Claustrofobia

Las situaciones inesperadas huyen de la lógica. UN ascensor para dos.

Buenas tardes

Hola, buenas tardes.- Llegaba cansado de una jornada agotadora, con ganas de darme una ducha y ponerme cómodo.

La conocía apenas de vista, sus padres se habían mudado hacia relativamente poco. Era una chiquita joven, difícil saber su edad exacta a simple vista, sino fuera por la carpeta de la universidad, de primer año creo. De estatura media unos ojos verdosos tras las gafas de pasta, delgada y pelo negro brillante lacio. Vestida con una falda larga fina tipo ibicenca, que está tan de moda y un suéter casi sin mangas de color rojo que dejaba asomar los tirantes negros del sujetador

Este mes de julio estaba siendo insoportable, uno de los más calurosos que recuerdo. Personalmente prefiero le ropa ligera para trabajar, los pantalones del traje y un polo, me agobia el calor cuando es tan intenso y seco.

¿A que piso vas? – le pregunto

Al tercero – en voz baja sin levantar la mirada

Cambiamos la cabina del ascensor hacia justo un año, ya estaba viejo y fuera de normativa, tienes la sensación que estas encerrado en una lata de sardinas pero en realidad es igual de lento que su predecesor.

¿Que tal? Parece que este año es caluroso- no esperaba contestación solo complicidad

Si, tengo las bragas pegadas al culo- y empieza a reír escandalosamente, yo la sigo y pienso que es la contestación adecuada para una pregunta tan estúpida y tan obvia.

No dejo de sonreír mientras levanta la mirada hacia mí con un gesto de satisfacción por haber cortado el paso a la siguiente pregunta.

De repente el sonido de un motor en desaceleración y un golpe seco detienen el ascensor, dejándonos a oscuras con la sola luz de emergencia encendida.

Mierda- murmullo.

¿Que ha pasado?

No lo sé.

Mierda- dice

Pruebo el botón de alarma, aprieto todos los botones y nada. La puerta metálica cerrada, pico con las llaves. Ella coge el teléfono y abre la tapa

¿Hay alguien?... eooo- mis gritos apenas hacen eco en el hueco del ascensor

No hay cobertura aquí dentro.

No- le digo mientras miro mi teléfono.

Mierda- vuelve a decir ahora con voz más temblorosa.

¿Hay alguien?...eooo- grito mas fuerte

Una voz me responde parece que viene de la planta baja.

Si, creo que se ha ido la luz. –me responde una voz de mujer mayor.

¿Es general?

No lo sé, no hay luz.- la respuesta era tan obvia.

Mierda. – mi acompañante de encierro cada vez estaba más nerviosa

Cálmate, no te preocupes. Señora, ¿Puede avisar a alguien? –

Si ahora subo a casa y llamo a la compañía.

gracias-

Tras cinco minutos de espera en silencio la voz vuelve a sonar.

¿Señor? La compañía dice que tendrán resuelto el problema en breve- en breve... que mal me suena.

Gracias. Esperaremos

Estoy nerviosa- me dice sin levantar la mirada y dejando las cosas a un lado de la cabina.

Cálmate dentro de un ratito estaremos fuera.

Tengo claustrofobia, joder- dice con la voz desafiante.

Bueno cálmate así no arreglamos nada, ¿cómo te llamas?- le pregunto con voz sosegada.

Raquel, me llamo Raquel.

Bueno Raquel podemos ir hablando así pasaremos más rápido el tiempo.

Vale.- como una exhalación se abraza a mí, temerosa.

Bueno.. Bueno no te preocupes saldremos de esta.- con un gesto tranquilizador le acaricio el pelo dulcemente.

Su vientre se aprieta contra mí e intento disimular que me estoy empalmando sin querer, siento el relleno del sujetador de copa apretándose contra mi pecho. Ella respira agitada.

¿Y tu como te llamas?- me dice en voz baja

Me llamo Fede, de Federico- mierda, estoy yo más nervioso que ella.

Fede, espero que no te lo tomes a mal pero creo que te estas empalmando.- lo ha notado, mierda, intentándola apartar un poco para disimular, me suelta:

No te he dicho que me moleste sino que lo estoy notando.- y se ríe.

Perdona, pero es que..

De repente me mira me sonríe y sin desviar la mirada de mi se aparte y su mano va a parar directa a mi paquete.

Es por lo que te he dicho de mis bragas, ¿no?

Sí- Silencio.

¿Quieres comprobarlo?

Sí.

Con un gesto ágil, levanto la falda hasta el lateral hasta que me encuentro con el hilo del tanga. Lo sigo hasta la ingle y noto que efectivamente tiene los muslos sudados.

Abre la boca y suspira mientras me dice:

Mete la mano y veras..

Al explorar dentro de su tanga noto que esta húmeda, y suspira levemente cuando le alcanzo a acariciar los labios de su coño.

Su mano suave ya ha encontrado el camino marcado para bajarme la bragueta y meter la mano dentro de mi bóxer y ahora se mueve acariciando el tronco de mi polla totalmente empalmada.

Mientr, as la beso, la empujo contra la pared de espejo del ascensor y tras el suéter noto los pezones duros de sus pechos firmes.

Quieres que te coma el coño, ¿Raquel? –Le susurro al oído.

Sí, por favor.

Bajando por sus pechos y su vientre me topo con la falda, meto mis manos por debajo y le bajo el tanga que cae sobre sus sandalias, le subo la falda acariciándole los muslos hasta dejarle expuesta su intimidad.

Tiene un coño majestuoso, los labios menores sobresalen lo justo y apenas un hilo de asoma en su pubis. Apoyo uno de sus muslos en mi hombro y sin mas paso mi lengua desde su ano hasta la punta de su clítoris.

Un suspiro sordo se escapa de los labios de Raquel mientras mi lengua recorre su coño, desde los labios menores hasta los mayores, presionando su clítoris con mi lengua, se introduzco y ella agita su respiración excitada.

Ella se aparta el suéter hasta la cintura y se quita ágilmente los tirantes del sujetaros negro a juego con el tanga que esta en el suelo, dejando ver sus pechos suaves, sus pezones con la aureola abultada de la excitación. Se los acaricia suavemente apretándolos de vez en cuando con cada suspiro.

Déjame chapártela, quiero sentirla.

Sentado en el suelo me desabrocha el cinturón y me quita los pantalones mientras yo me deshago del resto. Desenfunda su lengua y mientras me sujeta con una mano la polla se traga de un golpe la mitad. Siento un escalofrío cuando me aprieta la base entre su lengua y el paladar, cuando me acaricia con delicadeza mis huevos. No puedo reprimir el gesto cogiendo su cabeza e hincándola, mientras la otra mano esta jugando con su coño húmedo, deslizando dos dedos en su interior.

De pie frente a mí, se arrodilla y con su mano acompaña mi polla hasta la entrada de su coño, de un salto se encaja perfectamente primero hasta la mitad y seguido hasta pegar mis huevos con su culo.

Frotándose adelante y atrás aprieta su clítoris contra la base de mi polla.

Sí, dios, que dura esta.

Raquel siento tu coño como palpita.

Chúpame las tetas.

Mi lengua recorriendo sus pezones, mordiéndolos entre mis labios y con cada gesto un suspiro cada vez más intenso.

De repente siento como su coño empieza a presionarme la polla.

Ah, si, si, me corro.

Con dos convulsiones seguidas note su orgasmo. En un gesto rápido la incorporo y apoyándola contra el espejo empujo con mas fuerza.

Así fóllame sigue por favor no te pares ahora.

Creo que voy acorrerme

Con cada empujón mi polla entra desde la punta hasta la base y mis huevos golpean su culo.

De repente una nueva convulsión la agita.

Si dios, me corro.

Yo también.

Después de sentir las mismas convulsiones de la primera vez saque mi polla y hábilmente con su boca de rodillas ante mí, se la introduce de nuevo. Mi polla palpitante empezó a descargar en seis manchadas divinas llenando de esperma su cara y cayendo hasta sus pechos.

Uau.. Si que corrida.

Su mirada desde el suelo sonriente, aplaude mi descarga.

Joder, mira como me has puesto- Una risa alocada la precede.

Estoy impresionado.

¿Te ha gustado?

Mucho. ¿Puedo besarte?

Cogiéndola del brazo y acercándola a mis labios la beso profundamente sintiendo de nuevo sus tetas firmes sobre mi pecho desnudo.

¿Señor, señor?

Si, ¿dígame?

No señor nada que oía ruidos, ¿están bien?

Sí- los dos al unísono.

¿Quién esta con usted?

Raquel- le digo sin vacilar-

Raquel hija soy mama, ¿estas bien?

Sí.

No sabia que estabas ahí.

SI mama estoy bien.

Señor, tranquilícela que mi hija sufre de claustrofobia.

No se preocupe señora esta en buenas manos.

Los dos no tapamos la boca para no dejar escapar una risa.

Si usted supiera, señora...