Clavada en el sofa
Una noche de carnaval, dos amigos vestidos de mujer y de como uno de ellos se inicia a conocer las delicias de enfundarse en unas medias y unos tacones y que un caballero la haga mujer.
Esa noche habíamos ido de carnavales con un amigo, a nadie más de la pandilla parecía interesarle lo de ir de parranda disfrazados, así que esa noche íbamos por libre.
Nos decidimos por lo más fácil: Vestirnos de mujer, pero queríamos hacerlo bien, así que nos depilamos a conciencia y nos vestimos preciosas: Mi amigo con un vestido rojo muy ajustado y corto, una peluca rubia que le daba cierto aspecto de Marilyn Monroe y haciendo equilibrios sobre unos finos zapatos de tacón mientras yo, llevaba una peluca a lo Uma Thurman en Pulp Fiction, falda de látex ajustada, medias negras, chaqueta de cuero y unas ajustadas y bonitas botas negras hasta la rodilla.
La noche fue divertida, de muchas risas y nos dieron las tantas. Al vivir yo fuera de la ciudad, mi amigo me acogió en su casa a la que llegamos algo achispados por el alcohol y bastante cansados. A pesar de ello aun nos quedaron ánimos para sentamos en el sofá a tomar la última. Mi amigo se fue al baño, mientras yo preparaba las copas. Debió tardar lo suyo ya que me quede dormido mientras el regresaba a su habitual aspecto varonil.
No se cuanto debí dormir, pero desperté con unos pequeños movimientos del sofá, leves pero rítmicos y seguidos… en la tele, una porno y mi amigo masturbándose como si no hubiese un mañana…
-Ostia que apuro- Se dio cuenta enseguida que me acababa de despertar y a pesar de sus palabras, parecía más divertido que sonrojado.
-Tranquilo- le sonreí –¿quién no lo ha hecho después de una noche de marcha?-
-Lo siento pero ando muy caliente y no me veía llevándote en volandas hasta la cama para estar solo-
-Pues la verdad es que yo también ando caliente, de hecho con eso allí- señale la tele con una mirada- cualquiera no lo está…-
-Pues ponte cómodo, que hay confianza- me guiño un ojo mientras me hacía sitio en el sofá.
Me levante la falda y tan solo de ver esas fabulosas medias ya me empalme un poco más, así que me la saque i empecé a darle… sin darme cuenta empecé a notar una mano tocando suavemente mi muslo depilado y enfundado en esas suaves medias, mi amigo había dejado de tocarse y mientras me acariciaba la pierna con una mano, la otra intentaba sustituir a la mía en las labores masturbatorias, me guiño un ojo y no sé si impulsado por el alcohol , la calentura o por ambos, me deje hacer. Tanto, que ni quise darme cuenta que estaba poniendo sutilmente su pierna debajo de la mía acercando su aliento a mi nuca i acercándome su pene, aun fuera de sus pantalones pero medio enfundado en el calzoncillo a mí. En esas empezó a frotarse i a gruñir. Primero se frotaba a mi pierna, después poco a poco empezó a arrimarme mas i ya se frotaba en mi culo…
-Basta- Puse como pude mi mano entre mi culo y su polla a modo de barrera.
-Pero si te gusta..- mira tócala- Tiro de la tela de sus calzoncillos y entonces me encontré agarrándole de su miembro
-No, no- mi boca decía no, pero no me daba cuenta que tampoco estaba soltando su polla, la palpaba fascinado.
-Pero si eres tú la que frotaba su culito y ahora me estas pajeando- Su voz me decía que cada vez estaba más excitado.
Me sonroje, y solté su polla, solo consiguiendo con eso que, ya liberada, se pegara más a mi culo.
- Ahora mismo mí me encantaría follarte, te has vestido de puta madre, estas buenísima- empezó a mordisquearme el cuello, yo ya estaba perdiendo la cabeza.
-No, no, no soy maricen- decía no, pero gimiendo y frotándome como un loco.
-Me da igual lo que seas, lo único que cuenta es que quiero follarme ese culo, después puedes ser maricon, putita, o lo que sea… y tu polla no está fláccida precisamente…- Tenía razón, mi polla asomaba por debajo de mi falda de látex arremangada, palpitando.
Mi calzoncillo estaba empapado de sus flujos pre seminales, me estaba volviendo loco, el esquema de mi sexualidad tambaleaba, estaba excitadísimo y en esos momentos no sé si lo deseaba más yo mismo o el… de repente paro, se levantó intentando recuperar la compostura, me miro sonriente y se fue.
Me senté respirando agitadamente, poniéndome bien la falda y bebí de un trago una de esas copas que habían quedado olvidadas, no sé si para recuperarme del susto o para darme valor por lo que sospechaba estaba a punto de ocurrir, cuando mi amigo volvió, llevaba un bote de lubricante en la mano y una sonrisa de oreja a oreja.
-Ponte en el sofá, y levántate la falda.- Lo dijo cariñoso, pero muy firmemente, de una forma, que obedecer era la única opción, eso me excito aún más.
No dije ni mu, puse mis rodillas en el asiento del sofá y acomode mi cuerpo en el respaldo, mientras levantaba mi falda, lo hacía en modo automático, mi cabeza solo me decía que no, que no era maricon que no lo hiciese, pero mi cuerpo estaba poniendo todas las facilidades y gritaba una enorme afirmación silenciosa.
Note un líquido viscoso y frio en mi culo y entonces un dedo entro, empecé a gemir, ahora quien gruñía era yo, una mano jugueteaba con mi agujero y la otra ya empezaba a pajearme, estuvo un buen rato así, sabía lo que se hacía, me estaba corriendo de gusto, tanto que ni me di cuenta que otro dedo se había añadido a la fiesta.
Mas frio viscoso en mi culo i entonces note su aliento en mi oreja , su peso en mi espalda y algo se colocaba en mi puerta de entrada, que hasta ese momento solo había sido de salida, suspire..
Volvió a besarme en el cuello, mientras empujaba la cabeza hacia dentro, inconscientemente apreté, impidiéndole entrar, entonces consciente de que yo era el único impedimento, empecé a respirar profundamente relajándome todo lo que podía…
-Así, relájate cariño, relájate, dame tu culito….- Era el tipo de frase que escuchada en una porno me daba risa, pero en ese momento ayudo a abrir las puertas.
Pudo meter un poco más, poco a poco… y de repente, zas! Ya lo tenía todo dentro de mí, sin darme cuenta había apretado mi culo contra él, ansioso para que me penetrara… eso lo excito aún más y note como crecía y se endurecía dentro de mi… me abrazo y estuvimos un rato así, mientras mis entrañas se adaptaban al … paso sus manos por debajo de mis brazos agarrándose a mis hombros y apretando todo lo que pudo para que no hubiese forma de estar más adentro de mí , yo lo probé agarrándole del culo y apretando también.
-follame,follame follame….- Era una súplica, yo ya no podía mas
-¿No decías que era de maricones?- Se movía dentro de mi volviéndome loco… o loca, yo ya no sabía.
-Ya no lo sé… me da igual follame!- Ya dejaríamos las discusiones filosóficas para después.
-Eso en el caso que fueses un hombre… ahora mismo eres mi putita…- Se reía divertido.
-Vamos…, hazlo, hazlo, hazlo…- Casi lloraba de pura suplica.
-Dímelo- Su voz era casi agresiva, dominante, él mandaba, yo estaba a su disposición.
-Follame…- Movía mi culo a la desesperada, con cada movimiento la notaba crecer dentro.
-No, dime que eres- Ahora si era agresiva, completamente.
-Soy… soy tu putita.. ¡soy tu putita, soy tu putita! Follame follame follame!- Lloraba y grite, había ya cedido del todo si quedaba alguna parte de mi por ceder.
Entonces empezó, parecía que intentaba clavarme en el sofá, yo no dejaba de gritarle que me hiciese suya, el gruñía como un animal, y me taladro hasta que me inundo por dentro, con los ojos en blanco y babeando, también me corrí en unas sacudidas que me parecieron pequeños terremotos, cayendo exhaustos los dos.
Al final tomamos esas copas antes de ir a dormir. Fumábamos y charlábamos ya completamente relajados.
-¿La próxima vez, serás tu mi putita?- le pregunte traviesamente.
-No- su respuesta fría y tajante me dejo descolocado.
Sonrió maliciosamente. –Ja, ja, ja…. no lo digo porque no vaya a haber una próxima vez, que espero que sí, lo digo, porque la putita siempre vas a ser tú. Quiero ver que tal la chupas. Además, a ver si la próxima vez cuando te suba tu falda encuentro unas bragas i no unos calzoncillos cariño. Eso será más propio de ti-
Me dio un pequeño beso en los labios, mientras yo pensaba de qué color me pondría las bragas…..