Clases particulares
Sucedió hace unos años en Sevilla. Yo tenía 23 años y me dedicaba a dar clases particulares para ganarme algunas pelillas, que me ayudaban a pagar un piso que acababa de alquilar. Normalmente acudía al domicilio de mis alumnos.
Clases particulares
Sucedió hace unos años en Sevilla. Yo tenía 23 años y me dedicaba a dar clases particulares para ganarme algunas pelillas, que me ayudaban a pagar un piso que acababa de alquilar. Normalmente acudía al domicilio de mis alumnos.
Me llamo Nacho y la verdad es que no estoy nada mal. Mido 1,86 y 17,5 de polla, soy castaño con ojos verdes y en aquella época tenía un cuerpo bastante cuidado y musculazo.
Les hablaré de Manolo uno de mis alumnos. Tenía 16 años y medía 1,70 aproximadamente, morenito, con un culito redondo y un paquete prometedor. Estaba algo cachitas pero no demasiado. Había suspendido ingles y yo acudía tres veces en semana a su casa. Era agosto y en Sevilla hacía un calor insoportable.
Cada vez que acudía a su casa me abría su madre que amablemente me hacía pasar a la habitación de su único hijo para que impartiera las clases. Siempre me ofrecían un refresco al llegar. La verdad es que Manolo estaba avanzando bastante gracias a mis clases. Yo notaba que el chaval me miraba con cierto descaro cuando entraba en su habitación con mis jeans ajustados y con mis camisetas de verano. El me recibía normalmente en bermudas y camiseta. Alguna vez durante las conversaciones en ingles, estas habían derivado a hablar de mi musculatura. En varias ocasiones Manolo me había pedido que marcara mis pectorales o los bíceps en Ingles. La verdad es que el muchachito se estudiaba el vocabulario adecuado para llevarme al terreno que quería. Un día hablamos de sexo y me pregunto por mis experiencias. Yo le conteste con evasivas porque no quería confesarle que era Gay. Me pregunto que si había estado con alguna chica y le conteste que en alguna ocasión. El muy cotilla siguió insistiendo y me preguntó si lo había hecho con chicos. Le conteste que lo había probado y que no me sentía mal por ello. Yo le requerí por sus experiencias y me dijo que era virgen y que se mataba a pajas. No quise insistir más en la cuestión pues al fin al cabo estaba en la casa de sus padres y el chico era menor.
A finales de Agosto los padres de Manolo decidieron hacer un viaje a Mallorca. Dejaron al chico en Sevilla para que terminara de preparar sus exámenes. Era la primera vez que iba a estar solo en casa pero toda las mañanas iría una señora a limpiarle la casa y por las tardes yo a darle las clases. Sus padres se habían decidido a dejarlo solo porque también querían que asumiese responsabilidades e independencia.
El primer día que me dirigí a casa de Manolo, ya sin sus padres, hacía un calor sofocante por lo cual estaba completamente empapado. Al llegar a la casa llame a la puerta y me abrió Manolo que tan solo llevaba unos calzoncillos tipo pantalón de ciclista de color blanco, que le marcaban el paquete por completo. Me saludó y se disculpo por la indumentaria pero me dijo que hacía demasiado calor y que el aire acondicionado no funcionaba. Me invitó a pasar y una vez dentro me ofreció un refresco. Se fijó en lo empapado de mi camiseta y me dijo que porque no me la quitaba. Accedí a su petición y pasamos al salón para impartir la clase. Me preguntó si me molestaba que se quedase en calzoncillos a lo cual, evidentemente, le dije que no. Yo ya me estaba poniendo malo de ver al chico, pues al pasar al salón había tenido la oportunidad de observar sus nalgas en movimiento. El niño siguió avanzando en sus amabilidades y me dijo que si quería que me quitase el pantalón para estar mas cómodo. Me lo pensé brevemente porque la tenía algo morcillona pero decidí quitármelos. Mientras desabrochaba mi pantalón, bajo la mirada atenta de Manolo, me di cuenta de que el muchachito estaba actuando con mucha tranquilidad y que debía haber planificado perfectamente esta situación.
Me quede con mi slip Calvin Klein blanco que marcaba un bulto bastante prominente. Manolo comento que vaya ropa interior chula que usaba. Yo le contesté que la suya tampoco estaba mal. Indique al chico que nos sentáramos para comenzar la clase de ingles. Le propuse como tema de conversación que me contase como le había ido su primer día solo. Me contó por la mañana había ido a la piscina y que cuando llego a casa la asistenta le había dejado la comida preparada. Después de comer se había desnudado por completo, aprovechando que estaba solo en casa y había echado una partida con la play. Después de la partida sonó el timbre de la puerta y se puso los calzoncillos para abrir la puerta y entonces había llegado yo.
Yo estaba experimentando una erección considerable de imaginar al chaval desnudito por su casa. Me sentía absolutamente seducido por Manolo y era consciente de que el muchacho estaba manejando la situación y llevándola en todo momento al punto que el quería. Le corregí algunos tiempos verbales que había empleado mal y en ese momento escuchamos un ruido que venía de la calle. Nos levantamos para dirigirnos a la ventana y pude observar que Manolo también tenía una erección considerable. Lo único que sucedía era que unos chicos jugaban a la pelota y metían mucho ruido.
Decidí a tomar la iniciativa y le dije a Manolo que necesitaba una ducha. Al chico se le ilumino la cara y me dijo que el baño de sus padres había una ducha bastante grande y una bañera redonda. Me pidió que le acompañara y me dijo que a el también le apetecía una ducha. Al llegar al baño pude ver que el chico no mentía y que tanto la ducha como la bañera eran bastante grandes. Le dije a Manolo que si quería nos duchábamos los dos a la vez. Me contestó que sí. Yo sin mas me quite el slip y me hice el distraído. A través del espejo observe que Manolo miraba fijamente mi polla morcillona. Abrí la ducha y me metí en ella. Manolo me siguió al instante, no sin antes quitarse sus calzoncillos.
Abrimos el agua y nos remojamos. Le dije a Manolo que si quería que le enjabonase la espalda y me contesto afirmativamente. Comencé a frotar con suavidad la espalda del muchacho, dándole un suave masaje. Podía ver la raya blanca de su bañador marcando el inicio de su culito redondeado. Yo ya tenía una erección completa, que Manolo no podía percibir por su postura. Continué frotando su espalda y me agache para enjabonar el culo del muchacho. El chico se dejo hacer sin decir nada. Me entretuve un rato con las nalgas y las piernas del muchacho e incluso me atreví a enjabonar el ojete de Manolo. Su culo estaba completamente limpio de bellos y gracias a mi postura podía observar las gordas pelotas del mi compañero de ducha. Continué agachado y le dije a Manolo que se girase. Lo note algo tenso y al darse la vuelta comprobé el motivo de tal estado. Manolo tenía una erección de campeonato. El chico gastaba una polla de al menos 19 centímetros y bastante gorda. No pude reprimir una expresión de admiración y le dije que vaya nabo que tenía. El chico se echo a reír. Yo ya no me pude contener y sin más preámbulos me introduje la polla de Manolo en mi boca. El chico suspiro y agarro mi cabeza acariciándola. Comenzó un leve movimiento de caderas metiendo y sacando su polla de mi boca. El chico se estremecía y dijo que era la primera vez que se lo hacían y que no parase. Yo no soltaba la polla de Manolo, le acariciaba los huevos y lamía su nabo desde la punta a la base. No podía metérmela entera de lo grande que era. Poco a poco el chico empezó a lubricar y note como los huevos se le ponían duros. Empezó a gemir y a acelerar su respiración. Me dijo me que se corría, pero yo decidí continuar la mamada. No tardo en eyacular abundantemente. Su leche salía de mi boca y yo seguía mamando y tragando. Note que al chico le temblaban las piernas y lo agarré por el culo. Cuando le hube vaciado la polla por completo y después de dejarla bien limpia me levanté. Lo mire a la cara. Estaba rojo de satisfacción y sus ojos brillaban. Manolo retomó la iniciativa y me estampo un beso, recorriendo con su lengua toda mi boca.
Nos abrazamos y nos echamos a reír. Me dijo que llevaba mucho tiempo deseando que esto ocurriera. Yo le conteste que ya me había dado cuenta pero que me sorprendía la seguridad con la que había actuado. Me dijo que el sabía que yo era gay porque me había visto salir de un bar de ambiente que hay cerca de su barrio. Le dije que vaya cabrón estaba hecho. Nos reímos.
Lo mire fijamente y le dije que era su turno. Lo entendió a la primera y se agachó para comerse mi polla. Se la tragaba con glotonería y le dije que fuese más despacio y que nadie le iba a quitar mi polla. Se echo a reír y me pidió disculpas. Empezó a mamar lentamente y poco a poco fue cogiendo maestría. Se la metía hasta el fondo y no paraba de sobar mis pelotas. Yo le agarre la cabeza y comencé a moverme follándolo por la boca. Le dije que me iba a correr, pero Manolo no parecía dispuesto a soltar mi nabo. Exploté en su boca y se atragantó un poco. Cuando se repuso, se trago todo mi semen hasta la última gota. Me miraba y sus ojos sonreían mientras lo hacía. El chico estaba feliz y se lo estaba pasando en grande.
Lo alce y lo abrace. Nos llevamos un buen rato besándonos, hasta que decidimos enjuagarnos. Empezamos a llenar la bañera y nos metimos dentro. Estuvimos retozando en el agua y abrazándonos. Nos besábamos como locos y nos metíamos mano por todas partes. Comencé a explorar su ojete. Manolo me preguntó si lo iba a follar. Le dije que no tenía escapatoria. Sonrío y me pidió que lo hiciese con cuidado. Le dije que se saliera un poco de la bañera y que me dejase su culo a la altura de mi cara. Así lo hizo. Abrí sus nalgas y observé detenidamente su entrada virgen y sin bellos. Comencé a comerme su culo y el chico empezó a gemir y a gozar. Estuve un buen rato lamiendo y jugando con mi lengua en su agujero. Poco a poco le fui introduciendo un dedo bastante ensalivado. Comencé a explorar su cavidad y el chico parecía que se iba a volver loco del gusto que le estaba dando. Lo estuve dilatando un buen rato y al poco tiempo ya le entraban dos dedos. Cogí un poco de aceite de masajes que había en el baño y se lo eché abundantemente en su ano. El chico no paraba de estremecerse y de gemir. Me decía que no lo dejase. Mi rabo estaba como un palo cuando lo embadurne con aceite. Le dije al chico que se metiese de nuevo en la bañera y que colocase las piernas sobre mis hombros. Su culo quedó bajo el agua y comencé un último masaje de dilatación. Lleve mi polla a su entrada y cruzamos nuestras miradas. El chico se limito a asentir con la cabeza. Poco a poco le introduje mi polla en su ano. Al principio se quejó un poco pero me dijo que parase. Continué mi penetración hasta el fondo. Suavemente comencé a mover mi polla en el culo del muchacho. Notaba como su ano se iba relajando cada vez más y empecé a bombear más rápido. La cara de Manolo reflejaba el gustazo que le estaba dando y su polla comenzó a ponerse dura de nuevo. Nos morreábamos como locos y poco a poco mi polla comenzó a salir y entrar con total facilidad. Cuando le dije que me iba a correr fuera, me pidió que no lo hiciera. Mi semen de derramó en las entrañas del chico y Manolo se corrió poco después de que yo lo hiciese. Nos quedamos exhaustos con mi polla dentro del chico, besándonos un buen rato.
Poco después enjaboné de nuevo a Manolo y nos lavamos. Nos secamos y después de recoger un poco el baño nos fuimos a la cama de Manolo. Le puse un poco de crema en su culo y nos abrazamos. Le pregunte si de verdad esta había sido su primera vez. Me dijo que si, que tan solo se había hecho alguna paja con algún amigo pero sin llegar a más historias.
Estuvimos un rato abrazados en su cama rozando nuestras pollas y mezclando nuestra saliva. La polla de Manolo se puso dura de nuevo y note como su mano exploraba mi ano. Le dije que si todavía le quedaban ganas y se limitó a ordenarme que le mostrase mi culo. El chico empezó a lamer mi agujero y poco a poco me fue dilatando. Le dije que fuera despacio. Yo no era virgen pero nunca me habían metido un nabo como el de este muchacho. Me lubrico y note su polla a la entrada de mi agujero. Le costó trabajo, pero acabó dando con el camino. Cuando me tuvo ensartado por completo le dije que se moviera suavemente. Al poco rato el chico me estaba cabalgando y penetrando a toda velocidad. Yo no sabía de donde sacaba tanta energía. Después de bombear un buen rato el chico se corrió otra vez dentro de mi ano. Después se tumbo en la cama. Yo chorreaba semen por el culo y tenía el rabo completamente duro. Me hice una paja y me corrí en la boca de Manolo. Nos volvimos a besar tragándonos mi semen.
Como imaginarán las clases particulares se convirtieron en interminables sesiones de sexo hasta que volvieron sus papas. A pesar de ello Manolo aprobó el examen de ingles. Sus padres quedaron muy contentos con mi trabajo y me propusieron tutorizar los estudios de Manolo a lo largo de todo el año. Les contesté afirmativamente, pero les dije que las clases las impartiría en mi casa, a lo que ellos accedieron. Manolo estaba loco de alegría.
Mi relación con Manolo continuó varios años. Mi casa fue nuestro nido de sexo y amistad. Cuando Manolo comenzó a conocer otros chicos, yo le dejaba mi piso. A veces le cobraba el impuesto revolucionario y me tiraba a Manolo y al amigo de turno. Actualmente no vivo en Sevilla pero si cerca. De vez en cuando hablo con Manolo y nos contamos como nos va la vida. Hoy tiene 27 años, es un chico guapo y tiene un novio encantador. Ambos seguimos teniendo un recuerdo maravilloso de aquellas clases particulares.
Espero su opinión. Es mi primer relato.