Círculo Incestuoso (21)

La orgía de las tres madres y los tres hijos acaba con excitantes novedades: un espectacular anuncio para Purificación y un nuevo desvirgamiento anal para una de estas cachondas madres.

CÍRCULO INCESTUOSO

(Parte 21 – Finaliza la orgía de los seis con importantes sorpresas)

En el capítulo anterior mi madre, su prima Purificación y su amiga Elena junto con sus tres respectivos hijos habíamos protagonizado una espectacular orgía incestuosa en la que en una excitante rueda de madres los tres hijos nos habíamos follado a las tres cachondas maduras en una especie de juego que consistía en cambiar de hembra cada vez que se producía un orgasmo. Fue realmente extraordinario y culminó cuando todos volvimos a corrernos casi al unísono en el chocho de nuestra respectiva madre después de que los seis hubiéramos experimentado varios orgasmos. Como nota anecdótica cabe señalar que fue mi madre la mujer que más corridas recibió en su chocho y que por ello había reclamado el premio virtual al chocho más inundado de semen.

Tras esa vorágine de orgasmos nos sentamos los seis, descansamos y comentamos todo lo sucedido mientras tomábamos un café que preparó mi madre. También le dimos el trofeo virtual a mi madre en tanto que su chocho era el que había acaparado más corridas, tal como ella reclamaba. Como premio los tres chicos le dimos un beso y una lamida en las tetas. Pero entonces José, que a cada oportunidad que se le presentaba demostraba ser un verdadero vicioso muy meritorio, dijo:

  • Bueno, igual os parece la guarrada mayor que hayáis oído pero yo creo que si el chocho de Nati es el que más leche nos ha sacado dándonos gusto, lo justo es que como premio nosotros le demos también gusto en el chocho ¿no?

  • Hijos, ya me habéis dado los tres un gustazo enorme en la almeja… - decía mi madre sonriendo y visiblemente satisfecha. – Que me follen de esta manera tres jovencitos en una misma sesión es algo que no me hubiera imaginado en la vida.

  • Bien, Nati, pero yo propongo que te hagamos una buena comida de conejo precisamente ahora que lo tienes bien lleno de nuestra lefa. – Explicó José. - Si a los demás os parece una guarrada perfecto pero yo por lo menos, que no me importa lamer el coño de una de estas zorras aunque tenga lefa de otro, se lo voy a chupar a Nati y a base de bien.

  • A mi no sólo no me importa lamerle el chocho a mi madre cuando lo tiene lleno de semen de otros hombres sino que la verdad es que precisamente eso, que otros tíos le llenen la castaña de leche, es una de las cosas que más me calientan así que también le voy a comer el higo a esta puta. – Apoyé yo la propuesta.

  • Pues yo también, por supuesto, además me parece una idea tan guarra que no me explico cómo no se nos ha ocurrido antes. Venga, vamos a darle un homenaje al chocho de esta puta, que hoy es el que nos ha sacado más cremita. – Sentenció Oscar.

Y así nos pusimos a lamerle el coño a mi madre por turnos y alternativamente. Empezó José dándole unos lengüetazos tremendos que hacían suspirar a mi madre. Además estaba la excitación añadida de ver como en su lengua se depositaba parte del semen que entre todos habíamos eyaculado en el chocho de mi madre.

  • ¡Pero qué guarros! – decía Puri excitada mientras contemplaba el guarrísimo cunilingus de José en el encharcado coño de mi madre.

A mi madre el incesante chapoteo de la lengua de José en su coño anegado de semen de nosotros tres la excitó de tal manera que acabó teniendo un espectacular orgasmo mientras le agarraba de la cabeza a José y le empujaba hacia su entrepierna diciéndole:

  • ¡Come, guarro, cómete toda la leche que tengo en el coño, cerdo! ¡Así, así, chupa, chúpame el higo! ¡Aaaaahh! ¡Aaaaaahh!

El orgasmo de mi madre fue fabuloso y después del tremendo cunilingus de José, éste no tuvo otra ocurrencia que darle un buen morreo a su madre compartiendo así con ésta el semen que había en su boca tras haberle chupado el chocho de aquella manera a mi madre. Elena besó con ganas a su hijo y cuando se separaron le dijo:

  • Cariño, espero que cuando yo tenga el higo bien repleto de leche me hagas algo parecido ¿eh? ¡Qué morbazo!

  • Puedes estar segura, mamá. Siempre que quieras te dejaré la almeja bien limpita de tus jugos, de semen y de lo que sea.

Luego fui yo el que empezó a comerle el coño a mi madre. Mientras lo hacía ella me decía:

  • Así, hijo, así, déjale bien limpio el chichi a mamá. ¡Ummm! Cómete la leche que tengo el coño, guarro, cómetela toda, cerdo. Trágate la lefa que le han echado a tu madre en el coño. ¡Aaaahh!

Mi madre acabó teniendo otro orgasmo conmigo y yo creo que fue más provocado por la excitación que le causaba que le comiéramos el chocho lleno de lefa que por la comida de chocho en sí misma. En cualquier caso mi madre experimentó un nuevo orgasmo mientras me insultaba llamándome "guarro", "comeleches" y cosas así y entonces yo ya me retiré dejándole sitio a Oscar. Este se situó entre los abiertos muslos de mi madre y comenzó su tarea de lamerle el chocho mientras ella no hacía sino suspirar de verdadero placer y de excitación. También acabó obteniendo un nuevo orgasmo mientras José y yo comentábamos cómo estaba disfrutando mi madre y morreábamos con Elena y con Puri respectivamente dándonos la lengua en unos morreos de vicio.

Cuando finalmente Oscar se incorporó tras haberle hecho una excelente limpieza de bajos a mi madre, ésta, aún cachonda a tope por nuestra iniciativa de lamerle el coño lleno de nuestras corridas, decía que éramos los tíos más guarros que había en el mundo y que la habíamos hecho gozar aquella tarde como seguro que no había gozado ninguna tía en el mundo por puta y viciosa que fuera.

Por su parte Elena y Puri también reían y felicitaban a mi madre a la vez que le estiraban de los pezones mientras las tres cachondas maduras reiteraban una vez más que nunca hubieran llegado a imaginar que a su edad aún iban a gozar tanto del sexo y además en compañía de sus propios hijos.

A continuación y mientras descansábamos Puri, a cuyo lado yo me hallaba sentado acariciándole los muslos y besándola, nos contó que había estado comprando ropita excitante en compañía de su hijo, el cual por cierto le metía mano a mi madre en las tetas sentado a su lado. Nos enseñó una bolsa y sacó de ella lo que se había comprado que resultó ser un picardías a modo de vestido extraordinariamente corto y transparente. También nos mostró un conjunto de tanga y sujetador negros, unas medias negras con costura por detrás, un liguero también negro y una especie de camisola transparente de tirantes que a lo sumo le llegaría desde los pechos hasta la cintura dejando por tanto desnudo su culo y su chocho.

Le preguntamos que cuándo lo pensaba estrenar y entonces Oscar nos contó que le tenía preparada una fiestecita a su madre con ocho compañeros suyos de trabajo. Todos los demás, sorprendidos, le pedimos a Oscar que nos diera más detalles sobre aquella fiestecita y éste nos explicó en qué consistía el asunto.

  • Ocho para ella, sí señor. Ocho machos para esta auténtica puta que es mi madre. Espero que lo goce… - Nos explicaba Oscar riendo excitado mientras le titilaba un pezón a mi madre. – Como creo que nos sucede a los tres, chicos, yo disfruto casi tanto follándome a la golfa de mi madre como viéndola gozar con otros. Y bueno, la cosa es que hace tiempo que tenía la fantasía de ver a mi madre siendo la protagonista de una verdadera orgía con un buen montón de pollas dándole gusto a tope. Quiero que esta puta reciba polla y de la buena, en cantidad y por todos sus agujeros. Y quiero verlo, claro. Creo que en este momento esa es mi mayor fantasía; quiero ver a mi madre hecha una auténtica putorra y por eso le he preparado esa fiestecita.

  • Eso sí que es un regalo para una madre. – Decía la mía con tono completamente lascivo mientras les acariciaba sus húmedos y brillantes glandes a José con una mano y a Oscar con la otra.

Hablamos entonces con más detalle de la fiestecita en cuestión y yo le pregunté a Oscar si sus compañeros iban a saber que se trataba de su madre.

  • Por supuesto; si no fuera así no es ni la mitad de excitante ¿no? De hecho ya lo saben y están como locos por follarla. Me falta fijar la fecha para coordinarlos a todos pero será un viernes a la tarde y espero que pronto. Me he asegurado de que son discretos y les he dicho que no se corten para nada por tratarse de mi madre sino todo lo contrario; que es una putarrona y que le va la marcha en cantidad y que yo estaré encantado de ver como le dan polla a todo tren.

Yo le pregunté a Oscar a ver cómo había gestado todo aquello porque no era sencillo organizar algo así, sobre todo teniendo en cuenta los requerimientos de discreción que debían darse para que una fiestecita como aquella no acabara resultando un problema para él y su madre. Oscar nos contó que lo había ido preparando todo muy poco a poco y con mucho tacto para acabar seleccionando a un grupo de machos de toda confianza a los que poder ofrecer a su madre sin ningún problema.

Para empezar había comenzado hablando de mujeres entre compañeros de trabajo y así había detectado a aquellos a los que les gustaban especialmente las maduritas. Entonces, en sucesivas ocasiones, había tratado de descubrir con mucho tacto a cuáles de ellos no les resultaba desagradable la idea del incesto. Con sorpresa había constatado que varios de ellos incluso le confesaron fantasías incestuosas como explicación de su gusto por las maduras y algún otro le habló claramente de que entre sus mujeres deseadas se hallaban madres de amigos y familiares como tías, primas, etc. Así poco a poco, de manera discreta y sin comprometerse ni comprometer a su madre, fue identificando a un grupo de candidatos y finalmente seleccionó a ese grupo de ocho al que había decidido hacer gozar con su madre y que había convertido en regalo sexual para ella.

  • Se que son gente de plena confianza y la discreción está asegurada así que... ¡a gozar, mamá! – decía Oscar con el brillo de la lujuria en los ojos. – Ocho pollas para ti, guapa. No me dirás que no me preocupo de que te lo pases bien ¿eh, mamá?

Todos felicitamos a Puri por la fiestecita que se le avecinaba, especialmente mi madre y Elena, y ella reía complacida y excitada.

  • La verdad es que al principio tenía un poco de miedo porque ocho hombres y todos desconocidos... pero este cabroncete de hijo mío cuanto más me habla del tema más cachonda me pone así que, lo confieso, estoy deseando que llegue ese viernes para darme un atracón de polla de los buenos.

Seguimos charlando un rato del asunto y Oscar nos fue ampliando detalles. Incluso describió brevemente a cada uno de los ocho chicos que iban a ser los amantes de su madre y tanto a ésta como a mi madre y a Elena se les hacía la boca agua.

Yo, además de felicitar a Oscar por su idea y por cómo lo había organizado todo, mostré interés por hacer algo similar para mi madre pues a mi también me excita enormemente ver a mi madre en manos de otros hombres y de hecho también hacía algún tiempo que deseaba que mi madre gozara con un grupo de machos que le dieran todo el placer que una zorra como ella se merece. Oscar me animó a que tratara de organizar algo similar para mi madre y yo me propuse hacerlo.

  • Pues tú, mamá – le dije yo a mi madre – tendrás una fiestecita similar como premio por haber sido la puta que más leche ha recibido hoy en el conejo, ya verás. Déjame pensar un poco en como organizarlo y ya verás como una buena colección de pollas te taladran a conciencia hasta dejarte rendida como a Puri, viciosona.

  • A ver si es verdad. – Contestó ella riendo. – Si la guarra de Puri folla con ocho yo no quiero ser menos, ja, ja, ja. De todas formas ya sabes que lo principal en todo esto es que haya discreción ¿eh? Antes de correr el más mínimo riesgo me basta con seguir gozando de estas tres preciosas pollas, que tampoco está nada mal para una cincuentona como yo.

Seguimos hablando un buen rato de este tema y luego de otras cosas, todo ello relacionado con el sexo y en particular con el sexo incestuoso y realmente lo pasamos muy bien. Cuando parecía que ya cada pareja se iba a ir a sus respectivas casas, el hijo de Elena dijo:

  • ¿Les habéis dado por el culo alguna vez a vuestras madres? Es que... bueno, estaba pensando en el culazo tan apetitoso que tiene Nati y... bueno, me preguntaba si Nati será virgen del culo y si su hijo ya habrá gozado de ese culazo. A mi los culos de nuestras madres me ponen que no veáis y desde luego el de Nati está para darse un atracón con él.

  • Me alegro de que te guste el culo de mi madre – dije yo. – La verdad es que a mí también es una de las cosas que más me gustan de ella. A mi el culo seguro que es la parte de las mujeres que más me gusta, y desde luego mi madre me parece que tiene un culo fabuloso.

  • Hijos, no hacéis más que echarnos flores; es una gozada estar con vosotros. – Decía mi madre visiblemente halagada.

  • Ya lo creo que tiene buen culo tu madre – seguía José. Y es que aunque ya me he corrido un montón de veces parece que la pilila me reacciona si pienso en...

  • Pues no se hable más. – Intervine yo de nuevo. – Como fin de fiesta le vas a dar por el culo a mi madre.

  • ¿De verdad? ¿Puedo? – Decía José aún sin creérselo y completamente emocionado.

  • Por supuesto. Dile la a la tuya y a Puri que te vayan chupando el nabo para prepararte la herramienta que yo le voy a comer el culo a la mía para que lo tenga bien blandito.

  • ¿Pero metérsela por el culo a tu madre…? – preguntó José realmente excitado. ¿Ella va a estar de acuerdo?

  • Pues claro, hombre. El culazo de mi madre está ahí para darnos placer.

  • ¿Tú ya se lo has probado, cachondo? – Preguntó Purificación con picardía.

  • Claro que me lo ha probado. – Se adelantó mi madre en la respuesta. – De hecho fue él el que me desvirgó el agujerito trasero hace bien poco. Y la verdad, chicas, nunca lo pensé pero me gusta, je, je. Sobre todo con el tratamiento previo que me hace mi hijo en el culito.

A continuación, y siguiendo mis indicaciones, Puri y Elena le empezaron a chupar la polla al hijo de ésta para dejársela bien lubricada de cara a la penetración anal. A su vez yo le empecé a chupar el ojete a mi madre provocándole a esta un gran placer y excitación pues es una caricia que le encanta. Elena y Puri le chupaban la polla a José poniendo especial énfasis en dejársela bien ensalivada. Mientras tanto mi madre y Oscar morreaban cada vez más calientes también.

  • ¡Hay que ver, eh Nati! Yo que hasta hace poco pensaba que eras una estrecha y una cortada en todo esto del sexo y mira… – Le decía Oscar a mi madre mientras le tocaba las tetas.

  • Y mira… soy una buena golfa ¿a que sí?

  • Hombre, ya lo creo, y me parece increíble. Si hasta te gusta que te den por el culo, ¿eh?

  • Y más de lo que pensaba. – Le respondía ella con lujuria. – Si a mi me dicen hace nos meses que me iba a dejar dar por el culo ya te puedes imaginar lo que hubiera pensado, cariño, pero ya ves, hoy las cosas son así; no sólo dejo que me la metan en el culito sino que además me gusta.

Cuando consideramos que tanto el culo de mi madre como la polla de José estaban listos para la penetración, mi madre se apoyó con sus manos en el brazo del sofá con sus piernas estiradas y bien asentadas en el suelo. En esa posición, y con todo su maravilloso y enorme culazo en pompa, le dijo al hijo de Elena:

  • Venga, cariño, dame por el culo y goza de mi culazo delante de tu madre. Para que vaya aprendiendo y también se la metas a ella por el ojete, que ya verás como le gusta. La tuya va a ser la segunda polla que se mete por mi culito así que dame gusto ¿eh, cariño? Hazlo despacito y verás como disfrutamos los dos.

  • Esto es la leche – decía José completamente excitado. – Voy a follarme a Nati por el culo; es sencillamente increíble; es bestial joderse a esta puta por el culazo. No se si voy a aguantar mucho sin correrme… Si es que como lo piense mucho me voy a correr antes de metérsela.

Mi madre a su vez, tras darme un beso, me dijo a mí:

  • Cariño, después de que tú me desvirgaras el culito esta va a ser la segunda polla que me penetre por detrás; ¿te va a gustar ver cómo le meten otra polla en el culo a mamá?

  • Ya lo creo, cachonda; me encanta ver tu precioso culazo bien perforado, y si es por la polla de uno de mis amigos mejor todavía. Me gusta mucho que disfrutes con el sexo anal, mamá.

  • Pórtate como un hombre – le decía entonces Elena a su hijo. – Dale por el culo a esta puta en condiciones; que se entere de lo bien que le follas el ojete.

José empezó a metérsela a mi madre por el culo. Tras unos breves inicios con ciertas dificultades pues su polla no acababa de entrar, finalmente logró penetrar con su glande en el culo de mi madre. A partir de ese momento siguió metiéndosela, cada vez y poco más, y lo hacía con tal suavidad y tacto que mi madre empezó a gozar desde el primer momento a la vez que le decía:

  • Así cariño, así, lo haces muy bien, suave, sí, sí, qué gustito me das en el ojete, cariño. Si lo haces así de bien vas a poder joderme el culo siempre que quieras, amorcito. ¡Ummm! ¡Qué rico, sí, sí! Sigue, sigue, más adentro, mi amor, más adentro. Métemela en todo el culito, cariño. ¡Uoaaah! La noto toda, me noto empelada de polla. ¡Uf, que bueno, sigue así, amor, sigue suavecito gozando de mi culito!

  • Bueno – dijo Oscar. – Mientras este cabronazo goza con esta zorra culona los demás sólo miramos y esto hay que arreglarlo ¿no?

  • Bueno, - respondió Elena. – Yo voy a decir algo que nunca pensé que llegara a decir. Veréis… A mi, si me lo hacéis así de suave como se lo está haciendo mi hijo a Nati, también podéis darme por el culo ¿eh?

  • ¿Tú también quieres polla por el culo, Elena? – le dije yo sonriendo y dándole a la vez una palmada en una de sus enormes nalgas.

  • Bueno, nunca lo he probado. Nunca me la han metido por el ojete pero viendo a la guarra de tu madre parece que da gusto ¿no?

  • Me alegro de que digas eso, Elena, porque tu culo también es de los que invitan a meterla hasta dentro.

  • ¿Sí, cariño? ¿De verdad os gusta mi culazo?

  • Ahora vas a ver cuánto. Vamos a desvirgarte tu canal trasero y verás qué bien lo pasamos todos. – Le contesté yo de nuevo.

  • ¿Y tú, mamá? ¿Qué te parece que te la metan por el culo? – Le dijo Oscar a su madre mientras le tocaba el ano con sus dedos.

Puri contestó que a ella por el culo no le apetecía, que era virgen de atrás y que tenía miedo de que le hiciéramos daño, pero que no le importaría que tanto Oscar como yo lubricáramos nuestras pollas en sus jugos vaginales como preparación para encular a Elena.

  • Tú lo que quieres es que te follen todavía más por el conejo, putorra. – Le contestó Elena riendo.

Así lo hicimos entonces. Oscar empezó a follar suavemente con su madre para lubricar bien su herramienta y yo de mientras le empecé a comer el ojete a Elena, cosa que sencillamente le encantó y la puso a cien. Mientras tanto veíamos cómo José seguía dándole por el culo a mi madre con suavidad y, al parecer, con gran placer para ambos. Según decía José sólo sus numerosas corridas anteriores le permitían aguantar sin correrse y disfrutando del acogedor culazo de mi madre pues su excitación, según el mismo decía, era de las mayores que había experimentado jamás.

Cuando Oscar y yo estuvimos preparados Elena dijo que si no nos importaba prefería que el primero en metérsela fuera Oscar pues tiene la polla algo más delgada que la mía. Por supuesto yo accedí a dejar que fuera Oscar el encargado de desvirgar el fabuloso culo de Elena sin ningún problema. Una vez preparados Oscar se la metió a Elena por el culo con suavidad. También al principio le costó metérsela y de hecho estuvo casi 10 minutos intentándolo infructuosamente. Finalmente lo logró y poco a poco fue avanzando para lograr que su polla se fuera alojando completamente en el recto de la caliente madurita. Ella se quejó un par de veces pero en ningún momento dijo que se la sacara sino que, más bien al contrario, animaba a Oscar a que prosiguiera con su desvirgamiento anal con suavidad pero sin pausa. Finalmente la polla de Oscar estuvo completamente dentro del recto de Elena y la empezó a joder con ganas consumando el desvirgamiento anal de Elena.

  • Es una sensación rara – decía ella – pero está bien. Sigue, sigue ¡Ooohh! ¡Uoooaaah! Me noto llena de polla, llena a reventar. ¡Uooohh!

Entonces yo se la metí a Puri en el conejo y la empecé a follar pero la muy puta debía estar ya tan cachonda que enseguida tuvo un tremendo orgasmazo que la dejó derrengada sobre el sofá. Entonces yo se la metí en la boca a Elena que me la empezó a mamar con verdadero arte mientras recibía suavemente la polla de Oscar por su puerta trasera y yo le estiraba de sus enormes pezones.

Era curioso observar cómo el ritmo de las enculadas, tanto de la de José a mi madre como la de Oscar a Elena, eran ciertamente suaves comparadas con los acelerados pollazos que les damos a las tres maduritas cuando las jodemos por el coño.

La visión de nuestra escena con Elena, particularmente al verla enculada y mamando mi polla al mismo tiempo, excitó tremendamente a su hijo José. Eso unido al placer que estaba sintiendo al encular a mi madre hizo que el chico no pudiera aguantar más y en ese momento empezó a eyacular en el recto de mi madre mientras ésta experimentaba una especie de orgasmo anal que también le hizo gritar de gusto.

Instantes después era Oscar el que se corría en el culo de Elena y ambos señalaron mientras se separaban que había sido una experiencia ciertamente agradable para los dos.

  • Pues ha sido mucho más agradable de lo que pensaba – decía Elena sonriendo satisfecha. – No es lo mismo que por la almeja pero tampoco está mal,

  • Bueno, que ahora es a mi al que le toca meterla en un culo ¿eh? – dije yo. Elena me sonrió con picardía y me dijo:

  • Pues venga, cariño, que mi culito está deseando sentir tu pollaza dentro. – Y continuó diciendo con humor: - ¡Vaya día, jodo con tres chicos uno de ellos mi hijo, en compañía de otras dos zorras, me desvirgan el culo y recibo dos pollas por el culo! ¡Increíble! ¿Quién me lo iba a decir a mi, que hasta ahora sólo he jodido con mi marido?

Mientras Elena se hacía esas reflexiones yo ocupaba mi lugar en el imponente traserazo de la jamona madura metiéndosela con suavidad. Mi polla entró sin dificultades aunque con mucha paciencia. Apenas llevaba media docena de embates cuando Elena empezó a gemir como una gata diciendo que le estaba dando un gusto tremendo que no había sentido nunca y que era como si se corriera de gusto por lo que estaba sintiendo en el culo. Para aderezar la situación mi madre le empezó a dar la lengua y a tirarle de los pezones y en ese momento Elena soltó un chillido y empezó a decir gritando:

  • ¡Que me corro por el culo, cabrones, que me da el gustazo por el mismísimo culo! ¡Esto es bestial! ¡Qué gustazo me está dando este cerdo por el culo, que gustoooo!

Yo entonces tampoco pude aguantar más y bien agarrado a sus amplísimas posaderas, me corrí en el recto de la caliente jamona con gran placer. Yo nunca había creído que existieran los orgasmos anales pero a juzgar por lo que cuentan tanto mi madre como Elena de sus experiencias cuando les da por el culo parece ser que algunas mujeres si tienen esa zona lo suficientemente sensible como para experimentar algo parecido a un orgasmo, si bien las dos dicen que es algo mucho más tenue y no tan explosivo como un orgasmo vaginal.

Tras este impresionante número anal nos sentamos todos a descansar y a comentar la placentera experiencia que habíamos tenido. En el transcurso de la conversación tratamos entre todos de convencer a Purificación para que se dejara dar por el culo pero ella insistió en que de momento no le atraía el sexo anal aunque tampoco cerraba ninguna puerta de manera definitiva.

  • Ya verás cuando te coman el ojete estos como vas a ser tú misma la que pidas polla por el culo. – Le decía riendo Elena. - ¡Es algo delicioso!

  • A que me chupen el agujerito no me niego, desde luego – decía Puri con ojos de lujuria – pero que me la metan… Eso creo que no, por el culo no; por el coño y por la boca lo que quieran, que me la metan, que se corran… lo que quieran. Pero por el culo no.

  • Bueno, bueno, ya iremos hablando con calma de tu culo, mamá. – Le dijo riendo su hijo Oscar mientras acariciaba las blancas nalgas de su madre.

  • Eso, Puri, que tienes un culo estupendo y no vamos a desperdiciarlo ¿no? – Apostillé yo riendo.

Y aquel día, ya sin más y tras un rato de charla, nos fuimos a nuestras respectivas casas dando por finalizada aquella fabulosa sesión de sexo incestuoso entre los seis.

Como pequeño apunte a modo de colofón de este capítulo diré que tiempo después la propia Puri nos confesó que de hecho ella ya no era virgen del culo sino que se lo había desvirgado un novio que tuvo en su juventud para evitar riesgos de embarazo follándola por el coño ya que aún no estaba casada, pero que el sexo anal no le gustaba demasiado pues sus primeras experiencias, más que placenteras, habían sido dolorosas. Por eso no quería ni oír hablar de que le diéramos por el culo.

Continuará