Clases particulares de sexo 4

Parte 3 ya publicada como De profesora de filosofía a instructora de sexo3

El fin de semana no había transcurrido muy tranquilo para mí. El sábado por la noche no podía dormir pensando en Martín. Me preguntaba si le contaría a sus  amigos, o si se sentiría capaz de avanzar a una chica y probar lo que había aprendido. No conciliaba el sueño y cuando lo hacía me despertaba al rato.

Sabía que algo funcionaba en mi como somnífero: sexo.  Acaricie un poco a mi esposo que dormía a mi lado y ante su “no respuesta” me di vuelta e intenté dormir. De repente estaba recordando mis momentos con este joven que me desvelaba, y sin darme cuenta estaba tocando mi húmeda entrepierna. Me puse boca arriba, metí una mano y comencé a estimular mis pezones recordando la boca de Martín. Mi otra mano estaba en mi conchita. Hacía círculos sobre mi clítoris, lo apretaba, metía mis dedos en mi vagina para humectar la zona, eso me calentaba mas. Hasta que conseguí un suave y delicioso orgasmo, por fin me dormí.

El domingo intenté no pensar en Martín, pero cerca de las 8 de la noche cuando empecé a preparar las cosas necesarias para mis clases del lunes… me descubrí suspirando, y con los pezones saltones. Estaba en una nube hasta que mi esposo me despertó con un comentario sobre la cena.

Me fui a dormir ansiosa y muy relajada.  Me levanté temprano, preparé el desayuno y cuando voy a despedir a mi esposo este se pone mimoso pretendiendo un mañanero. Le espanté diciendo que me esta por venir y que estaba molesta de la cintura.

Repasé la casa, perfumé el ambiente. Me duché y me supe un vestido al cuerpo pero no apretado, eso y solo eso, sin tanga ni corpiño. Esperaba ansiosa saber que había hecho Martín el sábado pero a la vez no quería preguntar, pero quería saber. No sabía como preguntar. Mi cabeza era un embrollo. El timbre terminó de poner nerviosa. Abrí la puerta y allí estaba el niño que se había vuelto mi amante. Él una sonrisa enorme, yo… ¿yo?. Una mujer que no sabía que decir, hasta que dije:

  • ¿Qué tal el finde?
  • ¿Me tomas lección en la puerta y después entro?- me respondió
  • Tenés razón pasá, dije algo confundida o avergonzada

Él arremetió con la respuesta: * Mi finde bien. Estudié tres capítulos, me los tomó mi vieja y está chocha porque se dio cuenta que ahora se. También fui a jugar al tenis al club. Ayer di unas clases (de tenis) a unas chicas pero no salí- dijo, muy seguro y en tono sobrador * Ah, y… ¿ las apoyaste mucho a las nenitas esas? No terminé de decirlo y ya estaba arrepentida, era una adolescente celosa.

Martín se sonrió, me tomó de los cachetes y me besó. Fue un beso interminable. Me largo solo para acomodar su mano y apretarme contra él y decirme al oído:

-profee estás celosa, o ¿tenés miedo?

No pude explicar nada por me volvió a cerrar la boca de un beso. Lo separé de mí y le dije que debíamos estudiar. Pasé delante de él hacia las sillas y agarrando mi cola me dijo algo muy adulto: “yo no te voy a preguntar que hiciste con tu marido, pero te cuento que solo me pajeado pensando en vos”.

No sabía que responder, se me ocurrió decir: ¿desayunaste?. A lo que respondió que no por que se había levantado hacía un ratito. Fui a la cocina y él me iba de atrás. Hablábamos de las unidades que había estudiado, que por cierto as sabía excelentemente. Yo lo rozaba al pasar, él me arrinconaba, yo lo separaba empujándolo con la cola. Preparé una bandeja con café, tostadas y miel. Cuándo estaba lista para ir al comedor, me doy vuelta, me sacá la bandeja, me sienta en la mesada y comienza a besarme, tocarme.

Me había excitado mucho la situación, nunca había tenido sexo en la cocina. Nos besábamos desesperadamente, le pedí que me cogiera ahí, así como estábamos. Él me hizo caso, sacó su pija y me penetró. Me dolió un poco, se notó en mi expresión, volvió a intentar pero no me entraba hasta el fondo. Le pedí que siguiera pero no quiso. Tomó la miel, me chorreó un poco sobre el clítoris y comenzó a lamer mientras con dos dedos estimulaba mi canal vaginal. Yo estaba que ardía, evaluando que mi alumno aprendía  rápido y era muy creativo. Se paró y me volvió a embestir. Entró toda. Era un animal. Me decía al oído que desde el primer día me había querido coger en la cocina, que me iba a coger en todos lados, me cambió a la mesa, me recostó, me levantó las piernas y me embestía con mucha fuerza. Tuve mi primer orgasmo. Sacó su pija y la volvió a meter, así dos veces más y terminó.

Quedamos cansados, nos miramos y sonreímos. Me dice: ¿desayunamos?. Me ayudo a incorporarme, fue al baño y yo hice otro café. Nos sentamos a la mesa con desayuno, carpetas y libros. Martín me abrazó, mi mente se nubló. Pensé que si me abrazaba era porque para él había algo más y eso era peligroso para mí. Un sonido me sacudió, era el teléfono.  Era la mamá de Martín

-Licencia soy la mamá de Martín

  • ¿Cómo está señora?

  • muy contenta veo que Martín está aprendiendo y va muy entusiasmado a su clase

Martín se había arrodillado frente a mí, se había metido debajo de mi vestido y me tocaba los pezones . Yo pensaba como no iba a venir contento el pendex con todo lo que estaba aprendiendo

  • Voy como progresa los chicos tienen sus tiempos, es muy buen alumno y pone mucha dedicación.

Martín sale de debajo de mi vestido, se toma su miembro y gesticula la frase “esta pongo”. Tuve que contener la risa.

  • Disculpe que la moleste pero hemos tenido un percance. Creo que Martín se llevó su llave y  la mía y quedé encerrada.- explicó la progenitora
  • Espere que se lo paso- acoté
  • Gracias licenciada, si es que Martín tiene mi llave necesito que me la alcance porque debo llevar a mi mamá al médico. ¿podrá recuperar la clase otro día?
  • Sí, que venga el miércoles el tiempo que hoy falte. Bueno le paso el teléfono

Martín tomo el tubo arrodillado como estaba, revisó sus bolsillos y tenía las dos llaves. Le dijo a su mamá que ya iba. Cortó junto sus cosas mientras me besaba y me dijo que me llamaba cuando su mamá se fuera.

Me quedé como incompleta. Acomodé lo del desayuno. Me fui a bañar llevando el teléfono inalámbrico al baño. Cuando ingresé a la ducha llamó Martín. Le dije que estaba duchándome y que lo llamaba en un rato. Me dijo que iba a investigar un poco mientras y que lo calentaba mucho ducharse conmigo. Nos despedimos. Me duché y me recosté. Me despertó el timbre, eran mis alumnos de la tarde. Me había quedado super dormida. Terminé la última clase a las 20 horas. Mi esposo ya había llegado. Salimos a correr nos duchamos juntos, me cogió contra la pileta del baño desde atrás a la vagina. Cenamos y antes de dormir revisé los mails. Apareció un cartel en el msn, Martín estaba conectado. Me estremecí. Temblé pensando que mi esposo podía aparecer. Finalmente le escribí:

“Marti, así le decía, me quede dormidísima, perdóname”.

A lo que respondió: “estuve entretenido investigando, me quedé con ganas de más”

“no estoy sola, no se cuanto podré chatear”

“me escondo debajo del escritorio y te chupo sin que él me vea”

“viene, bye”

Y cerré el chat, pero no las piernas. Este nene me tenía húmeda y ya no quería volver a tener sexo con mi esposo. Re abrí el chat y escribí

“jugamos tenis mañana?”. Nunca había pegado tres pelotas seguidas, era un desastre.

Martín no contestaba, cerré y me fui a dormir esperando que solo él viera lo que le había propuesto