Clases particulares... aquella noche

Como aquella noché conté tras un dulce momento intimo, mi primera vez, a mi amada Monica...

Aquella noche, después de la tarde de sexo mas increíble de mi vida, me quedé a solas con Mónica. Estaba preciosa, llevaba unas braguitas de colores divertidos, muy parecida a la de aquel día en el cual contemplé su sexo y una camiseta desenfadada, creo que era la misma también. Sara se había ido a casa a pasar la noche con su novio, seguramente sería una noche feliz para el. Estaba muy a gusto con la linda Mónica, yo solo vestía los vaqueros azules con los que llegué esa tarde, dejando al desnudo mis pectorales que me había depilado hacia unas dos semanas. Ambos andábamos descalzos por la casa, para sentir tal vez el frescor del suelo. Mientras ella preparaba algo de cenar no dejábamos de besarnos y acariciarnos, sin duda Mónica se encontraba feliz, sin embargo no hablábamos demasiado. Cenando nos sentamos en el sofá del salón mientras en la telé ponían una película a la que no prestábamos atención… La besé y le pregunté que sentía sobre lo ocurrido aquella tarde, era muy joven, y si para mi la lujuria de lo ocurrido me había sobresaltado, para ella, que hasta esa tarde permanecía virgen, debía casi seguro que haberla sobrepasado

-Se sincera conmigo, no te preocupes- Dije para calmarla.

Ella se agarró a mi brazo echando sobre mi hombro su cabeza mientras miraba al frente.

La verdad es que ha sido extraño, por un lado me siento muy feliz por lo todo esto, durante un rato he sido muy feliz, deseaba que tu fueras la persona… y sabía que serías así de bueno… Te deseaba desde hacía meses… (al decir esto me miro a los ojos, yo no había dejado de observarla).

Hay un pero, ¿verdad? – contesté.

Si… mientras estábamos solos todo ha sido fantástico, me has hecho sentir muy especial, pero cuando Sarita se ha unido a nosotros, no se… creo que todo ha sido demasiado… ¿Cómo se dice?... ¿Lujurioso?...- Yo mantuve un corto silencio, que la hizo seguir-

El sexo me ha dominado, cuando le lamía los pechos mojados con tu semen a mi primita tenía la sensación de que no podía parar… hubiera preferido tan solo quedarme abrazada ti y sentir tus besos… -

Yo hubiera preferido lo mismo- le dije… - siendo sincero, miles de veces había soñado acostarme con dos chicas a la vez… pero estaba siendo todo tan bonito que hubiera sido incluso mejor si hubiéramos estado solos… -

La verdad es que Mónica, con esa madurez y esa inocencia al mismo tiempo hacían que en mi surgiera un instinto protector. Empecé a besarla, sus labios me correspondieron con ternura… empezamos a liarnos como dos enamorados, nos acariciábamos. Me sentí tan feliz que temí estar sintiendo algo mas, pero me dejé llevar… me pidió que nos fuéramos a la cama, así que volvimos a su cuarto. Ella se quitó la camiseta, mostrándome sus hermosos pechos… yo me quité el pantalón, cuando me los puse no sabía donde había dejado los calzoncillos por lo que no llevaba nada debajo. Aparecí con una media erección, pero me sentía a gusto así, sin los nervios que tenía siempre con cualquier chica con la que había estado, incluso con las que fueron parejas "estables"… Mónica miró hacia abajo y esbozó una medía sonrisa, alargué mis brazos hasta estrecharla contra mi, al sentir sus pechos contra mi cuerpo la erección paso a ser total, le susurré al oído que me sentía muy bien con ella.

La tumbe en la cama y seguimos besándonos, mi mano se desplazó primero a uno de sus pechos y descendió después a su coñito, que empecé a acariciar por encima de la ropa interior. Su boca me sabía a miel, nuestras lenguas jugueteaban frenéticamente. Introduje mi mano en la parte interior de sus braguitas, acaricié despacio su vello púbico, y coloqué mi dedo anular en su rajita hasta que quedó atrapado entre sus labios calientes y húmedos, lo recorrí un par de veces hasta localizar la entrada, lo introduje despacio y suavemente, ella gimió de forma relajada y luego, tal vez por un súbito impulso de excitación, me mordió el labio en el beso

¡Ahhhu! – Suspire levemente – Me has mordido… -

Ella simplemente ronroneo mientras contoneaba su pelvis para sentir friccionar mi mano en su entrepierna. Me separé un poco y saqué mi mano de esa preciosa rajita. Me la llevé a la nariz, quería recordar a que olía su dulce excitación. Ella emitió un quejido, lo que me recordó que debía volver al trabajo. Me deslicé hacia abajo, y le fui bajando sus braguitas lentamente. Ella colaboraba sumisamente. Abrió sus piernas, y sus labios se despegaron poco a poco, dejándome adivinar su entradita tras esa puerta de carne rosada, casi blanquecina, que contrastaba con su piel morena. Su clítoris estaba algo mas hinchado que la primera vez, tal vez por su mayor relajación, se la veía desfrutando, casi la sentí evadida de si misma. Desplegué mi lengua colocando la punta en la apertura y apoyando la base sobre su botoncito de placer. Hice presión allí hasta sentirlo latir, notar sus contracciones. Ella se agitaba despacito, soltaba lentos suspiros, yo hacía fuerza con mi lengua y frenaba en la medida de lo posible sus movimientos, cosa que cada vez me era más difícil. Entonces comencé a deslizar lentamente la punta de la lengua arriba y abajo, recorriendo el camino que discurría entre sus labios, arriba y abajo, una y otra vez, siguiendo sus cada vez más desenfrenados contoneos. Me detuve para introducir lo más posible mi lengua en su dulce cavidad que emanaba riquísimos jugos vaginales, mientras con mi dedo frotaba su clítoris. Tras unos momentos ella de su boca salió un suspiro mayor, y me distancie mientras veía como su agujerito se contraía y dilataba velozmente mientras unas gotitas de su elixir, mezcladas con la saliva que le había dejado, caían despacio hacia su ano. La contemple maravillado de la belleza de una mujer sintiendo placer. Sus pezones encarnados y puntiagudos, su clítoris inflamado y reluciente, su bello movimiento, su olor… Mi lengua se acercó a recoger esos efluvios y descansó en la entrada de su culito, humedeciéndolo, ensalivándolo y acariciándolo con cuidado. Le introduje mi dedo índice despacio, mientras mi lengua dibujaba círculos entorno a su centro de placer. Lo introducía con cuidado hasta el final, y lo dejaba deslizarse afuera. Permanecí así un rato, y me detuve justo cuando creía que le venía un nuevo orgasmo. Entonces me detuve y apoye mi barbilla en su pubis mientras la miraba fijamente. Ella se rió

Eres malo – dijo con ironía.

Yo con mi barbilla rocé su pubis mientras me reía también, jugueteé con sus pelitos, los mordisqueé. Entonces dijo:

No te vas a salir con la tuya – Mientras se salía de esa posición y se ponía de rodillas en la cama – Túmbate tu ahora –

Me coloqué según ella dispuso, y sujeté mi pene erguido, pensaba que ella quería insertarlo en su deliciosa vagina. Sin embargo, ella lo cogió con sus manos, sin colocarse en la posición esperada, simplemente me acercó su rajita a la cara y empezó lentamente a pajear mi ansioso miembro. Me dejé hacer por ella, y con su dulce coño un centímetro de mi lengua, no puede más que seguir saboreándolo. Mis manos abrían sus labios lo más que podían y disfrutaba de su sabor y aroma.

Vas a ver como yo también se jugar- me susurró.

Y dicho esto, empezó con los labios cerrados a besar mi extremidad. Besitos pequeños allá y acá dispersos en su longitud, en los testículos me daba mordisquitos en la piel, tiraba de su piel, y la soltaba, mientras sus manos no cesaban una serena masturbación, a veces se detenía y me hacia cosquillitas en el escroto rozando sus uñas con mi bello, yo me retorcía de placer, siempre me han hecho enloquecer esas caricias, y durante unos segundos echaba mi cabeza hacia tras cesando mi trabajo en su chochete, por lo que se paraba y miraba hacia atrás hasta que volvía al trabajo… quería ver mi rostro de placer. Fue soltando su lengua, y me daba pequeños lametones después de cada besito. En un determinado momento, sacó la lengua y la colocó en el lugar donde nace el frenillo, justo debajo del glande, y empezó a acariciarla con suavidad mientras su otra mano se dedicaba a acariciar mis pelotas. El placer era brutal, descomunal, activó miles de conexiones sensibles que me recorrían como impulsos eléctricos. Justo cuando notó que estaba a punto de correrme se detuvo y como yo iniciaba contracciones eyaculatorias mordió, esta vez más fuerte, la piel de mi escroto.

AAAAHHHH! – chillé - ¿Cómo me haces eso? Estaba a punto de correrme

¿Ves como también sé jugar? – Respondió – tranquilo que ya llegamos

Dicho esto engulló con fuerza el glande e inició una intensa fricción de mi cimbel con sus labios, que apretaban a mas no poder. Su otra mano volvió a dirigirse a ese punto de no retorno, que seguramente por intuición había descubierto como mi punto débil. Inicié un rápido descenso de nuevo hacia un fuerte orgasmo. En mi cabeza pululaba la idea de cómo una chica ayer virgen hoy era capaz de propiciarme una felación de tal calibre.

Ella, al tiempo que me acariciaba los cojones podía sentir las contracciones previas a la eyaculación, por lo que pude notar como controlaba el ritmo y los tiempos, era maravillosa. Tras una serie de incrementos y bruscos frenazos en su ritmo, quizá decidió que ya llegaba mi momento, hacia un rato que apenas me dedicaba a su clítoris, así que empezó una febril succión cada vez más veloz y más salvaje, mientras mi pelvis no podía dejar de retorcerse. De repente grité:

me corro, diooossss, ahhhhhhh-

La dulce Mónica paró la masturbación, pero con su lengua recogió todo el esperma, y estuvo lamiendo delicadamente mi enrojecido capullo, besándolo, tragándolo, durante largos minutos en la que yo la simplemente la contemplé maravillado. Cuando hubo perdido toda su erección mi dulce niña se dio la vuelta y me miró, se colocó de rodillas mirando hacia mi, y esta vez erguida, colocó su rajita a la altura de mi boca, que yo abracé con mis labios, mientras sus manos recorrían su propio cuerpo, en especial sus pechos, vientre y muslos. Mis manos también colaboraban recorriendo arriba y abajo sus caderas e incluso encontrándose con las suyas propias en un desfile de placeres compartidos. Me agarré a sus pechos y los apretaba entre mis manos. Se empezó a contonear más y más después de eso. Mi lengua notó las primeras vibraciones, y tras ellas, o mejor, junto con ellas un desbordamiento de fluidos que empaparon mi boca y nariz, y que ella no apartó de mi hasta el final de su orgasmo, tras el cual descendió para anudarnos, frente a frente en un beso mixtura de sabores, por el que dimos por concluido aquella nuestra segunda vez

Se dejó caer sobre mí, y la rodeé con los brazos mientras ambos descansábamos de nuestros orgasmos, muy relajados y sudorosos. Tras un largo rato de silencio ella lo rompió

Ha sido como en mi sueño –

Me encanta que hayas hecho tu sueño realidad –

Me siento tan bien ahora, me gusta que estés a mi lado, así… - dijo

Ídem – contesté.

Volvió el silencio por un rato, y ella se echó a un lado, apoyando su cabeza en mí.

-Ha sido maravilloso- Repitió… - ¿Qué hora será? –

  • Las una y media mas o menos, tal vez las dos, no lo sé – contesté.

-Te quedas a dormir, ¿no? –

-Claro, me quedo contigo –

Lo cierto es que estaba tan bien que no tenia la concepción de que aquel era un sitio donde no debía estar, donde estaba infringiendo alguna ley no escrita, algún convencionalismo impertinente.

Mi padre llegará sobre las 11, supongo, a esa hora será mejor que… -

No te preocupes – logré decir en un tono suficientemente tranquilizador.

Mónica permaneció abrazada a mí en silencio y con las luces apagadas durante largo rato, pero por su respiración pronto me di cuenta que ni tenía sueño, ni tenía ganas de tenerlo

¿Que te pasa? – susurré en su oído.

¿te puedo preguntar una cosa? – Me devolvió la pregunta de forma inesperada.

Claro – repuse.

Me da corte preguntarlo, pero me llevas unos cuantos años, y como tu si lo sabes de mi, quiero decir…, bueno, no se, se que es indiscreto preguntarlo… pero… es que no dejo de… -

Tranquila, puedes preguntarme lo que quieras-

Vale, pero si te parece mal contestar no lo hagas… ¿Cómo perdiste tu la virginidad?

Lo cierto es que la pregunta me sorprendió… creía que me iba a preguntar si la quería, si estaba enamorado, si la veía hermosa o cualquier tópico propio de una adolescente enamorada, pero el contenido de su cuestión era bien distinto.

Es una historia larga, ¿seguro que quieres oírla? – Inquirí.

Si, me muero de ganas- contestó en voz baja.

  • Bueno, la historia es algo extraña, yo era tan solo un crío de hormonas enloquecidas, pero que ni siquiera había besado los labios de ninguna chica, por lo que algo tan de sopetón me impactó mucho durante años.- Le dije.

-¿Que edad tenias?- Quiso ella saber

  • Tan solo quince años

Empecé a narrarle los acontecimientos que siguen. Todos los veranos, mis padres, amantes de los campings, del caravaning y de la montaña me llevaban, todo el mes de vacaciones a respirar aire puro. Mi tía Marta, así como su marido Juan y sus dos hijas, solían descansar en un pequeño camping, casi familiar y con pocos servicios, durante al menos dos semanas. Todos los años solíamos visitarles un día o dos en nuestro peregrinar por las montañas del norte del país, y solía ser el único día que los veíamos, ya que vivían en otra ciudad muy distante a la nuestra. Aquel año llegamos allí al final de la primera semana de agosto, y fue un día estupendo, nos bañamos en el río, comimos juntos y mi prima mayor, Laura, de 19 años, la cual hacía dos años que no veía pues veraneó con sus amigas me enseñó una cueva tras una cascada que me dejó maravillado. La verdad es que aquel sitio era un autentico paraíso. A la mañana siguiente íbamos a salir a las 7 de la mañana, puesto que mi padre quería llegar a la costa antes de la hora de comer. Nos despedimos con besos y abrazos. Pero a una distancia de un kilómetro aproximadamente, justo al comenzar a subir las cuestas, la autocaravana familiar se negó a seguir.

-Mal pinta esto - dijo mi padre.

Bajamos hasta el camping a pie, y mi tío y el se fueron al pueblo mas cercano a traerse a algún mecánico "de guardia". Tras toda la mañana haciendo el diagnostico se determinó que era una pieza de la transmisión y que debía cambiarla… tardaría al menos dos semanas en llegar.

Decidimos quedarnos allí a esperar la pieza, aunque mi tío se ofreció a llevarnos a casa, y como todo en la caravana funcionaba bien (motor, baterías, etc.…) no tendríamos problemas de alojamiento.

Esa misma tarde mis primas y yo volvimos a ir a la cueva secreta. Dentro había una poza, donde había un metro de agua, y se llenaba de burbujas, por lo que era casi nuestro jacuzzi. Los días empezaron a transcurrir, a mi me gustaba salir a explorar solo y me adentraba en el bosque, observaba la naturaleza y disfrutaba de la libertad de la montaña. Mi prima Laura, se aburría mucho y siempre discutía con sus padres, les pedía que la dejaran irse de vuelta a la ciudad. La verdad es que no había nadie de menos de 30 en todo el pequeño camping excepto nosotros. Así que se quedaba todo el día con su hermana de 12 años, Cris.

A los pocos días, llegaron unos campistas que ellos conocían de otros años, para la pequeña Cris fue un alivio pues tenían dos hijas de diez y once, por lo que Laura se quedaba mas sola pero también mas libre. Yo había salido a mi exploración diaria un rato antes, así que, quizás empujada por el aburrimiento salió en mi busca. No había andado yo demasiado pues a los mil metros de camino campo a través, me había sentado a la sombra de un árbol, había sacado una revista guarra que llevaba en la mochila, y había empezado a verla primero para acabar pajeándome bien a gusto, que hacía muchos días que no lo hacía. Y así me sorprendió mi prima, con el miembro en la mano, y el movimiento febril típico del adolescente que lo que quiere es correrse rápido.

No dió señales de su presencia, seguramente me estuvo contemplando todo el tiempo, acercándose a mí en silencio, esperando al momento oportuno… Quizás hizo ruido, pero yo estaba demasiado absorto en "lo mío" como para darme cuenta. Pero cuando empecé a eyacular, echó a correr hacia mí por la espalda gritando… "SUELTA ESO, COCHINO!!!!"

Me dio un pasmo, primero no sabía quien era, y en el impulso de guardar lo guardable no sabia ni como subirme los pantalones, pero giré la cabeza y la vi riéndose a carcajada suelta, y me puse mas nervioso en un principio, para enfadarme muchísimo después… Le dije de todo, pero por su puesto se lo reproduje a mi pequeña Mónica, que por cierto se partía de la risa, aunque de recordarlo me había vuelto a enfadar

Mi prima Laura se acerco a mi mientras yo le soltaba todo aquello y me dijo: "tranquilo Paco que masturbarnos nos masturbamos todos, y el día menos pensado me piíllas tu a mi…" Yo echaba chispas, y seguí soltándole cosas, pero cuando me soltó lo siguiente si me calmé: "Además, no me había dado cuenta de lo bien dotado que estas campeón"… Me dejó sin palabras, es cierto, y ella aprovechó de nuevo para reírse un rato a mi costa. Cuando se le pasó me dijo que habían llegado las amigas de Cris, y que si para no aburrirse se podía venir conmigo.

Le dije que si no se quejaba de la dureza del camino se podía venir, pero la verdad es que fue una petición absurda, pues ella, que había veraneado 15 años en aquella montaña, era muy buena andadora, y se conocía la zona mucho mejor que yo. Nos pasamos toda la mañana de acá para allá, llegamos a ver ciervos, cosa que suele ser complicada, y de regreso ella se puso delante, y se dirigió a la cueva de la cascada. Una vez allí me dijo que se iba a dar un baño, a lo que repuse que no llevaba bañador… Ella tampoco dijo, pero podemos bañarnos en ropa interior, o desnudos… Dicho esto se empezó a quitar la ropa, no llevaba sujetador, cosa que me sorprendió, sino una especie de camiseta anatómica que yo no había visto nunca y que también se quitó. En ese momento, el tiempo pareció pararse, mi primita, con la que normalmente había tenido poco trato, y que cuando lo tenía era para que se riera de mi, se estaba desnudando ante mis ojos. Mi pene se endureció de inmediato, como es lógico para un chavalín de quince años. No tenía mucho pecho (muchas tetas) hubiera dicho entonces, por eso tal vez prescindía del sujetador, y su cuerpo no tenía demasiadas curvas, pero su delgadez y gracilidad de movimientos la hacían excitante. Lo que más me sorprendió fue que no paró cuando se quitó la camiseta, sino que se quedó totalmente desnuda, mis ojos se quedaron fijos en su pubis, y sin levantar los ojos hacia mí se tiró al agua.

Dentro ya se sumergió por entero y desapareció en el enorme descanso que hacía el agua a las afueras de la cascada. Tardó en salir, lo que hizo sentirme inquieto durante una décima de segundo, y cuando salí y se giró hacia mi mostrándome sus pechos erguidos mientras sus manos peinaban su cabeza, y me dijo: "¿no te animas?". Ella entones se dio cuenta del bulto en mi pantalón y se rió en voz alta: "veo que tu amigo si se anima…" y se volvió a sumergir. Tardó de nuevo bastante, unos 30 0 40 segundos… y cuando salió, esta vez cerca de la orilla donde me encontraba, me empezó a echar agua: "no te atreves a bañarte con una chica desnuda….", "tranquilo que no te voy a violar", "venga cobarde…". Yo me quedé estático mientras ella me empapaba, y en cierto momento, cansado ya de sus bromas, y con toda la ropa mojada, me tiré al agua vestido, y contraataqué con fiereza en la guerra. Ella se sumergió, yo le perdí la pista, y desde atrás me estiró los pantalones hacia abajo, pudiendo ver todo mi culito… Salió del agua riéndose de nuevo: "que culito mas blanco tienes…". Esta vez me enfadé y me abalancé sobre ella para meterle la cabeza debajo del agua, me agarré a ella, la abracé y forcejeamos, pude sentir su cuerpo desnudo y me excité tanto que salí repelido y me alejé de ella.

Salí del agua y eché a andar rumbo a la zona de acampada… Giré la cabeza un momento y se estaba poniendo las braguitas. Me llamó pero no hice caso y seguí hasta las caravanas, por un lado muy enfadado y por otro muy muy excitado, además de llevar toda la ropa mojada.

Por la tarde estaba tumbado en la hamaca debajo de los pinos, haciéndome el dormido, pero en realidad pensando en el cuerpo de mi prima… se me venían a la cabeza sus pechos pequeños pero con unos pezones muy oscuros y grandes que vi cuando salió del agua fría. Para que no se me notara el bulto en los pantalones coloqué una revista en susodicha zona.

"Mi hermana dice si estas enfadado…" – Me sorprendió una vocecita en mitad del silencio, sacándome de mi sueño… era mi primita mandada por su hermana.

"No… ¿por qué?" – Le dije

"Dice que si puede venir a hablar contigo…"

"Claro"

La observé alejarse y a los `pocos segundos se acercaba Laura con un pequeñísimo bikini blanco… Me sonreía con una mezcla de simpatía y superioridad como buscando concordia pero sin poder esconder esos tres años que en esa edad significan tanto… Me ponía nervioso esa mirada

Hola- Me dijo con una voz sumisa-

Hola- contesté como desganado

¿Estas enfadado?-

No, ya se lo dije a tu hermana… -

¿Por qué te fuiste de esa forma…?-

Mmmm… No se, no tenia ganas de bañarme… - La verdad es que me sentía indefenso ante sus preguntas.

¿Es que nunca has estado con una chica?- Volvió a atacar

(Solo fui capaz de guardar silencio)-

¡Es eso…! Tranquilo, yo a tu edad tampoco había hecho nada de nada… Y fue precisamente aquí y a los 15 cuando descubrí lo bonito que es

(Volví a quedarme en silencio, esta vez mirándola a los ojos…)

¡Pobre! – Dijo pasándome una mano por el brazo- ¿Vendrás mañana?

Si…- conteste de forma casi inaudible, pero debió bastarle

¡Estupendo!, pasaré a buscarte…- Dijo mientras se iba moviendo su culito con ese bikini blanco de forma provocativa… Toda la sangré fue a parar al mismo sitio.

A la mañana siguiente emprendimos camino hacia arriba como si nada, yo iba un poco detrás y más callado de lo habitual. Casi no nos hablábamos, podía notarse la tensión… De mi cabeza no se iba su comentario de que "precisamente aquí y a los 15", me ponía malo de pensarlo y me corroía por dentro la curiosidad de saber los detalles, puede que fuera un componente de curiosidad morbosa después de todo… así que haciendo acopio de fuerzas solté

¿Cómo fue tu primera vez?-

Jejeje – Se rió de forma juguetona- Sabía que querías preguntarlo… -

Guardó silencio por un momento, y yo también lo hice, un poco arrepentido de la pregunta. Pero cuando esperaba que me dijera que era privado y que yo era un cochino empezó a relatarme como sucedió:

Pues fue hace tres años, con Pedro el hijo del vigilante forestal que pasaba aquí los veranos. Además fue aquí en la zona de la cascada. El tenía 17 años y yo quince, y empecé a salir a dar vueltas con el pues era el único chaval de mi edad en todo el camping… La primera vez que me trajo aquí empezamos a besarnos debajo de un árbol a la orilla, y yo me dejé, incluso dejé que me sobara las tetas, pero cuando me llevo la mano abajo le solté un guantazo y me bajé enfadada justo como tu ayer (dijo casi sin poder reprimir las risas)… Pero tres días después, logró convencerme para que viniera y bueno, esta vez me habló primero, me relajó diciéndome que lo haríamos poco a poco y que cuando yo quisiera pararíamos, pero me estaba acariciando tan delicadamente y yo sentía tanto placer que no hizo falta decirle nada… Cuando me quise dar cuenta se estaba poniendo un condón y yo tenía unas ganas tremendas de ser follada… Y bueno, ese día, quizás por los nervios… no fue muy bien para mi, al menos la parte del sexo sexo, pero seguimos subiendo aquí todos los días y al final del verano tenía muy claro lo bonito que es el sexo y que hay que practicarlo a menudo ¡ Bueno! Ya estamos aquí

Justo cuando acaba su relato llegamos a la zona de la cascada… se podía sentir el frescor en el ambiente bajo ese clima sofocante que padecíamos. Yo tenía mil preguntas para ella, pero solo se me ocurrió preguntarle por Pedro.

No sé- Contestó- Este año no ha venido… La verdad es que el primer año nos lo tomamos bastante en serio como si fuéramos novios, pero luego estuve sin venir hasta ahora y no me he preocupado ni en saber de el… ¿Nos bañamos?-

¿Desnudos? – Pregunte con miedo….

Yo si, tu haz lo que quieras… pero no te preocupes si… Bueno haz lo que quieras-

Ella empezó a desnudarse tranquilamente y yo me quedé mirando su cuerpo de mujer, mientras la llamada de la naturaleza hacía su efecto en mí… Cuando había terminado de desvestirse se me quedó mirando y se acercó

Tranquilo… - Me dijo en tono sosegado- Mira esto es un pecho de mujer… -

(Cogió mi mano y se la llevó a su pecho derecho haciéndome palparlo…) Ves, no pasa nada, esta durito, pero yo los tengo pequeños y esto es el pezón, la parte mas sensible, cuando estamos excitadas se nos pone duro y oscuro (yo recordé el momento en el que salió de agua)… y mira, esto son las partes intimas… (Esa manera de decirlo me hizo gracia, yo esperaba algo mas sonoro… ella sin soltar mi mano se la llevó hacia abajo). Toca con delicadeza… La parte exterior son los labios mayores, y dentro y mas sensibles están los menores, ellos esconden la entrada vaginal y el clítoris… ¿sabes lo que es el clítoris?-

Algo he oído- Dije mientras acariciaba con ciudad los labios exteriores-

Es una parte muy especial, pues las terminaciones del placer se concentran aquí más que en otras partes… ( diciendo esto se separó de mi y cogió su ropa para extenderla debajo de un pino sobre la cual se tumbó)- ¡Ven acércate…!

(Yo obedecí como hipnotizado, ella se tumbó y abrió sus piernas dejando al descubierto en parte la bella arquitectura de su flor…)

¿Ves?- esto es la entrada a la vagina y esto de aquí es el clítoris… ahora no se ve porque no esta excitado, pero durante el sexo crece… Puedes tocar, pero con cuidado…-

(Acerqué la mano y toqué por la parte interior, pero ella al llegar al clítoris, mi dedo se quedó como pegado y ella pegó un pequeño grito… Yo me asuste y retiré la mano)

Ufff- Suspiró – Tranquilo, se me había olvidado decirte que es una zona muy sensible y hasta que no hemos lubricado bastante o si la mujer no esta excitada (mientras decía esto yo me olía la mano, era un olor fuerte pero insinuante, sensual…) un dedo seco se queda como pegado, cosa que duele un poco… puedes probar con la lengua… (al decir esto me miraba fijamente a los ojos).

Baje la mirada con vergüenza pero dispuesto a hacerlo… acerqué la cara a menos de un palmo, me sentía muy extraño allí entre sus piernas, el olor era penetrante, me aproxime mas todavía mientras ella abría los labios mayores despejando el camino… podía ver su agujerito rosado, y se notaba mucho mas brillante que hacía unos segundos. Puse la lengua con delicadeza en la parte superior de los labios como ella me había dicho y sentí su botón… además de su sabor… dulzón… extraño… me impulsaba a seguir… y seguí lamiendo la zona… empezaron a oírse sus gemidos… separó las manos y una se la llevó a un pecho y la otra se situó justo en el pubis, yo cada vez abarcaba mas, mi lenguetadas llegaban a la zona en la que iniciaba el pubis… me separé un momento y vi como cerraba los ojos… en ese momento se metió dos dedos en su agujerito… y eso me hizo entender que es lo que tenia que hacer… toqué la parte interior de su muslo y ella entendió que me disponía a continuar… se nos cruzaron las miradas… le pasé la punta de la lengua casi rozando por toda la rajita y soltó un suspiro…(Ummm) le introduje la lengua en la vagina y el sabor era mas intenso… estaba produciendo una especie de fluido viscoso… pensé que a eso era a lo que se refería que venía con la excitación.. el sabor era mucho mas dulzón que al principio… tenía cara de sentir un inmenso placer y yo quería saber mas… así que sin decirle nada me situé sobre su cuerpo y me puse a lamerle una teta… ella siguió frotándose con una mano… y yo abracé su pezón izquierdo con los labios.. lo mamé un poco torpemente, con algo de temor… ella gimió mas fuerte… tanto que me asustó… siguió su ya brusca masturbación acompañada de movimientos pélvicos… cada vez mas salvajes… me quité de encima para observarla… me pidió que volviera a su coñito… y volví… el clítoris estaba muy hinchado y me puse a succionarlo… pensando en lo que ella hacía metí un dedo mientras seguía trabajando con mi boca… aprisionaba sus pliegues y los estiraba… le metía la lengua… sus cintura se movía de forma incontenible… gemía y gemía… se acariciaba… yo estaba enfebrecido también… mi lengua era frenética, los olores, los sabores, el tacto de su piel me volvían loco… y de repente explotó… explotó como no imaginaba… de su vagina salió un chorro a presión que empapapó mi cara… al principio pensé que era orina, pero no olía así y me volvió mas loco aun… saboreé lo que pude mientras ella soltaba grititos... (Ahhhh, Ahhhhhhh)… Yo veía como su cavidad vaginal se abría y cerraba, y su pelvis se movía lentamente y sus manos recorrían su cuerpo… lo recorrían y acariaban mi cabeza… lo recorrian

Tras un minuto en el que ella parecía perdida en su mundo, y yo sentía tanta excitación que eyacule en mis pantalones… ella volvió en si y me contempló con una mirada de profundo agradecimiento que me invitaba a acercarme a su boca, me situé sobre ella y de forma muy inexperta empecé a besar sus labios

Después de un rato nos separamos, ella parecía otra persona, sus gestos, su forma de mirar y de reír estaban poseídos por el sexo, me recordaba a mi gata cuando esta en celo… Me susurró al oído que me tocaba a mí… Y diciendo esto me giró para situarse ella encima. Bajó hasta abajó y al ver la mancha en los pantalones esbozó una sonrisa… Pero no dijo nada, los arrastró y mi polla apareció dura y horizontal… había restos de semen por todos lados… ella los miró y creí que iba a usar su dulce boca para retirarlos, pero solo empezó a masturbarme con las manos, las cuales corrían suaves por mi miembro gracias a la lubricación del semen y del flujo que había por sus manos… Era un placer verla así, pajeandome con suavidad y delicadeza. Sin soltarme el pene, alcanzó el bolsillo de su pantalón sobre el que yo estaba… y sacó un condón. Yo solo había visto uno una vez… y me resultó una sensación extraña, pero ella lo manejó con naturalidad, lo rompió con los dientes, soplé un poco y me lo colocó en la punta para ir deslizándolo hacia abajo. La verdad, si no fuera porque me había corrido 5 minutos antes, creo que hubiera eyaculado como un loco otra vez

Voy a empezar yo- Me dijo – Tan solo tienes que poner ritmo… -

Diciendo esto se colocó justo encima mientras con una mano la sostenía vertical, buscó la entrada de su vagina y se dejó caer… Mi mente era como un torbellino de imágenes y sensaciones. Empezó a moverse lentamente y al rato se acercó a mi cara y me beso

-Me encanta estar follandome a mi primito-

Volvió a elevarse y aceleró el ritmo, yo le cogía las tetas o me apoyaba en su cintura. Sus ojos eran como los de una bestia sedienta, tenían fuego…. Yo cada vez ponía más de mí en el movimiento, embestía levantando mi culo y era como un choque de fuerzas… era como, instintivamente querer meterla más y más dentro. Cada vez me sentía más y más fuerte, mas y mas confiado, así que tomé las riendas y le di la vuelta, me puse yo encima y se la metía y sacaba a toda velocidad. Empezó a gemir más y mas, gemidos que yo acompañé con los míos… sus piernas me rodearon por la espalda, su pelvis se giraba para hacerse más accesible, yo seguía metiendo con furor sin apenas mirarla a la cara, creo que había perdido el sentido de la vista y todo se desarrollaba a ciegas. Durante dos momentos de lucidez, me acerqué a su boca para sentir su lengua… pero luego me perdía tras su cuello. De pronto sus piernas me abrazaron mas fuerte y pude sentir un palpitar en su sexo... gemía alto, tanto que creía que se nos iba a oír desde el camping, estaba teniendo un fuerte orgasmo. Su vagina se contraía en torno a mi verga y eso me hizo llegar a un fuerte final a mí también. Dejé caer extasiado el peso del cuerpo sobre ella, y permanecimos así unos segundos, sintiendo nuestros corazones palpitar, nuestra respiración acelerada, nuestro sudor y el olor a sexo en plena naturaleza. Ella hizo un movimiento para que mi pene se quedase fuera, y respiró profundamente… al rato me susurró que lo había hecho muy bien y me besó en la mejilla… se zafó de mi y se dispuso a meterse en el agua.

¿Vienes? – Me pregunto.

Yo me levante mudo y maravillado, pero a la vez confiado. Me sentía muy bien, desnudo, después de perder la virginidad de una forma tan fantástica y en un lugar tan bonito, junto a la chica con la que lo había hecho, que aunque fuera mi prima, instantáneamente se había convertido para mi en mucho mas

Ella empezó a lanzarme agua, a juguetear, a intentar ahogarme… y yo seguí el juego feliz. Estuvimos como una hora en el agua… a ratos hablando, a ratos jugando… Subir a la cascada se convirtió en nuestra rutina. Hicimos el amor todos los días de esa semana. Por la tarde, nos íbamos a otro sitio un poco mas arriba lleno de árboles que por tener un acceso muy empinado era de difícil acceso. Allí repetíamos y dormíamos juntos la siesta. Incluso dos veces, nos levantamos a las tres de la mañana para tener un encuentro donde comenzaba el bosque. Luego actuábamos como siempre, claro esta, para no ser descubiertos.

En seguida me sentí muy confiado, y una de las veces, tras comerle su delicioso coñito le pregunté si quería chupármela un rato. Ella dijo que no, que no lo hacía porque le daba un poco de asco. También intenté una vez apuntar a su culito, como había visto en alguna peli, pero reaccionaba furiosa me decía que ella no hacía eso.Yo me estaba enamorando, era la primera chica con la que tenía esa clase de confianza, así que no se lo tuve en cuenta.

La mañana del lunes siguiente, me levante a las 10 y fui a buscarla, pero no estaba… Me dijo mi tía que se había ido con un amigo suyo al pueblo. Me extraño mucho que me dijera eso, puesto que después de pasar tantas horas juntos, no sabía que conociera a nadie por aquí y creo que me hubiera dicho que no iba a estar.

Que raro… Si me dijo que me pasara a esta hora para ir a bañarnos- Le conté a mi tía

Bueno, creo que la llamaron al móvil anoche ya tarde, así que… se le habrá pasado avisarte. –

Me extrañó mucho, pero decidí subir yo a la cascada y darme una buena paja, ya que estaba tan acostumbrado a eyacular que no sabía si podría pasar un día sin hacerlo. Cerca del inicio de la ascensión vi una moto escondida tras unos matorrales. Era una moto de guardabosques. Estaba junto al sendero que llevaba al montículo rodeado de árboles al que íbamos por las tardes. Un temor recorrió mi mente… aunque me dije a mi mismo que no era posible. Me dispuse a subir a nuestro rincón intentado hacer el menor ruido posible. Mi corazón palpitaba fuerte, pero mi mente renegaba de la lógica… no podía ser, simplemente no podía ser. Me aproxime despacio al lugar donde teníamos nuestros encuentros pre-siesta y… Se me rompió el corazón. Allí estaba ella, a cuatro patas, mientras un chaval muy alto y ancho, de unos 21 años y bastante moreno se la metía con violencia. Yo no podía dejar de observarla, me había quedado paralizado… Creía que lo nuestro había significado algo. Pero la verdad era bien distinta, solo había sido el entretenimiento sexual de mi primita. Ella tenía un rostro de placer intenso. Gemía sin parar, mientras este chico, que la tenía enorme, se la metía sin parar. Me sorprendió ver que no llevaba puesto un condón. Con el hincapié que ella hacía en que me lo supiera.

Sin sacarla de su vagina, el hijo del guardabosques escupió entre los cachos de su culo, y empezó a meterle deditos, para ir lubricando y acomodando su ano. Apenas hacía movimientos pues hacer las dos cosas debía ser muy complicado, pero la guarra de mi prima no dejaba de moverse para sentir su polla. De repente, cuando ya le cabían 4 dedos en su culito, sacó su enorme miembro (creo que unos cuatro dedos mayor que el mío, es decir, unos 25 cm, pero sobre todo mucho mas gruesa), volvió a escupir, y le colocó el glande en su entrada, abriendo su culo como si fuera mantequilla. Mi prima tuvo un orgasmo en ese mismo instante mientras gritaba de dolor, y creo que varios mas a medida que se la metía lentamente… Estaba gritando como loca. Cuando su amigo tenía aproximadamente 20cm dentro, se colocó un poco mas abajo, como se rodillas, se agarró a sus tetas e inició una embestida animal, sádica casi, mi prima empezó a llorar y apenas podía gritar… esto duró unos 3 o 4 minutos. Yo no podía mover un solo músculo de mi cuerpo. Cuando paró, se la sacó como acelerado, la empujó para darle la vuelta y dejarla tumbada boca arriba, se puso de rodillas con la cabeza de mi prima entre sus piernas y le acercó su enorme polla a la cara… Ella lloraba todavía, y creí que rechazaría su polla, igual que se negó a comérmela a mí, pero sutilmente, la agarró con ambas manos, y se la metió en la boca aunque apenas le cabía. A los pocos segundos, el chaval empezó a correrse y ella no se la sacó. El semen le salía por la comisura de sus labios y se mezclaba con sus lágrimas, que todavía descendían lentamente….

Siguió chupando, lamiendo y mamando una vez la polla estaba blanda unos 5 minutos hasta que recuperó su rigidez. Y una vez así, sin cambiar de posición, el chaval buscó la entrada a su coño y empezó a penetrarla nuevamente, de forma convulsa, sin querer generar placer, tan solo correrse rápido y acabar. Mi prima seguía llorando, supongo que por una mezcla de dolor y placer, sin embargo se advertía que quería estar así, que lo estaba deseando. Pasaron otros 5 minutos más y el hijo del guarda forestal empezó a eyacular sin sacarla del sitio. Mi prima intentó gritar y salirse, pero estaba tan dolorida y cansada que apenas se la oyó… el le puso su mano en la boca y otra en el cuello, para callarla mientras le dejaba su semen en la vagina como triste recuerdo de aquel polvo salvaje

No puede seguir allí y me fui llorando. Mi corazón estaba roto, y encima, ni como juguete de placer, ella me había permitido hacerle esas cosas, me sentí inferior y desprotegido

Regresé al camping y según escuché, mi prima comería en el pueblo. Por la tarde desaparecí, no quería verla. Pasé varios días eludiendo un cara a cara, ella preguntaba por mí, pero creo que se imaginaría que me había enterado de todo y que no convenía esforzarse por verme. Todas las mañanas me levantaba a las 7 y me iba a donde no pudiera encontrarme. Me llevaba un bocata para no venir a comer, y por suerte ella evitaba hablarme cuando había mas gente a nuestro alrededor, porque claro siempre coincidíamos a la hora de cenar, pero nuestro trato era entonces tan frió como lo había sido durante todos los años de mi vida.

El viernes decidí ir a la cascada, el sábado partíamos, pues la caravana ya estaría preparada y quería ver por última vez ese pequeño paraíso donde tan buenos momentos había pasado. Me tumbé allí bajo el árbol donde habíamos hecho el amor la primera vez, aunque quizás ella hubiera preferido decir follar, porque el amor creo que solo lo había puesto yo… Ya casi me había quedado dormido cuando me sorprendió una voz a mis espaldas

¿Por qué me rehuyes? – Me preguntó abiertamente.

Creo que estábamos haciendo algo mal- Respondí zafándome de mis verdaderos pensamientos.

Mañana os vais, ¿Verdad?-

Si eso creo-

Podíamos hacerlo una última vez, como recuerdo de este dulce verano…-

Es que… Ya te he dicho que creo que lo que hacíamos no estaba bien… y…-

Ella se acercó a mí, me besó en la frente y se me quedó mirando… Cuando nuestros ojos coincidieron, me besó en la boca, intenté separarme pero casi sin interés por hacerlo… Ella empezó a toquetearme el paquete, y sin quererlo, mi pene se endureció. No entendía nada, pero en mi nació algo salvaje, se encendía una furia sexual que se multiplicaba geométricamente por cada célula, por cada átomo de mi cuerpo… Respondí a su beso agarrándola por los hombros, nuestras lenguas se enfrentaron en una batalla larga y profunda

Cuando por fin me separé gimió entre respiraciones

Guau!!! Nunca pensé que pudieras besar así…-

La cogí por el cuello y volví a acercarla a mi boca volviéndonos a besar casi mordiéndonos los labios, mis manos fueron a sus tetas y las apretaron con fuerza, tanta que de repente ella se apartó dolorida

Auuu!, ¡Eres un salvaje!... ¡Trátame con mas cuidado!-

Yo estaba enfebrecido… alargue los brazos y la pegue a mi cuerpo, la besé con una pasión enfermiza, ella no se negó, me respondía, nos mordíamos los labios, mezclábamos nuestra saliva, nuestras lenguas luchaban… Mi boca mordió su cuello, sus hombros, su barbilla, le levante el sujetador del bikini dejando al descubierto sus dos pechos con pezones iniestos, los mordí y lamí, los apreté con mis manos, los estiraba… Ella gemía de dolor, pero no hacía por soltarse de mí. Mi manó buscó su pubis por encima del bikini blanco, apartó la parte inferior y directamente, sin preámbulos le introduje el anular en la vagina… estaba empapada… la follaba con la mano con fuerza… La tumbé encima de mi camiseta, dejándole mi lugar, le estiré las piernas hacia arriba y hice el ademán de quitarle el bikini, fui subiéndolo poco a poco, de repente observé sus labios cerrados y su clítoris sobresaliendo entre ellos, su delicioso culito, así que en lugar de quitárselo del todo lo dejé quieto antes de que llegara a las rodillas, empujé sus piernas dobladas hacia su estomago y empecé a pasar mi lengua por aquel desfiladero, intentando meterla en su huequecito… lo hacía con ansía, con furia, como el que como después de estar tres días sin comer… mi respiración estaba tan acelerada como si estuviera corriendo los cien metros, la suya seguía de alguna forma mi compás, a veces se estremecía y por el gemido dejaba de respirar, para luego recuperarse con respiraciones sobresaltadas

Ladeé sus piernas aprisionadas a la izquierda, poniéndola de lado, yo apoyé mi cabeza en el suelo para seguir mamando su manantial…. Mi lengua humedecía cada recoveco. En esta postura su ano resaltaba más de lo habitual, y mi lengua se detuvo por primera vez en el de forma especial, le introducía mi lengua en su inexplorado caudal, lo empapaba a propósito, lo anegaba. Introduje despacio mi dedo índice, y empecé a girarlo una vez dentro… Con mi otro brazo impedía cualquiera de sus movimientos, apenas la dejaba contonearse. Lubriqué mis dedos en su vagina para introducírselos en el ano. Dos primero, tres después y hasta cuatro pude introducir… Cuando los sacaba completamente se conservaba un anchó agujero, pero todavía insuficiente para mi polla. Cogí el botellín de agua que siempre llevaba cuando salía de excursión. Lo pasé por sus labios para que se empapara de su flujo y empecé a metérsela lentamente, pero sin retroceder, despacio pero siempre adelante, gritó de dolor, pero ni forcejeó ni puso reparos, creo que estaba muy excitada al ver como la dominaba siendo mucho mas joven que ella… Cuando había dentro unos 10 cm. de botella la retiré y pude ver su ano muy dilatado, creo que lo suficiente… Me coloqué de lado a su espalda y la agarré con fuerza abrazándola por encima de sus brazos con una mano, escupí en la otra y lubriqué bien mi polla, la acerqué a la entrada de su culito y se la introduje de una estacada. La penetré violentamente hasta eyacular, sin más miramientos. Ella con su mano estuvo masturbándose para aumentar el placer… De sus ojos caían lentas lágrimas.

Cuando acabé me sentí sucio, me arrepentí de haber actuado con violencia, no podía ni mirarla a la cara, así que me puse en pie para vestirme y salir corriendo

-¡Espera!- Dijo con voz dolorida

Me volví hacia ella, e inexplicablemente, sin decir nada más se puso a lamer mi pene aun pringoso.Yo no dije nada tampoco. Coloqué mis manos en su cabeza y acompasaba con mis brazos sus mamadas… En su semi-flacidez podía metérsela entera en la boca, la saboreaba mientras me miraba a los ojos cada cierto rato… Enseguida recuperé consistencia

-Hazme sentirte dentro de mi… por última vez…-

Ella se tumbó y abrió las piernas, yo me quedé en pie un rato dudando si todo esto era correcto o si era verdad… Pero su rostro sugerente me hizo ayudó a despejar mis incógnitas. Me posicioné sobre ella, y coloqué mi pene en la entrada de su vagina, pero antes de hacer el movimiento pélvico de introducción la besé para poder sentir en su boca esa mezcla de sabores. La introduje con fuerza, con violencia de nuevo, y ella me apretó con sus brazos para que se alcanzara sus profundidades. Sus manos hacían fuerza en mi espalda y culo hacia su interior. Acomodé mi cabeza junto a su cuello, sin mirarla, de lado… y empecé una rítmica follada, sin pensar en nada, dejando que el tiempo se eternizara… hasta correrme en su interior. La besé, lamí su cara, bebí sus lagrimas, me levanté me puse los pantalones y me fui. Salimos del camping antes de comer, así que no la volví a ver hasta pasados tres años

A los pocos meses oí por el otro terminal telefónico de casa como mi tía le contaba a mi madre que le habían practicado un aborto… Tuve un sentimiento de culpa, aunque lo más probable es que el embarazo fuera fruto del hijo del guardabosque.

Dicho esto, acabé la historia, casi llorando. Mi amor se abrazó a mí y me beso en la cara. No nos dijimos nada. Nos quedamos profundamente dormidos