Claudia II

Claudia le cuenta a su folliamiga María su primera vez y la Convierte en su mascota

CLAUDIA II

-Tranquila, no quieres caerte – Dije sosteniéndola de del brazo que aun tenia la mano dentro de las bragas. – ¿te estabas dedeando escuchándome hablar con mi Señora? – Yo sentía que todos los colores estaban en mi rostro, pero también sentía una nueva emoción euforia, aunque estaba nerviosa.

  • Tranquila, María no pasa nada. - Dije tranquila el trauma que tuve por verme descubierta se desvaneció tan pronto como supe que era ella quien estaba en el baño Mariíta era la chica de mi edad que me gustaba claro salvo Amanda. Era una chica preciosa con sus cabellos rubios una tez pálida y ojos castaños claro muy cautivadores supongo que debe tener a todos los niños de tras de ella, sus curvas son bien definidas.

Sus tetas. Oh sus tetas son casi tan grandes que las de mamá, tiene un abdomen muy plano piernas largas y cintura estrecha, con un culo de campeonato, en proporción con sus tetas la convierten en una perfección de la naturaleza.

Ella se estaba arreglando sus ropas y me miraba con vergüenza, pero en sus ojos había un brillo que intuía yo era de curiosidad y tal vez de lujuria:

  • Lo siento yo...- decía, pero la ataje al llegar con ella: -

  • ¿Quieres que salgamos de aquí? - pregunte.

-  Si. - Dijo ella. - Pero me tienes que contar como es que te follas a tu madre. - Sentencio.

-  Esta bien, pero salgamos de aquí. - Dije cogiéndole la mano y arrastrándola fuera del baño. - A donde podemos ir? - Pregunte.

-  A mi casa; está más cerca y mi madre no está. - Dijo María. Caminamos hasta la salida del instituto. Los pasillos estaban desiertos las horas de clases aún no habían terminado, Claudia caminaba a mi lado yo estaba distraída viendo esta chica me gustaba mucho tal vez incluso estaba enamorada de ella.

María y yo habíamos sido compañeras de clase desde que el primer día de universidad, estudiábamos la misma carrera, y nos disputábamos las mejores notas la clase.

Por un lado, teníamos esa rivalidad académica y por el otro yo babeaba por ella desde el primer día.

Al salir del instituto me llevo a su carro: era un sedán rojo Chevrolet de cuatro puertas de hacía 6 años. Me abrió la puerta del copiloto entre, ella rodeo el auto y entro en el coche, el camino a su casa fue con un silencio algo incómodo. Está perdida en mis pensamientos, la miraba cuando ella miraba al frente. Siempre me considere menos atractiva que ella. Yo era delgada y mis tetas eran mucho más pequeñas que las suyas, pero también sabía que no le era indiferente a María y eso me gustaba; tal vez, sentía que yo fuese la competencia no sé. Ella también me miraba de reojo podría jurar que sonreía.

Al llegar a su casa; esta era una hermosa quinta de dos plantas con un bonito jardín al frente. La fachada de un inmaculado blanco con un hermoso marfil. La puerta de entrada era de madera pinta de caoba con una curiosa aldaba.

Pude apreciar las paredes de un inmaculado blanco, parecía que había entrado en un palacio; el hall tenía una cúpula esta circular los arcos laterales conducían a las estancias; María me fue guiando:

  • Aquí. – Dijo Señalando el lado este. – Están las cocinas, comedor y más allá el jardín. – Seguidamente señalo al oeste diciendo:

  • Esta es la sala de entretenimiento. – Pude apreciar una gran pantalla al fondo de la sala y muebles y butacas esparcidos por el perímetro; también, un gran equipo de sonido, - Vaya la gran vida que se da esta gente. -  pensé para mí, continuamos al frente la escalera se alzaba a las plantas superiores. María me tomo de la mano y me guio en la escalera, yo era como una princesa que le guiaban en sus nuevos dominios.

Subimos a los pisos superiores, en el primer rellano me señalo que en este piso era de las habitaciones de sus padres y seguimos el ascenso, esta era de madera caoba, el pasamanos de hierro forjado con gran maestría, continuamos el ascenso y en la tercera planta tomamos al este. Aquí también las paredes eran de blanco, salpicado por algún retrato o pintura. A mitad de recorrido se alzaba una puerta de madera en forma ojival todo en esta casa todo era impresionante. María abrió la puerta revelando una gran estancia; a un lado la cama grande con dosel, al otro lado un escritorio con una laptop, una estantería con libros, seguidamente una puerta que supuse era el cuarto de baño.

María dejo su mochila en el suelo y fue a sentarse en la cama indicándome que la acompañara lo hice sintiéndome un poco ansiosa ya que iba a revelar una parte intima de mi vida; la relación que tenía con mi madre. El solo pensarlo los colores se me subían al rostro; aunque también hormigueaba mi coño, sentándome a su lado María dijo:

– Entonces cuéntame. – Su voz tembló un poca estaba ansiosa también; su rostro enrojeció. Se veía tan sexy; sus ojos brillaron cuando empecé a hablar:

  • Bien, pero prométeme que lo dirás a nadie. No sé qué pasaría si la gente se entera. – Dije con seriedad. Ella vio por el tono servo de mi vos que estaba angustiada:

– Palabra de niña exploradora que no diré nada de lo que cuentes. – Dijo sonriendo; se le formaron dos ojuelos en las mejillas, me causa tanta ternura:

– Creo que la historia comienza cuando supe que me gustaban las chicas, tenía quince las otras niñas hablaban de los chicos lindos y yo ni caso. Pero si me empezó a hormiguear el chichi viendo a mi hermana y por supuesto a mamá.

Una cosa llevo a la otra fue cuestión de tiempo que empezará a tocarme imaginando que era mi madre quien me tocaba, recreando las historias tontas que decían las niñas de mi clase. Después lo normal creo el internet me dio el porno; que gran herramienta el internet, creo que es mejor maestro que todos los que he tenido estudiando. Ya no eran las historias tontas de mis compañeras eran fantasías en toda regla, aunque estas fantasías eran dirigidas para hombres, es lo que había. Siempre era mi madre la protagonista de mis sesiones de autocomplacencia. –

María gimió al escuchar   la historia. Estaba disfrutando un montón con el relato de mi vida sexual, veía su sonrisa y continúe:

  • Más adelante comencé a aventurarme al cuarto de mamá. Todo fue por un video; una niña cachonda que se masturba en el cuarto d su madre. Lo hice empecé a hacérmelo en el cuarto de mamá. Fue de lo más gratificante; percibir el aroma de mamá al masturbarme, sentir las sabanas que ella también sentía. Muchas veces tuve que cambiar el juego de cama de mamá, porque mis corridas son muy abundantes le inventaba cualquier excusa por hacerlo, luego agregue más morbo a mis sesiones; una tarde encontré una braga de mamá en el cesto de la ropa usada el morbo me pudo, la tome y la olí, su fragancia me estación. Las braguitas estaban ligeramente húmedas, con ese inconfundible aroma a sexo, fui como tantas veces a la cama y oliendo las bragas me pajeé a su salud y a la mía fue un orgasmo increíble. Aunque me sentía un poco avergonzada por mi acto lascivo el premio fue apoteósico.

  • ¿Te tocaste oliendo las bragas de tu madre? – Me pregunto María sus ojos se abrieron como platos. – No me lo puedo creer. – Termino ella movía los muslos se notaba excitada.

– Si. – Dije. – Aun no comprendo porque te digo esto, lo cierto es que me gustas y mucho y quisiera compartir esta parte de mi vida contigo. – Dije sin creerme lo que acababa de decir.

  • Joder, tía. - Dijo ella, sus ojos brillaron. -  No sé qué decirte, pero cuenta, cuenta. - Termino María, ella también se había impresionado.

Pero yo quería, ya que había soltado la sopa necesitaba terminar. – Bueno si, tú me gusta, pero este no es el momento. Te contaba; ese nuevo descubrimiento cachondo me granjeo un placer inimaginable, María, continúe con mi sistema, mi horario; llegaba a casa pasada las doce del mediodía, a esta hora la casa estaba sola, Amanda llegaba a casa hasta la noche, hablando de mi hermana necesito tu ayuda con ella, pero eso después de lo explico. Te decía almorzaba y descongelaba la cena, hacía de mis deberes, cada dos días limpiaba la casa, después de eso hacia mis aventuras a cuarto de mamá.

Debo decirte que para eso momento seguía siendo literalmente virgen, las chicas que lo habían hecho dijeron: que dolía la primera vez, y eso me dio un poco de miedo.

Una tarde era pasadas de las dos; esta en la cama de mamá a punto ya del ansiado orgasmo de la tarde, decía frases sucias. Cuando escuche la voz de mi madre, su tono era imperativo: - Ni se te ocurra correrte de nuevo en mi cama. – Ni siquiera la había oído entrar mucho menos visto, tenía sus bragas en mi cara su olor en mi nariz, lo único que veía era la tela suave negra de la prenda.

No sabía que hacer o que decir, mamá hecha cargo de la situación me prometió un correctivo por mi comportamiento lascivo y sí que me lo propinó, mamá se veía tan cachonda como lo estaba yo, supe qué hacía ya tiempo que me observaba. Medio una azotina en el culo con cada azote me hacía una pregunta a la que debía responder con un “Si Señora mami”. Esa tarde fue una fantasía para mí, el dolor de los azotes junto con el interrogatorio y las caricias de mi madre me tenían al borde del orgasmo, pero aun no me poseyó. Después de azotarme me envió a la ducha con la restricción de masturbarme. Ella fue a hacer la compra. Reflexionan en la ducha.

Me duche estaba que caminaba por las paredes por lo cachondo que mamá me había dejado observando la orden de mi Señora. Me puse un conjuntito de pijama pequeñito, quería que mamá me deseara tanto como yo a ella. Durante la cena que fue italiana lo que fue a comprar mamá, hubo silencio incomodo trataba de descubrir los pensamientos de mamá, pero, aunque los ojos le brillaban no lograba ver mas allá.

Después de la cena estaba ansiosa, veíamos la TV, aunque yo solo veía sus piernas; tenía unos pantaloncillos cortos de color azula, sus piernas se exhibían en todo su esplendor. Debo decirte que mamá es muy sexy tiene un rostro hermoso; sus arugas son casi imperceptible de tez blanca, tiene unos ojos oscuros, brillantes. Sus tetas ¡oh! Sus tetas es lo más me gusta de ella, es tarde estaban contenidas con una franelita gris, sus pezones se marcaban en ella, su tripita es plana con una cintura y grandes caderas, el culo de mamá es redondo más grande que el mío, bueno todo en mamá es más grande que en mí. En fin, mamá es una diosa que exuda pura sensualidad.

Me lancé de cabeza sabía que conseguiría algo esta noche, pero ignoraba que, comencé a rozar mi mano contra su muslo, estaba muy cachonda, la tarde fue increíble, mamá acepta mi caricia y tomando mi mano entre las suyas dijo:

  • Claudia, ¿Sabes que esto no es correcto? Cielo, esta tarde no debí comportarme así, yo…. – Mamá decía esto, yo la interrumpí:

  • Mamá sé que no es ortodoxo, sé que no vamos a vivir como pareja, yo te quiero sé que tú también, pero quien mejor para mí que tú seas mi primera vez. – Dije.

– Bien, Claudia, debes entender que si ocurre algo será solo dentro de esta casa y siempre seré tu madre antes de todo. – Sentencio mamá, acariciándome la mejilla, sentí sus labios rozar los míos un vacío se apodero de mi cuerpo, supe que después de todo mamá era la indicada, la abrecé ella me volvió a besar.

– Vamos a mi cuarto, tu hermana no estará aquí esta noche. – Tomándome de la mano me condujo a el dormitorio.

En el yo estaba como un flan en mis piernas un reguero de mis propios jugos corrían abajo, me sentía en las nubes. Mi primera vez seria con mi mamá. Me sentó en la cama ella se sentó a mi lado me beso y me pregunto: - ¿Estas seguirá que esto es lo que quieres? –

  • Claro mamá, quiero que me hagas mujer, quiero que me hagas tuya, tu mujer esta noche. – Dije y fui yo que la beso esta vez. Mi beso fue lento, fue ganando intensidad al ver que me correspondía, abrí mi boca torpemente. Ella abrió su boca y sentí su lengua en la mía, fue como si algo explotara algo en mi boca.

Con lo ansiosa que estaba comencé a tocarle las tetas, parecía una chiquilla que quería algo pero que no sabía cómo conseguirlo. Mamá se hizo cargo y con un rápido movimiento me saco la franela dejando mis senos al aire, estos eran mucho más pequeños que los suyos, sin dejar de besarme me los acaricio un poco, pellizcando mis pezones.

– Tienes unas lindas tetas cariño. – Dijo, me ruboricé.

– Tan grandes……. – Intente decir, pero ella me beso diciendo:

  • Calla, diablilla ya hablaras. –

Con suavidad me beso las mejillas y el cuello, la caricia en el lóbulo de la oreja fue particular gratificante. Continuo con su reparto de besos por mi pecho llegando a lamer mis tetas. Ya en este punto con cada caricia latigazos de placer me hacían arquear la espalda. Ella lamia un pezón mientras castigaba el otro con pellizcos, la unión de placer de la lengua y el dolor de los pellizcos, explotaban dentro de mi interior enviando las sensaciones a mi cerebro. Sus besos y caricias fueron descendiendo por todo, las sensaciones escapaban a mi comprensión, ahora sabía lo que las chicas decían ¡; hacer el amor era indescriptible.

Mamá lamio mi abdomen, metió a su lengua en mi ombligo, esto me causo cosquillas, solté una carcajada unida a un gemido. Su reparto de besos continuo su camino llegando a mi pubis, a este le dio gran atención. Había rasurado mi entre pierna sabía que era importante. Mamá lamió y beso mi monte lampiño lengüeteando entre mis labios mayores, significó un subidón de sensaciones, sus caricias hicieron cortocircuito en mis neuronas, gemí arqueando la espalda.

Su atención a mi coño continuo. – Contando esto sentí mi braga humedecerse y hormiguear mi coño. – Su lengua recorrió toda mi raja esta era un manar de flujo, sus lengüetazos fueron de arriba debajo, de izquierda a derecha, daba círculos en mis labios menores, aun no se concentraba en mi clítoris, todas sus caricias eran para mi sexo, mi orgasmo hervía dentro de mi. Mamá se aplicó en proporcionarme sensaciones jamás antes sentidas; con un lengüetazo acaricio mi clítoris que palpitaba al descubierto, una gran erupción de placer avanzo desde mi pelvis a lo largo de todo mi cuerpo, gemí ruidosamente:

  • ¡Ahh.! – Grite. – Mamá me corro. – Vaciándome cuando el orgasmo me atravesó. Mis jugos lavaron todo el rostro de mamá, ella bebió gran parte de mi corrida diciéndome:

  • Mira como me has puesto, zorrilla. – Mi coño hormigueo al momento de escuchar el lenguaje soez de mamá.

Ella volvió a ascender por mi cuerpo besándome, me volvió a chupar las tetas, me volvió a besar el cuello y volvió a comer la boca, percibí el sabor de mi coño en su lengua, otra vez cachonda la abracé, acariciándole la espalda.

Mamá amasaba mis tetas y separándose un poco me dijo:

  • Mi amor aguarda un momento. – Se levantó de la cama y fue a el armario, abriéndolo rebusco y regreso con una caja, dejándola en la mesita de noche volvió a besarme con ansia su lengua bailaba dentro de mi boca, dando círculos alrededor de la mía, yo estaba en el paraíso. Con su mano empezó a baja mi cabeza, comprendiendo fui repartiendo besos en su cuello, mientras ella me decía:

  • Se lo mucho que te gustan mis tetas. ¿Quieres chuparlas? – Pregunto.  Viendo a los ojos sonreí, mis besos fueron por su cuello y pecho, tomé en mis manos sus senos cuán grandes eran, no me cabían en mis pequeñas manos. Los fui lamiendo poco a poco, oyendo como la respiración de mamá se agitaba.

Me di un gusto con sus tetas, lamia un pezón mientras que con mi mano sobaba el otro.

– Tan linda la niña de mamá, tomando el pecho de mamá. - Dijo mi madre sorprendiendo un poco.

Mi coño otra vez ardía. Chupé la otra teta de mamá y seguí mi camino hasta la entrepierna, pero mamá tomando mi barbilla me llevo de nuevo a su boca donde me beso de nuevo.

Ella empezó a tocarse el coño y apoyándome de nuevo en la cama, abriéndome las piernas, pasando la mano por mi coño haciendo que arqueara mi espalda.

  • ¡Ahh! Mamá. – Jadee. – Estoy tan cachonda. – Ella me volvió a acariciar mi sexo, volví a gemir:

  • ¡Ahh! – Mamá se colocó sobre mí y colocando una de sus piernas entre las mías, su muslo rozaba mi cuquita, con una cadencia suave comenzó a estimularme. Gemí y comencé a decir guarradas:

  • ¡Oh, sí! Mamá, si folláme. – Ella se incorporó y levantando mi pierna izquierda encajo su coño contra el mío y con el mismo movimiento pausado de cadera volvió a estimular mi sexo, fue como si me follara con su coño. – Esto lo había visto un sinfín de veces en la internet, pero sentir mi coño contra otro no lo puede describir. – Era poderosa la sensación, volví a gemir:

  • ¡Ohhh mami sí! ¡Que rico! – La cadera de mamá aumento la velocidad del movimiento, podía ver sus tetas botando por su movimiento junto con las mías botaban a deprisa con su movimiento. Mamá comenzó a besar mi pierna llegando a mi pie y chupando mis deditos, se los metía en la boca los lamia, esas sensaciones provocaban éxtasis en mi interior.

Mi primera vez estaba siendo increíble. El movimiento fue haciendo más frenético oía el chapoteo ruidoso de los dos coños mojados. Mi orgasmo estaba ya a punto de estallar nuevamente.

  • ¡Oh! Mamá si sigue, si sigue. Estoy a punto de correrme…- Dije preparándome para dejar de nuevo el mundo.

Mamá paro en seco se levantó de mí, bajando de la cama, se puso a hurgar en la cajita que había traído del armario, no me dijo nada, yo me quede ensimismada, ansiosa, al tratar de incorporarme ordeñó:

  • ¡Quédate como estas! – Su tono imperativo me descoloco un poco pero también me excito, aún más cuando a continuación volviéndose hacia mí llevaba en la mano un artilugio que yo ya había visto en la internet, era; un arnés con una gran polla de plástico de unos 22 cm de largo gruesa y de color crema con gran cantidad de surcos rugosos, mamá poniéndose el arnés y ajustando las correas se acercó a mí, se veía tan sexy con esa cosa puesta. Mi coño hormigueo de nuevo, sabía que ya no había vuelta atrás esta noche me convertiría en una mujer, en la mujer de mamá.

Mamá otra vez en la cama me acaricia los muslos, con su tacto se volvió a encender la pirotecnia en mi interior.

– Ven cariño recuéstate. – Dijo mi madre. – Abre bien las piernas corazón. – completó mamá, al tiempo que abría mis muslos al máximo.

Mi coño húmedo quedo a su entera disposición. Ella se puso de rodillas frente a mi coño y volvió a lamer mi coño, gemí de nuevo:

  • ¡Oh, sí mami sí que rico tú lengua! –  Exclamé.

Mamá lamió de abajo hacia arriba y viceversa, diciendo:

  • ¡Madre mía! No necesito lubricarte. – Aun así, tomo un pequeño botecito que trajo consigo y abriéndolo extendió por toda mi raja esa crema fría que contrató con mi coño caliente, la caricia extendió un gran placer dentro de mi coño.

Seguidamente mamá extendió el lubricante a la largo y ancho de la polla plástica, luego apoyando la gran polla en mi coño la paso a lo largo de toda mi raja. Con este movimiento estimulo con creces mi clítoris que inflamado envía euforia a mi cerebro.

Mamá me volvió a besar las tetas y la boca diciéndome:

  • La primera vez siempre es un poco dolorosa e incómoda, pero también puede ser muy placentera. –

Esta declaración me puso aprensiva, Aun así, sentí como mamá ponía la punta del dildo en la entrada de mi vagina, sentí como mamá comenzó a penetrarme; la circunferencia del artilugio fue dilatando mi conducto vaginal, sentí el escozor en el momento la polla comenzó a adentrarse en mi interior, fue incómodo.

También sentí como mamá con suavidad me embestía; sacaba la polla y me volvía a embestir cada vez más profundo dentro de mí. La incomodidad dio paso a un dolor agudo cuando mamá encontró la resistencia de mi himen. Ella besándome en la boca me dijo:

  • Ahora, cariño dolerá un poco. – Mientras besaba y lamia las lágrimas que escurrían por mis mejillas. – Seré cuidadosa cariño. –

Gemí en sus labios, ella volvió a sacar la polla de mi coño y volvió a penetrarme. Mi coño palpitaba con el placer que comencé a sentir alrededor de la polla y el punzante ardiente dolor. En el momento en que mamá con el dildo rompió mi himen fue como si me atravesar mil cuchillas el coño, gemí ruidosamente:

  • ¡Oh ¡Mami me duele! – Dije. Ella me volvió a besar, repartió besos por toda mi cara, mientras me decía:

  • Tranquila mi niña, ya pronto pasara. – Con esto saco la polla completamente, esta salió con restos de sangre, mamá me señalo:

  • Ya eres una mujer, mi mujer. – Vi como un brillo apareció en sus ojos, mientras volvía a penetrarme con contundencia. Toda la polla entro en mí.

  • ¡Oh! Mami…. – La frase quedo allí, mamá metió su lengua en mi boca, besándome con pasión, con locura, sus embestidas ganaron velocidad.

Mi placer también aumento en intensidad, el dolor ya casi totalmente desvanecido fue reemplazado por un vacío en mi vientre, así como; por una sensación eléctrica que se expandió por todo mi ser. Mis caderas se empezaron a mover en sincronía con la follada de mamá.

Viendo esto mamá embistió con más fuerza y rapidez, sus jadeos me llenar los oídos junto con mis gemidos reinaron el ambiente de la habitación. Mi gozo fue completo. Ahora sentía el pubis de mamá chocar con furia en mi entrepierna. Esto contribuyó a que un dolor en mi entrepierna mediera un pase de factura además de ese placer de saber que era mamá la causante del incipiente dolor con su follada. Mi madre sacando la polla de mi coño me levanto y dándome la vuelta me dijo:

  • Cariño en cuatro y con el culo en pompa. – Y dándome un palmadita en un cachete del culo lo beso y lamio mi coño, su lengua entro en mí y volvió a salir, para después lamer mi ano.  – No podía creérmelo, mamá me estaba chupando el hueco del culo. – Ella volvió a lamer mi culo:

  • Después follare este culito rico. – Yo alucinaba mi madre quería follarme el culo sorprendiéndome a mí misma pensando que sí; que yo también deseaba que mamá me follara el culo, de que mi primer anal fuera con ella; mientras poniendo la polla otra vez en la entrada de la vagina me dijo:

  • Cariño fóllate. – Mientras iba metiendo de nuevo la polla dentro de mí. Al tiempo que yo empecé a follarme a mí misma el movimiento al principio fue suave, sentía esa cosa dentro de mí, mamá solo me daba nalgadas, con cada embestida mía ella me azotaba una nalga, intercambiando los azotes entre nalga y nalga.

Mi éxtasis fue total; tenía el culo ardiendo por las nalgadas que mamá me propinaba y el fuego en el coño, donde mi orgasmo empezó a formarse, mi movimiento de caderas fue más rápido y la azotina de mamá, mi respiración mis gemidos junto con los de mamá era agudos yo estaba tan cachonda que mi lenguaje fue soez:

  • Si, mami, sí que rico sí, soy tu puta mami. –

  • ¿Si? – Pregunto mamá. – ¿La niña de mamá quiere ser la putilla de mamá? – mientras me daba azotes en el culo con fuerza, gemí:

  • ¡Ahh! Si quiero ser tu puta, Señora Mami. – Respondí, estaba fuera de mis de mis cabales mis lágrimas volvieron a fluir el dolor en mi culo contribuyó como lo fue el estar en cuatro expuesta a la azotina de mamá y follándome con un arnés con polla. Mi orgasmo comenzó a hervir y estallo con un gemido:

  • ¡Ahh! Que me corro. – Y gran cantidad de flujo, desparramándome en la cama por un segundo perdí la realidad dejando alcanzar el cielo y caer, las mariposas revoloteaban en mi vientre sentía un placer que ni con todas las dosis de dedos en mis fantasías podían darme. Mamá salió de mi coño, se quitó el arnés se acostó junto a mí, estaba en tal estado de gozo que fue el beso de mamá en mi oreja que me llevo de vuelta a la realidad; aún tenía lágrimas en mis mejillas estaba feliz de estar con mamá y le pedí quedarme a dormir junto a ella. –

Al terminar de hablar pude observar que en los ojos de María brillaba la lujuria, sin mencionar que yo misma estaba perdida en un mar de deseo; mi braga estaba muy mojada; sentía mis pezones contra el sujetador dolorosamente.

Aventure una caricia en el muslo de María suavemente; ella gimió: - ¡Ah! Claudia ¿Qué me estás haciendo? – Terminó preguntando.

– Solo acariciarte. – Respondí subiendo mi caricia por todo su muslo. – María, sabes que me gusta, en este momento deseo besarte. María se acercó a mí y suavemente me beso su beso fue corto, diciéndome:

  • No sé qué me pasa, nunca he estado con una mujer, por Dios nunca me he considerado lesbiana, pero contigo pierdo mi rumbo. – Ahora era yo la que se sorprendió recordaba fugazmente como María me observaba en clase, ahora en su habitación le gustaba y mucho.

La bese con pasión introduciendo mi lengua en su boca enrosque mi lengua alrededor de la suya, ella gimió, acariciándole los brazos y la espalda la empuje suavemente en la cama, recostándola en esta, le acaricie las tetas sobre la ropa, mi excitación bullía por todo mi interior levantándome me deshice de mi blusa y sujetador sobándome suavemente mis tetas, María me miro con un brillo de lujuria en sus ojos volví a besarla. Ella me dijo:

  • Me gustan tus senos. -  Me sentí halagada María llevando sus manos a mi pecho amaso y estrujo con cierta premura mis pezones, me levante para terminar de desnudarme mi tanga estaba pedida en mis juguitos, mis muslos firmes brillaban.

Sentándome en la cama la ayude a incorporarse, besándola en la boca le saque la blusa por encima de su cabeza, tenía un sujetador rojo cubriéndole seximente sus grandes tetas, le bese las tetas por encima del sujetador, mientras que desprendía el broche dejando caer la prenda descubriendo unas pálidas tetas grandes en forma de gota, de aureolas y pezones rosas, bese y chupe esas maravillas, succione los pequeños pezones que con la caricia se irguieron duros.

Lamí primero todo el seno derecho mientras acariciaba el izquierdo, María gimió con mis avances, estirándole el brazo derecho dejando expuesto su costado su teta derecha cayo al lado por acción de la gravedad, besé ese costado subiendo lamiendo el lado externo de su teta avance hacia arriba lamí su axila pálida sintiendo un subidón de placer al efectuar tal caricia.

  • ¡Ahh! ¿Qué me haces? - Gimió ella con un hilo de voz, supe que le agrado la caricia, me detuve allí en su brazo y axila su tacto era suave a exención de las imperfecciones de los poros su sabor era un tanto salado debía a sudor. Volví a besar a sus tetas, sus gemidos eran suaves, me ponían más cachonda.

Aplique la misma técnica con su seno izquierdo mientras amasaba el derecho. Sus gemidos y movimientos se incrementaban por momentos, ella movía su cabeza extasiada, lamia la cara externa de su seno izquierdo hacia su brazo, había descubierto algo que me encantaba, me mojaba en exceso lamer las axilas de María fue un deleite para mis sentidos; su sabor entre afrutado por el antitranspirante y saldo por el sudor, no podía dejar de pensar en hacérselo a mi madre.

María gemía y balbuceaba:

  • ¡Ahh! ¿Qué me estás haciendo? No pares. – Chupándole la axila llevé mi mano libre a su entrepierna y hundí mis dedos en su sexo, estos entraron como un cuchillo caliente en una barra de maquilla, María arqueo la espalda su cabello alborotado le cubría el rostro, sus gemidos aumentaron aún más.

Entretanto pasé de lamer la axila izquierda a la derecha mientras follaba sin tregua, supe que su orgasmo estaba. Pare la follada, María se tensó, trato de incorporarse, yo volví a recostarla en la cama besándola, sus ojos brillaban su inseguridad se veía reflejada en ellos, así como su excitación.

– María, ¿Quieres correrte? – Pregunte besándole en la punta de la nariz, mientras aventuraba una caricia en su sexo húmeda. Ella gimió:

  • ¡Ohhh, Si! Sabes que sí. – Dijo jadeando.

  • Bien te correrás, pero antes debes saber que serás mi mascota desde ahora. – Dije besándole en la boca ella abrió sus labios m lengua entro en su boca y acaricio su lengua mientras que volvía a hundir mis dedos en su mojado coño.

  • ¡Si! –  Jadeo. Yo sacando mis dedos de su interior, Dije:

  • No, No, soy desde ahora tu domina debes ser respetuosa di; Si Señora o Si Domina, veras te llevare hasta donde nunca has ido. – Sentencie burlándome de su coño con suaves caricias.

  • ¡Ohhh! Si mi Señora seré tu putilla. – Jadeo – Pero por favor quiero correrme. –   - Sera como quieras mi niña, ¿Sabes? No solo te correrás ¿Te quieres mi coño? – Pregunte volviendo a hundirme en su sexo.

  • ¡Oh! – Exclamo María, el sudor brillaba en su cuerpo.

– Si, mi Domina quiero tu coño. – Concluyo María. Me puse a horcajadas sobre su cara; sentí su respiración en mi raja, en mi clítoris inflamado, gemí al contacto de su lengua con mi raja húmeda.

  • ¡Ohhh! Si mi mascota si, lame mi coño. – Dije jadeando y moviendo mi cadera su lengua iba y venía a lo largo de mi raja.

Llevándome los dedos a mi boca    los chupé, bajándolos a mi raja con un gemido: - ¡Ohhh! – dije. – Chúpame los dedos, María. – Ella los lamio. Acoplándome al cuerpo de María, besando su pubis, pasando la lengua por su coño; este vibro húmedo y caliente al contacto de mi lengua. María volvió a gemir, hundiendo nuevamente mis dedos lubricados con nuestra saliva y los jugos de mi coño en su sexo ella volvió a gemir:

  • ¡Ohhh! – Yo la fui follando y lamiendo y entre lamida y lamida le decía:

  • ¿Te gusta?  ¿Si? Tu coño caliente se tragó todos mis deditos.

– Si, mi Señora. – Me respondió María, ella asumió su rol de sumisa a la perfección. La fui follando y acercando mi cadera a su cara, dije:

  • Si quieres correrte tienes que beber de mi coño. – Meneaba mi culo lentamente mi orgasmo se fue formando dentro de mis entrañas, su cuerpo me indicaba que también estaba próxima al clímax. Seguí con mis movimientos de cadera y follándola con mis dedos. Nuestros gemidos; el concierto del sexo resonaba en su habitación, nuestro sudor se mesclaba, así como nuestra saliva y los jugos de coño, fueron la antesala para un orgasmo simultaneo; mi orgasmo me atravesó gemí:

  • ¡Ohhh! Sí, sí que me corro. – llenando la cara de María con todos mis fluidos. Mientras ella me recompensaba con sus jugos no tan abundantes que los míos, pero sí muy satisfactorios, nuestros cuerpos temblando se desplomaron a causa de éxtasis. Me hice a un lado exhausta y feliz.

Besando un muslo de María selle para mi nuestra ¿Amistad? Con una frase que me hizo sentir renovada le dije:

  • Te quiero María. – Me ruboricé un poco oí una respuesta algo escueta, pero con un beso en mi muslo que lo sentí tan gratificante como otro orgasmo:

  • Lo sé. – Dándome la vuelta le bese en la mejilla, sentí un conflicto en mi interior; ¿Podría amar a dos personas al mismo tiempo? A mamá la amaba; era mi mamá con ella aprendí el arte del sexo; ¿Pero a María? Con ella es diferente; siempre me gusto me provocaba ternura y en este momento me sentía tan plana. Con mamá siempre será diferente, ya que nunca podre tener una relación normal aun cuando mamá me pone muy cachonda, que zorra soy después de un maravillo orgasmo ya estoy pensando en mamá.