CLARISSA. LA AMANTE DE PAPI. En casa nueva
-¡No, ya no...pa-pa-paá- trataba de pedirte otra vez que te detuvieras, que dejaras de hacerme sentir tan...tan...- !Ya no aguanto!
El pánico, el miedo y la impotencia me invadían la cabeza, mi cuerpo se estremecía como si un rayo me atravesara, toda mi piel siente los roces de sus manos que están llenas de fuego, padre estas quemándome los muslos mientras me sujetas mientras me penetras con tu colosal miembro y me arrancas lagrimas de dolor, siento un desgarre, quiero caer, pero tú me sostienes, y me exiges resistir sin importar que te suplique parar.
Una vez...otar...otra...ha...ha...haaaa, me siento sin aire, sin fuerzas sin poder pensar con claridad, parado de puntas y literalmente como un muñeco que es llenado por toda tu inmensidad.
-¡No, ya no...pa-pa-paá- trataba de pedirte otra vez que te detuvieras, que dejaras de hacerme sentir tan...tan...- !Ya no aguanto!
-¡Te gusta...te gusta que papi te penetre!- dijiste de una manera tan segura y firme que entendí que tenia fuerza y vigor para continuar y continuar, tu pene siguió poseyéndome y cuando tus manos dejaron mis piernas parecía que solo tu virilidad me mantenía de pie contra el muro, deteniéndote en tus embates- ¿Ya no aguantas que? ¿Quieres sentir rico, quieres entregarte a mi, mi Clarissa?
-Muévete...papi...no pares- comencé a mover mis caderas anhelando que prosiguiera, la angustia y mi agitación bajaron de golpe y me sentía tan relajada, a la vez que un ansia me empezaba a surgir, la cola me picaba, me picaba y solo mi papi, mi vida podía calmar el apetito de mi ano. ¡Andaaaa...seré buena, sigue!
Un toque en mi frente me trajo de vuelta de mi sueño;sentada en la silla, enfrente de la computadora de mi papi , miraba vídeos de nenas que suplicaban, rogaban, andaban de rodillas , así como yo me sentía, con ganas.
“Suplica, gánate a tu macho”...“Suplica, gánate a tu macho”...”sumisa de corazón” “puta del alma” “Suplica, gánate a tu macho”...“Suplica, gánate a tu macho”...”sumisa de corazón” “puta del alma”. Era lo que me decía el vídeo, ahora entendía porque mi papi había detenido....porque no era buena, no era puta, una puta en mi alma.
-Clarisa- escuche profunda y resonante, como si del cielo mismo me llamara, era su voz y las lagrimas me salieron de pronto, lo necesitaba tanto. Dime que haz aprendido.
-Que debo ser buena- respondí con una voz dulce y suave-Debo ser sumisa, puta...desde el fondo de mi alma.
-Bien- dijo al tiempo que se ponía a la altura de mi clítoris y lo engullo-¿Quien te vestirá?
-Tu...tu...papi- encorrbandomespalda en la silla entregándome a su lengua y su boca.
-Usaras lo que te diga y donde lo diga...- siguió
-Lo que digas...y donde lo digas...- y esta vez fue mi clítoris el que fue chupado.
-Comeras lo que te diga, odiaras lo que te diga....- sus ordenes me daban una luz en la oscuridad de mi cerebro- Me amaras, solo a mi.
-Comeré...lo que...que..; odiare...odiare- dije al tiempo que su beso y chupadas me llenaban de ganas de orinar, de hacer.
Mi papi noto que mis piernas temblaban, se sacudían, hacían desesperados intentos por contenerme y eso lo hizo succionar mi clítoris lo que me volvió loca, ya no podría determe, pero sabia que si lo hacia no seria buen...no seria buena nena de papi.
-¿A quien amas?- pregunto sacándose mi intimidad de los labios y yo dando jadeos...
-¡A ti...te amo a...a ti...!- el sentimiento de excitación y deseo cargaron mi grito- ¡A ti papiiii!
-Déjalo salir- y cuando dijo eso mi mente, mi ojos...todo se quedo en blanco, mis piernas se estiraron al punto que hasta los dedos de mis pies se sentían rígidos, mis manos tomaron la cabeza de mi hombre para que me tomara y me chupara hasta el alma; lo único que importaba era el chorro de leche que mi clítoris expulsó.
-Te quiero...te quiero...- era lo que repetía una y otra vez, había entendido que ese era mi premio si era sumisa, si era buena...si era puta; y cuando creí que me perdería en el sueño, él me beso con su labios llenos de mi misma-Te...amo...papito.
La luz del sol se coló entre las cortinas llenando el cuarto de luciérnagas matinales, desperté y talle mis ojos después de quitarme el cabello de enfrente, me talle los ojos tratando de acostumbrarme a la penumbra para luego estirarme lo más que podía completamente desnuda, los destellos diminutos que se colaban entre la tela dibujando sobre mi piel los que daban la impresión de que vestía una malla de encaje de cuerpo entero de rombos de hilo negro. Sin importarme la hora, relamí mis labios, aun sabían a aquellos besos; toque mis tetitas sentí los rastros de leche seca, él había tomado de mi; toque mis nalgas y encontré las marcas de sus dientes, las cuales estaban desapareciendo; al final lleve mi dedo a mi colita para meterlo y olerlo...la fragancia de su miembro, aun podía sentirla.
Mire en el cuarto, papi me había puesto sus instrucciones en una tablita, debía ponerme la blusa de flores de girasol, la falda corta color crema y las zapatillas del mismo color; lavarme la cara y deliniarme las cejas, alargarme un poco las pestañas y humectar, no pintar mis labios, bajar y comer un frasco de la papilla para el desayuno. Después de un rato me vi en el espejo, papi definitivamente sabia como hacer ver linda. Escuche su voz emla planta baja, en el patio, mi corazón de un brinco, estaba en el jardín y tal vez...con su torso desnudo.
-¡Wiiiii!- mi corazón latió tan rápido de tan solo imaginarlo que di saltitos de alegría y me asome por la ventana y ahí estaba, tan guapo como siempre. Platicaba con un joven, no tan feo, vestía un uniforme azul oscuro; de pronto el chico me miro sin querer y se me quedo viendo, yo le saque la lengua y me metí a casa- Solo mi papi me puede ver...
Baje a la planta baja, comí lo que me indicó papi, la papilla siempre me dejaba llena, y si no fuera porque quería salir a estar con el habría relamido con mi lengua la cuchara, el frasco, la tapa....¡Uy que deliciosa es!
Al salir al jardín vi que el chico de uniforme azul estaba ahora en el techo...rayos no podría ponerme coqueta con mi papi; así que no me quedo mas remedio que caminar por el pasto, el sol me quemaba la cara, los aromas me parecían más fuertes; mientras mi papi y el chico charlaban yo solo daba vueltas y vueltas aburrida. Ya resinada a que tendría que esperarme puse en cuclillas con cara de hastió; de golpe sentí como agua helada me mojaba debajo de la falda con fuerza, el chorro entro por mi hoyito y escurrió hasta mis ovarios , de pronto otro chorro los todo lo que me hizo dar un grito muy agudo, sin quererlo me había puesto arriba de un aspersor de agua, pero el sentir aquello me comenzó a excitar , el golpe en mis partecitas y en mi agujerito, me hizo reír como loca, no quería quitarme de ahí, cuando el agua dejo de salir mi falda y mi blusa parecían como una segunda piel, estaba tan escurrida pero sabia que no solo el me había mojado el agua, yo me había hecho pis, pues sentí la viscosidad al tocar mi clítoris que estaba excitado, corrí a la casa.
De tras de mi casi siguendome llego papá, yo muy apenada no quise verlo a la cara, había arruinado la ropita que me había escogido, pero él se abalanzo sobre mi y me cargo para besarme. Lo llene de besos, lo estreche y retregue a el. Subimos al cuarto y me emezo a quitar ropa mojada. Tomo mi cuello mientras me preguntaba de quien era, “tuyo” le repondi; comenzó a mamar de mis tetas y la sesacion de que salia leche de ellos me puso más deseosa;, “son tuyas” dije entre jadeos. Mi vientre, las piernas, los brazos, las manos, los pies, el ombligo, cada parte de mi era ensalivada, mordida y marcada como de su propiedad.
Entre besos y caricias me felicito, por haber dado un espectáculo tan erótico; el chico de uniforme azul, que era quien nos conectaría el teléfono me había visto mientras disfrutaba con el asperzor del jardín, mi papi disfruto como los ojos de aquel muchacho no se me despegaron, incluso noto humedad en su pantalón, y apenado se marcho, prometiendo regresar mañana temprano para no molestarnos.
-Así te quiero, deseada por otros- decía lamiendo entre mis nalgas- Que se corran de solo verte Clarissa, de solo mirarte quiero que te quieran.
Sus lengutazos me estaban volviendo a excitar, si es que era posible que mi clítoris pudiera aguantar, , mientras mi macho me hacia girar y ponerme en posición para penetrarme.
-Aquí, papi -dije feliz mientras me abría las pompas- Aquí, aquí si por favor.
Y con un bramido me entro todo su pene ardiente y duro, sacándome el aire al sentirlo y habiendo mis ojos hasta el limite, embistiendo como solo un hombre lo hace con una mujer, con la mujer que es su amante y nena sumisa.