Círculo Incestuoso (17)

Tanto Elena, la amiga de mi madre, como José, su hijo, querían tener relaciones incestuosas. Mi madre y yo trazamos un plan para ayudarles. De paso yo tengo una fascinante experiencia con las tres cachondas madres a la vez.

CÍRCULO INCESTUOSO

(Parte 17. – Un plan para el incesto)

En el capítulo anterior conté cómo se había producido el desvirgamiento anal de mi madre. Una experiencia realmente única y que recuerdo con especial cariño ya que el culo de mi madre es sencillamente sensacional y joderla por su delicado ojete bien agarrado a sus nalgazas es algo realmente sublime.

Tras contar esa experiencia retomo el relato del círculo incestuoso y me dispongo a narrar los acontecimientos que llevaron a que Elena, la gordita amiga de mi madre, llegara a tener relaciones sexuales con su hijo José. Nuestra idea era que ese contacto incestuoso se produjera de una manera lo más natural posible y para ello habíamos esbozado un sencillo plan.

Días después del desvirgamiento anal de mi madre y de nuestro último contacto con Elena, mi madre y yo estuvimos pasando un buen rato de sexo en casa de Purificación, la prima de mi madre, con ésta y con su hijo Oscar. En el transcurso de esa sesión de tórrido sexo con Puri y con Oscar, su hijo, les contamos nuestras intenciones con respecto a Elena y su hijo José y su posible necesidad de colaboración para incluir a esta nueva pareja como miembros de pleno derecho de nuestro círculo incestuoso. Por supuesto se ofrecieron a colaborar en todo y diseñamos el plan para que José nos pudiera sorprender a mi madre y a mi en situación sexual junto a su madre, pues nos parecía que sería la manera más morbosa y a la vez natural de que José descubriera que su madre es, en efecto, una madre cachonda dispuesta a pasarlo bien incluso con su propio hijo. Lo ideal era aprovechar la casa de Puri ya que como señalé en su momento, ésta y Elena son vecinas.

Una vez contamos con la colaboración de Puri, como era de esperar, nos pusimos al habla con Elena y a la tarde siguiente nos reunimos los cuatro, mi madre, Puri, Elena y yo en casa de la propia Puri para trazar el plan con todos los detalles. Puri y Elena, vecinas de toda la vida, al saludarse aquella tarde sabiendo ya cada una lo viciosa y golfa que era realmente la otra, se estuvieron haciendo bromas y llamándose putas, zorras y guarras en un ambiente de verdadera camaradería sexual. Mi madre me contó después que le había resultado curioso y particularmente excitante esa conducta entre Puri y Elena pues estas, a pesar de ser vecinas, realmente no tenían mucho trato hasta entonces ya que es realmente mi madre la que siempre había tenido una relación de amistad más intensa con Elena.

En el transcurso de la conversación, lógicamente salió a relucir no sólo el hecho de que Puri y yo teníamos relaciones sexuales sino que al comentar las relaciones de mi madre y mías y las intenciones de Elena de hacer lo mismo con su hijo, Puri le confesó a Elena que ella también tenía relaciones con su hijo, lo cual puso a Elena casi al borde de un orgasmo por la excitación que le causó estar en un verdadero club del incesto entre madres e hijos.

Cabe quizá señalar aquí que de todas estas maduras y cachondas mujeres probablemente sea Elena la que de una manera natural tiene una mayor inclinación por las relaciones incestuosas. Se puede decir que Elena es una verdadera madre incestuosa. Tanto mi madre como Puri y como mi tía Flora han descubierto el enorme morbo y placer de follar con sus propios hijos y ahora lo disfrutan una barbaridad pero el caso de Elena creo que es algo diferente porque realmente ella siempre se ha sentido excitada y atraída por la posibilidad de tener relaciones sexuales incestuosas. Esto probablemente tenga que ver con una serie de sucesos acaecidos en la juventud de Elena, que ella nos contó después, y que quizá en su momento narraré aquí. Ya adelanto, para tranquilidad de todos, que no fueron sucesos traumáticos para Elena sino hechos muy placenteros ocurridos con su pleno consentimiento, por supuesto.

Volviendo a lo ocurrido aquella tarde, para ir entrando en calor yo les empecé a meter mano a las tres maduras y pronto la temperatura había subido lo suficiente como para que mi polla estuviera a tope. Los magreos en las tetas de Elena siguieron con una mamada en toda regla por mi parte en sus tetonas, cosa que dado lo sensible que esta mujer tiene esa parte de su anatomía, acabó con la caliente jamona corriéndose en un tremendo orgasmo mientras suspiraba de placer.

Mientras yo mamaba las tetas de Elena mi propia madre se ocupaba de chuparme a mi el rabo con lo que justo cuando Elena empezó a gemir con más fuerza como preludio de su orgasmo, yo me corrí con abundancia en la cálida boca de mi madre.

A continuación volvimos a hablar de la posibilidad de incorporar a José a nuestro creciente y magnífico club de madres e hijos incestuosos pero la cachonda de Puri nos instó a que dejáramos esa conversación para más tarde diciendo:

  • Bueno, bueno, dejémonos de charla que aquí la viciosa de Elena ya ha tenido un orgasmito con la lamida de las tetas esas tan sensibles que dice que tiene, y el cabronazo este ya se ha corrido en la boca de su madre; pero Nati y yo seguimos con el chocho como un horno y eso hay que arreglarlo ¿no?

  • Por supuesto, calentorra. – Contesté yo.

Entonces me abalancé sobre Puri y la despojé de su bata y luego de sus bragas. Luego tumbándome encima de ella en el sofá se la clavé en el chocho iniciando una espectacular follada mientras tanto mi madre como Elena nos jaleaban completamente excitadas.

  • Hala, hala, a follar, a follar... – decía Elena completamente salida. - ¡Uy, pero qué bueno es todo esto! La de años que hace que no sentía yo esta calentura.

Mientras me jodía a Puri a buen ritmo les dije a las otras dos:

  • Y vosotras, golfonas ¿por qué nos os quitáis de una vez las faldas y las bragas y me dejáis veros esos chochazos tan ricos que tenéis?

Ellas se miraron, sonrieron con picardía y en pocos segundos estuvieron a mi lado con sus zapatos por toda indumentaria. Me encantó y excitó enormemente ver de nuevo tanto el chocho de mi madre como el de Elena . Los dos me causaron una excelente impresión por lo peludos y brillantes que se veían ambos y enseguida tuve deseos de penetrárselos. Sin duda verles los coños a mi madre y a Elena mientras me jodía a Puri aceleró mi excitación y comencé a follarme a ésta con mayor ímpetu. Esto hizo que Puri ya no aguantara más y estallara en un sonoro orgasmo que la llenó de placer.

Sin que yo me hubiera corrido se la saqué y dije:

  • Bueno, ¿qué otro coño anda por ahí con ganas de polla?

  • Pues el mío, cariño. Mamaíta tiene su chichi completamente dispuesto a que se lo perfore su vicioso hijito. – Respondió mi madre de forma mimosa y sensual.

  • Eso, eso, putorra a joder con tu hijo. – Exclamó Elena con un tono de completa lujuria que le hacía sonreír de forma muy excitante. – ¡Es fabuloso! ¡Hay que ver lo viciosos que sois! Nunca hubiera pensado que me iba a encontrar con gente tan calentorra y menos aún con un par de madres tan golfas como para joder a todo trapo con sus hijos. Esto es tremendo, tremendo.

  • Pues sí, ¿qué te parece?

  • Pues ya te digo, me parece fabuloso. Que una madre folle con su hijo es lo más vicioso y más guarro que he visto nunca y os confieso que me pone cachonda la sola idea de veros follando juntos como no lo he estado en mi vida.

  • Pues mira, mira como mi hijo me taladra el coño a base de bien. – Invitó mi madre con una sonrisa increíble de vicio y de excitación. – Hala cariño, vamos a enseñarle a Elena como disfruta mamá con la pollaza de su hijo dentro de su vicioso conejo.

Mi madre se puso a cuatro patas y yo enseguida se la clavé por detrás agarrándome a sus amplias caderas para follarla con más ímpetu.

  • Si no os importa yo me voy a tener que tocar un poco. – Dijo Elena llevándose una mano a su entrepierna. – Es que esto es demasiado. Todo esto es lo más excitante que me ha pasado nunca, os lo juro, y eso que yo no intervengo. ¡Nati chingando con su hijo a todo tren y Puri y yo aquí en pelotas también! Es tremendamente excitante. ¡Vaya grupito de guarros viciosos, cómo me gusta! Y lo de que tú folles con tu hijo, Nati, es lo máximo, de verdad… Sólo de veros es que ya casi me corro.

  • Pues será mejor que no te toques el chichi, Elena, - le dije yo – que sí que vas a intervenir en cuanto me joda bien jodida a esta puerca. Aguántate un poco las ganas y si te parece bien en cuanto se la saque del coño a mi madre te la meto en el tuyo y te follo como a la puta viciosa calentorra que eres ¿eh?

  • ¡Uy, encantada, encantada! – respondió ella con ojos de lujuria incontenible.

Jodí a mi madre con ganas y como ella estaba caliente a tope tampoco tardó en alcanzar un tremendo orgasmo que ella festejó diciendo:

  • Así, hijo, así; reviéntale el coño a tu madre de gusto, cabronazo. ¡Aaaaaaaaaahhh! Taládrame entera, que soy tu puta. Tu madre es tu puta para que la jodas todo lo que quieras... Goza, goza con mi cuerpo de zorra cachonda.

  • ¡Cuánto vicio! – Decía Elena salida perdida. – Estoy a reventar yo también. Creo que me va a venir el gustazo sin ni siquiera tocarme. Así, Nati, así, cacho puta. Déjate joder bien jodida por tu hijo, marranaza. ¡Vaya putona has resultado ser, y yo que creía que era la más degenerada sólo por las cosas que pienso algunas veces! Ya veo que a puta y a guarra viciosa hay quien me puede ganar.

Yo la tenía reventar pero quería joderme a Elena y correrme sobre sus tetazas así que en cuanto hube dejado a mi madre recuperándose de su orgasmo en el sofá le dije a Elena que se tumbara en el suelo y tras darle un buen morreo al que ella correspondió con un vicio inesperado, metiéndome la lengua hasta casi la garganta, le metí mi gorda polla en su caliente coño en el que entró como un cuchillo en mantequilla caliente, tal era la humedad que la viciosa madura amiga de mi madre tenía en el chocho.

Sin duda toda la situación y especialmente la presencia juntos en aquella orgía de Puri, de mi madre y de mí mismo así como el polvazo que habíamos echado habían calentado a Elena hasta límites insospechados. Completamente salida la amiga de mi madre me decía:

  • ¡Cómo me pone de cachonda que me metas la polla nada más haberla sacado del coño de tu madre, no te lo puedes ni imaginar! Jódeme como acabas de joder a tu madre y que ella nos vea.

Apenas había comenzado a joderla ella ya empezó a gemir con fuerza y a dar pequeños grititos de placer. No llevaba ni dos minutos jodiéndola cuando Elena tuvo un orgasmo realmente tremendo.

  • ¡Pero qué viciosa y qué zorra soy! ¡Ahhhhh! – Decía mientras orgasmaba y sus tetas se balanceaban como verdaderas moles de carne con vida propia.

Un minuto después la rellena cincuentona experimentó otro orgasmo aún más intenso si cabe. Para entonces yo no aguantaba y mientras ella experimentaba un tercer y bestial orgasmo, yo fui sacando mi polla de su caliente y chorreante conejo para soltar toda mi leche sobre sus inmensas tetas, cosa que a ella pareció agradarle sobremanera.

  • ¡Sííííí, hijo, así, fóllame todo lo que quieras y échame tu cremita en las tetas, en estas tetonas que son todas para ti, viciosón! Dale gusto a esta vieja, que lo que más le gusta es que la joda y le eche la leche encima un chaval como tú, calentorro, marranazo, que me has dado el mayor gusto de mi vida. Y todo delante de la zorra de tu madre, que es mejor todavía.

Cuado nos hubimos recuperado todos charlamos tranquilamente de todo lo sucedido y entonces comentamos con Elena que no era precisamente la primera vez que yo me follaba a Puri lógicamente mientras ella nos pedía detalles a cada cual más morboso. A ella de todas maneras lo que más le interesaba era la relación incestuosa que manteníamos mi madre y yo y la que según le habíamos contado había también entre Puri y su hijo Oscar. Elena volvió a afirmar que era lo más vicioso y morboso que había visto nunca y que a ella, de hecho, también le gustaría ser una madre incestuosa pues volvió a recalcar la excitación que le producía pensar en tener relaciones sexuales con chicos jóvenes y especialmente con su hijo José. También nos pidió y le dimos abundantes explicaciones sobre la otra pareja incestuosa, Puri y Oscar, contándole como habían empezado a darse gusto el uno al otro en plan guarro. Elena alucinaba y cada vez estaba más convencida de que al contrario de lo que pensaba en un principio no era un rara por desear chuparle la polla a su hijo sino que lo era por no haberlo hecho aún.

Dada la posición de Elena con respecto al incesto, a continuación, y decididos todos a ampliar aquel círculo del incesto con la presencia de José, el hijo de Elena, esbozamos un plan para que el chico pudiera ver a su madre en situación sexual y que a partir de ahí se pudiera desatar la consecución del incesto entre ellos dos de forma natural y con nuestra participación. A mi me excitaba especialmente la idea de que las relaciones entre Elena y su hijo José se iniciaran de una forma casi casual, no premeditada. Hubiera quizá sido más fácil contarle a Elena que José ya había follado con mi madre en mi presencia y a él que yo había hecho lo propio con su jamona madre y proponerles sencillamente que nos juntáramos los cuatro pero no hubiera sido tan excitante.

Yo propuse, como ya había adelantado días atrás a mi madre y a Elena, que lo ideal sería que José nos descubriese a mi, a mi madre y a la suya medio desnudos y metiéndonos mano. Sería una situación lo suficientemente explícita y excitante como para desencadenar lo que nosotros esperábamos y tendría como añadido le morbo de ver la reacción de ambos al producirse un encuentro así. El lugar más adecuado parecía ser la casa de Puri. Entonces pensamos en cómo atraerlo a la casa de Puri y llegamos a la conclusión de que, puesto que sabíamos más o menos a qué hora regresaba a casa, habría que estar al tanto y cuando llegara podría salir Puri de su casa e invitarle a que entrara señalándole que estaba allí su madre y que así nos descubriera a mi y a nuestras respectivas madres en una situación más que comprometida. Esbozamos un poco más el plan y prácticamente acabamos de conformarlo.

  • Muy bien; pues mañana quedamos aquí un poco antes de la hora que suele llegar él a casa y nosotras nos despelotamos y que este nos magree un poco; veréis que excitante – expuso mi madre. – Luego, tú, Puri, estás atenta por la mirilla y cuando veas a José subir por la escalera sales haciéndote la encontradiza y le dices que su madre está aquí y que si quiere pasar.

  • Y cuando entre que nos encuentre a las dos con las tetas al aire y a este sobándonoslas a base de bien. – Concluyó la propia Elena completamente excitada.

  • Sí, señor, excelente plan. – Aprobé yo.

  • ¡Ay, pero si no le hace gracia la idea de hacer cosas con su madre...! – dijo Elena con una cierta preocupación.

  • Eso es muy improbable, ya te lo digo – la tranquilicé. – Pero en todo caso, y aunque en principio pueda cortarse un poco a la hora de tener relaciones contigo, tenemos casi el cien por cien de certeza de que le gustaría echarle un polvo a mi madre, y desde luego en cuanto la vea en pelotas no lo va a dudar, así que siempre podremos reconducir la situación para que él disfrute con mi madre y yo con la suya, o sea, contigo. Si el se jode a mi madre tiene que estar dispuesto a que yo me joda a la suya, pero estate tranquila, Elena, que tu hijo mañana os hace gozar a las dos a base de bien, putonas.

  • Eso espero – dijo ya Elena riendo – porque la verdad es que no he estado tan caliente como lo he estado estos días, cuando la semana pasada me follaste tú, desde que era una jovencita novata.

Al día siguiente seguimos el plan previsto. Como yo tenía la tarde libre a eso de las cuatro nos dimos cita en casa de Puri. Elena llamó a la puerta instantes después y entró visiblemente excitada. Venía con una bata y debajo tan solo llevaba la ropa interior. Yo le indiqué que fuera a casa a ponerse unos zapatos de tacón y ella enseguida se dio cuenta de que era una excelente idea para realzar sus muslos y sus tremendas posaderas. Salió de casa de Puri y en menos de dos minutos estaba de vuelta con sus zapatos de más alto tacón. Eran unos zapatos de calle normales pero de bastante tacón ya que como Elena es una mujer más bien bajita suele usar calzado de bastante tacón. Aunque no eran unos zapatos de tacón de aguja cumplían en todo caso perfectamente su objetivo.

Para empezar yo le planté un morreo en toda regla al que ella respondió con vicio.

  • Bueno – dijo mi madre – entonces el plan es que nos desnudemos ¿no?

  • No exactamente – contesté. – Se me ha ocurrido que igual es mejor que tu hijo os encuentre en plan más insinuante en vez de encontraros de golpe en pelotas, con todas las tetas y esos chochazos al aire. Podría ser demasiado fuerte y no se... igual se asusta y termina siendo peor. Para eso ya le hubiera dicho que viniera a joder con su madre y con la mía y ya está. Creo que es mejor ir poco a poco; será mejor y más divertido y excitante para todos.

  • ¿Entonces qué hacemos? – Preguntó mi madre

  • ¿Qué os parece si os encuentra con la ropa medio desabotonada de modo que se os vea algo de todo eso tan bonito que tenéis pero sin que estéis completamente desnudas o en una situación tan explícita? Vamos, la cuestión es sugerir y dar pie más que presentar todo el banquetazo de golpe sobre la mesa ¿no os parece?

  • Bueno, bien – dijo Elena. – La verdad es que tienes razón; me parece hasta mejor así, no vaya a ser que... bueno, ya sabes, que no le haga gracia que su madre sea una zorra... Me parece mejor ir poco a poco, me deja más tranquila. Me daba un poco de apuro que se presente aquí mi hijo estando yo con las tetas al aire sin más ni más.

  • Eso es, nunca está de más tomar precauciones por si acaso, pero no os preocupéis. Dejádmelo todo a mi y ya veréis como lo ponéis las dos como una moto y os termina regando las tetas y hasta el coño con su caliente leche.

Los ojos de Elena brillaron de excitación ante mis palabras y luego yo continué:

  • Además, como Puri no se va a quedar porque tiene otras cosas que hacer creo que es mejor que de entrada nos vea en una situación más normal. Así además no le abrumamos tanto y tampoco tendrá que aparecer Puri como implicada en todo este asunto desde el primer momento. Ya habrá tiempo de que José se entere de lo puta que es su vecinita...

Todos reímos y Puri estuvo de acuerdo.

  • Sí, sí. Yo como si no se nada del puterío que se traen estas dos golfas contigo.

  • Bueno, Puri, vigila que estará al llegar.

  • Vale. Oye, yo entonces nada más que le haga pasar me voy ¿eh? Como sois de confianza le digo que yo tengo que salir un rato a un recado y que cuando os queráis ir ya cerraréis vosotros la puerta ¿eh? Es que además es verdad que he quedado con Oscar para comprarme ropita de puta. Digo que vuelvo en un rato y que os toméis el café con tranquilidad y bueno, chicas... que haya suerte, que ya me atrae a mi también que tengamos una polla más disponible y más con el morbazo de que sea el hijo de esta guarra, ja, ja, ja.

Puri fue entonces a atisbar por la mirilla para ver cuando llegaba el chico y yo les dije a mi madre y a Elena que se quitaran completamente la ropa interior y que volvieran a vestirse con lo que llevaban. Mi madre se deshizo de sus bragas y sujetador y luego volvió a ponerse la falda negra que llevaba y la blusa y le indiqué que se la dejara bastante desabotonada de modo que al menor movimiento pudieran vérsele las tetas sin problemas. Yo estaba pensando en un generoso escote pero mi madre se dejó la blusa desabotonada hasta prácticamente el ombligo. También le indiqué que se sentara con la falda bastante arremangada de forma que sus buenos muslazos desnudos se vieran bastante. A Elena le indiqué que se pusiera la bata, que era de lazo y sin botones, y que también se la dejara atada muy floja de modo que sus tremendos pechos pudieran atisbarse al menos sin dificultad y dejando abierta la posibilidad de que ante un movimiento brusco una de sus tetas o incluso las dos pudieran verse por el escote. También le indiqué que no se preocupara en absoluto de taparse los muslos e incluso le dije que si le quedaban completamente al aire al sentarse o al cruzarse de piernas mejor que mejor.

  • Pues a ver cómo reacciona mi hijo cuando me vea con las tetas medio al aire... Igual me echa una bronca por cerda o...

  • Sí, bronca... lo que ocurrirá es que se empezará a calentar al ver así a su madre porque mira que tienes tetas para ver ¿eh, cachonda?, pero con todo y con eso seguro que no se calienta ni la cuarta parte de cómo se pondrá cuando te vea el chochazo ese tan bueno y tan peludo que tienes ahí, cacho golfa. Porque hoy también te lo va a ver, vaya que sí.

Los tres reímos con ganas y en ese momento oímos unos apagados silbidos de Puri que indicaban que el chico estaba subiendo por la escalera y alcanzando el rellano de la casa de Puri. Entonces ésta abrió la puerta y tras saludar al joven le dijo:

  • Hombre, José. ¿Qué ibas, a casa? Pues mira qué casualidad, tu madre está aquí en mi casa tomando café. Anda pasa si quieres y te tomas tú también uno. – El chico debió hacer un gesto como de ir a rechazar con cortesía el ofrecimiento de Puri pues no le debía hacer mayor gracia tomar un café con su madre y su vecina pero esta añadió con rapidez: - Está también Nati y su hijo, ya sabes. Yo es que salía a un recado pero enseguida vuelvo. Anda, pasa y si quieres te quedas con ellos...

Continuará