Claire 2

Sigue el encuentro con la sumisa Claire.

Después de un rato de descanso, me levanté mientras Claire se quedó arropada entre las sábanas. Me vestí y cogí una pequeña caja que había traído con mis cosas. Se la entregué a Claire.

--¡Una bala vibradora! --Exclamó sorprendida Claire. jajajajaja --Rió nerviosa.

--Si, una bala vibradora, y quiero que te la metas en el coño. Por cierto, el mando de la bala lo tengo yo. --Contesté.

--Ahora levantate, vamos a ir a comer fuera y tengo que escoger tu vestuario. --Dije mientras Claire se introducía la bala en su coño.

Abrí su armario y me fije primero en su lencería, después de rebuscar entre ella escogí un conjunto de sujetador, tanga y ligero negro con encaje, muy sexy, lo acompañé con unas sugerentes medias de costura. Después revise todos sus vestidos, eligiendo uno rojo, con un largo un poco por debajo de la rodilla, de manga corta, y bastante ajustado, todo esto lo acompañé con unos stiletto negros. Después de cambiarse y maquillarse estaba preciosa.

Salimos del chalet para ir a un buen restaurante situado en el centro de aquella ciudad, nada más subir al coche, encendí la bala vibradora a la menor velocidad posible, Claire empezó a reírse nerviosamente y a suspirar.

--De momento y hasta que te diga lo contrario tienes totalmente prohibido correrte, bajo pena de castigo. --Ordene a Claire.

Durante el trayecto hasta el restaurante, Claire iba suspirando y removiéndose en el asiento a causa de las vibraciones provocadas por el aparatito que llevaba en su interior.

Llegamos a la puerta del restaurante, paré el coche y mientras me bajaba el portero abrió la puerta del pasajero para que Claire bajase. Apagué la bala y le entregué las llaves al portero para que se encargase del coche y nos dirigimos al interior. Nos habían adjudicado una mesa en un sitio bastante discreto pero situada en el comedor principal.

Nada más sentarnos, el camarero nos trajo la carta, yo pedí un steak tartar y Claire un entrecot a la pimienta. Todo ello regado con un bien champagne Dom Perignon. Nada más servirnos encendí de nuevo la bala de claire, esta vez más o menos a la mitad de su potencia. Claire pegó un bote en la silla al notar las vibraciones y empezó a mover las piernas, suspirar y a suplicar con la mirada, no se si que apagase el aparatito o que dejase que se corriera. Yo simplemente me limité a reír y a seguir comiendo.

Claire cada vez estaba más excitada y se le notaba hasta en la forma de hablar, su voz tenía un ligero temblor que me resultaba divertido, me gustaba ser el causante de aquello, además no dejaba de moverse y de mirarme con cara de cordero degollado.

Los dos pedimos lo mismo de postre mousse de chocolate. Yo estaba concentrado cuando oí como Claire daba un gemido ahogado...

--¿Te has corrido perrita? --Pregunté.

--Si, Amo --Contestó Claire, casi sin poder hablar y con cara de saber lo que se avecinaba.

--Vayámonos. --Dije muy serio.

Me levanté, cogí a Claire del brazo, y me dirigí a pagar la cuenta de nuestra comida. A continuación salimos del restaurante donde ya estaba el portero esperándonos con el coche en marcha, subimos al coche y nos dirigimos al chalet de Claire. La tarde se avecinaba interesante.

--Desnúdate --Dije cuando llegamos al chalet. --Dejate solo las medias, el liguero y los tacones.

Mientras se desnudaba, fui a por la bolsa con los juguetes.

--Piernas separadas y brazos en cruz. --Ordené.

Claire obedeció al instante, nerviosa.

Cogí un pañuelo negro y vendé sus ojos, después le puse una mordaza y un par de pinzas de la ropa en sus ya excitados pezones.

Cogí una paleta de fina madera y empecé a azotar su trasero, no se las veces que lo hice, pero si se que fueron muchas, poco a poco el culo de Claire se iba poniendo más y más rojo, y ella emitía unos chillidos cada vez de mayor volumen y que eran una mezcla de dolor y de placer. A la perrita Claire le gustaba el dolor, y no poco.

Me aparté de ella y miré su culo, estaba rojo, muy rojo, me encantaba, y sabía que Claire estaba disfrutando de su castigo, de su dolor, eso también me encantaba.

Cogí una vela y la encendí, mientras tanto Claire suspiraba aliviada quizás pensando que el castigo había terminado, nada más lejos de la realidad. Dejé caer una primera gota en uno de los pechos de Claire.

--AHHHH!!! --Gritó Claire.

Seguí dejando caer gotas de cera en ambos pechos, Claire gritaba pero menos, iba acostumbrándose a la quemazón de la cera caliente. Aquello me estaba poniendo cada vez más cachondo y empezaba a no aguantar. Seguí dejando caer cera en el cuerpo de Claire, no solo en sus pechos, sino también en otras partes de su precioso cuerpo. De repente me detuve, dejando todo en pausa, lo que creó un estado de cierta ansiedad e incertidumbre en Claire que me encantaba. Lo único que estaba haciendo es fumándome un cigarro tranquilamente en la terraza de aquel chalet.

Volví a la habitación de la manera más silenciosa posible, allí estaba Claire, con los ojos vendados pero desnuda y preciosa, jadeaba quedamente debido al cansancio de aquel castigo que se había convertido en una sesión en toda regla. Yo estaba realmente excitado y decidí que tenía que acabar con aquello de una vez por todas.

Aprovechando la notable excitación de Claire, la cual estaba mojadisimaa, ordené a Claire que se subiese en la cama y se pusiese a cuatro patas, puse la punta de mi polla en su ano, ante lo cual Claire se estremeció entre el miedo, la excitación y la incertidumbre. En ese momento, empujé con fuerza y mi polla entró dentro de su ano prácticamente en su totalidad.

--¡¡¡JODERRRRR!!! --Gritó Claire.

No se muy bien si aquel grito fue de dolor, de placer o de ambos.

Mantuve la polla en aquella algún tiempo para que el ano de Claire se habituase a ella. Luego empecé un lento mete saca que a tenor de los gemidos de Claire, la estaba volviendo loca.

--¡¡¡SIIIII!!! ¡¡¡MAS FUERTE, DAME MÁS!!! ¡¡¡MI AMO, SOY SUYA!!! ¡¡¡SIII!!!

Seguí bombeando, dándole el máximo placer a Claire, que tuvo un par de buenos orgasmos hasta que yo, agotado y sin poder aguantar más descargue toda mi leche dentro de su ya muy dilatado ano.

Aquello había sido brutal y los dos nos merecíamos un buen descanso. Caí rendido en la cama al lado de ella.

P.D. Gracias a todos los que habéis leído el primer relato, espero que leáis este segundo y os guste.

P.P.D. A vosotras os vuelvo a decir que podéis contactarme en Morbosito123@gmail.com