Círculo Incestuoso (11)

Oscar y su madre por fin tienen relaciones juntos. Mi madre y yo somos testigos y activos participantes de tan excitante acontecimiento. Y aún Purificación nos reservaba alguna otra sorpresa.

CÍRCULO INCESTUOSO

(Parte 11. – Purificación es tan calentorra como mi madre.)

En el último capítulo Puri la prima de mi madre y madre a su vez de Oscar había accedido a exhibirse desnuda ante su hijo y en mi presencia. En una situación en extremo excitante sólo el inoportuno aviso de la inminente llegada de otro familiar hizo que no se consumaran las relaciones entre Purificación y su hijo. Luego, en una nueva tarde de sexo entre Puri y yo, ésta acabó confesando implícitamente que no le desagradaría tener relaciones con su hijo mientras yo, también de la misma manera le confirmaba mi disposición a tenerlas con mi propia madre. Aún Puri no sabía que yo ya hacía meses que follaba regularmente con mi cachonda madre.

La introducción de la calentorra de Puri en nuestro círculo incestuoso iba viento en popa. Después de aquella tarde de confidencias entre ella y yo, en la que yo le confesé implícitamente que no me desagradaría tener relaciones con mi madre, la posibilidad de que Puri las tuviera con su hijo me parecía más real que nunca.

La efectiva introducción de Puri en nuestro vicioso círculo del incesto se completó pocos días después. Ya que estaban claros los deseos de Puri con respecto a su hijo y que ella también era consciente de que yo estaba dispuesto a follar con mi madre, ahora se trataba de dar el paso definitivo. El tiempo para juegos de palabras y para lecturas entre líneas había acabado.

Habiendo quedado de antemano para ello con Oscar y con mi madre, yo me cité con Puri para ir a nuestra casa a echar un polvete. Pero al llegar a nuestra casa había sorpresa pues allí nos fuimos a encontrar a mi madre, llevando sólo unas medias negras de red que yo le había regalado ya que me encanta la lencería sexy y en particular ver a mi madre con ese tipo de indumentaria. Pero con todo lo más impactante no era ver a mi madre con aquel atuendo sino que además ésta estaba comiéndole la polla a Oscar.

Tras la sorpresa inicial, que no fue tanta porque a Puri, como después dijo ella misma, no le sorprendía demasiado que mi madre hubiera acabado follando con su hijo como ella misma había hecho conmigo, los cuatro ya nos dedicamos a gozar a fondo. Después de jodernos cada uno a la madre del otro mi madre empezó a chuparnos las polla a los dos invitando a Puri a que hiciera lo mismo y a que probara la polla de su propio hijo. La calentorra de Puri no se hizo de rogar y enseguida teníamos a las dos putas acuclilladas entre nosotros y compartiendo las pichas de sus hijos. Acabamos corriéndonos cada uno en la boca de nuestra respectiva madre y después de esto ya no hizo falta forzar la situación para que cada uno se follara a su madre. Yo con la mía ya lo había hecho repetidas veces así que cuando la puse a cuatro patas sobre el sofá y la empecé a taladrar haciendo que la muy puta gimiera de gusto como una perra les di los suficientes argumentos a Oscar y a Puri para hacer lo mismo. Así que enseguida estuvimos los cuatro follando como locos y haciendo gozar nosotros a nuestras madres y ellas a sus hijos.

Esa sesión fue realmente memorable, como lo había sido el primer intercambio incestuoso con mi tía Flora y mi primo Dani. Tanto Puri y Oscar como mi madre y yo gozamos de lo lindo y follamos a tope disfrutando de la pasión y el morbo añadido del incesto entre madres e hijos. Yo me tiré dos veces a mi madre y otras dos a Puri y Oscar hizo otro tanto gozando con nuestras golfísimas madres. Puri reconoció que estaba encantada de participar en semejante fiesta sexual y que le resultaba enormemente excitante tanto follar con su hijo como hacerlo en presencia de otra pareja incestuosa constituida por mi madre y por mí. La fiesta fue apoteósica y constituyó todo un homenaje al sexo incestuoso entre madre e hijo, algo que a los cuatro nos causaba un tremendo morbo, excitación y placer.

Aquella tarde se completó con una sorpresa en forma de pase de modelos de lencería. Como he señalado antes a mi me apasiona la lencería sexy y tenía unas enormes ganas de ver el macizo cuerpo de mi madre luciendo este tipo de prendas ya que su ropa interior habitual era de lo más convencional. Por eso mismo yo había comprado aquella mañana en una lencería varios pares de medias, algunos ligueros y un buen montón de braguitas tipo tangas pues quería que mi madre llevara siempre este tipo de bragas en lugar de las enormes bragas blancas que ella había solido llevar hasta entonces.

Mi madre nos deleitó, como decía, con un excitante pase de modelos en los que lució todas las prendas que yo le había comprado y fruto de esta exhibición fue que tanto Oscar como yo mismo acabamos con la polla de nuevo como un mástil y deseando metérsela a nuestras madres.

Para descargar nuestra tensión sexual yo de nuevo me follé a mi madre y Oscar empezó a hacerlo con la suya. A los pocos minutos Oscar sugirió que nuestras madres se pusieran con el culo en pompa al borde de la cama de matrimonio de mis padres de modo que sus tremendos culazos y chochos quedaran perfectamente a nuestra disposición. La idea de Oscar era que nosotros se la metiéramos a cualquiera de las dos y que cada poco cambiáramos de hembra para así gozar de los coños de las dos jamonas.

Fue una verdadera fiesta sexual y sin duda a ellas debía excitarles sobremanera esta forma de follar cambiando cada poco de polla pues mi madre experimentó nada menos que tres orgasmos por otros dos de Puri antes de que nosotros acabáramos corriéndonos sobre sus preciosas nalgas. Por cierto, yo me corrí en las de mi madre y Oscar en las de la suya. Luego, a sugerencia de mi cada día más viciosa madre, nosotros mismos les esparcimos a base de bien toda la crema por sus excitantes nalgas hasta dejarles el culo bien embadurnado. Yo le extendía todo mi semen por el culo a mi madre y también lo hice por la raja y hasta por el ojete. Cuando le acariciaba el ano a mi madre con mis dedos bien pringados de mi propio semen, ésta gemía con un ronroneo como una gatita que me hizo pensar en lo delicioso que debería ser darle por el culo a mi madre. Esta era una idea que no descartaba, desde luego, y de hecho me atraía enormemente, pero recordaba que al inicio de nuestras relaciones mi madre me había dicho que era virgen del culo y que le daba mucho miedo el sexo anal y que de hecho prefería no intentarlo, deseo éste que yo siempre había respetado.

A Purificación por su parte también parecía agradarle que su hijo le tocara el culo, incluido el orificio anal, con las manos llenas de su semen pues también gemía como una gata viciosa. También pensé en lo excitante que resultaría penetrar por el culo a la golfa de Puri pero tampoco dije nada al respecto. Esos terrenos serían materia de exploración en el futuro. De momento me conformaba con disfrutar de las folladas con mi caliente madre, con la zorra de mi tía Flora y con la recién llegada y no menos golfa de Puri, la madre de Oscar.

Cuando nos despedimos aquella tarde fue precisamente Puri la que insistió para que celebráramos cuanto antes otra fiestecita como aquella en la que dar rienda suelta a sus más ocultos vicios con su hijo y conmigo.

Pocos días después tuvo lugar una nueva experiencia que gustó mucho a Puri y que era lárgamente anhelada por Oscar. Se trataba nada más y nada menos de que él y yo hiciéramos un trío con su cachonda madre y le hiciéramos gozar como nunca entre los dos. A Oscar le excitaba especialmente ver cómo se comportaba su madre con dos pollas completamente a su disposición y desde luego que la muy golfa estuvo a la altura de las circunstancias. Parecía mentira que Purificación, una auténtica beata pudorosa de cara al exterior, pudiera portarse como la más experimentada de las putas, siempre ansiosa de place en su caliente coño.

Empezó la sesión con una mamada por parte de Puri alternando nuestras pollas arrodillada entre nosotros. El premio para la caliente cincuentona fue un buen par de andanadas de semen que fueron a parar a su garganta. Al contrario que a mi madre a Puri no parecía desagradarle la idea de tragarse nuestro semen pues de hecho lo hizo sin ningún problema comiéndose nuestras corridas de una forma muy excitante.

Como compensación luego nosotros empezamos a lamerle los bajos. Su hijo le comía el coño y yo me centré en su agujerito anal, cosa que pareció encantarle.

  • Así, cariño, así, méteme la lengua también en el ojete – decía. - ¡Umm, qué gusto! Eso no me lo habían hecho nunca pero me da un gustito tremendo. Seguid, seguid los dos dándome gusto con la lengua, cerdos ¡Ahhh! Pero qué viciosos sois. Y yo, desde luego soy una guarra aquí con mi hijo chupándome el coño y con el hijo de mi prima lamiéndome el ojete pero me encanta ¡me encanta!. Dale, dale lengua a mi culo que me derrito ¡pero qué guarra soy y qué gustazo me estáis dando, cabronazos!

  • Te gusta la limpieza de bajos que te estamos haciendo ¿eh, mamá? – le decía Oscar dejando por un momento de chupar el peludo coño de su madre.

  • Ya lo creo hijo y me gusta una barbaridad que seáis así de viciosos conmigo ¿Quién me iba a decir a mi que mi propio hijo me iba a chupar la almeja de esta manera? ¿Quién podía imaginarse que fueras a resultar tan cerdo, cariño, y lo que es más, que le hagas todas estas marranadas precisamente a tu mamá? ¡Ahhh, pero seguid, seguid, que no hay nada como esto que me estáis haciendo, cerdos!

Pocos minutos después Puri empezaba a chillar como una histérica mientras un enorme orgasmo recorría su cuerpo haciéndola vibrar de placer.

  • ¡Uoooaau! Ha sido bestial – decía sonriendo y con una más que expresiva cara de vicio mientras se recuperaba jadeando del tremendo orgasmo que le acabábamos de provocar su hijo y yo con nuestras lenguas.

  • ¿Te ha gustado, mamá? – le preguntaba Oscar mientras le apretaba un pezón.

  • ¡Uff, ha sido maravilloso, creo que no he gozado tanto en mi vida! Y lo más increíble es que haya sido precisamente con vosotros; eso si que no lo hubiera esperado nunca. Hay que ver lo que me habéis hecho entre los dos ¿eh, cerdos? Menudo par de guarros viciosos. Ahí haciéndome esas cochinadas con la lengua en toda la raja y hasta en el culo. Bueno, bueno… Nunca hubiera pensado que alguien me iba a chupar el chichi y mucho menos el culo. Me parece una guarrada tan fuerte que me pongo otra vez cachonda del todo sólo de pensarlo.

  • O sea, que disfrutas con todas estas marranadas ¿eh, Puri? – le dije yo mientras le acariciaba unos de sus bonitos muslos.

  • ¡Hombre, como para no disfrutar! Me habéis convertido en poco tiempo en una auténtica furcia y quería deciros que voy a tratar de estar a la altura de las circunstancias con vosotros y portarme siempre como eso, como una auténtica furcia cachonda para daros placer porque os lo merecéis todo, cabronazos.

  • Ya nos lo das, mamá – le dijo su hijo. – Porque para nosotros gozar contigo, que eres una de las mujeres que más nos gustan de todas las que conocemos ya es maravilloso. Y que encimas te comportes como una putona ya es lo máximo, mamá. Nos encantas y desde luego que vamos a gozar contigo, y mucho.

  • Hijos, lo que lamento ahora que he empezado a vivir todo esto es no haberlo hecho antes y que sea ya con más de 50 años cuando me empiece a portar como una golfa viciosa. Reconozco que siempre he sido muy recatada y que todo esto del sexo me parecía sucio y feo y que había que hacerlo para tener hijos y nada más. Pero veo que he sido una idiota negándome a disfrutar y negándome a aceptar lo que mi cuerpo me podía. Porque no creáis que no he pasado calenturas pero siempre con sentimiento de culpa porque si pensaba en otros hombres que no fueran mi marido me sentía sucia y culpable y si pensaba en alguna cerdada pues lo mismo. Ahora comprendo que gozar no puede ser malo si se hace estando todos de acuerdo.

  • Claro, Puri. Y no te preocupes que te vamos a ayudar a recuperar el tiempo perdido.

  • Eso espero, cariños míos, porque como os decía lo que más me gusta de todo este puterío en el que ahora me veo envuelta es que sea con vosotros precisamente con los que estoy gozando, eso ya es el no va más y es lo que más cachonda me pone.

  • Bueno, ¿pues qué te parece si te echamos otro buen polvete entre los dos metiéndote a fondo nuestras pollas en ese coñazo tan rico que tienes? – Le dije yo metiéndole dos dedos en su encharcadísimo conejo.

  • Me parece estupendo pero primero dejarme que yo os chupe a vosotros un poco como me habéis hecho a mí, que me apetece muchísimo demostraros que aunque lo he empezado a hacer hace pocos días, soy una buena guarra manejando la lengua.

  • Estupendo, mamá – le respondió su hijo entusiasmado ante la perspectiva de recibir una buena mamada de parte de su madre. – Aquí tienes nuestras pollas dispuestas a sentir tu lengua.

  • Vuestras pollas y algo más, cabrones, que os lo voy a comer todo.

Nosotros estábamos sentados en la cama de matrimonio de Puri y entonces ésta nos dijo que nos recostáramos hacia atrás apoyándonos en nuestros codos pero dejando perfectamente exhibido nuestro paquete genital. Entonces se agachó y empezó a darnos suaves lamidas alternándose entre la polla de su hijo y la mía. La verdad es que la condenada lo hacía bien; parecía que hubiera estado lamiendo pollas toda su vida en lugar de haberse metido la primera en la boca apenas hacía unas semanas. Pero lo bueno estaba por venir. En un momento dado y tras darme a mí una estupenda lamida en todo el glande, Puri fue descendiendo lamiendo todo el tronco de mi polla hasta llegar a mis huevos. Entonces me lamió también los huevos y me los dejó perdidos de saliva. Seguidamente hizo lo mismo con Oscar, le lamió el prepucio y fue bajando con la lengua por todo el tallo hasta chuparle también los huevos y dejarlos empapados con su pastosa saliva de cachonda madurita. Nosotros observábamos calientes perdidos la imagen de Puri arrodillada y dedicada a lamernos los genitales. Después se volvió hacia mi y retomó lo que antes me había hecho empezando a lamerme los huevos con suavidad. Insisto en que me parecía realmente increíble que fuera precisamente Puri, una auténtica mojigata hasta pocos días antes, la que estaba allí a mis pies completamente desnuda y chupándome los huevos. Eso solo ya era como para correrse a tope. Pero la muy golfa nos tenía preparada otra sorpresa. Una vez me ensalivó una vez más los huevos siguió descendiendo con su ávida lengua hasta llegar, para sorpresa mía, a mi ano. Y allí se dedicó a chuparme el ojete y a meterme la lengua en el orificio anal proporcionándome unas sensaciones hasta entonces desconocidas para mí. Me estuvo chupando el agujero del culo un minuto más o menos y luego se dedicó a hacerle lo mismo a su hijo. Mientras le lamía el ano a Oscar a mi me acariciaba el mío con un dedo e insinuaba brevemente la penetración de su dedito índice en mi culo. La sensación desde luego era agradable. Tras chuparle el culo a su hijo durante un minuto también más o menos volvió a dedicarme a mi el mismo tratamiento y luego de nuevo a Oscar. Para entonces nosotros estábamos ya que estallábamos y de hecho poco más aguantamos. Purificación se dio cuenta de ello y entonces se metió mi polla en la boca y dándome dos fabulosas chupadas a modo de succión logró que empezara a eyacular con un enorme placer en su boca. Una vez más Puri se tragó completamente mi corrida poniendo una cara de viciosa al hacerlo que tuvo como efecto que a mi no se me bajara la polla ni un ápice. Seguidamente se metió la polla de su hijo en la boca mientras con sus dedos nos acariciaba a ambos el ano y tras chupársela unos pocos segundos Oscar también se derramó abundantemente en la boca de su madre. Por supuesto Puri volvió a tragarse todo el semen de su hijo con gran placer mientras este le decía:

  • Mamá, eres la mujer más zorra del mundo y no te puedes imaginar cómo me ha gustado lo que nos has hecho, golfa.

A continuación Puri se incorporó y nosotros también nos levantamos de la cama poniéndonos a su lado y acariciándole su bonito cuerpo.

  • ¿Os ha gustado, eh, cabroncetes? – decía ella con ojos de lujuria mientras se relamía el semen que había quedado en las comisuras de sus labios. – Pues venga, ahora os toda a vosotros darme a mi gusto en la castaña con esos cipotones. Y para que se os pongan bien duros daos la vuelta, que os meto un poquito más la lengua en el culo y ya veréis cómo se os pone de dura.

  • ¡Mamá, eres una auténtica zorra! – Le dijo riendo su hijo mientras nos dábamos la vuelta para que ella nos lamiera otro poquito el culo. Lo hizo y al meternos la punta de la lengua en el ano desde luego que nuestras ya de por sí enhiestas pollas sufrieron como una descarga que las puso de nuevo completamente duras y empinadas.

Con nuestro armamento en plena forma nos dispusimos a echarle un nuevo polvo a Puri. Justo cuando Oscar se disponía a penetrarla estando ella situada a cuatro patas sobre su cama de matrimonio llamaron al timbre. Fue la propia Puri a ver quién era tras cubrirse con una bata e instantes después entraba en la habitación acompañada de mi madre.

  • ¡Con todos ustedes la zorra de Nati! – anunció con simpatía. – Que estaría ansiosa de sentir la polla de su hijo en el conejo ¿o no? ¿eh, golfa?

  • La de mi hijo y la del tuyo, ja, ja, ja. – Dijo mi madre haciendo que todos riéramos. Mi madre entonces se desnudó mostrándonos el bonito conjunto de lencería negra que llevaba así como las medias del mismo color. También llevaba unos zapatos de salón de tacón no muy alto pero finísimo que hacían enormemente atractivas tanto sus piernas como sus amplias posaderas. No le duró mucho sobre su macizo y relleno cuerpo ni el sujetador ni el tanga aunque sí se quedó con las medias y los zapatos puestos, lo cual a mi personalmente me excitó mucho pues mi madre tiene unos muslazos de campeonato y con aquellas medias negras y con los zapatos de tacón su belleza resultaba notablemente aumentada.

Por supuesto las follamos a las dos. Empezamos cada uno taladrando a nuestra respectiva madre y tras lograr que ambas coronaran un buen par de orgasmos, cambiamos de coño y yo me follé a Purificación mientras Oscar se tiraba a mi madre. Aún tuvieron ellas un nuevo orgasmo antes de que nosotros anunciáramos nuestras respectivas corridas. El primero que dijo que se corría fue Oscar y entonces su madre, mientras yo me la follaba a cuatro patas, le dijo:

  • Pues sácale la polla del chocho a esa puta y ven a darme toda tu cremita en la boca, hijo, que mamá está deseando beberte toda la lefa.

  • ¡Serás guarra! – le decía mi madre mientras Oscar se la sacaba del chocho y se acercaba a su madre.

  • Guarra y viciosa de la leche de estos dos jovencitos, desde luego que sí. Tragarme su leche espesa me hace sentirme completamente puta.

Entonces Oscar, a punto de correrse sin remedio, se acercó con la polla a la boca a su madre pero empezó a eyacular antes de poder metérsela en la boca de modo que el primer chorretón de esperma fue a impactar en una de las mejillas de Purificación. Luego ya le metió el cipote en la boca y el resto de la corrida se lo echó en la boca a su madre y ésta se lo tragó con enorme satisfacción.

En ese momento Puri, seguro que por la excitación de tragarse el semen de su hijo unida a mis emboladas en su chocho, experimentó un nuevo orgasmo y justo entonces yo también anuncié mi corrida. Puri entonces me gritó:

  • Si no se la echas a tu madre en la boca échamela a mi en la mía; dame tu lechecita para que me la trague, mi amor.

  • Como sabía que a mi madre no le gusta tragarse el semen, lógicamente se la metí en la boca a la calentorra de Puri y allí eyaculé con abundancia mientras ella tragaba y degustaba todo mi semen aparentemente con gran placer y satisfacción.

Luego mientras estábamos los cuatro sentados en la cama de matrimonio de Puri, mi madre le dijo:

  • Chica, no se cómo puedes tragarte con tanto placer toda la lefa. A mi eso no acaba de convencerme; me da un poco de asco, la verdad. Que se corran en la boca lo acepto pero lo de tragarme la leche

  • Pues tú te lo pierdes, Nati. Y la verdad, me sorprende que no te guste tragarte el semen porque con lo guarra que tú eres…Total, siendo de nuestros hijos

  • Hombre, la verdad es que no me importa que me la echen encima; de hecho me gusta que se corran en mis nalgas, en las tetas o hasta en la cara. Incluso que se corran en la boca tampoco me importa pero tragármela

  • Será que lo has probado poco, mamá. – Le dije yo mientras le acariciaba sus colgonas tetas estirándole de un pezón.

  • ¡Serás vicioso! – me respondió mi madre riendo. – No te vale con que tu madre te la chupe que encima quieres que se trague tus corridas ¿eh, cerdo?

  • Bueno… No es que me importe demasiado, mamá, pero reconozco que tiene su cosa. Me ha gustado mucho ver como Puri se tragaba la lefa con tanto vicio y a ti el semen en la boca te sienta tan bien

Los cuatro reímos y ya decidimos dar por finalizada aquella caliente sesión de sexo entre nuestras dos calentorras madres y nosotros, sus viciosos hijos.

Continuará