Círculo de poder: introducción (y 2)

Puede que sea el comienzo...

Círculo de poder. Prólogo: Instalaciones (y dos).

Me desnudé y me tumbé en su cama, esperé durante quince interminables minutos, a que viniera y cuando por fin se abre la puerta del dormitorio, la veo: ligas negras, en conjunto con su sujetador, que al parecer era dos tallas menor, para que sus pechos parecieran mayores, un tanguita semitransparente negro y la cara maquillada como si fuera una fulana cualquiera, labios rojos, ojos verdes, pero todo con mucho estilo y calidad. En su cuello un collar de perlas que se enroscaba por dos veces y le daba un toque final perfecto. Con esa vista, mi cuerpo reaccionó inmediatamente, y mi pene, se erectó. De fondo se escuchaba un ruidito, al que de primeras no le di importancia, como si de un ventilador se tratase.

Charo se subió a la cama, se colocó a mi lado y cogió su tabaco, dejándome sus pechos libres para mirarlos.

  • Son tuyos, a que esperas nene, déjame amamantarte como buena tiíta tuya.

Me puse encima de ella y le empecé a besar los pechos, a comérmelos literalmente, dándole mordiscos en los pezones que se erguían a cada lametón de mi lengua. Mientras ella fumaba impasible, ama de la situación, me ordenó que bajara y descubriera su monte de venus. Así que le quite el tanga, y descubrí su frondoso bosque.

  • Cómemelo niño, dame gusto en el coño- dijo mientras me miraba sensual fumando, como si no creyese que pudiera darle placer, desafiante.

Usé mi lengua como mejor supe, teniendo la experiencia de habérselo comido a tres de mis novias, me centré en el clítoris que, enrojecido, empezó a dar signos de orgasmo. Su vagina de lubricaba, el flujo me empapaba la perilla, mi tía empezaba a sentir placer, a retorcerse, a gemir como una verdadera actriz porno.

  • Sigue por favor, no te pares ahora, sigue, cómeselo a la guarra de tu tía. Sigue, no pares.

No paraba de decir cosas soeces, y mi excitación estaba también a flor de piel. Decidí cambiar el guión; cuando la vi a punto, dejé de comerle el coño y me puse encima suya, busqué su boca y la besé, pasándole mi polla mientras tanto por su irritada zona genital. En una de esas pasadas, metí de un golpe mi pene y ella gritó de placer. Mordió mi hombro y sus uñas se clavaron en mi. Le levanté las piernas para que le entrara mejor y no paraba de moverme.

  • Como pares te mato, sigue cabrón, sigue follándome, fóllame, no te pares, que morbo das, sigue así, creo que me voy a correr. Me corro, me corro, más rápido, mas, ah, ha, ah ahaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh.
  • Yo también me corro, me corro dentro de ti, me voy, ahhhhhhhhhhhhhh.

Y ambos alcanzamos un orgasmo casi al unísono. Sin darme tregua, Charo cogió el mando de la situación, se colocó encima y sin sacar mi pene, aun erecto de si, empezó a cabalgarme. Durante todo este tiempo, el sonido del ventilador había seguido sonando, y ahora me di cuenta de lo que era; al llevar mis manos a su culo, quise meterle un dedo por detrás, me fue imposible porque allí tenía metido, un consolador pequeño en acción. De ahí venía el ruido.

Mientras subía y bajaba de mi polla, cogí el consolador y empecé a moverlo de fuera a adentro. Al cabo de una media hora, Charo se vino de nuevo, esta vez gritando de tal forma que casi acabo de nuevo dentro de ella.

  • Ha sido genial, ahora me toca a mi saciar tu calentura. Dame esa polla, quiero chuparla hasta sacarle la última gota de semen.

Estuvo lamiéndola durante muy poquito tiempo, ya que no podía mas; su cara de viciosa, su forma experta de mamarla, su lengua, hicieron que me viniera en un orgasmo de campeonato.

  • ¡Grita cerdo, quiero oírte gritar mientras te corres, grita, córrete en mis pechos, dame lechecita, dámela!
  • AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Y derrame toda mi leche encima de su pecho, barbilla y labios. Se limpió mientras me daba una sonrisa y después me besó. Extasiado, quedé encima de la cama sin poder moverme.

  • ¿Tan solo puedes darme dos orgasmos?, menudo jovencito cachondo estas hecho tu entonces

  • Ven aquí, ponte encima de mi boca, quiero lamerte el vibrador.

Sonriendo se colocó encima de mi boca y quitándose el vibrador del culo, me dejó un agujerito bien abierto para que jugara con él. Lamí y metí un par de dedos dentro; estaba abierto y no hubo ningún problema, al poco tiempo, se corrió dejando su ano cerrado por las contracciones.

  • Vístete que te tienes que ir, en un cuarto de hora viene una "amiga".
  • ¿Aun quieres más?
  • Es un compromiso, ya había quedado y ¡no lo voy a hacer el feo!

Ambos reímos, me vestí y me fui a mi casa, con el pensamiento de haber iniciado una relación incestuosa de lo más excitante. Quien sabe el mundo que podría enseñarme mi madura tía de ahora en adelante.