Clara y su actitud sexual

Clara y yo somos muy abiertos y el sexo es explosivo, un día me fui de la lengua y hable demasiado con quien no debía.

CLARA Y SU ACTITUD SEXUAL

Clara y yo hemos mantenido la excitación sexual gracias a la continua innovación en este tema, sería extenso explicar las fases que hemos pasado en 20 años de matrimonio y quisiera centrarme en el último y actual.

Poco a poco, en los últimos meses nos hemos ido desviando en temas de de sado pero muy suave, nada de dolor, solo juegos de dominación ya que a ninguno de los dos nos gusta sufrir.

Una de las cosas que admira de mi es que cuando iniciamos una actividad dedico mucho tiempo a prepararlo, por ejemplo, como que nuestro piso es pequeñito y no podemos tener un espacio dedicado, he desarrollado todo un circuito en la sala que, una vez descubierto, se transforma en un perfecto lugar para practicar sado, pero se disimula perfectamente, os cuento:

He puesto cuatro fijaciones en la pared de manera que nos permiten ser atados en forma de cruz con un cinturón de cuero, pero estratégicamente colocados detrás de unos cuadros.

En el sofá, debajo de las almohadas he puesto unas fijaciones para poderlo utilizar como potro de castigo.

El rincón de la lavadora, cerrando la puerta se convierte en un "cuarto de castigo"

Hemos comprado un collar de perro (a pesar que no tenemos) que se adapta tanto a Clara como a mí, hemos comprado algún vestido de cuero y un látigo que ayuda a ambientar.

Con todo eso, cuando podemos disfrutar de algunas horas de intimidad montamos unas juergas impresionantes, algunas veces ella me somete a mí y otras yo a ella y para darme mayor excitación lo decidimos con alguna apuesta inocente.

Recuerdo perfectamente que aquel sábado por la tarde nos quedamos solos, cuando nuestro hijo cerró la puerta la mirada de Carla lo decía todo, la cogí fuerte y la até al sofá, ella se resistía lo justo para que no me costara demasiado, le subí el vestido y sin sacarle les bragas jugaba con el coño que estaba muy mojado, sin duda aquello sería una de las mejores sesiones. Fui a buscar un consolador y un antifaz, ella se resistía como parte del juego pero la dejé sin que pudiera ver que le hacía, le puse el consolador en marcha dentro del coño mientras le tocaba las tetas y sin pensar dije:

  • Te está follando un desconocido, mira que polla tan grande te folla!!!!
  • Siiii, siiii, que no pare, dile que me folla muy fuerte, respondió.

Me di cuenta que acababa de introducir un elemento nuevo en el juego, fingir que había una tercera persona que la follaba.

Las siguientes veces esto fue recurrente y le ocasionó grandes orgasmos, claro que en frio no quería hablar del tema, lo único que le arranqué es decir que después sentía vergüenza por lo que había dicho, a pesar de que volvía a hacerlo.

El siguiente acontecimiento importante ocurrió en un viaje que hice por trabajo, estaba en una feria y el jefe con el director general de la empresa estarían con migo dos días. La empresa que trabajo no es muy grande, somos unos 50, por lo que todos nos conocemos y nuestros jefes saben el nombre y la cara de cada uno, claro que no es normal poder pasarme dos días solo con ellos, sin duda pensaba aprovecharlo para intentar acercarme lo máximo posible y promocionarme.

La primera noche después de cenar fuimos los tres a conocer la ciudad de noche, visitamos varios bares musicales, los dos bebían bastante como para estar achispados y empezaron a hablar de sus mujeres y su vida sexual.

Lo primero que me di cuenta es de la gran suerte que tengo de vivir con Clara, ya que por los comentarios parece que sus esposas eran más una carga que un placer, y las insinuaciones de la sexualidad dejaban claro que era escasa y aburrida, pero abundando más, Juan, el jefe empezó a hablar de que le gustaría hacer juegos con su esposa, a lo que Jorge, el director general, dijo que él siempre se lo proponía y su esposa le trataba de degenerado.

Ante mi no intervención en la conversación, los dos me interrogaron, les dije que por suerte no tenía estos problemas y que mi vida sexual era muy buena, después de las consiguientes felicitaciones casi me obligaron a explicar que hacíamos y superficialmente les conté algunos juegos y el sado light que habíamos iniciado.

No le conté nada a Clara ya que supuse que no le haría gracia saber que una noche que iba un poco bebido me fui de la lengua.

A partir de aquel día cuando tenían la mínima ocasión me hacían comentarios de este tema, se les notaba entusiasmados ante cualquier explicación, a pesar de ser muy vaga.

Pasó un mes, Juan me dijo que tenía que visitar unos clientes y quería que le acompañara lo que suponía pasar una noche fuera de casa, nunca sabré si esto se debía a que le hice bastante bien la pelota en la feria o por saber más de mi mujer pero lo cierto es que había contado conmigo y suponía una mejor posición en la empresa.

La reunión con el cliente fue un éxito lo que nos permitió celebrarlo por la noche, y, como esperaba, Juan intentó por todos los medios que la conversación se derivada en mi mujer, me dijo que admiraba a las mujeres capaces de tener una sexualidad tan abierta y que tuvo una novia que era sí pero "se la llevó un cabrón", ósea, la dejó por otro, será que se lo hacía mejor, pensé.

Total, que después de arrancarme alguno de los juegos que hacíamos, en especial los de sado, me pidió conocerla, respondí sobresaltado pero me dijo:

  • No, no pienses mal, solo quiero conocerla, nada más, una cena convencional con tu mujer y la mía, no pretendo robártela.

A decir verdad que me la robara no me daba miedo, se que Clara ha tenido muchas insinuaciones y nunca ha caído en ninguna, claro que cuando la conocí salía con un tío y pocos problemas puso en que nos acostáramos y ponerle los cuernos a su novio, durante tres meses estuvimos así hasta que lo dejó y se quedó conmigo.

Pues la situación era complicada, mi jefe quería conocer a mi mujer porque sabía que era abierta sexualmente, cosa que ni me apetecía ni podía contarle pero por otra parte era mi jefe y como le negaba una cena?

Decidí darle largas esperando que se olvidara pero pasó lo contrario, cuantas más excusas le daba, mas insistía y al final no me tocó más remedio que aceptar, le dije a Clara que Juan nos había invitado a cenar, ella, inocente y sin saber nada, se puso muy contenta por lo que significaba como reconocimiento mío en la empresa y además podría conocerlo.

Sería un viernes por la noche en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, Clara se puso muy guapa con un vestido negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, sin mangas ni hombros y llegaba hasta las rodillas, un sujetador sin tiras y un tanga que era fácil de adivinar por las marcas que hacía en el vestido.

Habíamos quedado a las diez, una hora antes me llamó al móvil diciéndome que un imprevisto hacía que su mujer no pudiese estar presente, intenté cambiar la fecha pero me dijo que no era necesario.

Con Clara siempre llegas tarde ya que no acaba nunca de arreglarse, pero supongo que cualquier hombre ya sabe esto, así que un cuarto de hora después de las diez entramos en el restaurante, un camarero nos dijo que le siguiéramos y avanzando entre mesas divisé a Juan sentado solo, Clara iba detrás de mí, vi que Juan se ponía depilé con una sonrisa de oreja a oreja y de repente le cambió la cara, su mirada y su rostro eran de una persona que acababa ver algo que no esperaba y le dejaba sobresaltado, no entendía nada, me giré y mi mujer tenía exactamente la misma expresión, continué avanzando hacia la mesa, Clara me seguía pero iba un poco más despacio, como si quisiera retrasar el encuentro, Juan dejó de mirarme y solo miraba a mi mujer como se acercaba, cuando llegué a la mesa e iba a presentar a mi mujer a Juan, este le dice:

  • Hola Clara, como estas?
  • Muy bien, veo que no has cambiado mucho
  • Tu tampoco, o sí, estas incluso más guapa que antes
  • Gracias, eres un adulador
  • Me he perdido algo?, dije mosqueado por aquello.

Se hizo unos segundos interminables de silencio, se notaba que la tensión se podía cortar con un cuchillo, al final Clara me dijo:

  • Que Juan es el novio al que dejé por ti.

Enseguida tuve claro que la novia tan activa en la cama que tuvo que "se la llevó un cabrón" era Clara, y el cabrón yo.

Los tres de pié no sabíamos que hacer pero Juan dijo:

  • Por favor, sentaros

El ambiente continuaba muy tenso, nadie sabía que decir, ya me veía en la cola del paro, el camarero trajo las cartas, seguíamos callados, sabía que allí tenía mucho que perder si no podía cambiar la situación así que dije:

  • Supongo que la situación es complicada. Clara era tu novia que te dejó por un cabrón que soy yo, le dije a Juan, y tu Clara eres la novia que no te importó abandonarlo por mí, pero de eso hace muchísimos años y lo mejor que podemos hacer es comportarnos como adultos maduros y recordar esto como lo que es, tiempos pasados.
  • Si, es lo mejor, dijo Juan
  • Estoy de acuerdo, dijo Clara
  • Contadme, ya sé que tenéis un hijo, tu marido no para de hablar de él, y también de ti, pero quien iba a pensar que fueras tú.
  • Ya ves, el mundo es un pañuelo, dijo Clara.

A partir de aquí conseguí que la cena se desarrollara de una manera más o menos normal, después de los postres y los cafés me levanté para ir al lavabo, cuando regresé vi desde el otro lado del comedor que estaban hablando muy intensamente, no sabía que decían pero la conversación parecía seria por las caras de ambos, decidí espera un ratito y darles tiempo a contarse lo que quisieran ya que mi presencia les cortaba, seguían hablando sin parar, incluso gesticulando, estuvieron así durante diez minutos por lo menos, ya no podía demorar más el regreso así que me acerqué, cuando me vieron dejaron de hablar volviendo a la situación anterior, les dije:

  • Mientras me acercaba he visto que hablabais mucho, y ahora estáis callados, seguid hablando
  • Recordábamos viejos tiempos, dijo Juan
  • Y viejos rencores también, dijo Clara
  • Ya lo he dicho antes, lo mejor que podemos hacer es comportarnos como adultos maduros.
  • Quizás no hemos sido capaces, dijo Juan, prometo hacerlo así
  • Y tu Clara?

Lo dudó un momento pero al final dijo:

  • De acuerdo
  • Brindemos por ello.

Pedí una botella de cava y propuse un brindis:

  • Por la parte feliz de los buenos tiempos
  • Eso, dijo Juan

Chocamos las copas y bebimos, entonces la conversación se derivó en anécdotas vividas por ambas, con mucho cuidado de no tocar temas sexuales, hablaban de gente que ambos conocían, de amigos, lugares que habían estado….

Al fin había conseguido que fuéramos capaces de de comportarnos de manera normal y en vistas de que todo iba bien propuse ir a tomar algo a un local que nos gusta, los dos aceptaron, Juan dijo de ir los tres en su coche y que después nos dejaría en casa, como habíamos venido en taxi nos pareció perfecto, hice que Clara subiera delante, pude fijarme que Juan miraba las piernas de mi mujer y los muchos gestos que ella hacía para que no se le subiera la falda.

Cuando entramos nos sentamos en una mesa, el ambiente y la música permite hablar tranquilamente y así lo hicimos, en cierto modo estaba algo desplazado ya que no había participado de nada de lo que comentaban, cada vez se les veía mejor, más contentos, en aquel momento di por salvado mi puesto de trabajo.

Pusieron música bailable, muchas parejas salieron a la pista, Juan me dijo:

  • Te importa si bailo con Clara?
  • Si me la devuelves después… dije riendo.
  • Jajaja, recuerda que tú me la robaste, si no te la devolviera solo sería quedarme lo que me robaron
  • Vaya machistas, no soy propiedad de nadie, dijo Clara, si estoy con Pedro es porque quiero, no porque sea suya, pero no te preocupes, dijo mirándome y riendo, regresaré, no te libraras tan fácilmente.

Salieron hacia la pista, Clara iba delante, se pusieron a bailar no se acercaban mucho, supongo porque así podían hablar, se cogían por la cintura y no paraban de charlar, por sus caras vi que la conversación no era tan tensa como la de antes, pero al final dejaron de hablar y se acercaron un poco más acabando ella recostando la cara en el pecho de Juan.

Cuando se acabó la música regresaron, Juan la cogió de la mano, o mejor dicho, por los dedos, lo tomé como un gesto de cariño simplemente.

La noche avanzaba y cada vez estábamos más animados, cuando me levanté para ir a los servicios me giré y vi que hablaban muchísimo pero no había caras serias, mas bien de alegría, al regresar los vi iguale, me di cuenta que si avanzaba por otro lado podía ponerme detrás de una especie de biombo sin que ellos me vieran y escuchar, la conversación no tenía desperdicio:

  • Siempre recordaré el sexo que tuvimos, nos lo pasábamos muy bien, le decía Juan
  • Si, la verdad es que hacíamos una pareja explosiva.
  • Nunca más he tenido sexo tan bueno
  • Gracias
  • Muchas veces me acuerdo de aquella noche que estábamos en el camping y antes de llegar te cogieron ganas y lo hicimos en el parque, o en aquel hotel con las ventanas abiertas y aquellos dos tíos que nos miraban mientras nos hacíamos los despistados, o en tu habitación el día que llegaron tus padres y casi nos pillan
  • Jajaja (Clara se reía mucho)
  • Además, tus chupabas la polla como ninguna.
  • Tu tampoco te quedabas atrás chupando el coño, recuerdo que me hacías correr sin parar
  • Sigues llevándolo depilado?
  • Sí, me gusta y a Pedro también.
  • Y con él que tal?
  • Muy bien,
  • Y el sexo?
  • Perfecto, nos entendemos muy bien, encajamos perfectamente.
  • Mejor que yo
  • No me preguntes esto, por favor.
  • Venga, solo dime si es mejor o peor en la cama
  • Igual, con él tampoco hay límites
  • Y por qué me dejaste?
  • Me enamoré de Pedro locamente y aun sigo enamorada.
  • Sabes, en el fondo estoy muy contento de haberte reencontrado y que seas tan feliz.
  • Gracias, y tu, que tal con tu mujer?
  • Por desgracia, en el sexo un desastre, solo quiere follar en la cama y sin extras
  • Vamos, que no te la chupa ni nada de eso
  • Veo que lo has entendido perfectamente
  • Lo siento
  • Sabes, tú has sido la última que me la ha chupado
  • Y le comes el coño?
  • No, tu coño también ha sido el último que me he comido
  • Que honor…..

Pero no podía estar tanto rato ausente así que salí del escondite, cuando regresé intentaron retomar una conversación más inocente y así pasaron las horas hasta que anunciaron que cerraban el local, Juan nos acompaño a casa, por el camino ya mi mujer no se preocupaba de la falda y dejaba al descubierto una buena parte de los muslos que mi jefe no dejaba de mirar.

Nos despedimos, Clara y Juan se dieron un beso en la mejilla y diciéndose que se alegraban de verse, cuando ya estaba fuera Clara me dijo:

  • Ya conoces al tío que dejé por ti
  • Si, quien lo iba a decir
  • Sabes, sigo pensando que hice bien, jamás lo cambiaría por ti, lo digo por si te ha quedado alguna duda
  • No la tenía pero te lo agradezco, el ambiente ha sido duro.
  • Al principio, compréndelo, pero al final los tres nos lo hemos pasado muy bien
  • Si, es verdad

No volvimos a hablar de Juan, esperaba el lunes para ver cuál sería su reacción y no se hizo esperar mucho rato, cuando llegué ye me anunciaron que quería verme, me fui a su despacho, le vi contento, menos mal, no tenía pinta de que aquello fuera un despido a no ser que quisiera una venganza memorable, me senté y me dijo:

  • Me alegro de haberme reencontrado con Clara, y también que sea muy feliz a tu lado, y no te guardo rencor por qué me la robaras, solo quería darte este sobre para ella, son cosas que guardaba de cuando éramos novios y creo que es mejor que lo guarde ella

Como el sobre estaba cerrado no quise abrirlo, estaba impaciente por llegar a casa y dárselo, sabía que me dejaría ver el contenido, cuando abrí la puerta vino a mi encuentro para saber si Juan me había dicho algo, se lo conté y le entregué el sobre que inmediatamente abrió, empezó a sacar papeles, eran cartas que se habían escrito pero en el fondo había varias fotos, las primeras de viajes, con amigos y las típicas, en alguna se estaban besando pero de repente apareció una en que ella estaba completamente desnuda, se la veía joven y muy guapa, tímidamente me la enseñó pensando que podía enfadarme, lejos de esto le dije que estaba muy guapa y que de ser yo no sé la hubiese devuelto, pero no se acabó aquí, apareció una en que se veía claramente la cara de Claudia chupando una polla, sin duda de Juan, y otra en que ella, con las piernas abiertas era follada por Juan, se veía claramente el coño abierto penetrado por una polla.

Me miró para ver mi reacción, en el fondo me sentía un poco celoso, claro que sabía todo aquello pero no es lo mismo que si te enseñan unas fotos de tu mujer chupando la polla o follando con otro hombre, pero nada podía echarle en cara, todo aquello pasó antes de conocernos y al tío lo dejó por mí.

Lo puso todo en el sobre y lo dejó en la habitación.

Nuestra vida continuaba como siempre, el sexo explosivo era el normal para nosotros, mi jefe cada día me trataba mejor, muchas veces cuando Clara no estaba cogía aquellas fotos y las miraba, he de reconocer que si bien al principio me causaron ciertos celos esto se cambió por excitación, tanto que las escanee y me las guardé en el ordenador.

Cuando intentaba hablarle de Juan veía que el tema no le gustaba y siempre intentaba cambiar, y si insistía me decía que ya ni se acordaba.

Pasado más de un mes Juan me dijo que teníamos que repetir la cena ya que se lo había pasado muy bien, le respondí que cuando quisiera pero sabiendo que a Clara no le gustaría, pero me propuso el siguiente viernes que tenía a la mujer con su madre, pensé que no quería enfrentar a su mujer con la mía, en el fondo lo entendí y le dije que viniera a cenar a casa, le encantó al idea y quedamos en la hora, tal como me temía a quien no le encantó tanto es a Clara, no sé si por que no deseaba volverle a ver o por ser en casa los tres solos pero ya no se podía echar el tiempo atrás y sabía que no le podía negar a mi jefe una propuesta así.

Quise preparar un sistema mejor para escuchar cuando les dejara solos, aprovechando un rato que me quedé solo y puse una cámara miniatura con sonido escondida y lo conecté al ordenador con un programa de grabación.

Clara estaba muy nerviosa, tenía que estar guapa pero sin pasarse de sexy "no sea que piense cosas que no son pero también quiero que vea que aun estoy guapa" me dijo, acabó con un vestido rojo que me encanta, se ciñe a la cintura y resalta los pechos y a partir de medio cuerpo se ensancha formando una falda muy vaporosa.

Juan llegó con una botella de vino bajo los brazos, se dieron un par de besos con Clara y nos sentamos en el sofá, dejé el de dos plazas pare ellos y yo me puse en el de uno, la conversación era muy intrascendental mientras tomábamos un vermut.

Quise ver que hacían si yo no estaba y se sentían solos, me fui pretendidamente al lavabo pero lo que realmente hice es dirigirme hacia el ordenador, me puse los auriculares y pude escuchar claramente la conversación:

  • Pedro te dio las fotos?
  • Sí, claro
  • No sabía qué hacer pero pensé que eras tú quien las tenías que guardar.
  • No me engañes, seguro que tienes copias, además, hicimos muchas y solo me has devuelto cuatro
  • Sí, me he quedado algunas.
  • Entonces, porque me has devuelto estas?
  • Para que sepas que tengo todo lo que pueda para recordarte
  • Ya te dije que eso es el pasado simplemente
  • Lo sé y lo acepto, pero quiero que lo sepas, me gusta mirar tus fotos, tengo una con tu coño depilado que es mi favorita
  • Espero que nadie te la pille
  • La tengo bien guardada, sabes, me encantaría volverlo a ver
  • Jajaja, eso no es posible, ya lo sabes, además, Pedro regresará en un momento, que quieres, que me pille enseñándote el coño?

En el fondo me moría de ganas que Clara se levantara la falda y le mostrara que aun tiene un coño apetecible, estaba muy excitado solo de pensarlo, incluso me imaginaba como podía ser aquello.

  • Venga, por favor, déjame verlo
  • No insistas, no puede ser, decía Clara
  • Tu marido tardará y es un segundo
  • No y no, decía

No podía estar más rato sin regresar, les propuse cenar y nos sentamos en la mesa, cuando Clara se iba a la cocina Juan se ofrecía inmediatamente a ayudar, cosa que no hacía conmigo, no pude ver que se decían en la cocina pero supongo que no pasó nada que remarcar, después de los postres me fui a hacer los cafés, me di cuenta que quizás de los tres era el que más ganas tenía que pasara algo, solo de pensar que mi mujer se le ocurría ceder y enseñarle el coño, o que él le diera algún toqueteo me ponía caliente y se me ocurrió una idea para intentar tentarlos a que lo hicieran, bueno, quizás sería más exacto decir que intentar que Juan consiguiera que Clara cediera.

Cogí el bote de café y lo escondí, regresé al comedor diciendo que se había acabado, Clara dijo que no era posible viniendo a la cocina y viendo que realmente no había, les dije que no importaba, a unos 5 minutos había una gasolinera abierta 24 horas y en un salto iría a buscar, Clara trataba de impedirlo, sabía que si la dejaba sola la presión de Juan sería muy fuerte pero no dejé que me convenciera, Juan no abría la boca sabiendo que sería seguramente la única posibilidad que tendría de intentar conseguir lo que quería. Me fui, fingí que cerraba la puerta pero me quedé dentro y me fui a la pantalla del ordenador, estaban hablando, Juan le propuso que se sentaran en el sofá, Clara aceptó a regañadientes, Juan se sentó bastante cerca y volvió al ataque:

  • Por favor, déjame verlo ahora, Pedro estará diez minutos fuera
  • No puede ser, compréndelo, estoy casada con Pedro y no quiero malos rollos

Juan insistía, incluso le puso la mano encima de la pierna que quedaba desnuda, Clara estaba muy nerviosa ante tanta insistencia:

  • Por favor, no insistas, no quiero hacer nada que pueda dañar mi relación y esto a Pedro no le gustaría.
  • Si supieras que tu marido no se enterara, me dejarías?
  • Esto es imposible.
  • Estoy seguro que si supieras que tu marido no se enteraría, incluso te gustaría recordar plenamente el sexo que teníamos porque sé que te lo pasabas muy bien, no sabes lo que me encantaría follar contigo.

La expresión de Clara era de indecisión, no me cabía duda que pensaba que de poder hacerlo sin que me enterara se lanzaba a follar con Pedro sin problemas, pero se mantenía firme, lo que me gustó ya que significaba que estaba dispuesta a prescindir de un gran deseo por mí, claro que también deseaba con todas mis fuerzas que cediera.

La conversación entre ellos continuó por derroteros similares, Pedro solo consiguió negativas de Clara y he de reconocer que intentaba ser convincente, la mano en su pierna iba subiendo y Clara la retiraba constantemente, incluso hizo el ademán de besarla y llegó a rozarle los labios antes de que mi mujer consiguiera apartarlos.

Regresé, bueno, aparentemente regresé, los encontré hablando tranquilamente, quizás Clara estaba algo nerviosa, preparé cafés y continuamos la charla, y, en vistas que estábamos bastante animados decidí sacar temas picantes a ver como reaccionaban.

  • Sabes, creo que desde que Clara fue tu novia hasta hoy, no ha cambiado nada en los temas de sexo
  • Por favor Pedro, no sigas, dijo Clara
  • Me alegro, dijo Juan, siempre fue muy buena en esto
  • No quiero que sigáis hablando de esto, dijo mi mujer muy seria.
  • Porque no?, los dos hemos compartido muy buenos momentos contigo, que hay de malo en hablarlo?, dije
  • Eso, no hay nada malo
  • Clara me enseñó las fotos que le devolviste
  • Lo suponía
  • También tenemos nosotros
  • Ni se te ocurra sacarlas, dijo Clara con cierto enfado
  • No, ahora nos ha dado por otras cosas
  • Cuales, dijo Pedro con ansias de saber
  • Cállate por favor, me decía Clara.
  • No hay nada malo que sepa que tenemos buen sexo, dije
  • Me alegro que sea así, dijo Juan, contadme que hacéis ahora

Clara bajó la cabeza y se puso colorada, sabía que nada me impediría contarlo, me levanté y descolgué dos cuadros de la pared, los que tapaban las anillas que habíamos puesto para atarnos y dije:

  • Le encanta que la ate aquí

Juan miraba con ojos de deseo aquellas anillas, mi polla estaba apretando la bragueta igual que la de Juan, Clara seguía roja como un tomate.

  • Y como la atas, dijo Juan
  • Se pone aquí, con los brazos en cruz y con unos cinturones que he hecho, dije, ven Clara, enseñémosle como lo hacemos

Se hizo un silencio, me acerqué a ella y cogiéndola de la mano se levantó, en aquel momento tuve claro que tampoco le desagradaba, la llevé hasta las argollas, saqué los cinturones que até dos en las manos y dos en los pies, después hice que se pusiera de espaldas a la pared y até cada uno en su anilla quedando en forma de cruz inmóvil con el culo pegado a la pared, dije:

  • No es verdad que está preciosa así?
  • Divina, dijo Juan levantándose y acercándose a ella
  • Ya lo habéis visto, por favor, desatadme, dijo Clara
  • De eso nada, dije, a los dos nos gusta verte así, verdad Juan
  • Seguro, no sabes los buenos recuerdos que me vienen a la cabeza.
  • A ella le encanta que la baya desnudando sin poderse mover, dije
  • Por favor Pedro, no lo hagas, dijo Clara

Pero por su manera de hablar aquel "Por favor Pedro, no lo hagas" no sonaba muy convincente, sabiendo que en el fondo deseaba de que su ex viera que continuaba siendo una mujer muy sexy y viciosa, y yo me moría de ganas también, me acerqué a ella, puse la mano en el primer botón del vestido, Clara iba diciendo que no lo hiciera pero cuantos más botones dejaba desabrochados menos se quejaba y los últimos "no" sonaban como un "si".

Juan nos miraba encantado, poco a poco iba desabrochando más botones, enseguida apareció el sujetador rojo, continué hasta llegar a la cintura, el vestido abierto dejaba ver claramente los pechos aguantados por un sujetador muy sexy, me aparté para que Juan tuviera una buena vista y le dije:

  • Verdad que está preciosa?
  • Sí, mucho

Clara estaba muy nerviosa pero por sus ojos vi que también muy excitada, le dije a Juan:

  • Acabamos de desabrochar el vestido?
  • Claro que sí

Me acerque de nuevo y fui desabrochando los botones hasta el último, dejé que el vestido se abriera por su propio movimiento, ahora la desnudez era interrumpida solamente por el sujetador y el tanga rojos, la transparencia de la ropa dejaba entrever los pezones clavados a la tela y el depilado pubis, dije:

  • Como ves, sigue teniendo el coño depilado
  • Si, como antes, me alegro que no haya cambiado
  • Cuando está así le encanta que juegue con su cuerpo y la haga correr

Estábamos en un punto sin retorno, miré a Clara y supe con total certeza que su deseo era el mío, necesitaba ver de qué sería capaz mi jefe y dije:

  • Acércate a ella

Lo hizo, se quedó a pocos centímetros de su ex, los tres deseábamos lo mismo pero Juan no se atrevía, me acerqué a Clara y empecé a tocarle un pecho, Clara comenzó a gemir, señal de que todo iba bien, Juan seguía sin atreverse, con la mirada le indiqué que me imitara, muy tímidamente acercó la mano al otro pecho, Clara lanzó una sonrisa para que no tuviera dudas de que también era su deseo y entre los dos le masajeábamos los pechos por encima del sujetador consiguiendo que gimiera muy fuerte, puse las manos en los corchetes y se lo desabroché, no podía sacarlo pero si era suficiente para que se levantara y Juan le viera las tetas sin impedimentos, él mismo lo desplazó y después de observarla unos segundos acercó la boca a un pezón mientras yo hacía lo mismo con el otro, Clara estaba al borde del orgasmo, los dos sabíamos que es una mujer capaz de correrse solo tocándole los pechos y enseguida lo conseguimos, oí el aullido y grito de orgasmo más grande de mi vida. Cuando se acabó dijo mi mujer:

  • Por favor, mi coño, no me dejéis así.

Juan me miró como pidiendo permiso en ser él quien se lo hiciera, le di mi aprobación, su mano bajó y se introdujo dentro del tanga, sabía trabajar muy bien el coño de mi mujer ya que era un constante de corridas ayudado por mis caricias en las tetas, seguía gritando de placer. De un fuerte tirón le arranqué el tanga, quedó roto pero pensé que valía la pena, veía como las manos de mi jefe le trabajaban el coño mientras ella seguía acumulando orgasmos, después se arrodilló y continuó el trabajo con la boca y lengua, yo seguía trabajando las tetas y algunas veces bajaba la mano al coño donde encontraba la lengua de Juan.

Pero mi Jefe quería algo más, veo que se desabrocha los pantalones, Clara, que vio su intención se puso contenta y le dijo:

  • Si, por favor, fóllame, tu polla me dio mucho placer y quiero volverlo a sentir.

Se los bajó junto con los calzoncillos y su polla dura apuntaba al cielo, se acercó a Clara y de un certero golpe la clavó en el agujero de follar mientras yo le tocaba el clítoris y los pechos, aquel doble trabajo le encantaba y estuvo corriéndose sin parar hasta que su ex descargó dentro de ella, inmediatamente me saqué mis pantalones y lo sustituí, era una sensación distinta, entrar la polla en el coño de Clara lleno de leche de otro tío me daba mucho morbo, Juan hacía lo que yo antes, y Clara lo de siempre, correrse como una loca, todo eso me provocó la mejor corrida de mi vida.

Me separé, los tres estábamos muy cansados pero Juan seguía empalmado y pensé que a Clara le gustaría aprovecharlo, desaté a mi mujer aprovechando para sacarle el vestido y el sujetador, completamente desnuda la arrastré al sofá, al hice poner con las rodillas en el suelo y la até, Juan quedó pasmado al ver que teníamos muchos recursos, le dije que se acercara mientras con la mano le abría el culo y le dije:

  • Este agujero no lo has probado nunca, fóllatela por aquí

Sabía que el culo nunca se lo había dejado penetrar a nadie, de hecho me costó bastante ya que le dolía en principio pero eso ya era un pasado, ahora lo disfrutaba igual que por el otro agujero, Juan apuntó la polla al ano mientras lo abría, vi como la polla iba entrando en el segundo agujero, Clara volvía a gemir, yo le estimulaba el clítoris, coño y pechos y en poco rato tuve la polla tan dura como la de Juan así que pensé que si conseguía una buena posición podíamos hacer una doble penetración, la desaté, sin dejar de penetrarla por el culo Juan se sentó en el sofá y Clara en la falda con las piernas abiertas me enseñaba el coño por el que se escapaba la leche de las corridas anteriores, la cara de mi mujer era de total felicidad, apunté la polla y se la clavé, estaba encantada de sentirse tan penetrada y no dejó de gritar hasta que los dos nos corrimos a la vez llenándola de leche los dos agujeros.

Quedamos tirados en el sofá, Juan y yo solo llevábamos la camisa, ella nos dijo que necesitaba urgentemente una ducha y nos dejó solos, mi jefe me dijo que había resultado muy bien y estaba encantado de haber podido repetir con Clara ya que fueron los mejores años de su vida, oíamos el sonido del agua de la ducha de fondo y cuando noté que ya estaba le dije:

  • Anda, ve a ver a Clara, seguro que te está esperando
  • Pero….
  • Si, ve con ella

No se decidía

  • Anda, fóllatela otra vez.

Se levantó dejándome solo, no oía nada, me acerqué a la habitación, solo había una tenue luz pero vi claramente que revolcándose desnudos y besándose encima de nuestra cama, Clara me vio y me lanzó una sonrisa, le lancé un beso y cerré la puerta, me fui a la habitación del niño y me tendí, iba oyendo los orgasmos de mi mujer de fondo hasta altas horas de la madrugada lo que hacía que estuviera muy caliente imaginando como mi jefe y ex de mi mujer se la follaba, tuve que hacerme una paja para calmarme

Cuando al fin se callaron conseguí, no sin dificultad, dormir un poco y hacia las 10 me desperté, no se oía nada, preparé el desayuno para tres y me fui a la habitación, abrí un poco la puerta y me encontré a Clara en la posición del perro y Juan le estaba follando el culo, dejé que acabaran cerrando la puerta, a la media hora salieron, Juan con mi batín y Clara con uno transparente muy sexy.

Los tres coincidimos que había sido la mejor noche de nuestra vida y que habrá que repetirlo, espero que no falte mucho, Juan constantemente me pide que así sea y Clara ya busca un día para poder estar solos y hacerlo, no se cual de los tres está más ilusionado.