe que estaba como una perrita mientras Laura desde abajo me lamia y acariciaba los testículos con vigor, esto era el paraíso y ellas mis diosas.
Al haberme corrido hacia tan poco tiempo, tuve la opción de follarme largo rato el coñito de mi pequeña ninfa mientras mi diosa del sexo seguía lamiéndonos sumisa, multiplicando mi placer por mil con su lengua.
Cloe se había corrido varias veces cuando rendida cayó hacia un lado hecha un ovillo.
Mientras mi polla seguía dura, pero aun no quería correrme sabía que después de esta no podría más y quería alargarlo.
Cloe como una niña levantando la mano dijo que iba al baño y Laura dijo que ella también.
-Esperad chicas –las intercepté-
-Quiero verlo
Las hice colocar a ambas de cuclillas en la bañera y empecé a acariciarlas, una con cada mano, metí dos dedos en cada coño mientras les decía excitadísimo de nuevo:
-Ahora chicas, intentar hacer pipí y correros…
Sentí el calor y la humedad y me excito ver como hacían pis, las penetré con dureza justo al acabar de hacerlo y hasta que se corrieron.
Ambas se giraron quedando de rodillas una ante la otra y se besaron, comiéndose literalmente las bocas, aproveche ese momento lésbico y de lo más excitante y puse mi polla entre ambas que siguieron besándose, lamiéndose y lamiéndome hasta que me corrí en sus bocas y sobre sus agotados cuerpos…
Ya en la cama con una enorme sonrisa no dejaba de felicitarme por la suerte de tener a mi ninfa pelirroja y a mi sumisa diosa e iba a aprovechar mi suerte al maximo aunque me costara la vida jaja...