Claveles para la eternidad (1)
Una inmersión en el mundo de la telepatía psicopática. Ficción o realidad, simplemente un relato.
“Laura tiene 18 años. Se trata de una pelirroja natural, esbelta y agraciada, cuyos padres poseen una estimable fortuna así como un elenco de empresas de reconocida solvencia, en ámbitos inmobiliarios, textiles y de perfumería. Es una joven aplicada y responsable, sin vicios conocidos, educada en una cotidianidad familiar muy arraigada basada en un estricto control de sus costumbres y calificaciones escolares por parte de sus progenitores…”
Lorena interrumpió la lectura del informe y observó a Jonathan de soslayo desplazando las gafas por el puente de su nariz. Era una mujer muy hermosa de melena lacia y negra a la que poca gente le pondría más de de 30 años.
—Parece idónea, continua
Habló con voz cadenciosa mientras observaba a su secretaria con deleite y ella se ajustó las gafas para proseguir el informe.
“La investigación se ha prolongado tres meses, se han instalado cámaras en su habitación y en varias estancias de la casa y se han intervenido los teléfonos y sus correos electrónicos. Como se ha apuntado su vida carece de emociones fuera de la cotidianidad diaria, no tiene novio y mantiene una gran amistad, parece que desde hace varios años con una chica de color, más bien mulata, de su misma edad y excepcionalmente atractiva”
Lorena se interrumpió de nuevo para encender una gran televisor de plasma colgado en una de las paredes del lujoso despacho frente a la mesa de Jonathan y se sentó de nuevo frente a su jefe de espaldas a la pantalla en la que ya aparecía la imagen de Laura cenando junto a sus padres en un amplio y engalanado comedor. Jonathan era un hombre fornido de impecable vestimenta y gestos cadenciosos. Se había licenciado en Etton y poseía una amplia cultura y una exquisita educación. Observó la escena mientras Lorena volvía a aquel informe.
“En abril ambas planean un viaje a España, concretamente a Madrid, irán con un grupo de su escuela y se alojarán en un apartotel del centro…”
— ¿Son lesbianas?
—En absoluto, no parece interesarle el sexo, las cámaras de su habitación y de su baño muestran que ni siquiera se ha masturbado en estos tres meses de control
Jonathan atusó su barbilla sin dejar de observar las imágenes del televisor que mostraban a los comensales dirigiéndose al salón.
—La candidata perfecta, ¿verdad Lorena?
Deslizó nuevamente sus gafas y le observó fijamente antes de girarse hacia el televisor
—No será fácil, John
—Nunca es fácil querida pero tú no me has fallado nunca
Dibujo una sensual sonrisa en sus labios y volteó la mesa para sentarse en el regazo del hombre. Vestía un ceñido traje de seda negra que ensalzaba su figura y realzaba su pecho y su cadera haciéndola parecer irresistible.
—Siempre hay una primera vez
—No será esta, Lory
Ambos se fundieron en un beso lascivo mientras aquella gigantesca pantalla mostraba a una inocente Laura desnudándose en la intimidad de su habitación para tomar un baño antes de acostarse.
Jonathan y Lorena habían tomado asiento en un amplio diván y el hombre hizo que las luces de aquel despacho atenuasen su haz hasta la práctica extenuación lumínica. Ambos estaban desnudos y abrazados observando cada detalle que mostraba aquel televisor.
Laura entró en el cuarto de baño y procedió a deslizar por su cintura los ceñidos jeans, parecía relajada y tranquila y sintonizó una pequeña radio de pared que emitía un jazz acompasado. Estaba situada frente al espejo y se observaba a si misma mientras se desvestía con parsimonia. Dobló cuidadosamente los tejanos para colocarlos sobre el mármol que soportaba la pica del lavamanos y desabotonó la holgada blusa para deslizarla por sus hombros. Jonathan y Lorena permanecían expectantes y parecían reparar en cada gesto de la chica, anonadados por la escena. Ahora solo unas braguitas de satén y un sujetador a juego vestían su cuerpo y Laura acerco su rostro a un espejo de aumentos para escrudiñar su cutis reparando en un pequeño granito que sobresalía de su pómulo. El ruido del agua que llenaba la bañera se confundía con la sintonía y la chica pareció desperezarse antes de situar sus brazos en la espalda para desasir el sujetador, que resbalo holgado por su cintura, mostrando unos pechos perfectos, coronados por unas aureolas sonrosadas y grandes. Solo un segundo después deslizó por sus caderas la única prenda que aún vestía. Observó de nuevo su reflejo en la más absoluta desnudez y atusó su melena pelirroja para trenzarla tras su nuca. Lorena manipulo un pequeño rotor y la imagen de la bañera espumeante centro la pantalla unos segundos mientras Laura se introducía en ella con el rostro relajado.
—Creo que ha llegado la hora Lory
Lorena lo observo unos instantes antes de que sus facciones adquiriesen una inusual tensión y estiró su torso para desplazar su brazo hacía su sexo mientras acariciaba su seno con la otra mano. Jonathan la observaba inerte, admiraba a aquella mujer y siempre se preguntaba como demonios conseguía hacer aquello. La cámara se centro de nuevo en Laura que se había enjabonado el tórax y acariciaba su cuerpo, entre la espuma, con una gran esponja de coral. Lorena, junto a Jonathan, seguía aquel ritual con precisión, acariciando su cuerpo con ternura y en un instante abrió los ojos como platos incorporándose sobre el sofá con un violento espasmo, fue el momento exacto en el que Jonathan comprendió que lo había conseguido una vez más y centró su mirada en la pantalla. La pigmentación del rostro de Laura en la bañera palideció y sus facciones se tersaron, supo que algo extraño le ocurría, su mente parecía nublarse y sus ideas se escabullían para divagarse por algún lugar remoto, era como si algo o alguien estuvieran introduciéndose en su cerebro para monitorizar sus gestos y sensaciones esclavizando sus sentidos, pero no sentía aprensión sino curiosidad, una curiosidad huidiza y evocante de nuevas sensaciones que no había experimentado jamás. Jonathan observó complacido como los gestos de Laura se acompasaban con los de Lorena en la distancia, Laura se puso en pie accionando la ducha para permitir que el agua lloviese sobre sus hombros mientras acariciaba su pecho provocando que sus pezones adquiriesen una tersura descomunal y por primera vez en su existencia introdujo su dedo índice entre sus labios vaginales. Su mente solo albergaba una idea, experimentar placer. Seco su cuerpo con una mullida toalla y las cámaras la acompañaron hasta su lecho en el que se recostó sin ni siquiera deshacer las sábanas de seda. La imagen de Laura sobre la cama, con el rostro compungido mientras acariciaba su sexo, con sincopados gestos, excito por completo a Jonathan y a Lorena, que emulaba a Laura a sincronizarlos con los de ella, y por fin, tras mas de diez minutos de frenética masturbación, ambas estallaron en un orgasmo brutal, desconocido para Laura. Aquella noche la niña experimento largas horas con su cuerpo y Lorena consiguió arrastrarla hasta la depravación más absoluta con su aquiescencia. Jamás había experimentado nada parecido y no se sentía culpable, sin embargo, sabía que algo o alguien habían manipulado su mente.
—Te felicito Lory, ya es nuestra.
CONTINUARÁ