Clases de Literatura I: El Nacimiento de Charlotte

Como se vive la vida, a veces de formas que no nos esperamos, más cuando se está en la etapa de descubrimiento de la identidad 1er semestre de preparatoria, delgado o más bien flaco, aun ni siquiera me comenzaba a salir la barba, mi cabello largo hasta los hombros...

Como se vive la vida, a veces de formas que no nos esperamos, más cuando se está en la etapa de descubrimiento de la identidad 1er semestre de preparatoria, delgado o más bien flaco, aun ni siquiera me comenzaba a salir la barba, mi cabello largo hasta los hombros y no estaba seguro si debía tener novia… o novio, ese día en particular era muy confuso, tenía una absurda sensación de que quería irme de la escuela en ese momento, pero siempre fui un alumno responsable, así que para alejarme del mundo por un rato me adentré en mi actividad favorita, leer, y así mis problemas se desvanecieron, como estábamos a final del semestre casi no había clases, por lo que tenía prácticamente el día libre, entonces su voz me sacó de mi fantasía, con tal estrépito que el libro se me cayó de las manos…

-Mmmm la guerra y la paz, buen libro.

-Ah, profesor, bueno yo…

-Te preguntaba que leías pero ya lo he descubierto.

Era el profesor de literatura, 190 de estatura, moreno, cabello desaliñado y un poco largo, barba descuidada, cargando siempre un par de libros en una mano y en el otro su viejo maletín, lo miré con asombro, pues de pronto lo noté inusualmente atractivo…

-¿Todo bien? Pareces confundido.

-Ah… yo… quiero decir, si… es decir no, no, para nada.

-¿Te apetece un café?

-Yo… ¿Perdone?

-Un… café.

-Oh, pues si… por que no.

Tomé mi mochila y seguí al profesor, llegamos al estacionamiento y abordamos su auto, fuimos hacia el centro de la ciudad y entramos a una cafetería, él ordenó un café para ambos y de pronto me estaba confesando con él, mi boca y mi cerebro no estaban sincronizados, y entonces escuche…

-¿Has estado con una mujer?

-Ah... pues algo así, pero bueno.

-¿Has estado con un hombre?

-Ah…

-Eso tiene solución en este momento.

El profesor pagó la cuenta, y volvimos al auto, y yo me preguntaba a donde iríamos pues no parecía que íbamos hacia la escuela, entonces entró al estacionamiento de un hotel, mi corazón estaba a mil por hora, bajamos del auto, y tomamos una habitación con un ventanal enorme, el profesor abrió las cortinas y entro al sanitario, yo me senté en la cama, y cinco minutos después el profesor salió completamente desnudo, y con una enorme erección…

-Pro... profesor, yo.

-Nunca sabrás la respuesta a tu dilema si no lo pruebas.

El profesor se sentó en la cama y me dijo que me pusiera de pie…

-Quítate la ropa.

-Yo…

-¡Quítatela!

Algo brincó en mi interior, escucharlo levantar la voz me hizo tener una excitación que no había sentido, y sin protestar más me quite toda la ropa, entonces el profesor se levantó de nuevo y me beso profundamente, mis manos se paralizaron, pero las del profesor se movieron y subieron por mis nalgas, a mi pecho, y atrapó mis pezones entre sus dedos, y entonces emití un gemido fuerte, agudo y sonoro…

-Vaya un punto débil. –dijo el profesor.

Siguió besándome y me llevo a la cama, me pasó las manos por todo el cuerpo y comenzó a darme sexo oral, que me causó placer, pero cuando su lengua llego a mi culito mi espalda se arqueo, y sentí un placer enorme…

-Vaya hemos descubierto tu rol.

El placer era muy fuerte, y mis gemidos se volvían gritos, pero mi voz se había vuelto delgada, casi como la de una mujer, el profesor entonces me acercó su verga enorme a mi rostro y sin pensarlo mi excitación se apoderó de mí y comencé a mamarla con fuerza eso le encantó por lo que tuvo que detenerme, porque me dijo que lo mejor aún estaba por venir, se puso frente a mí, levantó mis piernas, apuntó su verga y lentamente comenzó a penetrarme y mi placer estaba en aumento, no sentía ningún dolor, sentía demasiado placer, excesivo y una vez con toda la verga de mi profesor dentro de mí, comenzó a bombear despacio y luego más rápido, abriendo mis piernas al sostener mis tobillos, y bombeando con mucha fuerza, de manera deliciosa, de vez en cuando estrujaba mis pezones o me besaba, con una mano en mi cuello, apretando levemente sin obstruir por completo mi respiración, pero me gustaba, de pronto quise decir algo…

-Me… encanta. –Pero mi voz era totalmente femenina.

-Ya vi que eres bastante putita.

Mi profesor se empezó a mover más rápido, y el placer comenzó a ser más fuerte, yo le pedía que lo hiciera más fuerte, me daba bofetadas leves, eso me encantaba, y volvía a sentir placer, de pronto subía y sentía que me orinaría, pero no sucedía, entonces comencé a sentir un placer más fuerte que subía más y más, hasta que el placer fue tan fuerte que comencé a eyacular sin haberme tocado, mi leche fue disparada con tal fuerza que algunos chorros cayeron en mi boca y yo los trague con gusto, Mi profesor en cambio aún estaba lejos de llegar a su orgasmo, pero continuó por largo rato, al menos unos veinte minutos, alternado la velocidad de sus embestidas, hasta que comenzó a gemir y me cogió más rápido, y entonces tomó mis piernas las subió a sus hombros y empujó fuerte y comenzó a llenarme de leche con mucha abundancia, luego de lo cual me dio un beso, sacando su verga dejándome en la cama…

-Una cosa. –dijo. –si quieres que esto continúe, no le cuentas a nadie y no te acuestas con nadie.

-Si profesor. –dije con mi voz aun feminizada.

-Límpiate, aún tenemos algo de tiempo.

Me metí a bañar, y tuve la idea, me puse una toalla alrededor de mi cuerpo a manera de vestido y otra en mi cabello enredada…

-Te ves bien, ahora vuelve a mamarme la verga.

Obedecí sin poner resistencia, el acostado en la cama y yo en cuatro, estuve alrededor de diez minutos hasta que su verga volvió a ponerse dura, el no perdió el tiempo y me dijo que pusiera los pies en el suelo y las manos en la cama, luego con sus pies abrió mis piernas y sin problema alguno me penetró de nuevo y comenzó a bombear, sacándome gemidos fuertes, al mismo tiempo que sus manos comenzaron a caer sobre mis nalgas, haciéndolas arder pero al mismo tiempo provocando muchísimo placer, por lo que sin pensarlo comencé a pedírselas más fuertes, cada tres embestidas de su verga en mi culo era una nalgada, y siendo que paso casi media hora cogiéndome en esa posición, hagan las cuentas, el placer era mucho y yo le pedía que lo hiciera más fuerte, lo decía gritando, y a él le gustaba, y le gustaba mucho, mi cuerpo estaba vibrando, y el placer era tanto que comencé a venirme nuevamente, y él seguía cogiéndome violentamente, entonces con una mano sostuvo mis manos en mi espalda, y con la otra jaló con fuerza mi cabello, tan fuerte que sentía que lo iba a arrancar, y aceleró la velocidad y violencia de sus embestidas, hasta que no pudo más y comenzó a venirse nuevamente, hasta que me dejo lleno, nuevamente, sacó su verga y caí al suelo, entonces me tomo de la barbilla me besó y me dijo…

-A partir de hoy, te llamas Charlotte, y eres solo mía, ¡Dilo!

-Soy Charlotte y soy solo tuya.

-Báñate de nuevo y vístete, debemos regresar.

Así lo hice, y luego de ello y ya vestidos regresamos a la escuela, al salir del hotel mi voz masculina regresó, no cabía duda que mi profesor tenía un efecto en mí que no podía entender, pero que deseaba arduamente conservar.

Continuará…

Si les gustó este relato déjenmelo saber en los comentarios, los quiero, besos.