Clemence, mi vecina senegalesa
De como pasar ha ayudarla a comprar a hacerle un maseje muy rico.
Hoy os vengo a relatar, amig@s uno de mis encuentros mas excitante con una mujer. Como el mismo titulo del relato ella se llama Clemence y no es española sino de Senegal. Ella es una de mis vecinas de mi urbanización, tiene unos treinta años y un cuerpo muy bien cuidado. El color de su piel a pesar de ser de Senegal no es totalmente oscura, mas bien un poco café con leche oscuro. Su cara redonda no aparenta su edad. Tiene el pelo largo y una sonrisa brillante debido al contraste de su piel oscura con el blanco de sus dientes. Su cuerpo delgado y unos pechos que sin ser nada del otro mundo de grandes se te antojan delicioso. Lo que mas llama la atención es su culito respingón que con su manera de caminar hace que tan solo mirarla un tremendo espectáculo.
Pues el día de autos me mando mi madre al pueblo para que le comprara unas cosillas en el Mercadota. Yo que andaba vagueando me sentó como un tiro el tener dejar de estar navegando por la red y tener que ponerme algo de ropa, coger el coche y desplazarme por un cuarto de hora al pueblo y suerte de que apenas halla nadie comprando, por que eso de esperar la cola para algo me revienta.
Pues en esas que estoy cogiendo las cosas que me mando mi madre a comprar que cuando termino me dirijo para la cola. Poquita gente solo dos clientes dejan que pasen sus artículos por el lector para que le cobre la dependienta. A eso que miro para atrás y veo que justo detrás mía anda mi vecina cargada hasta los topes. Le dije que como andaba y ella me dijo que esta bien, pero le dolía un poco la espalda por el peso que llevaba. Le dije que si tenía que ir andando y cargando con ese peso hasta casa y ella me respondió afirmativamente. Le dije que no se preocupara que se viniera conmigo que yo iría a casa y mejor que cargada nos iríamos mejor en el coche. Ella me contesto con una esplendorosa sonrisa que por poco derrito ahí mismo.
Total que en 10 minutos mis artículos como los suyos habían sido abonado y puesto en bolsas de plástico y debidamente repartidas las bolsas para que ella pudiera cargar el menor peso posible.
Abro el maletero de mi coche que aun siendo pequeño resulta muy útil para estos menesteres y le abro la puerta. En el camino solo hablamos de cosas sin importancia, además yo más que en la conducción estaba pendiente de sus hermosos pechos. En cinco minutos aparecimos en nuestra urbanización, dejo la única bolsa en mi casa y le digo a mi madre que voy a ayudar a Clemence que me la encontré comprando.
Toda vez que cogimos todas las bolsas, cerré el coche y nos fuimos a su casa. Parecida a la mía lo que pasa con una decoración un poco mas exótica, en su ambiente había un olor raro. Pase a su cocina y soltamos las bolsas, ofreciéndome luego un refresco. Yo lo acepte de buena gana y juntos nos sentamos al salón. Ella se movía como estirando la espalda y le pregunte que si estaba bien. Solo pudo decirme que le dolía un poco y que ya se le pasaría. Yo le pregunte que si quería un masaje que no fuera tonta que así le podía quitar el dolor, después de mucho pensárselo acepto.
Eso si le dije que se quitara toda la parte de arriba y que se bajara un poco de la ropa de la parte de abajo. Ella me dio la espalda y poco a poco se fue quitando ropita. Primero la camiseta que tenia y luego el sujetador. Se podía apreciar desde mi posición lo que ya se intuía, unos senos redonditos y verdaderamente exquisitos. Le pregunte por alguna crema del cuerpo y me mando para su cuarto de baño. Una vez allí recogí la que me mando a traer y la baje. Ella tumbada boca abajo en el sofá esperando que mis pequeñas y finas manos empezaran a acariciar su cuerpo con la delicadeza que se merecía a una diosa de ébano.
Me acerque a ella y me puse encima de ella para comenzar el masaje, me unte muy bien mis manos de crema y empecé a recorrer la suave piel de su espalda. Me encanta tocar la piel de las mujeres, acostumbrado a la sequedad de mi piel, tocar esa espalda me pareció estar en la gloria. Empecé con un ritmo de lo mas suave, sin movimientos bruscos y acompasando el movimiento con mi cuerpo. Ella poco a poco daba signos de satisfacción con unos pequeños gemidos que al principio eran inaudibles.
Así estuve como cinco minutos magreando la espalda de mi vecina hasta tal punto que se relajo y yo como no quería saber de cómo eran sus pechos así que poco a poco los fui atacando, primero rozándolos un poquitín luego tocándolo con un dedo y por ultimo no podía mas masajeando un poco la zona.
Eso si ya mi pene estaba a reventar y creo que lo noto ella pero el masaje y mi mente se estaba calentando y yo no pensaba con la cabeza (por lo menos la de arriba). Así que con el movimiento de mi cuerpo puse descaradamente mi pene sobre su culito, eso si los dos protegidos por nuestra ropa y me movía como si estuviera allí mismo penetrándola.
De pronto me quite la camiseta y le di la vuelta. Una vez cara a cara me lance sobre su cara y le plante un beso profundo y mi lengua entro en contacto con su boca. Ella empezó a acariciar mi pecho, jugando incluso con mis bellos. El ambiente se caldeaba por momentos, cuando mi sed se hubo apagado me aparte y me desnude del todo y desde el mismo sofá le quite los pantalones y las bragas a ella.
Se nota que cuidaba su imagen por lo menos a su pubis puesto que lo tenia muy arreglado con una franja en medio, de pelos y muy bien recortado. En su sexo se reflejaba la excitación del momento, puesto que su rajita tenía un maravilloso brillo y su clítoris peleaba por salirse.
Sin tener que esperar mas separe un poco sus piernas y coloque mi cabeza entre ellas, dándole con mi lengua un extremo placer, que nada mas sentir mi lengua en su sexo se estremeció. Su sabor era magnifico y sus labios prominentes daba gusto jugar con ellos. Primero pase mi lengua a lo largo de sus labios mayores, la excitación creció puesto que sus liquiditos andaban emergiendo con más cantidad. Una vez bien despachado los labios mayores le abrí bien su vulva y me dedique a sus labios menores y a la vez aprovechaba para beber sus juguitos que para mi sabían a gloria. Fue en ese momento cuando siento como una de sus manos se dirigía a mi pene y poco a poco se iba moviendo dándome una masturbada de lo mas sensual que servia para mantener mi pito endurecido.
Sus gemidos eran música celestial a mis oídos y poco a poco sentía como dentro de un momento o de otro se iba a correrse. Así que me busque su boca y así aprovechar para que ella lamiera de sus propios jugos que quedaban en mi boca. Eso me excito mas a mi y retraso la corrida de ella, seguidamente cuando me limpio y todo sus jugos andaban ya camino de su estomago, baje de nuevo a su entrepierna y buscándole su sobresaliente clítoris le daba con la punta de la lengua. Sin duda era uno de sus puntos mas erógenos suyo puesto que a cada lamida se incorporaba como dando pequeños saltitos y un gemir de lo mas característicos.
Yo ya no podía más y acerque mi riñonera y entre sus bolsillos busque un preservativo. Visto esto ella se acomodo mejor y me abrió más si cabe sus piernas. Mi pene cubierto ya por el condón apuntaba a esa gruta de lo más mojada y poco a poco se lo fue engullendo. Se notaba que su actividad sexual no era frecuente, porque aunque sin problemas entro mi polla en su coño pero no estaba tan abierta como otras chicas de menor edad que me he follado.
Enfrente uno del otro, moviéndonos rítmicamente, en un principio estábamos descoordinados pero basto un par de embestidas para coger el ritmo de cada uno y llevar una sintonía que hacia que el ritmo pausado pero intenso de lo mas delicioso. Ella me pedía mas, dame más y yo le dije que se pusiera encima mía y que ella marcara el ritmo. Nos acomodamos a esa postura sin despegarnos y así pude contemplar de uno de lo más maravillosos espectáculos que haya visto. Su par de tetas que como dije antes sin ser grandes botando con una suavidad pero con un movimiento de lo mas excitante. Yo no perdí la ocasión para manosearlas y jugar con sus duro pezones. Pezones muy oscuros que parecían de chocolate. Ella me trotaba cada vez con mas fuerzas, de su chocho emanaban una importante cantidad de líquidos, y entre jadeos los dos estábamos a punto. Yo a ella le pregunte como iba, ella se limito a seguir aumentando el ritmo de sus embestidas y yo solo podía decirle mas, mas rápido. Mas duro, por favor que me duele los huevos de retener la leche, maaaaaaaaass, y con un ritmo de lo mas violento ella primero y yo justamente después descargamos nuestras ansias sexuales y nos corrimos lo mas salvajemente posible.
Una vez que me desacople de su ardiente y húmedo sexo me cogió de los huevos y me limpio sus propios jugos, y yo aproveche para quitarme el preservativo con una buena cantidad de leche, invitando a ella a que la probara, pero ella en un acto de negación la rechazo y con un "Gracias" mirándome fijamente a los ojos se levanto del sofá y se dirigió al pequeño aseo que tenia en la planta de abajo. Yo fui detrás de ella en busca de más pero solo pude sacarle unos tiernos besos mientras se aseaba. Cuando termino me toco mi turno y después recogí mi ropa y me vestí.
Me despedí de ella con otro tierno beso en la boca y le guiñe un ojo, ella solo se limito a repetir lo de antes "Gracias".
Salí de su casa como si me quitaran un peso de encima y con la satisfacción no solo de haber disfrutado yo, sino de poder dado placer a una maravillosa mujer.