Claudia, lo hice con tu padre
Esa noche en casa de Claudia, mi mejor amiga de toda la vida, descubrí que su padre me quería más que como a un hijo.
Con Claudia tenemos la misma edad, somos amigos desde muy pequeños, se podría decir que somos como hermanos.
Sus padres son como mis padres también, muchas noches me he quedado a dormir en su casa y aún al día de hoy lo hago.
Una noche llegamos de una reunión de amigos y ahí se encontraba Humberto su padre, él tiene actualmente 48 años. Es moreno, atlético y bien parecido, ya al mirarlo nomás te das cuenta que es todo un semental. Brazos fuertes, mirada penetrante, mmm me encanta!!
Él estaba en la sala viendo la TV, la madre de Claudia ya estaba durmiendo, y nosotros nos sentamos a charlar con él.
Esa noche yo llevaba puesta una camisa blanca algo ajustada y unos jeans negros, la camisa tenía algunos botones desprendidos por lo que se podía admirar un poco mi pecho trabajado por los ejercicios que hago. De repente miraba a Humberto y había notado que él había comenzado a mirarme de una forma que jamás lo había lo hecho, sentía cierto deseo en su mirada.
Mientras Claudia le contaba a su padre sobre la fiesta, yo aproveche que hacía calor para desabrocharme aún mas la camisa para que se vieran mejor mis pectorales. Mientras la charla seguía entre risas él me miraba cada vez más.
Podía sentir como Humberto comía cada parte de mi cuerpo con su mirada, con cada mirada me excitaba cada vez más, y una erección tremenda comenzaba a notarse entre mis piernas... pero no era el único... Humberto tenía también un bulto considerable debajo de sus pantalones.
Claudia ya vencida por el agotamiento decidió que ya era hora de irse a la cama, así que procedió a levantarse, le dio un tierno beso a su padre y se fue a dormir a su habitación, Humberto y yo quedamos solos. Él me miro con deseo y muy firme me ordeno, "quitate la camisa" yo sin pensarlo 2 veces me quite rápidamente la camisa obedeciendo a lo que ese macho decía quedando con mi torso desnudo frente a él.
Volvió a hablar de manera firme e imperativa y me dijo: "ahora pellizcate las tetillas" yo puse dos dedos en mi boca y acaricie mis pezones, los pellizque mirándolo fijamente a los ojos, tenía mi pene totalmente erecto, nos mirábamos cada uno en un sillón, sin tocarnos, esa situación era tan caliente...
De repente la puerta de la habitación de Claudia se abre y ella vuelve a la sala, pues a pesar de sentirse agotada no lograba dormirse. Yo me puse rápidamente la camisa, pero quedo desprendida, Humberto tenía una erección terrible, y Claudia cuando vuelve a la sala y me ve con la camisa totalmente desprendida me dice: "tanto calor no hace..." yo largue una risa un poco nerviosa.
Claudia siguió hablando un buen rato hasta que dijo que iba a darse una ducha y volvería a la cama. Así que procedió a levantarse nuevamente del sillón para ir hacia el baño y yo le dije que ya me iría a dormir en el cuarto de invitados... pues estamos grandes para dormir juntos. Además su madre no lo aprobaba.
Humberto y yo quedamos otra vez solos en la sala y me él dijo: "nos quedamos nuevamente solos... que curioso no?... ya vi tus pectorales, ahora mostrame tu pija, quiero verla..."
Otra vez sin dudar, me recosté en el sillón, separé las piernas y lentamente baje el cierre del pantalón... comencé a acariciarme el bulto que se hacía en mis calzoncillos, mi pija estaba re dura y se notaba claramente en mi calzoncillo.
Metí mi mano por debajo del mismo y comencé a tocarme la pija suavemente, él podía ver los lentos movimientos que estiraban la tela rítmicamente.
Humberto se acomodó en su sillón y me dijo mirándome fijamente: "No vas a mostrármela? O te da vergüenza que yo, el padre de tu mejor amiga, te vea?..." casi acabo cuando escuche lo que Humberto me dijo, no podía creer que ese hombre que fue como un padre para mí me deseara de esa forma y me dijera lo que me acababa de decir, y para demostrarle que no me avergonzaba decidí bajarme los pantalones y el calzoncillo y mostrarle mi pija dura.
Me pajeaba lentamente, acariciaba la pija con mi mano lentamente, subía y bajaba, subía y bajaba, con la otra me acariciaba los huevos, y Humberto me miraba tocándose el bulto que se hacía en sus pantalones, él estaba totalmente excitado y yo también.
Procedí a quitarme toda la ropa quedando totalmente como Dios me trajo al mundo, me puse de espaldas a él con las rodillas sobre el sillón, me incline hacia el respaldo y toda mi cola y huevos quedaron expuestos, y yo acariciándome desde abajo...
Humberto se levanto y se pego a mi, no pude ver su pene pero ya lo tenía golpeando mi entrada. Era grande y estaba muy caliente, me tomo de la cintura y sin preámbulos lo empujo dentro de mi culo, sentí que me llenaba...
Una vez que estuvo todo dentro se quedo quieto y lo sentí latir, mis manos estaban sobre el respaldo y me movía en círculos. Su glande acariciaba cada centímetro de mis profundidades. Era algo muy delicioso el sentir su pija adentro de mi, mientras Humberto me cojía, se escuchaba como corría el agua de la ducha de Claudia.
Ese momento de placer no duraría siempre, por eso teníamos que apurarnos, Humberto comenzó a entrar y salir con fuerza de mi, me serruchaba el culo cada vez con más ganas.
Su pene era muy grueso y sentía que me abría. Gemí, mordí mi brazo para no gritar el primer orgasmo que fue arrasador...
Acabe dos veces en esa posición llenando el sillón y mis piernas de leche. Su glande me perforaba y el morbo que sentía en ese momento me invadía cada vez más cada instante que pasaba.
Hacerlo con el hombre que me trató como el hijo que nunca tuvo, el hombre que fue como mi segundo padre, el padre de mi mejor amiga, ahí en su casa, en su sala, mientras su esposa dormía y su hija se bañaba, era demasiado para mi, cuando sentí que él estaba a punto de acabar, me arrodille en la alfombra y comencé a chuparle la pija con muchas ganas. Quería demostrarle que sabía hacerlo bien.
Humberto me tomo de la nuca y comenzó a mover las caderas, sentía su pene en mi garganta. Totalmente excitado me dijo: "Mirame, no dejes de mirarme..." él quería ver la expresión de mi rostro con su pija en la boca, ahora se movía más rápido, en un momento sentí que se tensaba y comencé a acariciar sus testículos, su pija se hincho aún más y un instante después lleno mi boca de su rica leche, bien blanca, bien espesa, sentí que ese fue el momento más glorioso de mi vida, me sentí un ganador al poder ofrecerle un tremendo placer a ese hombre tan experimentado.
Me trague toda la leche y la mantuve entre mis labios hasta que Claudia cerro el agua de la ducha. Humberto me ayudo a levantarme y me dijo suavemente al oído: "dale... andá a la cama que ya tuviste mucho por hoy y no quiero tener líos con nadie..."
"Quiero que lo volvamos hacer... tenemos que repetir esto..." le dije yo, él me agarro la cara y rápidamente me dio un beso apasionado en la boca.
Luego de esa noche, comencé a quedarme mucho más seguido en su casa, cualquier cosa servía de excusa para quedarme ahí, incluso comencé a acompañar a la familia en sus vacaciones y todos lo pasamos bomba!