Clases Guitarra IV

Sara le da un nuevo morbo a la relación sexual entre Alex y Lucia.

Al salir de la ducha, decidimos pedir algo de cenar, estábamos algo cansados y hambrientos. Alex pidió una pizza y en lo que llegaba nos pusimos algo de ropa y nos sentamos en el sofá a charlar un rato con una botella de vino y un par de copas acompañándonos. Realmente apenas nos conocíamos.

Empezamos a contarnos cosas básicas como a lo que nos dedicabamos, si teníamos animales, vida amoroso, etc. Y pronto comenzó a salir el tema sexual, algunas anécdotas por ambos hicieron que la casa se llenara de risas. Justo cuando la conversación empezaba a llenarse por preguntas más concretas en cuanto a gustos de cada uno, sonó el timbre, era la pizza. Fue así como entre pizza, risas, algún beso, alguna caricia, y el vino nos fuimos acercando cada vez más y entramos en las confesiones.

  • ¿Tienes alguna fantasía sexual que quieres cumplir? - me preguntó él.
  • Pues sí, la verdad esque me gustaría mucho acostarme con otra chica. Ya sabes por probar.
  • ¿ Y por qué no lo haces?
  • No sé, nunca me he puesto a buscar a una chica para ello.
  • ¿ Quieres que la busquemos? Podemos entrar en uno de esos chats.
  • Mmmm… bueno, supongo que por intentarlo no pierdo nada.
  • Vale, yo te ayudo pero con una condición.
  • ¿Cuál?
  • Tienes que dejarme mirar cuando te acuestes con ella, no participaré si no queréis, pero ya que te ayudo que menos que me dejéis veros.
  • Mmmm… vale.

Hazto seguido Alex fue a buscar su portátil. Entramos en unos de los chats, buscando una chica con la cual yo pudiese cumplir mi fantasía. Hablamos con un par de chicas interesadas, después de decirles que él estaría mirando y que yo no había tenido nunca sexo con una mujer. Estuvimos hablando en videoconferencia con ambas por separado y tras un largo rato, decidí quedar con la chica jovencita de 19 años. Era rubia, alta, lleva un piercing de anillo en la nariz, era mona y tenía buen cuerpo. Quedé con ella en una cafetería desde la cual nos iríamos a casa de Alex al día siguiente a las 17:00.

Tras esto decidí irme a casa, estaba agotada y mañana sería un día muy emocionante, estaba realmente nerviosa. Y tras darle un apasionado beso a Alex me fui a casa pasadas las 1 de la madrugada.

El día siguiente decidí ponerme un vestido negro.

Cuando llegué a la cafetería estaba muy nerviosa, anoche no era consciente de lo que suponía esto, entre el vino y la rapidez del momento… pero estaba a punto de acostarme con otra chica. Ella estaba esperándome, era bastante guapa y no tenía mal cuerpo. Nos saludamos con dos besos y nos dirigimos a casa de Alex. La idea de que nosotras dos nos conociéramos antes había sido bueno, con él delante al igual sería más vergonzosa la situación. Ibamos hablando un poco de nosotras mismas a la otra, esta chica era bastante interesante. Al cabo de un rato me preguntó si estaba muy nerviosa por ser mi primera vez, a lo que le dije la verdad y sin miramientos, tocándome el culo se acercó a mi oreja y de una manera muy excitante me dijo:

  • Tranquila, te haré disfrutar como no te lo ha hecho ningún hombre.

Sus palabras me hicieron estremecerme. A los dos minutos llegamos a casa de Alex. Cuando entramos, Alex nos ofreció algo de beber, Sara ( así se llamaba) se sentó bastante cerca de mí. Comenzamos a hablar los tres, y Sara y yo cada vez estábamos más cerca, pero a mí me costaba lanzarme. Alex nos miraba fijamente mientras Sara empezaba a acariciarme los muslos. Sara se me acercó y me dio un beso en los labios.

  • Dios, está pasando. - pensé.

Le respondí el beso, la verdad es que me estaba gustando bastante como besaba. Empezamos a acariciarnos por encima de la ropa, siempre bajo la mirada de Alex, sus manos recorrían mis pechos, hasta meterlas por debajo de mi vestido en mis muslos, Sara me echó hacía atrás, recostandome en el sofá y una de mis manos se fue instintivamente a su pecho, mientras la otra recorría su espalda hasta llegar a su culo para apretarlo bien. Realmente me estaba excitando así.

Fueron poco minutos los que nuestras ropas duraron puestas enseguida nos levantamos y nos desnudamos la una a la otra, entre besos en el cuello, y lamidas por los pezones, cosa que me encantó, no era la misma sensación que con un chico, pero también me gustaba.

Nos sentamos una encima de la otra aún con las bragas puestas. Sara me echó sobre el sofá y comenzó a besar por el cuello, bajando por mis pechos, mis pezones, mi vientre, y se detuvo en mi coño. Me dio una lamida aún con las bragas puestas, después las apartó y me sopló encima del clítoris suave. A todo esto Alex sentado en el sofá de enfrente miraba expectante y acariciando su polla por encima del pantalón vaquero.

Sara me quitó las bragas y empezó a darme lamidas por toda la raja y yo me cogí el pelo hacia un lado, quería verla comiendome el coño.Tras un par de lamidas se centró en mi clítoris haciendo círculos sobre él y me introdujo dos dedos en mi coño, lo que hizo que me volviese loca, estaba realmente excitada. Estuvo así durante un par de minutos mirándome de vez en cuando a los ojos, cada vez yo jadeaba más fuerte, hasta que la agarré más fuerte de la cabeza y me corrí en su boca y dedos.

Sara subió y me dio un beso con sabor a mis jugos, algo que me volvió a excitar y cambiamos de posición. Ahora debía hacerle lo mismo a ella.

Sara se tumbó y le di pequeños mordiscos en el cuello, en sus pezones y bajé hasta su coño, y le quité el tanga. Comencé a darle suaves lamidas en su clítoris ( la verdad es que sus fluidos no sabían nada mal, hasta me gustaba el sabor) y luego bajé a la entrada de su vagina introduciendo mi lengua hasta donde pude y acariciándole el clítoris con mi dedo pulgar. Estuve así un rato, hasta que vi que sus jadeos aumentaban, entonces pasé mi lengua a su clítoris y se lo lamía con la punta de la lengua mientras le introduje dos dedos en su húmeda vagina. Fui aumentando el ritmo hasta que la vi arquear la espalda y me dijo que se corría, entonces fui rápida y le lamí todo lo fuerte que pude el clítoris, y se corrio en mi boca. Fue delicioso.

Subí y la besé apasionadamente, realmente me había vuelto a excitar al hacerle sexo oral a Sara, y cuando miré a Alex vi como se había quitado los pantalones, pero no se estaba masturbando solo se acariciaba el paquete por encima de su ropa interior.

Sara no quiso quedarse, fue al baño, se limpió y al poco rato se fue. Yo fui al baño después de ella, y cuando estaba sola con Alex, se me acercó.

  • Me ha encantado veros así, me habeis puesto muchísimo. -me susurró.
  • Ya me he fijado, mira lo empalmado que estás.

Sara salió del baño y tras decirme que cuando quisiera repetiamos, se marchó. Yo seguía cachonda y Alex estaba empalmado. Nada más irse Sara, Alex me miró, me besó y me metió la mano por el albornoz hasta llegar a mi húmedo sexo.

  • Joder Lucia, estás mojadísima.
  • Lo sé, y tú muy empalmado.
  • Follame. - me susurró al oído, dándome un mordisco en el cuello.

Nos dirigimos al sofá abrazados y besándonos, Alex me despojó del albornoz en el camino y yo nada más llegar al sofá lo senté y me puse de rodillas frente a él. Le quité los calzoncillos y le lamí la polla de arriba a abajo. Me la introduje el boca y se la comí durante un par de minutos, hasta que Alex me levantó y me sentó encima de él.

  • Dios, que gusto. - dije.
  • Joder Lucia, estás super mojada, ha entrado sin problemas.
  • Follame Alex. - le susurré.

Estuve cabalgando a Alex durante un rato mientras él me comía las tetas a ratos. Después cambiamos de postura y me senté sobre él dándole la espalda, así era él que me follaba y como lo hacía. Alex me daba muy rápido y a la vez me frotaba el clítoris con una de sus manos, lo que hizo que me corriese. Alex también estaba a punto. Sacó su polla de mi vagina y se corrio en mi boca.

Ambos fuimos a asearnos y caímos rendidos en el sofá, nos pusimos una película y nos quedamos dormidos.