Cine en solitario
A veces ir al cine solo puede ser muy divertido...
CINE EN SOLITARIO
Ya ha empezado la película. La gente en silencio observa lo que ocurre en la gran pantalla de la sala de cine. Mi silueta se ilumina según el juego de sombras que crea la pantalla. Sentada en mi butaca no me pierdo ni un detalle del film. Ante mis ojos unos personajes de proporciones gigantescas, pero de carne y hueso se desean, se tocan, se besan, se desnudan con los ojos y después con las manos.
Nadie me dijo cuando me recomendó la película que era tan subida de tono. Noto como mi entrepierna se humedece. ¿Porqué decidí ir sola al cine? A mí alrededor sólo hay parejas que disfrutan abrazadas de la película. No, espera, allí en mi misma fila, al otro lado del pasillo, hay alguien y está solo. Me siento más aliviada no soy la única que está sola.
Sigo mirando la película. Observo los pechos firmes de esa estrella de cine y como su compañero de reparto se los besa. Sería tan excitante ocupar el lugar de ella.
Vuelvo a mirar hacia dónde estaba aquel hombre solo, pero ya no está allí. Ahora ocupa la butaca de mi izquierda. Estaba tan absorta en las imágenes de sexo y en mi excitación que no me he dado cuenta de que estaba allí y con su polla en la mano.
Miro su entrepierna, tiene una gran verga hinchada y llena de sangre entre sus manos. Levanto la vista hasta su cara y me sonríe. Sin dejarme tiempo a nada me agarra de la nunca con una de sus grandes manos y me lleva la boca hasta su enorme miembro. Intento resistirme, pero la fuerza de su mano es superior a mis ganas de alejarme de aquella polla. Me dejo llevar. Abro mi boca y de un solo golpe engullo su verga, desde la punta hasta la base. Casi no puedo respirar. Su mano aprieta mi cabeza y me impide liberar mi boca. Su otra mano me abre la camisa y busca mis tetas. Me las estruja, me pellizca, me acaricia.
Lamo como una loca su polla. Desde la punta hasta sus huevos. No dejo ni un rincón sin explorar con mi lengua. La pellizco con mis dientes. La beso. Juego con ella. Le pongo nervioso. Lo hago todo lento para que desee que lo haga más deprisa. Le hago rozar el clímax para luego parar y notar como palpita entre mis labios.
Sólo puedo pensar en esa verga. Estoy en el cine, rodeada de gente, chupándole la polla a un desconocido. Mi entrepierna esta chorreando. Mis bragas están completamente empapadas. No puedo dejar de chupar. Me la meto en la boca, entera e inicio un movimiento de cabeza arriba y abajo, sin dejar de utilizar mi lengua. Mis manos acarician sus huevos. Sé que se va a correr. Lo presiento. Lo noto por la hinchazón de su miembro, está a punto de explotar en mi boca.
Cuando la mano que antes me empujaba contra esa poderosa verga ahora me estira del pelo para que la suelte. Me resisto, quiero, deseo, imploro que se corra en mi cara. Pero no puedo convencerle y retiro mi boca. Con la mano que le queda libre coge con fuerza su polla y apunta hacia mi cara. Algo caliente llega disparado a mi cara y me la cubre entera, algo cae en mi boca que todavía continuaba abierta. Saboreo el semen de ese desconocido que se ha corrido en mi cara.
Me suelta el pelo. Se abrocha la cremallera. Se levanta y se marcha. Me quedo allí, sola de nuevo. Con la cara llena de semen y las bragas empapadas de flujos. Saco un pañuelo de papel de mi bolso y me limpio la cara. Me encanta el olor a semen. Estoy tan caliente. Paso el pañuelo por mi coño. Se mezclan mis fluidos con los del clínex. Estoy tan excitada que no puedo contenerme y me masturbo allí en la sala a oscuras. Me abandono a un orgasmo increíble. Me quedo inmóvil. Me abrocho la camisa. Me peino. La película acaba. Las luces se encienden y yo tiro el pañuelo a la papelera antes de salir de la sala.