Claveles para la eternidad 3

Modelando a Jennifer

—Tengo a Jennifer.

—Estás segura.

—Después del beso que le dio Laura sentí que era mía, esta en tu poder.

—Que grande eres Lory, ahora veamos hasta que punto se acoplan.

Subieron cogidas de la mano, sin hablar y sin siquiera mirarse. Jennifer se preguntaba porqué iba ha hacer aquello, a permitir que su mejor amiga la amase, y sin embargo, desde aquel escurridizo beso, al que después correspondió, había sucedido algo en su interior que mutaba la aversión inicial que sentía entonces por un incipiente deseo, que se manifestaba muy tímidamente aún, de dejarse poseer. Ninguna de las dos llevaba el guión aprendido, cerraron la puerta de la habitación y Laura se situó en uno de los extremos para desnudarse lentamente poniéndose de espaldas a su amiga. Jennifer la observó abstraída mientras lo hacía y sintió como si una pequeña descarga eléctrica recorriese su columna vertebral. Nunca la había mirado de esta forma, tenía un cuerpo verdaderamente espectacular, sus glúteos prietos y firmes configuraban un culo perfecto y el cabello pelirrojo se desplomaba en cascada por su espalda. Cuando se dio la vuelta hacía Jennifer su cuerpo permanecía en semi penumbra, pero esta podo apreciar sus exquisitos labios y cada facción de su rostro. Anduvo hacia ella y asió sus muñecas para atraerla hacía si de forma que saliese de la penumbra, y cuando lo hizo, se dijo que era el cuerpo mas perfecto que había visto jamás. Laura abrazó a su amiga, temblorosa, sintiendo como sus piernas flaqueaban fruto de sus propios nervios y Jennifer pasó sus brazos sobre sus hombros con inusitada ternura. Se besaron largamente, al principio solo permitiendo que sus labios se rozasen fugazmente, después, haciendo que sus lenguas se acariciasen entre si y se introdujesen entre sus labios hasta acariciar sus paladares. La flaqueza inicial parecía desvanecerse y Laura conmino a Jennifer a que se sentará sobre la cama para deslizar por sus hombros la chaqueta del pijama azul sin dejar de mirarla fijamente, realizaba movimientos cadenciosos cada vez más calculados, quería que Laura apreciase cada detalle de su cuerpo y esta, sentada sobre la cama, no pudo evitar llevar la mano a su sexo para acariciar tenuemente su escaso y rojizo bello vaginal. Antes de deshacerse del pantalón, Jennifer llevo sus manos a sus pechos para juguetear con sus azabaches pezones pellizcándolos y provocando que adquiriesen una tersura imposible, después deslizó la goma del pantalón por sus caderas y aún permaneció unos instantes ante ella contorneándose al son de una imaginada melodía.

Cuando fue hasta Laura empujó sus hombros desnudos hacía atrás obligándola a recostarse y se situó sobre ella haciendo que sus pechos se rozasen. Jamás había sentido un deseo igual, nuevamente introdujo su lengua entre los labios de su amiga para, tras un largo minuto, deslizar su lengua por su cuello, su torso, sus pechos blanquecinos y perfectos en los que reparó largamente para lamer con fruición aquellos pezones tímidos tan distintos a los suyos y finalmente introducir el rostro entre sus rodillas semi abiertas para pellizcar el virginal clítoris con los dientes e introducir su lengua entre los labios vaginales de Laura que se convulsionaba entre ahogados gemidos de placer, ausente a todo.

Cuando Lorena supo que había conseguido introducirse en Jennifer supo que sería incapaz de manejarlas a las dos ella sola emulando sus gestos con las de ellas, por lo que pidió a Jonathan que le facilitase una compañera de juegos. Se trataba de Lucia, una chica de apenas dieciséis años a la que habían adiestrado a la perfección a base de convertirla en dependiente de una droga y someterla a sus designios. En el fondo Lorena apreciaba a la niña, ella misma había sido la encargada de adiestrarla y consiguió que esta le profesase una especie de insana veneración, lo que, indudablemente facilitaba mucho sus objetivos. Lucia era atractiva y muy hermosa y Lorena disfrutaba con ella obligándola a realizar todo tipo de actos deshonestos y obscenos, como ser sodomizada por Jonathan o participar en innumerables y prolongadas orgias. Ahora retozaban en la cama frente a Jonathan que solo desviaba la mirada de las pantallas para deleitarse con la escena que aquellas dos mujeres representaban para el. Lucia tenía su cabeza entre las piernas de Lorena provocándole irresistibles orgasmos con su lengua en perfecta simultaneidad con Jennifer, que hacía lo propio con Laura, a muchos kilómetros de allí.

Lorena sabía que finalizado el proceso de fidelización Jennifer y Laura no necesitarían ningún estimulo externo para entregarse al lesbianismo porque se crearía un vínculo afectivo indestructible pero ella no iba a permitir que aquello acabase allí, las convertiría en dos insaciables tigresas arrasando con cualquier tipo de obstáculo moral que aún pudiesen albergar. Sería el momento de obsequiarles los claveles para la eternidad. Acarició el rubio cabello de Lucia y se situó sobre ella.

Laura se incorporó para acariciar el rostro de Jennifer y esta dibujó una picara sonrisa en sus labios. Sabia que había conseguido que Laura concatenase una decena de orgasmos que la habían agotado, pero la cara de su amiga dibujaba perversión. Laura situó su cuerpo sudoroso sobre el de Jennifer y está extendió los brazos hacía atrás para dejarse hacer. Mientras besaba frenéticamente a Jennifer deslizo su mano para atisbar su sexo, al contrario que el de ella era  muy poblado y el bello vaginal, aún rizado, parecía defender la entrada a su castillo a modo de estática frondosidad. Sin dejar de basarla, introdujo su dedo índice entre sus labios vaginales topándose con su himen endurecido y acechante. La escena duró varias horas y ambas acabaron rendidas y exhaustas. Laura se dirigió al baño para ducharse, el agua fría templo su estado tranquilizándola por momentos, ni siquiera había corrido la cortina, estaba de espaldas y el agua resbalaba por sus hombros estrellándose en su despejada frente, ni siquiera percibió que Jennifer había entrado tras ella y se había situado en su espalda, solo percibió como los brazos de su amiga abrazaban su torso para acariciar sus senos con ternura, Cuando se dio la vuelta bajo el potente chorro Jennifer estaba sonriendo.

—Gracias Jenny, gracias por todo, ha sido la mejor noche de mi vida.

Jennifer la beso en los labios.

— ¿De verdad te ha gustado?

—No lo olvidaré jamás, te quiero Jenny, no se si podré olvidarlo todo como dijiste.

—Bueno Lau, eso nunca se sabe, ya veremos…

Aquella noche durmieron abrazadas a pesar del insoportable calor estival.

Eran las doce del mediodía del sábado cuándo les despertó la asistenta tras golpear con los nudillos la puerta del dormitorio de Laura.

—Vamos Laurita, son las 12, tus padres me han dicho que no te dejara trasnochar y por lo visto…

Laura se desperezó y observo a Jennifer que yacía junto a ella con su cara apoyada en el hombro.

—Jenny, despierta, es la sargento de hierro.

—Jennifer abrió los ojos de par en par y observó a Laura.

— ¡Joder! Lau, por que no me habías avisado de que tendríamos que madrugar.

Eloísa era una mujer oronda de procedencia africana que llevaba más de quince años al servicio de la casa.

—Sólo viene hasta las tres, y además, es mi confidente, pero vayamos a desayunar— entornó los labios en un deje enigmático, —tampoco quiero que se chive a papá.

— ¿Qué se chive de qué?, Laura…

Jennifer esbozada una sonrisa cómplice sin dejar de mirar fijamente a su amiga. Laura tenía revuelta su melena pelirroja y en ningún momento intentó ocultar su desnudez.

—De que te adoro Jenny, de que eres lo más importante de mi vida, mi amiga, mi confidente…

Jennifer la interrumpió profiriéndole un beso fugaz en los labios.

—Tú también lo eres para mí Lau, te quiero.

Ambas se pusieron sendos batines para bajar al comedor donde Dalia les esperaba embutida en un ceñido delantal.

—Laurita, te cepillaste media despensa ayer, tú padre te matará.

Laura fue hasta ella para propinarle sendos besos en sus sonrojadas mejillas.

—Se que tú me protegerás Dal, mi mejor amiga y yo tuvimos una noche movidita.

—Hola Dalia— Jennifer estaba radiante y parecía descansada.

—Hola Srta. Jenny, que gusto verla de nuevo. Debía suponer que estabas con ella Laurita, pero no me pongáis tan difícil haceros costado, al final me descubrirán.

—Dal, llevas protegiéndome más de quince años, ¿qué te hace pensar que te delatarías?

—Hace sólo un par de años repudiabas el caviar, el salmón y sobretodo el Champan, sólo tenía que protegerte de los chicos despechados que osaban saltar el vallado, hoy he tenido que enterrar dos botellas de Moët.

—De eso hace mucho tiempo, querida, ¿Qué hay de desayunar?

—Está en la mesa, ¿no lo ves?

Laura y Jennifer se sentaron para degustar aquel soberbio desayuno. Ante la sorpresa de la asistenta ni siquiera hablaron, ingirieron sendas tazas de café con leche y una variedad de pastelitos diferentes, pero entre ellas no pronunciaron palabra alguna, y sin embargo, a Dalia le sorprendió que no dejaran de mirarse fijamente esbozando una sonrisa cómplice.

Cuándo bajaron a la piscina del chalet era más de la una de la tarde. Ambas vestían sinuoso biquinis que siluetaban sus tipos y optaron por tumbarse al sol sobre dos hamacas dispuestas en el jardín.

—He organizado una fiesta esta noche Jenny.

Jennifer pareció sorprendida y truncó el gesto.

—Pensaba que estaríamos solas Laura.

—Tendremos toda la noche para estarlo, nos divertiremos, te lo aseguro.

— ¿Quién va a venir?— Parecía contrariada.

—Pedro, Miguel y Luís, ¿te acuerdas de ellos?

—Si, los tres cañones— Sonrió indecisa, — ¿Alguien más?

—Bueno, Pedro me ha dicho que igual venían una pareja de fósiles con su hija.

—No me jodas.

—Parece que son muy simpáticos… y ricos. Creo que el se llama Jonathan y ella Lorena, la hija se llama Lucia.

— ¿Pero que “coño” pintan aquí Lau?

—Te juro que no te aburrirás, creo que él es un productor de Hollywood, te imaginas tu y yo actuando en la secuela de Pretty Woman.

— ¿Te he comentado alguna vez que estas pirada, princesa?

—Recuérdamelo esta noche, princesa de Chichinabo.

Ambas rieron y Jennifer acarició tenuemente el antebrazo de Laura.

CONTINUARÁ