Claudia, la vecina 2
Segundo capítulo de la historia de Claudia, mi vecina.
Este es el segundo capítulo de la historia de Claudia, la vecina de urbanización, a la que me follé.
Sigue Claudia, narrando la historia
En mi casa, al volver de la mañana follando con Alfonso
Llegué a mi casa, me di una buena ducha, y, me cambié de ropa, aparentando normalidad, es lo que siempre hacía, al volver de correr (En este caso, se podría decir, también, de correr(me))
Me encerré en mi habitación, y, pasé toda la tarde, conectada al PC, jugando online, lo necesitaba, para desconectar, de todo lo que había pasado por la mañana, y, poder dedicar tiempo, a pensar en otras cosas.
A las 20:30, tras pasar, brevemente, por la ducha, me vestí, como siempre, con lo primero que pillé, no pensaba ponerme especialmente elegante, para la cita para cenar con Alfonso, quería que me viera, tal y como soy.
Ya había avisado a mis padres, de que no iba a ir a cenar, pero, no les dije, donde iba a ir.
Aunque me hubiera gustado, porno levantar sospechas, no me llevé, de paseo, al perro.
En la casa de Alfonso, la cita para cenar.
Llegué a la casa de Alfonso, llamé al timbre, pero, no obtuve respuesta, por suerte, tenía su número de
, fue lo primero que le pedí, en el encuentro del día de la mudanza, para poder tenerlo siempre localizado, de algún modo.
Le escribí un
, y, al poco tiempo, me respondió que, le esperase, que había tenido otra emergencia, iba con algo de retraso, pero, llegaría.
También me pidió, que encargara lo que quisiera, de cena, a domicilio, pues, a Alfonso, no le había dado tiempo, a preparar nada, por su falta de tiempo.
Aproveché el tiempo, y, encargué comida japonesa, sana y rica, para que, Alfonso, conociera bien mis gustos.
Finalmente, vi llegar a Alfonso, en su coche, aparcó en el garaje y, después, vino a abrirme la puerta, para que pudiéramos pasar a su casa.
Nos saludamos, con un beso en la boca, me pidió disculpas, por su retraso, y, me advirtió, que, era la tónica habitual, en su trabajo, por eso, le costaba encontrar novia, también, pensando en la propia mujer que llegara a ser su pareja, que no tuviera que aguantar, sus constantes salidas y llegar tarde, por tener que trabajar.
Pasamos al salón, Alfonso, nos sirvió, a cada uno, una copa de vino (Una para mí, otra para él), y, estuvimos un buen rato hablando, aunque, también, hubo tiempo para besos, para tocarnos, algunas caricias, en fin, un poco de romanticismo, que no todo ha de ser, follar salvajemente.
Llegó la cena, estuvimos disfrutando de ella; Alfonso me comentó que, generalmente, comía, lo que buenamente podía, debido a su falta de tiempo, por el trabajo, en realidad, cuidarse, era algo que nunca le había importado demasiado, tal vez, influenciado por la falta de cuidado de sus padres, hacia él mismo.
Después de la cena, yo, tenía muchas ganas, de más acción, a nivel sexual, lo ocurrido por la mañana, me había dejado muy cachonda, y, ya digo, con muchas ganas, de seguir follando.
Así que, tomando la iniciativa, comencé a besar a Alfonso, empezando por los labios, y, siguiendo, poco a poco, por el resto de su cuerpo, quería hacer lo posible, para que, Alfonso, me volviese a follar, lo estaba deseando.
Le quité el pantalón de chándal que llevaba (Alfonso, al llegar a su casa, se había puesto cómodo, llevaba un pantalón de chándal, y, una camiseta, ambos negros, junto con un forro polar), le bajé el calzoncillo, también, negro, y, de nuevo, al ver su polla, era imposible, no tener ganas, de chupársela, ahí mismo, delante de quien fuera, sentía que nunca me iba a poder cortar de hacerlo, solo con verla.
En esta ocasión, iba a intentar, sentir el sabor de su semen, en mi boca, quería probarlo, y, de ser posible, también, tragarme todo lo que pudiera.
Con mucho cuidado, y, suavidad, le estuve lamiendo, chupando, disfrutando de su polla, hasta que, en esta ocasión, con el aviso previo de Alfonso, de que se iba a correr, conseguí mi objetivo, al avisar, no saqué mi boca de su polla, para que, todo su semen, me llegara a mi boca, directamente, y, me lo pudiera tragar, por completo.
Pude, antes de tragarlo, saborear su semen, era una sensación agradable, a la vez que, excitante, me empezaba a sentir, su putilla, y, eso, me estaba haciendo disfrutar.
Yo, a pesar de todo, seguía con ganas de follar, de que, Alfonso, me follase, pero, como ya era un poco tarde, Alfonso, me dijo que, se quería ir a dormir, pero que, si quería, le podía acompañar, eso sí, solo para dormir, aunque, con la promesa de que, al día siguiente, follaríamos, desde el comienzo del día, si no le surgía, ninguna urgencia que se lo impidiera.
Yo, avisé en mi casa, por
, de que no iba a ir a dormir, para que, mis padres, no se preocuparan y, después, tomados de la mano, subimos hasta la habitación de Alfonso, y, juntos, nos metimos en la cama, para dormir.
Antes de que, Alfonso, apagara la luz, nos dimos un beso en la boca, apasionado.
Esa misma noche, de madrugada, en torno a las 03:00
Estábamos durmiendo, cuando, el móvil de Alfonso, sonó; Alfonso, tomó la llamada, y, por lo que pude escuchar, se tenía que ir, como si viniera una bigotuda a besarle, a toda prisa.
Alfonso, me despertó, y, me confirmó que se tenía que ir, pero, me pidió que siguiera durmiendo, y que, si quería quedarme, por la mañana, o, volverme a mi casa, cuando ya amaneciera, era mi decisión, de nuevo, se disculpó, se vistió, y, tras un beso en la boca, a modo de despedida, se fue.
Yo, me quedé durmiendo, puse una alarma en el móvil, para despertarme a las 07:30, así, me levantaría, y, trataría de prepararle, a Alfonso, un rico y sano desayuno, para, cuando volviera.
Por la mañana 07:30
Sonó la alarma del móvil, que me había puesto, para despertarme, así que, de un salto y, con energía, me levanté de la cama, y, bajé a la cocina de Alfonso, para ver si había algo en su cocina, para poder desayunar.
Alfonso, estaba en lo cierto, su cocina, parecía el paraíso de la grasa trans, y, del chocolate, así que, por una vez, decidí aguantarme con lo que había, pero, con el firme propósito de, hablar con él, y tratar de que cambiara sus hábitos, y, se cuidara un poco, aunque fuera.
Justo, iba a empezar, a preparar el desayuno, cuando, Alfonso, llegó.
Me dio un beso en la boca, a modo de saludo
Alfonso: “Hola, Claudia, me alegra que hayas decidido quedarte, ¿Qué tal has pasado la noche? Lamento haber tenido que dejarte sola, pero, ya sabes, el trabajo, a veces, manda”
Yo: “Bien, he podido dormir, no te preocupes, iba a empezar a preparar el desayuno, pero, como aún no he hecho nada, y, ya estás aquí, vamos a hacer una cosa”
Yo: “Nos vamos a duchar, y, después, me vas a llevar a desayunar, a cualquier sitio, pero, algo sano, que, en tu frigorífico, solo tienes mierdas y grasas trans”
Alfonso: “Vale, por mi parte, no hay problema, iremos a Madrid, así, al acabar, nos podemos dar un paseo por El Retiro”
Yo: “Ok, perfecto, así, también, nos movemos un poco, que, seguro, no te mueves nada”
Fuimos a la ducha, Alfonso, cumplió su promesa, y, me folló, se corrió dentro de mí; fue una agradable sensación, follar en el agua, me hizo comenzar el día, con energía.
Me puse el sujetador y las bragas, y, nada más, con la esperanza de que, Alfonso, me dejara pasar por mi casa, un momento, para, agarrar ropa limpia, y, cambiarme,
vestirme
para hacer deporte, y, de paso, agarrar al perro, para que nos acompañara en el paseo.
Así que, medio desnuda, fuimos en el coche de Alfonso, hasta mi casa, subí a mi habitación, mis padres, no estaban, supuse que habrían salido, a hacer la compra, me cambié de ropa, me puse, ropa de deporte, como siempre, sin preocuparme, en exceso, por mi vestuario, bajé de nuevo, a donde estaba Alfonso y, nos fuimos a Madrid, a pasar la mañana.
Lo que ocurrió, esa mañana, en Madrid, con Alfonso, os lo contaré, en el siguiente capítulo de esta historia.
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