Cleopatra, Julio Cesar y Marco Antonio

Lo que hay detras de la historia.

CLEOPATRA, CESAR Y MARCO ANTONIO

"Yo no creo en la historia, porque la historia la escriben los hombres" (Maximiliano Hernandez Martinez)

La fina arena del desierto era detenida por las gruesas paredes de adobe. La princesa, en la flor de su juventud caminaba rapidamente en direccion a la puerta. Aunque afuera una fuerte tormenta proveniente del desierto azotaba el palacio, nada la detendria en aquel importante encuentro.

Julio Cesar tomaba tranquilamente de su copa mientras su mas ferviente general, Marco Antonio, le mostraba el mapa de Alejandria, la capital del poderoso imperio que Roma tenia al sureste.

"Si al amanecer la tormenta ha disminuido, sera el momento de atacar"- le dijo Marco Antonio poniendo su brazo musculoso sobre la mesa.

"Prepara a los hombres. Que descansen. Dentro de unas horas Egipto sera parte de Roma"- le contesto Cesar mientras su cabello entrecano era movido levemente por el viento que se escapaba enmedio de las rendijas de la ventana. "Y dile al soldado que no nos moleste..."- una leve sonrisa llena de picardia inundo la faz regia del monarca. Marco Antonio sonrio complacido mientras se ponia de pie sabiendo ya la rutina que se avecinaba.

"Salve Cesar"- se escucho la voz de un soldado en la puerta de la habitacion.

"Cesar esta ocupado"- dijo Marco Antonio viendo con mirada penetrante al atrevido guardia.

"Lo se general, pero..." -un hombre vestido con un turbante y cubierto casi en su totalidad por una capa blanca y que en su hombro sostenia una alfombra de multiples colores aparecio a la par del soldado -"este hombre insiste en tener un regalo para Cesar".

El emperador, sin volver a verlo, levanto su mano dejando ver un anillo de oro puro en su mano, indicandole que podia entrar. Vio de reojo a Marco Antonio. El cuerpo de su general era la de un semental: alto, musculoso, moreno por el sol, su cabello largo recogido en una cola, sus piernas anchas y fuertes eran un atractivo para cualquier mujer -u hombre, y su mirada penetrante siempre le habia cautivado. Le sonrio como diciendole "Espera un minuto..."

El egipcio camino hasta introducirse en la habitacion. Saludo reverentemente al ilustre conquistador y le dijo que llevaba un regalo especial de la princesa.

"Pues dejalo aqui...y vete"- le contesto Marco Antonio mientras se acercaba a la alfombra.

El sirviente la puso a un par de metros de Cesar y la desenrollo rapidamente. Al final de esta, una hermosa mujer ataviada con un vestido casi transparente aparecio, poniendose de pie vio a los ojos al emperador.

"Julio Cesar Augustus?"- dijo con voz melodiosa. Sus grandes ojos violeta resaltaban en su tez oscura maquillada a la usanza de los egipcios.

"Emperador de Roma"- dijo Marco Antonio poniendose frente a ella.

"Soy Cleopatra, futura reina de Egipto"-dijo la muchacha en un tono arrogante mientras ambos hombres ponian su mirada en su escultural cuerpo que podia ser contemplado detras del vestido color perla y casi transparente que llevaba. Sus pechos podian dibujarsele como dos peras chicas que culminaban en dos oscuros pezones. Sus caderas hacian un gran contraste con su cintura estrecha y su pelvis casi diminuta era un manjar para la vista.

"Princesa!"- dijo Marco Antonio.

"Podemos hablar a solas?"- pregunto Cleopatra mientras hacia caso omiso de las palabras del general y se dirigia directamente a Cesar.

"Lo que tengas que decir puede ser oido por Marco Antonio"- le contesto Cesar mientras observaba con detenimiento a la joven mujer que tenia frente a si. Los otros dos hombres en la habitacion salieron.

"Marco Antonio?"- Cleopatra vio al joven general de pies a cabeza. Se le antojo de inmediato.

"A sus pies, alteza"- le dijo el romano mientras extendia su mano hacia la delicada piel de la egipcia guiandola hasta una silla a la par del emperador.

"De verdad?"- le pregunto Cleopatra extendiendo su pie hacia la pierna de Marco Antonio. Los vellos de este se pusieron en pie de lucha, de cuerpo a cuerpo.

La mano de Cleopatra se poso suavemente en la de Cesar. El emperador volvio a verla mientras sentia como el cuerpo de su mas allegado general se acercaba a ellos. Marco Antonio sintio como su verga se paraba de inmediato por debajo de la especie de delantal que llevaba puesto.

"Hermoso"- fue el comentario de la princesa mientras notaba como el pene del general se ensanchaba dibujandose detras de la escasa ropa que llevaba puesta.

"Y no lo ha visto todo"- comento por su parte Cesar viendo a los ojos oscuros de Marco Antonio. Mientras la suave piel rozaba intermitentemente la pierna del soldado este se iba despogando de la ropa ligera que llevaba. Ya antes se habia quitado el yelmo y la pechera y ahora solo tenia su ropa de lino. Se la quito lentamente como si escuchara una musica sensual. Su pecho, con abundantes pelos era una escultura a la belleza masculina. Los pezones, envueltos en los vellos eran obscuros, casi negros y estaban erectos. Su abdomen, firme y con una linea de vellos que se perdian en el pubis era un manjar a la vista. El pene sobresaltaba por todo el resto del cuerpo: era grande, quiza de unos 20 cms, ancho y grueso y poblado por multiples venas azuladas. Sus huevos, redondos y grandes, cain libremente por entremedio de sus anchas piernas tambien pobladas de vellos rizados.

"No cree que es un verdadero dios?"- le pregunto Cesar mientras alargaba su mano y tocaba los huevos de su general.

"Usted Cesar...?"- Cleopatra estaba confundida.

"Ah...si..."- dijo Cesar quitandole por un momento la vista al semental que tenia delante -"Le voy a contar un secreto".

Marco Antonio se puso en cuclillas mientras con su mano izquierda tocaba la pierna de Cesar con la derecha masajeaba los pechos casi infantiles de Cleopatra. Su verga topaba con una u otra pierna de los reales amantes que tenia enfrente.

"Padezco de epilepsia"- dijo Cesar casi a susurros -"Y un doctor en el Peloponeso me dijo que la mejor cura era dejarme coger por un hombre...y como he mejorado desde que le confie a Marco Antonio mi tratamiento!"

"Pero, entonces...no le agradan las mujeres?"- dijo Cleopatra mientras sentia que la temperatura de su cuerpo subia cada vez que la mano de Marco Antonio pasaba por sus pezones.

"Por el contrario. El tratamiento es que me cogan, pero el placer tambien es que yo coga!"- dijo el emperador con una amplia sonrisa.

"Pues no se hable mas...yo le doy mi cuerpo a Cesar, Cesar le da el suyo a Marco Antonio y ellos me dan Egipto a mi"- dijo Cleopatra mientras se ponia de pie delante de los romanos.

La habilidad politica de la princesa no era sobrepasada por su habilidad sensual. En aquel momento la suerte de los tres estaba echada.

La muchacha permitio que Marco Antonio pasara su lengua por sus piernas mientras ella se acercaba a Cesar y lo besaba apasionadamente. Sintio como el general metia sus manos en el vestido y subia hasta sus nalgas paradas. Mientras tanto habia abierto la tunica del emperador, que permanecia sentado con las piernas abiertas, y habia dirigido sus labios voluptuosos al regio pecho que tenia enfrente. Varias cicatrices se dibujaban en aquel pecho libre de vellos y tostado por el sol. Las manos de la egipcia habian bajado ahora hasta sentir los vellos rizados en la pelvis del romano. La punta de sus dedos jugueteo con el glande mientras este se expandia dentro de la tunica. Para entonces la cara de Marco Antonio se habia hundido en el trasero de Cleopatra que comenzaba a moverse al ritmo sensual de la lengua del romano que se paseaba entre la concha y el culo de la egipcia. Marco Antonio estaba acostado sobre su espalda mientras Cleopatra se habia agachado abriendo sus piernas para que la cabeza del general cupiera entre ellas mientras abria la tunica del emperador. Una verga gruesa, un poco mas chica que la de Marco Antonio, aparecio apuntando hacia el techo del palacio, en las afueras de Alejandria.

"Nunca me he tragado la de un romano"- le dijo viendo aquel pedazo de carne que se habia expandido dejando ver unas gotas de liquido preseminal.

"Entonces dejame mostrarte"- le dijo Julio Cesar mientras el otro romano se ponia de pie, le daba un beso a Cleopatra y se ponia a la par de el. El emperador se puso de pie y luego de rodillas ante la verga gruesa de Marco Antonio "esta es la unica vez que veras a Cesar poniendose de rodillas delante de alguien".

El joven general, sentado y con las piernas abiertas, permitio que su emperador comenzara a tragarse, con alguna dificultad, los 20 cms. de carne de su gruesa verga y mientras tanto se dio media vuelta para dirigir su boca a las tetillas de la joven princesa. Puso sus labios en aquellos pezones carnosos y arrebato un par de suspiros a Cleopatra. Cesar habia ahora tomado un ritmo lento pero seguro en su sube y baja en la verga de Marco Antonio. De vez en cuando abria su boca dejando que su lengua lamiera los huevos haciendo que su general comenzara a derramar gotitas de liquido preseminal.

"Ves como se hace?"- le pregunto Marco Antonio a Cleopatra.

La muchacha asintio con la cabeza mientras la mano de Cesar se posaba en sus muslos abriendoselos mas y mas. Finalmente llego hasta su clitoris donde su dedo indice comenzo a girar suavemente.

"Ah... que rico..."- dijo la futura reina de Egipto mientras sus caderas se movian al ritmo del masaje a la que estaba siendo sometida.

Cesar, con su mano derecha en el clitoris de Cleopatra y su boca en la verga de Marco Antonio, comenzo a masajear su propia verga. Aquella era un poco menor que la de su general, pero casi igual de gruesa y poblada por abundantes pelos pubicos.

"Quiere su alteza que proceda?"- pregunto Marco Antonio sintiendo que estaba llegando demasiado rapido al climax. No debia olvidar que su primer deber era cogerse a su emperador.

Cesar no le contesto, simplemente se puso de pie y se dio media vuelta dandole la espalda amplia y que habia visto mas de una batalla en territorios lejanos. Sus nalgas, aunque no eran ya juveniles, permanecian firmes y estaban listas para la accion.

"Su alteza"- le dijo el emperador a la egipcia -"venga aqui, frente a mi...y comenzemos ahora mismo nuestra alianza".

Cleopatra se puso de pie dejando caer al suelo su vestidos. Dio un par de pasos y se arrodillo frente al emperador.

"Cesar, me inclino ante ti como signo de la sumision de Egipto a Roma"- le dijo viendolo a los ojos.

"Y yo permanezco delante de ti como protector de Egipto"- le dijo Cesar mientras tomaba con ambos manos su verga erecta y la ponia en la boca de la muchacha. Esta rozo los dedos del emperador con los suyos mientras tomaba la verga en sus manos. Con suma facilidad la beso casi en forma reverente y poco a poco se la fue tragando.

"Ahora Marco Antonio, ahora"- le dijo Julio Cesar a su general que permanecia detras de el. Se puso de pie y luego de dar un par de pasos se inclino ante el emperador poniendose en cuclillas. Pusos sus rudas manos en las nalgas de su emperador y las abrio. Se acerco mas hasta que su lengua entro en la raja de Cesar. Este comenzo a moverse en un impulso de placer mientras Cleopatra le mamaba su verga y Marco Antonio le cogia su culo con la lengua. Ambos lados de su cuerpo estaban siendo lubricados con saliva y se sintio en la presencia de Marte o de algun otro dios. Con suma precision pudo mantener el ritmo entre la mamada de la mujer y la mamada del hombre y sintio que aquella era la culminacion de su placer. Pero sabia que su soldado procederia ahora a meterle su verga en el culo.

Marco Antonio, aun de cuclillas disfrutaba aquel momento mientras le abria el culo a Cesar. Los vellitos que alli estaban ahora habian sido lubricados y estaban humedos con su saliva. Se incorporo sabiendo que aquel era el momento para proceder a la fase final del tratamiento. Con ambas manos tomo las caderas de su ilustre paciente haciendo que este abriera mas las piernas. Con bastante dificultad por la posicion, puso su verga hambrienta en el umbral de la intimidad del Cesar y comenzo a empujarla hacia adentro.

"Asi...asi...cogeme...si...."- la voz del emperador, ronca y varonil, ahora se habia transformado en una debil y suplicante.

El general finalmente comenzo a entrar en el cuerpo de Cesar. Sintio como su glande se abria paso en la carne suave del intestino del emperador. Este se abrio aun mas facilitandole la entrada a su cuerpo.

"Cogeme...si...ay..."

Cleopatra, quien habia permanecido mamando su verga, se puso de pie y se dio media vuelta dandole la espalda.

"Se disfruta tanto como se ve?"- le pregunto mientras se pasaba los dedos sobre sus nalgas morenas.

"El que te cogan por el culo?"- le pregunto Cesar. Ella asintio -"pues ven, y te lo muestro".

Cleopatra se abrio sus nalgas dejando ver un orificio chico, deliciosamente cerrado. Cesar se movio un poco hacia adelante mientras Marco Antonio se mantenia pegado a el. Su verga estaba llena de la saliva misma de la princesa, y asi la puso en el esfinter de ella.

"Te va a doler al principio...pero te aseguro que el placer es enorme despues"- le dijo Cesar mientras su glande se colocaba en posicion.

Cleopatra dudo por un instante, pero su instinto, siempre probado en las intrigas de palacio, le indicaba que aquel riesgo traeria buenos resultados. Sintio como su orificio anal era abierto lentamente por lo que le parecio era un tronco que entraba por el. Gimio de dolor, pero se mantuvo en su posicion con las piernas abiertas y recostada sobre la mesa donde alcanzo a ver los mapas del ataque del dia siguiente.

"Asi, asi..."- dijo Cesar al mismo tiempo que sentia la verga gruesa de su general talandrole su culo. Pero su gozo se habia multiplicando al abrirle el culo a la princesa egipcia.

"Ay, ay... que duele"- decia ella mas que en tono de protesta en tono de deleite.

"Ohh por todos los dioses...que rico...que rico!"- gritaba el fornido Marco Antonio mientras su semen brotaba a borbotones dentro del cuerpo de Cesar. Este sentia aquel liquido caliente inundandole sus intestinos y tambien se sentia en la gloria.

"Ah...que rico...ay...me vengoooo!"- decia el emperador mientras Cleopatra se retorcia mientras llegaba ella misma al climax dejando caer gotitas de liquido vaginal al suelo del lugar.

Los tres quedaron quietos por largos minutos. Julio Cesar podia sentir como la vergota de su general palpitaba dentro de si. Ya antes le habia dicho que la dejara adentro para lograr el efecto deseado contra la epilepsia. La princesa se mantuvo tambien en su posicion mientras solo se escuchaba el viento que soplaba presagiendo la batalla que comenzaria en unas horas y de donde una nueva alianza surgiria entre Roma y Egipto.

Bueno, por lo menos eso es lo que contarian los libros de historia... pero tu y yo sabemos que siempre hay algo mas "detras" de la historia...

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