Círculo Incestuoso (05)

Los excitantes acontecimientos se suceden en una tarde llena de lujuria entre mi madre, mi tía, mi primo y yo. Mi madre y mi tía sacan a flote toda su calentura de hembras maduras y cachondas largo tiempo reprimidas.

CÍRCULO INCESTUOSO

(Parte 5)

En el anterior capítulo, después de culminar la excitante exhibición de mi madre y mi tía ante mi primo y yo, comenzamos a acariciar a las dos jamonas y la cosa llegó hasta el punto de que les provocamos a ambas sendos orgasmos manipulando sus jugosos coñazos. Cuando las dos mujeres se fueron recuperando de aquellos extraordinarios orgasmos, experimentados por primera vez con sus hijos, se propusieron demostrarnos que ellas también sabían darnos placer y arrodillándose ante nosotros se pusieron nada más y nada menos que a chuparnos nuestras erectísimas pollas. Para mi primo y para mí sentir los lametazos de nuestra tía en la polla mientras veíamos a su vez como nuestra respectiva madre se la chupaba al otro estaba resultando tremendamente excitante, desde luego.

Las chupadas que mi tía Flora me estaba dando en la polla eran deliciosas y ese placer se veía aumentado mientras veía reflejadas en un espejo del mueble de la sala como sus grandísimas y colgonas tetas se movían y casi rozaban el suelo, con sus pezones exageradamente salidos tocando de vez en cuando la alfombra. Por su parte Dani, mientras mi madre se la comía, con inusitada y sorprendente glotonería, por cierto, le estrujaba de vez en cuando a ésta los pechos con el fin de darle placer a la hembra y de disfrutar él mismo de las deliciosas tetas de mi madre.

  • Vaya par de zorras que teníamos en casa y nosotros sin enterarnos – decía Dani empleando ya un lenguaje decididamente obsceno aunque fuera referido a nuestras madres mientras disfrutaba de la impresionante mamada de mi madre.

  • Ya lo creo, y encima son precisamente las dos golfas a las que más ganas les teníamos ¿eh? Porque tú ya sabes que a mi tu madre me pone como una moto y tú no es la primera vez que me dices lo buena que está la mía.

  • Sí. Pero es que además lo mejor de todo es tenerlas aquí a las dos en pelotas y mamándonoslas.

  • Ya lo creo, porque yo debo confesar que a mi me está gustando ver a mi madre hecha una guarra comiéndote a ti el rabo tanto como recibir placer de la mamona de tu madre en mi polla ¿eh?.

  • Lo mismo digo, je, je. – Me contestaba mi primo cachondo perdido mientras mi madre le lamía ahora los huevos.

  • Y saben bien lo que hacen con la boca estas putorras ¿eh?. Tu madre me la está comiendo como si fuera una auténtica profesional. ¡Menuda puta!

  • Esto es por el gustazo que nos habéis dado vosotros antes. – Dijo mi madre interrumpiendo por un instante sus lengüetazos en los huevos de mi primo. – Y hacéis bien en llamarnos putorras porque me parece a mi que lo somos más de los pensabais vosotros y creo que bastante más de lo que pensábamos nosotras mismas. Porque vamos, me dicen a mi ayer mismo que iba a estar hoy a cuatro patas, con el culo al aire y chupándole la polla a mi sobrino y además con mi hijo delante y vamos, que no me lo creo ni loca, vaya.

  • Pues sois las mejores putorras del mundo, mamá, y bien orgullosos que estamos de ello.

  • Y nos estáis dando un placer de verdadero nivel, zorras. – Apostilló Dani dándole un cachetazo a mi madre en una de sus blancas y gordas nalgas.

  • Ya os digo que eso es por el gustazo que nos habéis dado antes vosotros a nosotras, que a mi, vamos, me habéis dejado derretida del todo, cabronazos. ¡Qué gustazo! ¿Quién me lo iba a decir a mí, que mi sobrino y mi propio hijo me iban a tocar la castaña hasta dejarme deshechita de gusto? – Siguió diciendo mi madre mientras pajeaba suavemente a mi primo.

Yo entonces, que estaba realmente excitado tras comprobar lo calentorra que en realidad era mi madre, vi la oportunidad de conseguir algo que me excitaba una barbaridad así que le dije a mi madre:

  • Oye, pues nosotros os hemos dado gusto los dos a las dos ¿no?

  • ¿Pero qué quieres? – dijo mi madre mirándome con picardía. – No me digas que estás sugiriendo que te chupe la polla yo también, tu propia madre.

  • Bueno… olvídalo si te parece mal pero… bueno, ya que estamos en confianza debo decir que a mi no me importaría, mamá – contesté. – La verdad es que me pone muy cachondo ver cómo se la mamas a Dani. Lo debes hacer de miedo y no me importaría probarlo. Así Dani también podría probar lo bien que lo hace su madre, que no es bobada cómo la chupa esta golfa. Pero bueno, ya os digo, si vosotras no queréis u os parece mal

Las dos mujeres se miraron, sonrieron con picardía y sin mediar más palabra se intercambiaron las posiciones empezando cada una a chuparle la polla a su respectivo hijo. Esto sí que ya fue realmente sublime. Sentir la boca de mi madre en la polla creo que ha sido la sensación sexual más fuerte y excitante de mi vida. Es fabuloso ver a tu propia madre chupándote el rabo; es indescriptible y placentero hasta el extremo. Además, en el caso concreto de mi madre, debo afirmar que la chupa realmente bien, con una glotonería y un saber hacer como si no hubiera hecho otra cosa que mamar pollas, la muy golfa. ¡Y yo que la creía una mojigata!

  • A mi la verdad es que también me apetecía – confesó entonces mi tía Flora parando un instante de mamársela a su hijo – pero no sabía si estos ya pensarían que eso era demasiado. Mostrarnos como unas calentorras aunque sea delante de nuestros hijos y enseñarles las tetas pues bueno… Viendo lo golfos que son ellos… Pero ponernos a mamársela cada una a nuestro propio hijo me parecía que ya iba a ser demasiado. Aunque desde luego me apetece y mucho comérsela también a este hijo tan cachondo que tengo así me alegro, sobrinito, de que hayas sugerido que las golfas de vuestras madres os chupen la polla, ja, ja.

  • Yo también tengo que confesar que estaba pensando en proponer que cambiáramos de pareja cuando hubiéramos acabado esta mamada, aunque no se si me hubiera atrevido – dijo mi madre contribuyendo a calentarme aún más si es que era posible. – También me parecía un poco excesivo así que me alegro de que haya sido el cabrito de mi hijo el que lo haya propuesto.

  • ¿De verdad te apetecía chupármela, mamá? – Le dije yo mientras me inclinaba hacia ella para darle un beso en los labios.

  • Desde luego, hijo, puedes estar seguro. Ayer todo esto me hubiera parecido la mayor de las depravaciones, te lo aseguro, y eso que alguna vez ya había pensado en lo bueno y apetecible que estás, cabrón, sobre todo cuando te veo en bañador, pero nunca me hubiera atrevido a dar el más mínimo paso en esta dirección. Pero hoy te puedo asegurar que una de las cosas que más me apetece es comerte ese rabazo tan gordo que tienes y esos huevazos de toro, y te lo voy a demostrar, hijo. Te vas a enterar de la clase de mamona que es tu madre cuando se pone cachonda.

Los cuatro reímos divertidos y entonces mi primo, mientras su madre le acariciaba el brillante glande con toda la mano a la vez que escuchaban las palabras de mi madre, la ánimo a que las dos siguieran con su faena oral diciendo:

  • Pues venga, guarras; a comernos la polla cada una a su hijo como unas buenas putas viciosas, que está visto que eso es lo que sois.

  • Y lo que nos gusta a nosotros que sean así de golfas ¿eh, Dani? – le respondí yo alegremente mientras sentía de nuevo la calidez de la boca de mi madre en la polla.

  • Ya lo creo, ya lo creo...

Las dos maduras golfas siguieron chupándonos las pollas con una habilidad que nosotros nunca hubiéramos imaginado en nuestras madres. De vez en cuando nos dirigíamos a ellas con frases como:

  • Así, así, zorra, cómeme el rabo, disfruta de la polla de tu hijo, guarra, que me la pones dura como ninguna otra.

Y así seguimos hasta que ya no pudimos aguantar más y ambos estallamos, casi a la vez, en un fenomenal orgasmo llenándolas de semen. Como les avisamos con antelación ambas se apartaron de modo que pudieron observar como nuestro semen salía disparado de nuestras pollas por efecto de sus sabias mamadas. Mi corrida fue a parar al pelo, a una mejilla, cuello y tetas de mi madre. Por su parte Dani regó con su abundante lechada la frente, la barbilla y las tetas de la suya. Ambos nos disculpamos por haber eyaculado encima de ellas pero ambas sonriendo nos dijeron que les había gustado mucho recibir la leche de dos machos jóvenes como nosotros encima y que para ellas ser las responsables de nuestras abundantísimas corridas era todo un premio y un halago. Entonces ambos nos fundimos en un tremendo beso con nuestras respectivas madres lamiéndonos tan profundamente que llegamos a degustar en sus bocas el sabor de nuestras propias pollas. Mi madre besaba condenadamente bien y su lengua hacía diabluras con la mía en el interior de mi boca.

  • ¡Joder, mamá, cómo besas.! – le dije yo completamente excitado.

  • Hijo, pues créeme si te digo que creo que no he besado así a nadie en mi vida, ni siquiera a tu padre, pero es que estar haciendo estas guarradas con mi propio hijo me pone calentorra como no lo he estado en mi vida.

  • Pues manejas la lengua de cojones, mamña, y no sólo besando, que lo que me has hecho en la polla está a la altura de la mayor golfa.

  • Será eso; que tengo alma de golfa porque no creas que practico mucho ¿eh? Ni lo de morrear así y mucho menos lo de mamar la polla. A tu padre se pueden contar con los dedos de la mano las veces que se la habré chupado, no te digo más.

Mientras reíamos y seguíamos hablando de la habilidad como mamonas de nuestras madres, nuestras pollas volvieron a reaccionar con inusitada rapidez; muestra sin duda de lo excitante que nos resultaba estar con aquel par de maduritas calentorras que además eran nuestra madre y tía respectivamente. Esto, desde luego, no pasó desapercibido para las dos jamonas.

  • Mira Flora, mira cómo las vuelven a tener y eso que acaban de correrse. – Le decía mi madre a su cuñada.

  • Juventud divino tesoro... – decía mi tía mientras nos las tocaba a los dos y nos acariciaba los huevos con indudable maestría.

Entonces Dani volvió a intervenir diciéndole a mi madre:

  • Oye tía Nati, quería pedirte otra cosa. Bueno, ya sabes que tu culazo me gusta un montón así que...

  • Venga, di lo que sea, hombre – le animó mi madre, que permanecía desnuda y de pie frente a él al ver que mi primo se cortaba un poco.

  • Pues bueno, yo quería pedirte… bueno, me gustaría… vamos, que me gustaría pasarte la polla por toda la raja de ese culazo tan imponente. Si no te importara

  • ¡Ay, hijo, pues pásamela, hombre! Ahora no te voy a decir que no a una cosa así después de haberte estado chupando antes esa polla tan rica que tienes ¿no? Si ya estamos así y hemos hecho todo lo que hemos hecho los cuatro no vamos ahora a andarnos con remilgos...

Todos reímos y mi madre se dio la vuelta inclinándose un poco hacia delante para dejar su generoso culo en pompa. Ella misma se abrió las nalgas y entonces mi primo acercó su enhiesta polla hasta el canal que dividía las opulentas nalgas de mi madre para pasearla por allí arriba y abajo con gran placer para él. A mi también me estaba encendiendo contemplar a mi madre con el culo en pompa y con mi primo a su espalda pasándole la polla por el culo mientras sus colgonas tetas se balanceaban de forma increíblemente excitante. Sin poder contenerme le agarré una de sus bailonas tetas y se la estrujé con ganas haciendo que ella gimiera de gusto. Entonces mi madre, mirándome con verdadera lascivia, me dijo:

  • Hijo, ¿por qué no le chupas las tetas a mamá mientras tu primo me está haciendo eso en el culo?

  • Desde luego que te las chupo, mamá, desde luego que te las chupo, y con gusto.

Así que me situé bajo mi madre y levantando la boca hacia sus deliciosas tetas alcancé uno de sus pezones y empecé a mamarlo con ganas mientras con la otra mano le sobaba y estrujaba el otro pecho. Me fue intercambiando de teta en teta provocando los gemidos de mi madre hasta que ésta volvió a dirigirse a mi para decirme:

  • Qué deliciosa comida de tetas y que agradable es la caricia de Dani en mi culo ¡Ummm! Hace mucho que no me chupaban las tetas así, hijo. ¡Qué rico! Chúpamelas, cariño ¡Ummm!

  • Y te gusta sentir el nabo de Dani paseándose por la rajaza de tu culazo ¿a qué sí, mamá?

  • Desde luego que me gusta, hijo. ¿Y tú, cariño? ¿No quieres pasarle la polla por ningún sitio a tu tía?

  • Se me ocurren varios. – Contesté haciendo que todos rieran.

  • Pues di cuáles, sobrinito, que tengo aquí todo este cuerpo abundante a tu disposición. – Fue la respuesta de mi tía.

  • Pues mira tía, me gustaría deslizarte la polla entre ese par de tetazas que tienes, eso para empezar y luego te digo el otro sitio por donde me gustaría deslizarte el rabo, golfona.

  • Pues aquí tienes mis tetas, sobrinito. Ven y disfruta de ellas, que hace muchos años que nadie se mostraba tan interesado en las domingas de tu tía.

Entonces mi tía se recostó en el sofá y agarrándose sus tremendas mamas con ambas manos me invitó a que pusiera mi cipote entre ellas. Así lo hice y empecé a sentir la suavidad y blandura de la carne de sus tetas apretándome la polla. Cuando mi calentura era ya más que tremenda le dije:

  • Ahora tía ábrete bien de piernas que te voy a deslizar el badajo por otro sitio.

Ella, comprendiendo mis intenciones, separó sus tremendos muslazos y entonces yo apoyé la polla en la entrada de su chumino y apreté para introducírsela mientras ella sonreía con picardía y decía:

  • Así, sobrinito, así. Métesela bien dentro a tu tía y dale gusto en el coño, que estoy que ardo y ya tenía ganas de sentir una buena tranca dentro del chocho. ¡Aaaaah! Eso es, eso es, así se jode a una puta como tu tía. Dame, dame. Dame fuerte y reviéntame a pollazos. Y que mi hijo vea lo puta que soy y que aprenda cómo hay que follar a una buena golfa como su madre.

Las desvergonzadas palabras de mi tía me encendían pues nunca hubiera imaginado oír algo así saliendo de su boca. Empezamos a follar con verdadero ímpetu y pronto ella empezó a gemir gozando como una cerda. Joder con mi tía me resultaba en extremo excitante y de no haber sido porque me acababa de correr tras la mamada de mi madre hubiera eyaculado en las primeras emboladas. Sentir el calor del chochazo de mi tía en la polla y ver cómo se movían sus abundantes carnes y sus tetazas al follar era para volverse loco de placer.

Mi madre, que enseguida se dio cuenta de que estábamos jodiendo, dijo mientras seguía recibiendo las caricias en su culo con la polla de mi primo:

  • ¡Hala, mira esos, echando un polvo! Y sin importarles que los estén viendo su madre y su hijo...

  • Si quieres nosotros hacemos lo mismo, tía. – Le sugirió con picardía Dani.

  • Pues claro, no vamos a ser menos. Si esa zorra jode con mi hijo yo me dejo follar bien follada por el suyo, vaya que sí. Y con gusto.

Mientras todos reíamos por las palabras de mi madre ésta se apoyó en el brazo de un butacón cercano y sacando su culo aún más invitó a mi primo a que se la metiera en el conejo desde atrás:

  • Venga, métemela y jódeme como a una putorra, que es lo que soy. Dame polla hasta que me salga por la boca, corazón. Agárrate bien a mi culazo y dame polla a base de bien, cariño. Jódeme como mi hijo está jodiendo a tu madre. Hoy tu tía Nati se ha convertido en una buena puta así que ya soy una zorra habrá que aprovecharlo del todo.

  • Me encanta que seas una puta, tía Nati. Y ya lo creo que te voy a joder tía; te voy a follar a base de bien, que me tienes caliente como nunca lo he estado en la vida, zorra.

  • Claro que sí, cariño, fóllate a la puta de tu tía y que mi hijo y tu madre se enteren de lo guarra que soy yo y de lo cerdo y vicioso que eres tú, venga.

Dani no se hizo de rogar y enseguida le había enchufado toda la polla en el coño a mi madre por detrás iniciando una follada espectacular que hacía bambolear violentamente las tetas de la jamona madurita. Mi primo se agarraba fuertemente a las amplias caderas de mi madre mientras ella seguía con el culo en pompa apoyada en el butacón y la follaba a buen ritmo mientras ella gemía dominada por el placer.

  • ¡Ay qué gusto, hijo, que gustazo! Dame, dame fuerte, méteme hasta dentro esa pollaza y que vean esos dos lo zorra que soy. Así, así, jódeme bien fuerte. ¡Aaaaaggghh! ¡Ummmmmmmm! ¡Uooooohh!

Mi tía por su parte también había empezado a suspirar y a gemir con fuerza ante mi potente follada y me decía:

  • Cabronazo, cómo te follas a tu tía ¿eh? Te gusta joderte a esta puta vieja ¿eh, cabroncete? Así, así, dame bien fuerte en la castaña. Dale gusto a tu tía en el higo, cerdo. ¡Aaahhh! ¡Asííííííí!

Las dos parejas estuvimos follando un buen rato. A nosotros nuestras recientes corridas nos permitían aguantar con solvencia y así mi tía coronó entre gritos un tremendo orgasmo y luego otro más antes de que yo empezara a sentir que mi eyaculación estaba próxima.

  • ¡Ahhh! ¡Así, asíííí...! – decía mi tía Flora loca de placer. – Jódeme como a una puta, que es lo que soy, una puta vieja bien viciosa. ¡Qué gustooooo...! ¡Cómo me gusta! ¡Ahhhh! Que lo vea mi hijo, que vea lo puta que es su madre. ¡Dani, mira a tu madre jodiendo, mira como me mete tu primo la polla en el chocho! ¡Ummm! ¡Aahhhh! ¡Uoooaaaahh!

Y en ese momento, justo tras su sonoro orgasmo, eyaculé yo con enorme placer pero en el momento de correrme, en vez de hacerlo en el chochazo de mi caliente tía, saqué la polla de su gordo potorro para descargar todo mi semen sobre las tremendas tetas de mi tía. Ella recibió alborozada mi corrida y a continuación ella misma se extendió el semen por sus gordos melonazos sonriendo pícaramente.

  • Te gusta echarle toda la lefa en las tetas a tu tía ¿eh, bribón? – me preguntó ella con una sonrisa en vicio.

  • Ya lo creo, tía. Las tienes muy gordas y muy bonitas pero con toda esa crema por encima mucho más. ¿Y a ti tambnién te ha gustado, eh, zorra? – Le dije mientras me incorporaba.

  • No sabes tú cuánto. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a echar este polvazo con mi sobrino y que iba a acabar con las tetas cubiertas de tu lechada? Nunca hubiera pensado que pudiera pasar esto pero desde luego ha sido cojonudo. ¿Y a ti te ha gustado tirarte a la guarra de tu tía?

  • Es el polvo que más he disfrutado hasta hora, tía, te lo puedo asegurar. He gozado como nunca. Para que veas lo que me gustan a mi las jamonas maduras como tú.

En esos momentos mi madre también empezó a acercarse a un tremendo orgasmo merced a los pollazos que le estaba propinando Dani.

  • ¡Ummmm, qué rico! Sigue, sigue, que me da mucho gusto. Sigue follándome mientras nos miran mi hijo y tu madre, que me da mucho morbo que nos vean joder.

Y entonces mi madre dijo dirigiéndose a mí:

  • Cariño, ¿te gusta ver a mamá follando, mi amor, te parece bien?

  • Me encanta, mamá. Estás preciosa ahí con las tetas colgando y con el culo en pompa mientras Dani te folla a base de bien. Disfruta, mamá, disfruta que yo también disfruto viéndote gozar como una puta.

  • ¡Hijo, cómo me gusta que me digas eso! – Y continuó dirigiéndose a mi primo: - Y tú, Dani, sigue calentorro, sigue follando a la guarra de tu tía, dame polla, ¡aaaahh! Jódeme ¡Qué buena polla tienes, cabrón! Métemela bien en el conejo, así, así.

  • Toma rabo, zorra – Le decía mi primo en el paroxismo del placer.

  • ¿Te gusta penetrar el coño de esta cincuentona, cariño? – le decía mi madre. - ¿Te gusta tanto como el de las jovencitas que seguro que te tiras tú?

  • Mucho más, tía, créeme. Este es el mejor polvo de mi vida. Estar agarrado a estas caderazas mientras te jodo, tía Nati, es el mayor gustazo de mi vida, golfa.

  • Pues sigue, cabrón, sigue. Jódete a tu tía. Destrózame el coño. ¡Aaaaahh! ¡Uhh, ahhhhh, sííííííííí....! ¡Uooaaaahh!

Mi madre, soltando un sonoro grito, alcanzó entonces un brutal orgasmo al que instantes después siguió otro igual de intenso y entonces, coincidiendo con el segundo de mi madre, Dani también llegó al orgasmo. En el momento de correrse sacó la polla del chocho de mi madre y fue a descargar toda su lechada sobre las nalgas de su caliente tía, lechada que luego ella misma se encargó de esparcir con la mano por su tremendo culo mientras sonreía con lascivia y lujuria.

  • ¿Te gusta así mi culazo, todo lleno de tu lechada, cariño? – Le dijo entonces mi madre con toda la lujuria del mundo en la voz.

  • Tu culazo es el mejor espectáculo del mundo, tía Nati, y verlo todo cubierto con mi semen es lo máximo, créeme. Tienes el mejor culo del mundo, tía.

  • ¿Y a ti qué te parece el culo de tu madre con todo el corridón de tu primo por ahí esparcido? – Me preguntó entonces a mí mi tía Flora.

  • Pues me parece también un culo precioso, el mejor culo del mundo, como dice Dani y al igual que tus tetas, tía, que también son las mejores tetazas del mundo, con toda la corrida por encima todavía más bonito.

Y lo cuatro soltamos una sonora y alegre carcajada.

Continuará