Cita a ciegas
Por fin estaba siendo follado por un tío, por fin experimentaba lo que de verdad se siente, y mi excitación era tal que sentía que iba a explotar. Me estuvo bombeando en esa postura un buen rato, para después pasar a la cama, una king size espectacular.
Días y días de confinamiento, me han permitido sacar tiempo para escribir las historias sexuales en las que he sido protagonista. Pero solo lo haré de mis experiencias con otros hombres y la breve que tuve en el mundo liberal con una pareja. Y no lo haré empezando desde el principio, sino que iré dando saltos en tiempo, para adelante y para detrás, a medida que vaya publicando los relatos.
Para presentarme, diré que he sobrepasado la cinuentena, aunque realmente parezco algo más joven. Soy hetero, un tío muy normal, 1.83 de estatura y 90 kg. No soy nada del otro mundo, pero soyb muy sociable y amigable y me adapto a casi cualquier ambiente. Como dije, soy hetero, casado pero con un vicio oculto: me gustan las pollas, especialmente si son grandes. Desde que desperté este lado oculto de mi personalidad, mi intención ha sido la de tener lo que mi relación de pareja no puede darme. No me gustan los tíos y para enrollarme con ellos, tiene que haber algo más que físico...un nosequé difícil de explicar, pero que si no percibo "sensaciones", a otra cosa.
Tuve mis primeras expriencias con tíos hace muchos años, cuando apenas tendría 18 años, pero eso es otra historia que ya contaré en otro relato. Así que, como siempre cuando estoy solo en casa, completamente desnudo, comienzo a escribir.
Mi historia de hoy, tuvo lugar hace algunos años, cuando yo contaba con unos 40 y realicé mi incursión en el mundo liberal, donde hice amistad con una pareja, especialmente ella y a la que le hice no pocas confesiones. Entre ellas, estaba el hecho de que iba buscando tener sexo con un tío, más allá de meras incursiones en el cruising, preferiblemente en situación similar a la mía y con gustos parecidos y que fuera activo. Y es que yo soy exclusivamente pasivo...ya sabéis, busco lo que no tengo en mi relación de pareja. Lo sé, la fuente de la eterna juventud, pero había que intentarlo. La cuestión es que esta amiga, tenía a la vez otro amigo de toda la vida, mayor que yo por lo menos 10 o 12 años y que seguramente podría cumplir mis deseos. En principio, reunía todas las condiciones: casado, maduro (más de 50), discreto, con un vicio oculto como el mío y que solo buscara contactos por medio de intermediciación de terceros o por simple casualidad.
Tras hablar con ambos por separado, nos concertó una cita, en la que previamente estaría ella para presentarnos y romper un poco el hielo. Después, que fuera lo que tuviese que ser.
Nos citó en un afterwork de Madrid y en medio de un ambiente muy distendido, estuvimos conversando un buen rato y dos copas. Era un tipo alto, cerca del 1,90, de complexión fuerte, pero no cachas y con poco pelo en la cabeza. Se notaba que se cuidaba haciendo deporte y con la alimentación, tenía una conversación muy variada y tenía muy buena presencia. Era muy discreto y a la vez muy simpático. Transcurrido un tiempo, nuestra alcahueta y amiga se marchó, dejándonos solos. Yo, en mi fuero interno, salvo que los acontencimientos dieran un giro inesperado, ya tenía claro que quería enrollarme con él.
Una vez que ya habíamos cogido cierta confianza y que el alcohol comenzaba a soltarnos la lengua,empezamos a elevar el tono y la temperatura de nuestra conversacióny empecé a ponerme cachondo, pensando las cosas que podríamos hacer. Y así, decidimos cambiar de sitio y optamos por ir a un hotel de estos por horas para parejas. Discreción absoluta y ninguna obligación. Fuimos en su coche y ahí la conversación fue en torno a nuestras experiencias con otros tíos, en ocasiones, dando todo lujo de detalles. Únicamente se negó a hablarme de su polla, no me dijo nada de ella y zanjó el tema con un "te gustará, ya lo verás".
Llegamos al hotel y tras registrarnos sin bajarnos del coche, llegamos a la habitación. Estaba superexcitado y a la vez algo nervioso, pues era la primera vez que iba a hacer algo así. Al entrar, dije que tenía que ir al baño, que solo era un segundo...al volver no vi a P (así le llamaré a partir de ahora), y dando una voz dijo estar en la terraza. Al llegar a la terraza, que era como un patio particular, en cuyo centro había un jacuzzi, allí estaba él, desnudo y disfrutando de un baño de burbujas. Según llego, P se levanta y deja al descubierto todo su cuerpo, algo bronceado, no muy velludo y muy bien proporcionado, que con el brillo del agua cayendo por su cuerpo le daba un aspecto espectacular. Y cómo no, mi mirada se dirigió a bajo vientre, su pubis... su sexo. Experimenté una erección casi instantánea (solo recordarla me la ha puesto moricillona) al ver aquella bonita polla, aun estando flacida, que rondaría 18 cm. No podía imaginarme cómo sería una vez estuviera llena de amor.
Me dijo "vamos, desnúdate y entra". Estaba nervioso, no atinaba con los botones de la camisa, ni con los zapatos, pero pude adivinar una sonrisa en su rostro. Entré en el jacuzzi,el agua estaba muy rica y empezé a acariciar a P suavemente, los brazos, las piernas, la cadera y ya de cerca pude mirar y admirar su polla aún flácida. La acaricié con un dedo en toda su longitud, mientras con la otra mano acariciaba la cara interior de sus muslos. Con los dedos pulgar e índice de su mano, cogió mi barbilla y levantó mi cara para darme un beso en los labios. Tierno al principio, para ir subiendo la pasión poco a poco. Con mi manó seguí acariciando su enorme mienbro y empecé a notar comoiba reaccionando. Entonces, emplee las dos manos en ello y un fuego inerior empezó a recorrerme, solo con imaginar todo lo que podría hacer con esa polla y lo que con ella pudiera hacerme.
En un momento dejó de besarme parar cogerme de una mano y hacer que le siguiera a sentarnos en el jacuzzi. Ahí, continuamos besándonos y nuestras lenguas luchaban una contra la otra por llegar al fondo de la boca contraria. mientras tanto, yo me afané en acariciar su polla en toda su longitud, sus pelotas, el vello púbico...mmmmm yo estaba muy caliente y excitado y P parecía disfrutar con aquellos. Cogí su polla, aún morcillona, con mi mano y empecé a meneársela arriba y abajo, despacio, lentamente, pero variando las velocidades. Y notaba como seguía creciendo y endureciéndose....lo cierto es que estaba deseando verla en todo su esplendor. La miré, pero al estar debajo del agua no se apreciaba bien. Le dije que me moría de ganas de poder usarla a mi antojo, de hacerle disfrutar como se merecía. Para complacerme, se incorporó y se sentó en el borde del jacuzzi...y en ese momento, mi cabeza y todo mi ser, estuvo a punto de explotar al ver aquella increíble herramienta: era enorme, por encima de los 22 o 23 cm, gruesa pero no en exceso, completamente recta y muy venosa. Era realmente preciosa y así se lo dije en aquel mismo instante, a lo que contestó "toda tuya". Dicho y hechp... me puse ante él, de rodillas y entre sus piernas. El quedó sentado con las manos apolladas atrás.
La estuve meneando un rato arriba y abajo a disitntas velocidades, mientras con la otra mano le acariciaba las pelotas, grandes y colgonas, como me gustan. Empecé a besarle el glande y así, dando besos bajé hasta su base, para volver otra vez hacia arriba. Con la punta de la lengua lamí de nuevo su glande, el cual recorrí en círculoscon la lengua empapada en saliva...y me lo intorduje en la boca y chupé y saboree como el niño hace con el helado. Estuve largo tiempo comiéndole, chupándole, lamiéndole y meneándole la polla, con serios problemas para poder meter la mayor parte posible en mi boca. Desde luego, entera no me cabía.
A pesar del afán que ponía en disfrutar de su polla, pude escucharle sentir y gemir como una una perra celo y entendí que el momento de que me la clavara, estaba cerca. Al rato, cogiéndme por debajo de los brazos, hizo que me levantara, indicándome que iba a follarme como nunca. Y lo cierto es que aquel día fui desvirgado. Anteriormente me había metido uno o dos dedos y algún que otro juguete de no excesiva tamaño. Aún así, lo que si sabía es que yo dilato fácil y rápido y no es necesario prepararme mucho.
En esas, me tumbó boca arriba, al lado del jacuzzi y P sin salir de él se dispuso a prepararme el orto para la fiesta. Una vez hecho, me abrió bien las piernas, y yo para ayudarle hice lo propio con mis nalgas, y acercó su glande a mi agujeroy tras lubricarlo un poco, comenzó a penetrar lentamente. Sentí algo de dolor, pero superable. Hizo dos o tres metesacas de la punta y le dije que no tuviera reparos, que estaba listo y que podría follarme sin miedo. Mis palabras le sonaron a órdenes y empezó a penetrarme, lentamente pero sin marcha a tras. Yo sentía como iba avanzando, como aquel puñas de carne avanzaba en mi interior, sintiendo mo me llenaba. Y cuando llegó al final comenzó a bombear, atrás y adelante, primero despacio, luego subiendo el ritmo poco a poco pero sin descanso. Y lo hacía en toda su longitud, podía sentir como su pubis contactaba contra mi perineo y se alejaba y cuando el ritmo se fue haciendo más y más rápido, sentía chocar sus pelotas contra mis nalgas lo que unido al chapoteo del agua y el sonido que se producía, me puso completamente a 100.
Por fin estaba siendo follado por un tío, por fin experimentaba lo que de verdad se siente, y mi excitación era tal que sentía que iba a explotar. Me estuvo bombeando en esa postura un buen rato, para después pasar a la cama, una king size espectacular. A partir de ese momento, viendo como me había bombeado, le dije que era todo suyo, que fuera él quien llevara la iniciativa y que hiciera de mí lo que le entrara en gana.
Se tumbó boca arriba y me dijo que se la chupara un poco. Lo hice y también me la restregué por toda la cara, que con el precum resultaron ser unas pasadas muy suaves y excitantes. Entonces me dijo que me pusiera sobre, dándole la espalda para follarme desde atrás, apoyando yo mis manos en la cama, hacia atrás. Volvió a clavarme la polla y al principio me ayudó a moverme, empujando mis nalgas, hasta que cogiera ritmo. Y así estuvimos otro rato, marcándome él el ritmo cogiéndome de las caderas. Así estuvimos otro rato y sentía un placer inmenso, pues cada envite, cada embolada, con semejante longitud de rabo, el placer era completo. En esa postura, además, notaba como golpeaba contra mi próstata, lo que multiplicaba mucho el placer.
Yo todavía no me había tocado y estaba a punto de correrme, se lo dije y no le importó y tras unos envites más, me corrí con una violencia antes nunca vista, esparciendo mi jugo por todas partes. Pero todavía estaba por llegar lo mejor. Sacó su polla y me tumbó boca abajo, puso un par de almohadas bajo mi vientre para levantarme el culo. Me pidió que abirera las nalgas con las manos y teniéndome entre sus piernas se dispuso a una tercera clavada. Le pedí que no se corriera dentro y dijo no haber problema. Así volvió a follarme otro bien rato y ahora que dominaba de verdad la situación, lo hizo con más empuje, más violencia....increíble, que manera de empujar y de taladrar. Sentía como a cada envite sus pelotas chocaban contra mis nalgas, notaba como aquella maravilla de polla entraba y salía de mi culo con una maestría increíble. En esa postura me sentí muy puta, muy guarra y me gustaba, me gustaba mucho. Gemía como una perra y en eso, apretó mi cara contra el colchó para que no se me escuchara. Tenía la sensación de eso le ponía todavía más cachondo y le hacía empujar más y más. Le dije que se pegara a mí, que quería sentir su respiración y sus jadeos de macho dominante en mi nuca. Noté como aceleró el ritmo y presentí que se iba a correr y le dije que quería ver su corrida. La sacó, me dio la vuelta, me abrió de piernas y volvió a clavármela para las últimas oleadas, que fueron todavía más salvajes. Y de repente, descubrí que su polla escondía un arma secreta: un cañón ametrallador de semen al que parecía agotarse la munición. Desde su posición, entre mis piernas, comenzó a disparar chorros de leche, que no eran trallazos, sino auténticos chorros (pude contar 7 o 8) que me regaron todo el cuerpo, me alcanzaron cara y cabello. Y no una gota o dos, no...un auténtico baño.
Nos quedamos un rato hablando, nos duchamos y cada fue para su casa. No volví a verle ni a saber de él, pero guardo un inmejorable recuerdo suyo.