Clandestino
Sometida por amor, a un hombre que no la ama, simplemente la utiliza mientras está con otra. La usa para sus juegos, juegos que su mujer no acepta mientras ella se enamora. (látigo, esposas, sumisión...)
Clandestino
Es sólo un juego, una mera tentación. Se que no debo caer ni aceptar lo que no puede ser....
Pero apareces en mi vida cada día y sólo puedo dejarme llevar contigo, a pesar de cada uno de los obstáculos que nos rodean seguimos adelante. Clandestinos, sueños, hoteles, fotos que no pueden ser mostradas. ¿Siempre será así?
Te quiero para mi, con mis besos y caricias donde a mi me apetezca, no sólo ocultos tras las paredes de un sitio donde no nos conocen...
Ven a mi, te puedo dar mas de lo que nadie te puede ofrecer, que mas da la edad. Mi cuerpo te necesita, a ti, a tus manos, tu experiencia. Déjame sentirte enteramente en mi, sin medias tintas, sin deseos sin terminar. Me vuelves loca, lo sabes, lo sigues haciendo ¿Me haces sufrir aposta?
Un día eres cariñoso y otro un maldito cerdo. Me utilizas y me dejas con la excusa de la edad, ¿soy tu juguete? Deja a tu mujer y ven a mi, puedo hacerte sentir lo que nadie mas hará, a pesar de mi inexperiencia te veo disfrutar con cada segundo que pasas conmigo.
Quiero besarte, sentir como tus manos suben por mis muslos debajo de la ropa, como tus labios me marcan en cada parte de mi cuerpo, como mi blanca piel se vuelve rojiza con tus mordiscos, arañazos, manotazos y como me demuestras un camino hacía algo que nunca supe que existía. Soy tuya, aunque se que tu perteneces a otra.
Sientes mi inocencia, mi pureza en cada centímetro de mi piel que no ha sido tocada por nadie y eso te vuelve loco. La posesión, controlar algo nuevo para ti, algo solamente tuyo y de nadie más. ¿Soy para ti?
Sí, lo sabes y es lo que te hace ser un arrogante. Me humedece sólo pensar que no quieres que nadie mas me toque, que los celos te comen y que me quieres sólo para ti, que te pertenezco desde el primer día que te vi. Cuando me agarraste de la muñeca y me viste temblar, bajar la mirada y enrojecer sabías que esto acabaría así.
Voy a nuestro encuentro, sin dejar de pensar en todo lo que estamos viviendo, la intensidad de esta "relación". Abro la puerta de nuestra habitación de hotel y me encuentro tu habitual mensaje. Flechas de pétalos blancos hacía la cama, donde un conjunto de lencería de encaje blanco me espera con una nota. "Prepárate para mi". Sujetador, braguitas, medias con liguero y una pequeña bata de raso blanco. Sobre la cómoda hay una caja roja, adornada con un lazo blanco. Alrededor hay champán, dos copas, chocolate y fresas. "Siempre tentaciones" pienso sonriendo.
Cojo mi regalo y voy al baño a prepararme como me ha dicho. Siento un ruido cuando estoy dentro y al salir le encuentro apoyado en el poste de la cama, mirándome, con ese semblante serio. Vestido de traje oscuro y corbata gris, tan profesional como siempre. Sólo con eso hace que mi cabeza deje de reaccionar a mi y obedecer a él. El poder que ejerce sobre mi sale de mi control. Sus oscuros ojos se me clavan en el cuerpo mirándome de arriba a bajo, y con un dedo me incita a que me acerque a él.
Poco a poco la distancia entre nosotros se acorta, hasta que estoy tan cerca que le puedo oler. Ese perfume a hombre que se me cuela en los sentidos y me emborracha de excitación, sólo con el simple aroma de él.
Me da una palmada en el culo que me hace sobresaltarme. Sube su mano por mi cadera y rodea un pecho hasta colocar su dedo pulgar en mis labios, los acaricia y me lo mete en la boca. "Mírame". Lo hago mientras el calor empieza a aparecer en mi cuerpo. "Lame y no dejes de mirarme."
Se quita bruscamente y se desprende de la chaqueta muy despacio sin dejar de mirarme. " Ve por la caja". Obedezco, moviéndome torpemente sabiendo que me está mirando. "Ábrela" Trago saliva cuando veo que lo que hay dentro me puede proporcionar tanto placer como dolor. Se percata de mi cara cuando escucho como se ríe.
"Vamos" me ordena mientras me atrae hacía él. "Sabes como va esto. Siempre ha sido así, pero sólo yo puedo hacerlo salir, no te resistas a mi". Me desprende de la fina bata, que siento deslizarse por mi cuerpo en forma de caricia.
Me muerdo el labio instintiva, avergonzada, ansiosa... me besas el cuello, lamiendo cada parte de el, sin dejar un espacio sin marcar, clavas mis dientes en el. "Ahh" , otra marca mas que recordar mañana, como si mi corazón no estuviera lo bastante señalado. Mientras tu juegas conmigo yo me enamoro de ti.
Tus manos recorren mi cuerpo despacio, cada caricia es una tortura, un desgarro de ansiedad que me provoca por dentro. Con besos desciendes por mi pecho, agarrando mis pezones con la boca a través de la tela, mientras me arqueo y echo la cabeza hacía atrás y mi boca deja gemidos escapar. Agarras mi cintura mientras te pones de rodillas y sigues bajando con tu boca, mirándome desde esa posición.
Veo tu lengua juguetona lamer por la cintura de mis braguitas, como tus dientes estiran del encaje blanco y me clavas los dedos en los muslos. Tu boca roza mi entrepierna, hundiendo la nariz en ella y aspirando mi olor. Voy agarrarte la cabeza pero me das un manotazo y te quitas.
Vas a la caja y sacas dos esposas que encadenas a mis muñecas y a los postes de la cama, me tienes crucificada y ahora no puedo tocarte. Vuelves a bajar, y se que esta vez será un castigo por haberme atrevido a poner las manos donde no debía. Besa el interior de mis muslos, pasando la lengua por mi sexo, que sólo lo separa una fina tela, me mordisquea y ayudándose de los dientes, me quita el ligero y baja las medias. Recorriendo mis piernas con su lengua me hace temblar y perder fuerzas sobre mi, pero no puedo caerme, estoy de pie esposada a los pies de la cama. Empapas mis bragas con tu boca, tu saliva se mezcla con mi humedad. Agarras las finas tiras de mi cintura y empiezas a bajarla despacio sin dejar de hundir tu boca en mi sexo. Bajas suavemente la tela mientras tus manos aprovechan para acariciarme. Me abres las piernas y entierras tu cara entre mis muslos, donde puedo sentir el cosquilleo de tu barba mientras mueves los labios rozándome.
Impulso las caderas hacía tu boca, pidiéndote así lo que no me atrevo a decir con palabras. Inocente de mi creo que me vas a saciar y la tortura se alarga, castigándome. Me recorres con la lengua las ingles, chupando y besando sin llegar al centro de mi deseo. Me agarras del culo y entierras tu cara en mi sexo, aspirando mi olor, mi excitación, sintiendo mi humedad y entonces empiezo a notar como la calidez de tu lengua empieza a acariciarme la parte mas sensible de mi cuerpo. Como tiemblo y me muevo ansiando mas. Pero tus manos me azotan, ordenándome a golpes que no me mueva. Te vuelves a quitar y de la caja sacas algo que no se que es. Sólo aprecio el mango de cuero y muchas tiras que parecen satén. Casi pensaría que es un látigo pequeño, de colas, nunca lo había visto.
Acaricias mi cuerpo con las tiras y me sorprendo de la suavidad que recorre mi piel. Como empiezas a bajar por mi espalda y cuando menos lo espero me azotas en el culo, elevándome los nervios y la adrenalina, haciendo que me ponga de puntillas y me quiera agarrar a los postes de la cama, "Ahh" una especie de picor, dolor seco, ligero, agradable, hormigueo... ¿Te gusta? Me susurras en el oído, pero no respondo y sigo bloqueada. Me vuelves a dar, más fuerte, "Responde" . "Sí" Alcanzo a decir. "Sí, ¿qué? Ya sabes como va" "Sí, señor". "Buena chica" . Me observa de lado, ve mis pechos con los pezones erectos y mi culo desde esta posición, y con una mano me agarra el sexo, introduciendo dos dedos en mi, mientras me azota con la otra con el látigo de colas. Siento que voy a desfallecer si sigue torturándome así. Y sólo puedo suplicar. "Empapada, lista... siempre ansiosa pequeña"
Me quita las esposas y me tira en la cama, "Si te mueves un solo centímetro tendré que volver a esposarte, azotarte y no dejar que te corras hasta después de que yo lo haga". Me abre las piernas, se coloca en medio, sus brazos rodean mis muslos mientras se pone en bandeja mi sexo y empieza a lamer. Me arqueo, agarro las sábanas ante la intensidad y sólo oigo de fondo cuando se retira un "recuerda, sin moverte, sin tocar, sólo siente el placer de mi dominio o el castigo será privarte de lo que deseas"
Besos cálidos, profundos, mordiscos, me come con ansía, y cuando siento sus dedos entrar y salir de mi, creo que mi mundo va a estallar en miles de pedazos. El control para no moverme se me va a ir de las manos y la sangre en los puños aferrados a las sábanas parecen haber desaparecido. No puedo hacer otra cosa que gemir y arquearme lo menos posible, hasta que siento que no puedo mas y me tenso, corriéndome en su boca y moviendo mis caderas inconscientemente hacía él, que me aprisiona mas fuerte, clavándome los dedos.
"Pasaré por alto que en el último momento te has movido, por que me ha encantado sentirte completamente en mi boca".
Entre mis piernas, su erección se coloca en mi entrada, y entra en mi de un empujón. Siento el dolor, que va mezclándose poco a poco con el placer que me proporciona, invadiéndome te adueñas de mi cuerpo, sin saber que mi corazón ya te pertenece por completo. Me agarras el cuello mientras me embistes de manera salvaje y despacio empiezas a soltar tu agarre, como si hubiese sido un acto de locura, de puro deseo que te domina. Me sorprendes entrelazando tus manos con las mías y me follas despacio, haciendo cada embestida mas erótica, sensual, muchísimo mas fácil de sentir e imaginar como entras y sales de mi cuerpo. Y la imagen mental me estremece, mas aún cuando en tu cara veo deseo, pasión y dominación a través de tus ojos.
Siento como me penetras mas fuerte, más rápido, cada vez más intenso, buscando el éxtasis que te eleve hacía el placer. Cuando tu cuerpo se tensa sobre mi y empiezo a notar como te corres en mi interior, cálido, salvaje...me clavas los dientes en el cuello mientras tus manos dejan sin sangre las mías.
Es cierto lo que me decías desde el primer momento que me vistes, "Al final serás mía". Pero yo sigo sin poder tenerte mío mientras estés con otra mujer, sólo me queda acceder a tus caprichos sexuales para que otra, aparte de ella, no lo haga.