Clarissa. la amante de papi
Este texto me lo envio una putita de Df. KarolQuieres amamantarlo, alimentarlo, servirlo...es de mujeres hacerlo...quieres alimentarlo, amamantarlo, servirlo...es de...
Llegue a casa del colegio, deseando descansar; había pasado ya mi último día, me había despedido de mis amigos y maestros pues al día siguiente cambiaríamos de casa, de ciudad....de vida debido al trabajo de mi padre, que después de que mi mamá nos botara como trapos viejos para vivir su sueño, había estado muy estresado, decidiendo que lo mejor era irnos a donde nadie nos conociera y si bien eso no me había gustado al principio, poco a poco le fui encontrando gusto a la idea.
Papá está terminando de empaquetar, de cuenquillas mientras sellaba unas cajas que íbamos a regalar, pues no nos hacían falta. Yo lo veía, alto de casi dos metros, siempre en forma, con un bronceado perfecto y una rebelde cabellera marrón oscuro, aunque desde unos de meses no había ido al gime estaba en forma, sentía una gran necesidad de abrazarlo, pues sabía que desde el abandono estaba solo, solo en esa gran cama.
- Ya regresaste- me dijo incorporándose para dejarme ver su imponente cuerpo y yo aunque era el más alto mi clase no me podía comparar, siempre terminaba mirando hacia arriba, pero no con miedo, sino con respeto, acerco una silla plegable y me indico que me sentara- Ve y ponte cómodo.
Comenzó por masajear mis hombros con sus cálidas manos, creo de haber querido juro que me podría romper los huesos pero esos movimientos ah relajaban tan delicioso. Cerré los ojos y me deje llevar.
- ¿Te sientes bien pequeño?- le escuche preguntarme como siempre que me hacía esto y solo moví la cabeza.- Voy a aplicarte una crema que me recomendaron, te siento terriblemente tenso. ¿Pasa algo para que estés así?
-La escuela...me fastidia.- respondí, la verdad me sentía muy agotado.
- Comprendo...- le escuche mientras sentía la crema en mi cuello, el aroma me embriago-Pero ya se acabo
Comencé a dejarme llevar, sumergiéndome en la oscuridad, en el olvido, ni siquiera el escuchar que mis ropas eran rotas, hechas jirones, me importo, la crema, las caricias me empezaban a gustar más y más.
-Quieres relajarte, no pensar en nada, olvidarte de todo y solo escucharme y estar conmigo- esas palabras que me decía mientras mis pies eran sobados tan delicada y dulcemente, si quería olvidar, abandonar todo....solo escucharlo, solo a él.
Cuando sus palmas llegaron a mi entrepierna y me las separo para dejar expuesto mi pene éste ya está muy firme, mi padre me estaba excitando y los escalofríos me empezaron a inundar; de pronto su boca devoro todo, desde el tronco, la punta, del pene hasta mis huevitos, lamiéndolos y mordisqueándolos, al ser tan pequeños y raquíticos eran presa fácil de su cálida lengua, sabía que algo me estaba pasando, mis gemidos eran ligeros, casi inaudibles...casi como los de una chica.
-Mmmuumm....aaah, tu clítoris es delicioso Clarissa- el escucharlo llamarme así y sentir la humedad de sus labios haciendo con mi intimidad lo que deseaba me hizo estremecerme al punto que si porque él no le sostuviera habría caído al piso.
Fui llevada en sus brazos desnuda, entre abriendo los ojos para ver su cara, su pecho y las ropas de... ¿un chico en el piso? É noto mi reacción y me estrecho más hacia él, la sensación de amparo me lleno...no pensar en nada, no preocuparme.
Me dejo caer sobre su gran y hermosa cama, estar sin ropa no me parecía malo, no si era para él, para el hombre que besaba mi vientre, mi ombligo y me decía una y otra vez “Clarissa...Clarissa” y ese nombre se me quedaba grabado, aunque había otro en mi cabeza, un nombre de muchacho, lo tenía en la punta de la lengua.
-Espera...papá, esto no....-¿Papá? ¿Porque le digo así? De pronto imágenes donde juego basquetbol aparecen confusas, los chicos me hablaban y me trataban con rudeza- Yo soy...
-Tú eres mi amante, Clarissa. ¿Lo recuerdas?- al tiempo que me hizo arrodillarme en el lecho aun con los ojos cerrados y de pronto presiono mis chichis, los pezones están duros y él comenzó a mamar de ellos, un gran e insto hormigueo me hizo gritar un poco, pues realmente sentí que algo salía de ellos, de mis senos.
- Mamá...deliciosa leche...- dijo continuando aquel festin, era como si me chupara hasta el último gramo de fuerza, mis manos trataban de evitar que se me viniera encima pero mis pequeños y nacientes pechos querian seguir sintiendo las caricias de su mano y el succionar de sus labios. El sonar de su teléfono celular interrumpió todo aquello y quede recostada -Son los de la mudanza, siéntate y quiero que veas esto mientras regreso.
Puso mi teléfono en mi mano y mientras comenzaba a cargar él me sonrió y pude ver un hilillo de leche en sus labios, de mi leche...mi leche de...mujer.
El video de mi celular comenzó...”Eres una nena, una nena sumisa, una bebita obediente...dócil, una nena que necesita de su hombre, sin él no es nadie...” Escuchaba y veía flashes de chicas parecidas a mí, delgadas, con pocas caderas, torneadas y depiladas, mamando, chupando, obedeciendo...mamando, chupando...obedeciendo; naciste mujer, el roll de mujer es ser débil...cobarde...dependiente.
-Débil...dependiente...nací mujer- empecé a repetir esas palabras mientras aquellas chicas eran acariciadas, lamidas, besadas- Soy débil...sumisa...sumisa...nena...nena...
El video empezó a cambiar, el hombre pasó a ser mi padre, si era él y yo estaba con él abrazado, unido, junto, y empezaba a besarme y yo me dejaba besar...por mi papá. “Él es tu hombre, tu su nena...tu macho...tu su hembra” Y me vi vestido con ropa de chica, con mis labios carmín, mi cejas depiladas, abrazada a mí...mi...mi macho, mi hombre.
“Eres inútil, lo necesitas, necesitas a tu macho...necesitas ser femenina, sumisa... ¿Quién es tu hombre?
-Mi papi- respondí.
“Quieres amamantarlo, alimentarlo, servirlo...es de mujeres hacerlo...quieres alimentarlo, amamantarlo, servirlo...es de...”
-De mujer hacerlo- termine la frase y recordé lo solo y triste que mi papi había estado por esa mujer horrenda y como tomo leche de mi de cómo le serví- Alimentare a papi, amantare a papi...serviré a papi.
“Tu hombre te quiere sexy, delicada, sumisa...sexy...sexy...ofrécete, quieres ser penetrada” y es mi culito me empezó a picar, a picar y me quise meter un dedo, necesitaba algo dentro de mí. No se cuánto tiempo paso, solo podía escuchar y ver, aprender, a ser obediente, a ser mujer, a ser nena, a ser su amante. “Eres la putita de tu hombre, la perrita de tu macho, la amante de...”
-Paipái- ocho como quería que regresaras papito, te necesito...mi cola me pica.
-”Despierta”- escuche la voz del video y abrí los ojos a la vez que sonría como nunca antes-¿Quién eres?
- Clarissa.- Fue mi respuesta con una voz aguda mientras mis piernas y brazos se juntaban dándome la apariencia de ser una figura de cristal- La mujer de papi.
Mire a mi alrededor, papi no está y me llene de miedo, Clarissa necesita a su papi, pero recordé lo de la mudanza, y llamado me a mí misma boba me dirigí al cuarto de baño, debía donde hice pis y jugué un poco con mi clítoris y mis ovarios recordando cuando api los había masturbado con su boca, aunque por más que quise no llegue a sentir tan rico...solo papi podía hacer sentir así.
Él estaba abajo guiando a los de la mudanza que se llevaban las cosas grandes y regalaba las cosas de otras cajas así que baje para ponerme a su lado. Iba vestida con una blusita blanca con moño en la parte baja, arriba de mi ombligo, sandalias de gomitas rosa y blanco y las uñas pintadas de rosa, shorts ajustados de mezclilla que dejaban ver mi cola; me había ondulado un poco el fleco y hecho unos rizos para que mi pelo corto cubriera las orejas, use solo lápiz de labios crema. Cuando los hombres de la mudanza me comían con la mirada y mi papi me atrajo a él, yo sonreí pícaramente. Al irse mi papi me felicito, dijo que le gustaba que otros hombres me vieran, linda, sexy y coqueta, porque eso le hacía quererme más. Me dijo que hoy sería el día en que por fin nunca dejaría de estar con él, la dicha me invadió y de un salto me le eche al cuello llenándolo de besitos cortos y dulces.
Me volvió a llevar cargando, porque no quería que mis pies se ensuciaran, le pedí que me bajara una vez cruzamos el umbral del cuarto donde ya no había más que unas colchonetas y las cajas con mi ropita.
“Ofrécete” Pensé. Ya no había nada que nos detuviera, la mujer que tanto lo había herido ya no estaba y solo me tenía a mí; comencé por caminar moviendo mis nalgas, levantando las piernas y desabrochándome la blusita, para pasarme enfrente rozando mis pezones, los cuales se pusieron a punto. Como mis sandalias eran más bien un adorno le mostré mis plantas, blancas u desnudas para luego a ritmo de mi inexperto contoneo bajarme el short y mostrar una panti con lazo de encaje.
-Papi...bájamelo...¿sí?- mientras le ofrecía mi trasero en cuatro patas, él bajo mi ropita para ver como ya estaba lubricada, acto seguido para sentir como la punta de su miembro se ponía justo en mi hoyito- Papi...hazlo.
Y así entrando primero muy despacio lo cual me pareció una eternidad, sentía como si me desgarraran, pero apretaba y apretaba, pues quería sentirlo al fin dentro de mí. Así mi macho, mi hombre...mi papi me hacía suya y yo su nena, su hembra y su sumisa sentí más de una vez como su esperma me lleno, como sus manos ordeñaron mis jóvenes senos y estrujaron mi clítoris y mis ovarios. Despertamos, yo con mi cabeza cerca de su pene, empezándoselo a chupar, como lo había hecho anoche y el peinándome los rizos de mi pelo corto.
Cuando ya era poco más de medio día los nos disponíamos a salir en el auto para nuestra nueva casa, donde nadie nos conocía y donde me podía presentar como su pareja, donde podría cocinarle, limpiarle y amarle. Solo quedaron atrás cajas que estaban marcadas como las cosas de un muchacho...cuyo nombre ya se me había olvidado para siempre.
escribele a "Karoll DF" darkcidd2@hotmail.com