Cine de verano
¿Cómo no iba a suspender siempre con todas las cosas divertidas que se puede hacer en verano...?
No estoy muy segura de cuál fue la película. Tampoco creo que importe mucho y no debía ser muy buena. Imagínense la típica de terror con actrices sin más talento que chillar como histéricas mientras mostraban sus escotes siliconados... Lo que sí recuerdo es que era una caliente tarde de verano y yo quería desconectar, olvidar la mierda de los exámenes que me esperaban en septiembre -y había suspendido unas cuantas-. También recuerdo que era una adolescente tan zorra como ahora, con más ganas de que me echaran un polvo que de repasar los apuntes de trigonometría.
No había mucha gente en el cine. La mayoría eran parejas pero no me interesaban. Sabía que ellas no iban a compartir a sus novios conmigo. Los que sí atrajeron mi atención fueron tres tíos que se sentaban juntos, los típicos amigos que habían ido a ver una película para luego echarse unas risas mientras hablaban del bodrío que habían visto. Que no tenían otra cosa que hacer, vamos.
Yo tampoco tenía un plan mejor y ya que estábamos los cuatro en la misma situación, pensé que podíamos divertirnos juntos.
Aunque la sala estaba casi vacía (seríamos como una docena) me fui hasta la fila donde estaban los tres amigos y pasé delante de ellos para sentarme. Iba vestida de niña buena porque había salido de mi casa pensando en ver sólo una película. Pero si todavía tenía ganas de divertirme viendo cine se me quitaron después de unos veinte minutos. La película era una verdadera mierda llena de tópicos. En cambio el tío que se sentaba a mi lado estaba muy bueno. Tendrían unos veinte años como sus dos amigos. Era el momento de ligar como una buena zorrita. Me decidí por el truco de las palomitas.
Sí, había comprado un enorme cucurucho y yo estaba más que cansada de tragar palomitas saladas. Sin querer queriendo le eché unas cuantas a mi compañero...
-¡Eh, que me echas las palomitas!
-Lo siento...
Parecía cabreado pero yo le miré con una sonrisa y se tranquilizó. A los tíos basta que una chica guapa les sonría para que se calmen.
¿Que no les impresiona el truco de las palomitas? Bueno, es que aquélla era la primera parte. Esperen.
Minutos después volví a echarle más palomitas, fingiendo que me había asustado con la película.
-¡Oye, ten más cuidado!
-Lo siento. Ahora las recojo.
Esta vez no sólo me disculpé sino que con la mano recogí las palomitas que le había echado, recogiendo los puñados que tenía por encima del pantalón vaquero, sin olvidarme de la entrepierna. Noté que se ponía tenso.
-Perdona -le dije, y le sonreí de nuevo.
-No, si no pasa nada...
Ahora sí que se había dado cuenta de mis intenciones pero todavía no sabía lo zorrita que podía llegar a ser. Seguí comiendo palomitas pero noté que cuchicheaba algo con sus amigos y que me miraban. Debieron pensar que les estaba contando una trola. ¡Pues iban a ver si iba en serio o no!
Cayeron más palomitas...
-Vaya, qué descuidada soy.
Me lancé. Puse la mano sobre su paquete mientras le recogía las palomitas. Tenía una buena erección.
-Oye... Esto...
-Perdona, ahora mismo recojo las palomitas que quedan.
Y lo hice. Recogí las palomitas con mi boca. Antes de que pudiera reaccionar doblé mi cuerpo para buscar con la boca las palomitas que había entre sus piernas. Con la lengua atrapé cualquier palomita que quedara en su pantalón. Luego le apreté el paquete suavemente con mi boca y adiviné una buena polla. El tío debía estar pasándolo mal de la erección que tenía.
-¡Joder, qué fuerte! -dijo otro, porque sus dos amigos debían estar viéndolo todo.
No quise hacerle sufrir más y le desabroché la cremallera. Él no sólo no protestó sino que me puso las manos sobre la cabeza como tanto les gusta a todos los tíos a los que se la he chupado.
Tenía una buena verga y muy tiesa. Se la besé y me la metí rápido en la boca para tragármela. Empecé a subir y bajar la cabeza. Él no se atrevía a gemir pero notaba la fuerza con que enredaba los dedos de sus grandes manos entre mi cabello mientras se la iba tragando más y más adentro.
Me la saqué antes de que se corriera y le pregunté:
-¿Tienes palomitas?
-Sí, sí...
Me pasó un cucurucho sin imaginarse para que las quería. Ahora me tragué su verga para meneársela bien. No tardó en correrse en mi boca pero no me lo tragué... Antes cogí un puñado de palomitas para tragármelo todo mejor.
-Con las palomitas sabe más rico -le expliqué luego, con alguna gota de su leche en los labios todavía.
-Ah...
-¿Y tu amigo no quiere darme?
-¡Sí, sí que quiere darte!
Se cambiaron de sitio corriendo. Ahora era otro el que desabrochaba la polla para darme un trago. Otro se puso en el asiento de mi izquierda y noté que me metía la mano por el pantalón corto mientras se la chupaba a su colega. Le dio un buen meneo a mi culo antes de sobarme entre las bragas. Era un poco impaciente pero yo ya estaba húmeda de sobra cuando me pasó los dedos por los labios...
-Oye, ¿pero has visto lo que están haciendo?
Era la voz de una chica que había ido al cine con su novio, a hacer alguna "indecencia" como darse un abrazo o hasta algún piquito. La tía se mosqueaba porque yo sabía mucho más que ella.
-Joder, qué fuerte. Venga, yo me voy de ti. ¿Y tú qué miras?
-No, nada, cari. Nos vamos.
¡Que se marchasen! Yo me estaba tragando la tercera verga de la tarde y estaba segura de que el tío al que se la había chupado primero ya estaba empalmado otra vez buscando con sus dedos en mi coño. No sólo era el que estaba más bueno (aunque poco había podido verle la cara mientras se la mamaba) sino el que mejor se manejaba con los dedos. Me corrí con él pero tuve que aguantarme las ganas de gemir.
-¡Qué asco! -oí decir a algún mojigato gilipollas. Ya todos estaban en la sala pendientes de nosotros. Los más listos debían estar mirando de reojo.
Con la tercera corrida se acabaron las palomitas y yo estaba llena de tragar tantas palomitas con semen. Quería probar otra cosa.
-¿Por qué no cambiamos de juego? -les susurré-. Ahora puedo sentarme en tus rodillas...
Y lo hice. Como el primero ya estaba empalmado de nuevo sólo tuvo que bajarse los pantalones para que me sentara de espaldas a él. La polla entró enseguida en mi coño de lubricada que estaba. Pero ya no quería beber más. Ahora quería que me metieran una buena verga. Con toda la discreción que pudimos empezamos...
Así sí que podía ver bien la pantalla. Hubiera preferido estar en un cine X en vez de ver la cara medio podrida de un zombi pero yo estaba que no podía más de puro placer, con tío mayor que yo empotrándomela arriba abajo.
No podía más.
La rubia siliconada de la pantalla empezó a chillar mientras le comían la boca a mordiscos. Yo también gemí en ese momento pero de placer, aprovechando que apenas se oía con los chillidos de la actriz.
-¡Aaaahhh!
-¡Pero qué estáis haciendo! ¡¿Dónde creéis que estáis!
Era el acomodador de la entrada. Alguien se había chivado. Fin de la diversión. Nos acompañó "amablemente" hasta la entrada. Me daba igual. Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien y Vero no se lo iba a creer cuando se lo contara. ¿Y qué pasó con los tres amigos? Fuimos a un bar de esos donde se comen bocadillos. Tampoco comí mucho después de comer tantas palomitas pero hablamos un rato y nos dimos el número del móvil.
Pronto recibí un mensaje de ellos por el móvil pero ésa ya es otra historia.