Clarissa

Y en su mente solo una idea se repetía una y otra vez - Quien eres?

Clarissa miraba a sus amigos; que sentados en esa banca esperaban juntos a que la próxima clase empezara. Ninguno de ellos se molestaba mucho en pensar más allá de los próximos 15 minutos de sus vidas, pues a esa edad no te interesa nada más que eso. Clarissa; sin embargo, tenía algo más en la mente, sus ideas se movían a una velocidad increíble y no paraba de pensar en todo lo que la rodeaba.

Ella miraba de reojo a Ana y Martin; ambos llevaban más de un año de pareja y durante ese tiempo, se negaban a separarse. Siempre que se veía a uno de ellos, el otro no estaba muy lejos. Ana era la mejor amiga de Clarissa, ambas se conocían desde que tenían solo 5 años, y por eso no era de extrañar que eran las confidentes una de la otra. Mientras Clarissa miraba fijamente a Ana; no podía negar que su amiga era una chica hermosa, Ana volteo al sentirse observada y le regalo una sonrisa cómplice a su amiga de toda la vida. Como si ambas tuviesen un secreto todo el tiempo.

Junto a ellos, estaban Camila, Paula y Jorge. No era ningún secreto que Jorge, deseaba con toda el alma estar con Camila y por eso prácticamente se había acoplado al grupo de amigos. Pero, en el tiempo que llevaba juntos a todos ellos, se había convertido en el mejor amigo de Martin; que sentía que Jorge le daba un poco de equilibrio al grupo de amigos. La verdad, Martin siempre se sentía que faltaba algo de testosterona en el grupo. Pues, cuando Ana, Clarissa, Camila y Paula se juntaban era un sin parar de charla de chicas, que sin duda, desesperaba a Martin.

Tampoco se podía quejar mucho. Ana, su novia era una de las chicas más hermosas en el campus y cualquier chico daría lo que fuera por estar con ella. Camila, al igual que Ana, era una hermosa chica que también tenía muchos seguidores masculinos y de que hablar de Paula, que además era la más coqueta de todo el grupo de amigas. Clarissa, también era una chica hermosa, que talvez podría atraer a cualquier chico que ella deseara; pero a diferencia de todos sus amigas, ella prefería a las chicas. Esto no era ningún secreto y por ese motivo a ella no le costaba encontrar una pareja cuando quisiera.

Clarissa es una chica hermosa por donde una la viese. Era difícil encontrar algún defecto en su hermoso cuerpo. Alta de más de 175 cms, como toda su familia, una cara de ángel, con unos hermosos ojos azules y unos labios que invitaba a besarla, su piel blanca y sin defectos. Sin embargo, ella guardaba un secreto y era que su corazón había sido roto por la persona a quien ella había amado más que a nadie. Esto la obligo a resguardar su corazón, y evitar enamorarse nuevamente.

Clarissa, observaba la animada plática que mantenían sus amigos cuando de pronto Paula salto de su asiento y salió corriendo hacia la puerta con una alegría que superaba la usual efervescente actitud de su personalidad. Todos callaron y vieron como corría y abrazaba a una chica que caminaba por el corredor del campus en dirección a donde ellos estaban sentados.

Poco a poco, Paula y su acompañante alcanzaron al grupo que sonreía al ver como Paula saltaba de alegría entrelazando su brazo con su acompañante. Paula parecía un cachorro feliz de reencontrarse con su dueño después de mucho tiempo; mientras que su amiga sonreía, una sonrisa nerviosa y algo avergonzada por la reacción de su amiga.

-          Hey, ella es Andrea – exclamo Paula – Acaba, de regresar al país, es mi vecina y amiga desde que éramos unas niñas.

-          Hola – murmuro Andrea-

-          Hola – respondieron todos al unísono  -

-          Como estas? Yo soy Martin, él es Jorge y aquí esta Clarissa, Camila y Ana mi novia – hablo Martin, que sentía por algún motivo la responsabilidad de representar al grupo –

-          Mucho gusto – respondió Andrea -  Es un placer conocerlos, Paula me ha hablado mucho de Uds.

Andrea, parecía un ciervo asustado ante el grupo que se presentaba frente a ella. Todos sonreían y parecían invitarle a que se les uniese, pero ella se sentía observada y como si fuese juzgada. Ana, le sonreía y se juntaba un poco más con Martin, para así darle espacio para que se sentase. Camila, también se movía y se levantaba para unirse a Paula y darle un par de besos de bienvenida a la que parecía ser la nueva integrante del grupo de amigos. Jorge, la observaba, y por un momento pareció olvidarse de su enamoramiento de Camila.

Y finalmente, Clarissa, la observaba fijamente, estudiaba su rostro y sus movimientos. Noto el nerviosismo en su rostro y en sus palabras. Pero sobre todo noto el aire de inocencia que irradiaba Andrea y en su mente solo un pensamiento inundo su mente. Debía poseerla.

El tiempo pasó fugazmente, y todos debieron ir a sus respectivas clases. Martin, Ana y Clarissa se despidieron del resto del grupo que se dirigían a otra clase, no sin antes planear ir a la casa de Andrea tras las clases de la mañana para ayudarle a instalarse.

Las horas pasaron y todos se encontraron en la casa de Andrea y tras ayudarle a instalarse en su nueva habitación, todos se sentaron a descansar, ver televisión e inundar de preguntas a Andrea. Todos querían saber sobre su tiempo en Argentina, su historia con Paula; de la cual sacaron muchas anécdotas de las cuales Paula no estuvo muy feliz de compartir y sobre su familia y sus estudios. Tras unas cuantas horas, el sol se escondía y uno a uno se iban retirando. Finalmente, se encontraban solas Andrea, Clarissa y Paula.

Paula, planeaba quedarse junto a su amiga toda la noche para recordad sus viejos tiempos. Mientras que Clarissa, esperaba poder quedarse a solas con Andrea, para ver qué tan lejos podría llegar con ella. Clarissa, se encontraba recostada en la cama de Andrea y veía a Paula y Andrea hablar y sonreír sin parar a solo unos centímetros de ella. Estudiaba sus reacciones y memorizaba todo lo que pudiese de su cuerpo, Nunca, desde ese amor que le rompió el corazón, se había sentido tan atraída por una chica.

Y no era para menos; Andrea era una chica muy atractiva, su cuerpo era delgado y atlético, había practicado por muchos años el tenis, y se notaba en su cuerpo, sus piernas muy bien torneadas y fuertes, un trasero muy respingado y atractivo, su cabello largo y de un color que castaño que parecía una tonalidad de caramelo, sus senos aunque pequeños eran perfectos en su cuerpo pequeño, su estatura no pasaba de los 166 cms.  Pero, lo que más atraía de ella, era su rostro, un rostro inocente, que sin lugar a dudas había enamorado a más de alguno que la conociese.

Clarissa notaba todo esto,  y aunque ya había logrado llevar a más de alguna chica hetero a su cama, se preguntaba cómo podría hacer lo mismo con esta chica que le había elevado sus deseos al máximo. Mientras ella reflexionaba en esto, un teléfono la saco de sus pensamientos. Paula recibía una llamada que parecía muy importante y con un gran apuro se tuvo que despedir de sus amigas al colgar la llamada. Al parecer, su madre la necesitaba inmediatamente en su casa, pues su padre tenía unas noticias que compartir con la familia. Así pues, se retiró dejando solas a Clarissa y Andrea.

Clarissa tomo esto como una señal de que esta era su oportunidad, así que le pregunto a Andrea si podía utilizar su baño y luego de entrar, empezó sus cavilaciones.

-          Vamos Clari, este es tu momento. Nunca tendrás una mejor oportunidad de estar a solas con esta chica. Y vaya chica, nunca me había sentido así, no desde… No, ni siquiera pienses en ella. Vamos, sal y lánzate, que quien no arriesga no gana.

Tras su pequeño discurso de motivación, se arregló su camisa y salió del cuarto de baño, pero lo que encontró la desarmo completamente. En la cama, se encontraba Andrea, veía la televisión y su cuerpo estirado en la cama se veía hermoso, sus piernas parecían más largas al estar acostada, su hermoso vestido se veía aún más corto y mostraba unos hermosos muslos fuertes y delicados a la vez, que causaban una paradoja en la mente de Clarissa, uno de sus brazos lo utilizaba para recostar su cabeza y esto también volvía loca a Clarissa, pues encontraba increíblemente atractivo esa pequeña curva que se hacía entre el torso de Andrea y su brazo. Y ese rostro, nunca en su vida había visto un rostro más inocente.

-          Te quedaras un rato más? – Pregunto Andrea, sacando de sus pensamientos a Clarissa –

-          Sí, claro, si no te molesta. – Respondió Clarissa –

-          No hay problema, además no quiero quedarme sola. Mis padres, no regresaran hasta la madrugada.

Tras oír esto Clarissa camino y se acostó en la cama junto a Andrea, y recordó su pequeño discurso “este es tu momento.” Ambas chicas observaban la televisión en silencio, y Clarissa solo esperaba su momento para atacar y tratar de lograr llegar lo más lejos posible con Andrea. Cuando por fin se armó de valor, Andrea se levantó y corrió al baño. Clarissa, con su boca abierta veía como se retiraba Andrea y maldijo su actitud, nunca había tenido ningún problema para estar con ninguna chica. No entendía como esta chica, le podía hacer sentir así, se recriminaba a sí misma y se prometió que en cuanto saliera del baño, lo intentaría y que no importaba si la rechazaba, simplemente era otra chica. Pero, no era así, su estómago estaba hecho un nudo, estaba nerviosa, tenía miedo, no quería que Andrea la rechazara, su cuerpo sudando sin parar debido al nerviosismo. No podía dejar de moverse, y decidió sentarse en la orilla de la cama esperando que Andrea saliese del baño. Sentía que cada segundo que pasaba era una eternidad, sus hermosos ojos azules estaban abiertos de par en par, expectantes de que ella saliera, cuando escucho la puerta empezar a abrirse sintió un agujero en su estómago, los nervios llenaban su cuerpo, incluso dejo de respirar por un momento. Y la puerta se abrió, volvió a respirar, pero lo que vio, la dejo helada, toda su piel se erizo y no podía pensar.

Andrea salía del baño, se había cambiado por algo más cómodo, tenía puesto un pequeño short que utilizaba de pijama y una camisetilla sin mangas blancas, salía sin prestar mucha atención a la reacción de Clarissa. Si la hubiese visto, habría observado a Clarissa, casi sin respirar, sus ojos abiertos y sin poder dejar de observarla. Su pecho se movía a mil por hora, los nervios la tenían fuera de sí. Pero, no la vio, Andrea seguía arreglándose su camiseta mientras caminaba a la cama y paso junto a Clarissa sin inmutarse. Se sentó junto a ella y empezó a hablar.

-          Discúlpame, pero me sentía muy cansada y tenía que cambiarme – hablaba Andrea, sin ningún tipo de respuesta por parte de Clarissa – Seguro tú también estas muy cansada. Todos los cambios, el viaje, la escuela, todo es mucho y me canso muchísimo, espero que mañana sea mejor.

Y mientras terminaba de decir esto se recostó en el colchón de la cama con sus brazos estirados sobre su cabeza. Cuando Clarissa por fin reacciono y la observo sobre la cama, sus ojos cerrados, su cuerpo completamente estirado sobre la cama, no pudo más y dejo caer su torso también sobre la cama, Andrea estaba tan cerca, podía sentir su aroma, un aroma dulce, cada segundo que pasaba ese aroma la transportaba a su infancia, se veía a ella misma jugando en el parque sin ninguna preocupación, solo divirtiéndose, y cuando abría sus ojos ahí estaba nuevamente Andrea, simplemente hermosa.

Clarissa cerro sus ojos y se dejó soñar, su rostro estaba pegado al cuerpo de Andrea y sentía su aroma, imaginaba besar esos labios rellenos, imaginaba por algún motivo que sabrían a canela, dulces y picantes a la misma vez, imaginaba sentir esa piel bronceada junto a la suya, suave y delicada. Quería tocarla, pero tenía miedo, un miedo que nunca había sentido, el miedo a ser rechazada, a perder una oportunidad que jamás volvería a tener.

Clarissa estaba abandonada en sus pensamientos, sus ojos cerrados absorta en sus fantasías. Esa fantasía, de los labios de Andrea, que parecía tan real que tuvo que abrir sus ojos y lo que vio le hizo que su corazón parara por un momento, frente a ella, esos ojos cafés de Andrea; en sus labios, esos labios rellenos de Andrea, que le besaban sin freno. No sabía cómo reaccionar, las manos de Andrea, tomaron el rostro de Clarissa sin parar de besarla. Eso que apenas unos segundos atrás era fantasía, se volvía realidad e incluso era mejor de lo que pensaba. Sus labios eras suaves y parecían estar hechos para besar a los suyos, tenían un sabor dulce y picante, tal como lo había imaginado, pero aunque sus fantasía se estaba volviendo realidad al pie de la letra, Clarissa sentía que era mucho más, sentía como su pecho se llenaba y su corazón parecía haber dejado de latir hace mucho. Absorta en los ojos café de Andrea, estaba perdida, no tenía ninguna oportunidad ante lo que sucedía. Las manos de Andrea se movían del rostro de Clarissa y bajaban por el cuello y se movían a los hombros y brazos; parecía que quería memorizar la piel de Clarissa y ella estaba más que contenta.

La respiración de Clarissa se volvió muy pesada y su cuerpo ahora estaba brillante debido a la sudoración de su piel. Eso beso se volvía más y más fuerte a medida que pasaba el tiempo, Andrea empezó a juntar su cuerpo con el de Clarissa y ambas sintieron una descarga de electricidad cuando sus cuerpos se unieron. Andrea había colocado su cuerpo sobre el de Clarissa y sus pechos estaban unidos, Clarissa sentía los latidos del corazón de Andrea en su pecho y viceversa, ambos latían a mil por hora. Clarissa por fin reacciono y tomo a Andrea por su cintura y sintió por fin esa piel que tanto deseaba tocar. Las manos de Andrea tampoco paraban y ahora acariciaban el estómago de Clarissa y poco a poco iban subiendo su camisa y sus manos hasta ese pecho que subía y bajaba sin parar.

Cuando Andrea subió la camisa de Clarissa por sobre sus pechos y sus dedos comenzaron a delinear los contornos de el sostén de Clarissa, fue el detonante. Clarissa exploto, nunca había tenido su cuerpo en el extremo en el que estaba en ese momento y sentir la suave caricia de los dedos de Andrea le hicieron explotar en un orgasmo apagado. Su cuerpo parecía que querer contener esa inminente explosión y ella luchaba por dejarla escapar; su boca se abrió al máximo y Andrea aprovecho para darle un beso profundo y apasionado, su lengua exploraba el interior de la boca de Clarissa que simplemente se dejaba hacer y dejando que ese orgasmo siguiera creciendo. Sin que se diera cuenta, Andrea le había quitado su sostén y ahora sus pechos subían y bajaban sin parar y sin ninguna protección de su ropa, su camisa también estaba siendo removida de su cuerpo y antes de poder reaccionar; ya estaba desnuda de cintura hacia arriba. Andrea, se levantó un poco para observar ese cuerpo que ella misma había desnudado y pareció satisfecha, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Un rostro que ya no parecía tan inocente.

Los labios de Andrea volvieron al ataque y comenzaron a besar el cuello de Clarissa; ella sentía esos labios y la lengua de Andrea bajar poco a poco dirigiéndose a sus pechos, su excitación estaba al máximo. Parecía que cada centímetro de su cuerpo estaba en alerta máxima, las sinapsis en su cerebro parecían explotar con emociones y sentimientos nunca antes sentidos. Los besos de Andrea ahora dibujaban las curvas de sus pechos de forma concéntrica, llegando poco a poco a esos hermosos pezones rosas. Cuando la lengua de Andrea alcanzo ese pezón; Clarissa estaba perdida.

Clarissa ya solo respiraba pesadamente, ese orgasmo ya tenía varios minutos de estar formándose en su interior y deseaba explotar. Mientras Andrea se paseaba de un pecho al otro, podía sentir como el corazón de Clarissa latía aceleradamente; y eso parecía agradarle, ataco con más ahínco en el cuerpo de Clarissa y empezó a recorrer a base de besos y caricias todo el torso de esa chica que estaba completamente entregada. Andrea comenzó a retirar el pantalón del cuerpo de Clarissa y parecía muy excitada al ver como esas largas piernas eran descubiertas poco a poco, noto el pequeño tanga rosa que cubría la zona intima de Clarissa y eso la llevo a lanzarse completamente. Arranco prácticamente los pantalones del cuerpo de Clarissa y se lanzó a besar y lamer sus piernas.

Empezó desde la puntas de sus dedos, queriendo saborear su piel, beso sus pies pasando por sus tobillos y subiendo por sus pantorrillas, esas largas piernas y esa piel nívea y perfecta, se acercaba poco a poco a sus rodillas y pasando su lengua por ambas pantorrillas, llego a esa área que a ella le excitaba tanto y beso y lamio sin parar la corva en ambas piernas. Clarissa; al sentir la lengua Andrea avanzar de esta forma, gemía sin parar y así dándole el avala de que continuara. El ascenso en las piernas de Clarissa avanzaba y ahora estaba a escasos centímetros de su sexo. Los besos se hacían cada vez más apasionados y ahora el pequeño tanga de Clarissa ya no le cubría mas, ahora estaba hecho un nudo en su tobillo izquierdo, ni siquiera se dio cuenta de cuando Andrea se lo quito.

Cuando la lengua alcanzo la hendidura de Clarissa fue como si todo lo que la rodeaba desapareciera. Todo era espacio vacío y colores, un orgasmo como nunca había sentido había explotado dentro de ella. Su cuerpo se estremecía y se convulsionaba, pero Andrea no se retiraba y atacaba aun con más ahínco el clítoris de Clarissa. Clarissa, ya llevaba unos minutos en un estado extremo, su cuerpo no tenía fuerzas más que para sentir esas caricias que le brindaba con su boca Andrea; y ella no parecía tener ninguna intención de detenerse. Las largas piernas de Clarissa descansaban al lado del cuerpo de Andrea que parecía estar enviciada al sabor del sexo de Clarissa y su lengua no paraba de atizar una y otra vez ese clítoris que parecía no rendirse. Andrea levanto su mirada y vio el estado en que estaba Clarissa y pareció satisfecha y decidió avanzar un poco más. Dio un último beso a esa rajita con apenas unos vellos pelirrojos y empezó a subir nuevamente por el cuerpo de esa chica que ya nunca se opondría a sus caricias. Sus besos subían por las caderas, besando ese hermoso y plano vientre, pasando por sus pechos que subían y bajaban sin parar, encontrándose con ese cuello tan sensible y llegando por fin a esos labios rojos de la excitación. Cuando la beso, fue como un disparo de adrenalina en el cuerpo de Clarissa, ella abrió sus ojos y por fin correspondió a ese beso como debía. Ambas, se enfrascaron en una pelea de lenguas entre sus bocas y sus caderas parecían pelear también,

Andrea se separó de Clarissa que por un momento se quedó besando el aire donde su amante había estado, Andrea se levantó y quito sin pensarlo su camisetilla y el short que utilizaba dejando ver por primera vez su perfecto cuerpo desnudo. Parecía una diosa parada frente a Clarissa y definitivamente lo era, una diosa de placer. Nuevamente se lanzó sobre el cuerpo de Clarissa que la esperaba expectante con sus piernas abiertas, sus caderas se juntaron y empezaron a danzar en un baile que les traía rayos de excitación a ambas. Los ojos de Andrea estaban clavados en esos ojos azules de Clarissa que parecía estar hipnotizada, su cuerpo se movía al compás del cuerpo de su amante y no podía evitar responder a cada uno de sus ataques, los besos no se hicieron esperar y luego Andrea decidió besar el cuellos de Clarissa, que sentía como esa lengua se movía en dirección a su oído, y al sentir la humedad de ese nuevo beso, simplemente volvió a explotar, un nuevo orgasmo le llenaba todo su cuerpo de pequeñas explosiones de placer.

Andrea noto que el cuerpo de Clarissa ya no podía más, y ya no se movía más que de puro reflejo al sentir sus arremetidas. Sin pensarlo mucho, empezó a atacar sin parar el sexo de Clarissa con el suyo propio y así poder llegar a ese orgasmo que tanto deseaba. Clarissa al sentir esos movimientos parecía estar al límite del placer y el dolor, sintió como los movimientos aumentaban a cada segundo y finalmente sintió una explosión en su sexo, y luego vio a Andrea caer a su lado jadeando sin control. Andrea volteo a ver a Clarissa y sonrió, acaricio su rostro y le dio un beso en los labios para luego darse la vuelta y descansar.

Clarissa sin poder moverse solo pensaba y aun no podía razonar lo que acaba de pasar, quería pensar que todo era una fantasía, que aún estaban ambas acostadas en la cama descansando; pero, por más que abría y cerraba los ojos seguía viendo esa hermosa espalda de Andrea, sudorosa y descansando después del mejor sexo que había tenido en su vida. Y ella aun no lo podía creer, era lo que quería, pero aún estaba en shock y no podía creer lo que había pasado. Y en su mente solo una idea se repetía una y otra vez  - Quien eres? – Mientras sus ojos se cerraban en cansancio tras la sesión que recién había terminado.