Clases de Inglés
La dominación femenina puede ser un buen método para aprender inglés.
Estaba en el último año de facultad, cuando a mi vitae le faltaban toda una serie de asignaturas para obtener mi licenciatura. Una de las cosas que siempre había querido aprender era inglés, puesto que yo sólo sabía francés. Así y sin pensarlo me apunté a clases de filología inglesa, sin tener conocimientos previos.
Sin embargo y por error me apunté a una clase avanzada, que debía superar para no perder curso. Las clases que fueron transcurriendo eran para mi un verdadero suplicio, ya que eran habladas y no lograba enterarme de nada. Comenzaba a inquietarme cuando frente a mi descubrí una imagen cautivadora.
Era una chica impresionante, alta y con un buen cuerpo. Vestía camisa blanca ajustada y unos pantalones vaqueros que marcaban su increíble figura. Calzaba unas sandalias con el pie descubierto. Sus pies estaban exquisitamente cuidados y sus uñas estaban pintadas de color rosa.
Una vez acabada la clase, me dirigí a ella en espera de que pudiera darme clases privadas. Me dijo que se llamaba Marina y que vivía en su casa con una compañera, ellas eran argentinas y además dominaban la lengua inglesa. Le conté mi problema y le supliqué que me enseñase a cualquier precio.
Ella se quedó pensando y su cara se iluminó: "creo que podrías vivir con nosotras, hablaríamos todo el rato en inglés, tu tendrás que hacerte cargo del pago del alquiler y de los gastos", continuó diciendo: "no obstante debo advertirte una cosa, nosotras somos ultrafeministas, creemos en la verdadera supremacía de la mujer sobre el hombre. La única forma que aceptamos que un hombre viva con nosotras es que sea nuestro esclavo ¿ok?"
Me quedé sorprendido, pero creí que se trataba de una broma, tal vez y a la par de aprender inglés conseguiría tirarme a esas tías tan buenas con la disculpa del jueguecito, así que acepté.
Acudí a su casa a la hora acordada, y abrí la puerta con mi llave. Sabía que ellas no estaban en clase, pero me permitiría espiar entre sus cosas y rebuscar entre su ropa interior para pajearme, puesto que desde el otro día estaba muy excitado.
Al abrir la puerta encontré una nota en el suelo escrita con letras grandes de imprenta: "No la cojas, léela a cuatro patas". Lentamente puse mis manos y rodillas en el suelo y continué leyendo, el resto estaba en inglés: "Desnúdate y ponte lo que esta en la bolsa del suelo, sigue avanzando a gatas y en el salón tendrás tu primera tarea", "si no deseas aprender deja la llave y márchate".
Rápidamente me desnudé y miré en el interior de la bolsa: había un collar de perro y un cascabel con una goma para que me la pasara por la polla. Cada vez que me movía sonaba el cascabel, lo que me excitó sobremanera y ya estaba completamente empalmado.
Seguí avanzando y encontré dos pares de zapatos en medio del salón, unas botas altas negras de piel hasta la rodilla llenas de polvo y el otro par eran las sandalias que Marina llevó el otro día a clase. Había otra nota que decía: Esclavo esta noche tenemos cena de piso y nuestro calzado debe lucir impecable, así que lámelos con tu lengua, presta atención al polvo de las botas y al chicle pegado a las sandalias de Lady Marina, do deberás quitar con tus dientes".
De rodillas comencé a lamer las botas. No había nadie en la casa pero yo me sentía plenamente humillado, eran interminables y estaban tan sucias como si hubiesen sido utilizadas toda la semana. Supuse que pertenecían a la compañera de Marina, eran muy sexys y yo estaba deseando conocer a la dueña.
Las sandalias eran preciosas y me excitaba la idea de que solo un día antes se las había visto a Marina puestas, y en donde ahora pasaba mi lengua había estado su pie. Todavía sabían a ella y solo pensarlo me gustaba. En la suela tenían pegado un sucio chicle lleno de porquería, me acordé de la nota y obedecí. Me daba mucho asco pero pensé que debía ser incomodo para el caminar de Marina, yo había prometido servirla y para mi ella era lo más importante. Arranqué el chicle con mis dientes y comencé a darle brillo a la suela con mi saliva, comenzaba a gustarme sentirme dominado.
Había otra nota que decía: "cuando termines con nuestro calzado comienza con nuestra ropa interior". Había una cesta llena con la ropa sucia de mis dos Amas. Me tomé este trabajo como regalo, después de mi dedicación con el calzado. Introduje mi cabeza e inspiré, el olor a hembra entro por cada uno de mis sentidos, mi verga resurgió y el cascabel comenzó a sonar alegremente. Saque de la cesta unas braguitas rojas pequeñísimas de seda finísima y rematadas con encaje, olían de una forma espectacular.
No pude resistir la tentación de sentirlas puestas, así que comencé a deslizarlas por mis piernas hasta mi paquete que a penas era cubierto. Me acerqué al espejo y en ese momento se abrió la puerta, enfrente estaba Marina.
"Vaya con el esclavo, fíjate Natalia si tiene mis bragas puestas", "además no ha hecho sus labores, lo tendremos que castigar", dijo Natalia.
Por supuesto yo no me enteré de nada porque estaban hablando en inglés, pero pronto me iba a enterar porque sus métodos educativos son muy directos...
Natalia era tan espectacular como Marina, era rubia , alta, guapísima y con el pelo recogido atrás. Tenía un aire de niña rica y dominadora. Ella vestía un vestido corto de traje chaqueta, tenía un aire de ejecutiva, calzaba unos zapatos preciosos cerrados por delante y con el talón descubierto por detrás, llevaba unas preciosas medias de fina rejilla blanca.
Comenzó a hablar en inglés y me señaló sus piernas. Yo estaba de rodillas parado frente a ella, con las bragas rojas puestas, sin saber que hacer hasta que Lady Marina me asió fuertemente del pelo y me introdujo la cara entre los muslos de Natalia. Natalia con sus dos piernas atrapaba mi cabeza, mientras Marina se predisponía a darme unos fustazos con un cinturón. Deslizó las bragas hasta dejar mi culo expuesto, "vamos estúpido cuenta: one, two..." Mi cuerpo se sacudió ante el primer golpe de Marina en mi culo y un grito desgarrador salió de mi boca. Lady Natalia enojada me propino una patada en mis huevos. Me empujó con su pie hasta hacerme caer de espaldas y puso la suela de su zapato en mi pecho:
"Escucha perro no tienes derecho a lamentarte, eres un mal esclavo. Esta noche recibimos a un grupo de chicas inglesas de intercambio, somos todas dominadoras. Formamos un club internacional de Femdom, y es un privilegio para ti que puedas servirnos".
"No se como Marina se ha apiadado de ti y te ha dado esta oportunidad de aprender inglés y sumisión a la vez, así que agradécelo, mientras recibes los golpes quiero ver como nos lo agradeces lamiendo mis pies".
Natalia se descalzo de sus sandalias, y yo bajé la cabeza buscando sus pies mientras que levantaba mi culo dejándolo accesible a Lady Marina. Comenzó de nuevo el golpeo, pero en esta ocasión estaba entretenido con el manjar que me proporcionaba Natalia.
Sus pies enfundados es sus finas medias de encaje se deslizaban entre mis labios y su sabor era exquisito, y mi boca se abría más y más ante mi Diosa. Por momentos tenía ya su pie entero en mi boca y ello me impedía lamentarme.
Habló Natalia:"mmm Marina creo que como lamepies es bastante bueno, esta noche va a tener mucho trabajo", "si lo haces así de bien con nuestras invitadas, como recordatorio te daré estas medias mías usadas, cuando acabes las clases"
"Los buenos lamedores son bien apreciados, dijo Marina, incluso Lady Lucia de Glasgow le hizo a su novio-esclavo que se quitase todos los dientes para que al larme los pies no le hiciera carreras en las medias"
Lady Natalia continuó diciendo: "O el esclavo de Lady Carla que obtuvo el doctorado de lamedor de pies, lamiéndole los pies a todas las prostitutas de una céntrica calle londinense"
Un frío miedo recorrió mi espalda, me había introducido como un juego en un mundo oscuro, no obstante me mostraba tan excitado....