Cigarrillos para ellas
Un joven colecciona artículos absurdos comprados a través de anuncios del periódico. Un día pide por correo unos cigarrillos que, según el anunciante, hacían perder la memoria de lo ocurrido en las últimas horas...
Lo había leído en una revista, uno de esos anuncios de artículos que prometen cosas imposibles, esos que se venden por correo, soy aficionado a ellos, aunque está claro que son un timo, me resulta curioso verlos, me divierto bastante pensando en la cara que pondrá la gente que los compra esperando que realmente funcionen como dice su anuncio. Hace poco compré una cámara que, según el anuncio, permitía ver a través de las paredes, VoyeurCam se llamaba, cuando la recibí, comprobé, (como sabía de antemano, claro está,) que no funcionaba. Era una especie de bolígrafo extraño con una especie de falsa lente en la punta, un timo vaya. Pero lo que acababa de leer sí que era impresionante, el anuncio era de unos cigarrillos, a los que el anunciante atribuía un poder "hipnótico", prometía que si una persona fumaba un cigarrillo, quedaría totalmente "desconectada" de la realidad durante dos horas y después, al despertar, no recordaría nada de lo ocurrido en ese lapso, me harté de reír, menuda tontería, ese articulo tenía que estar en mi colección de cosas absurdas, no lo dudé un instante y lo pedí.
Al cabo de unos días lo recibí en casa. El paquete tenía el aspecto de una cajetilla de cigarrillos normal, pero no llevaba impreso nada, estaba totalmente en blanco y venía acompañado de un pequeño folleto con las instrucciones: "Normalmente bastan unas caladas para que el principio activo comience a funcionar" decía el folleto entre otro puñado de cosas absurdas. En fin lo puse en la estantería donde coloco todas estas cosas que tanto me gustan, pero lejos de olvidarlo por completo, como me sucedía con todas estas cosas, no dejaba de pensar en ello, estaba deseando probarlo, así que me fumé uno, pero como era de esperar no pasó nada, por un momento había tenido una pequeña esperanza, pensaba en lo que hubiese podido hacer si funcionase, en mi facultad hay alguna chiquilla que me pone a cien y gracias a este "invento" podría despachármela a gusto, en fin sólo es una tontería pensé, aun así decidí coger un par de ellos y meterlos dentro de mi cajetilla de Marlboro, el diseño de los cigarros era el mismo con la salvedad de que no llevaba impreso el nombre de la marca comercial. Al día siguiente en un descanso de clase, decidí probar a darle uno a una amiga, sí amiga, porque ella no quería ser nada más claro, se llama Patricia, y esta buenísima la cabrona, mide 1,65 y me encanta su culo, siempre he soñado con poseerlo, por no hablar de sus pechos pequeños pero preciosos. La llevé cerca de los lavabos, y apuré charlando el tiempo para que la hora de la siguiente clase se acercase y se despejasen los pasillos de gente, ya casi era la hora y no había nadie cerca de nosotros, ella me dijo: -Vamos dentro que vamos a llegar tarde-, entonces la ofrecí el cigarro, después de un instante de duda lo cogió, -Vale pero rápido que no llegamos-, no te preocupes que seguro que llegamos.
Me temblaban las piernas, encendí su cigarro, ella le dio una calada y parecía que nada iba ocurrir, yo la miraba fijamente, pasaron unos segundos, dio otra calada, -¿qué tal?- le dije, pero ella no contestó, estaba allí de pie, pero parecía no oírme, entonces, me acerqué a ella y le toqué levemente un pecho, nada, no se inmutó, me acerqué más y la sobé las tetas a gusto durante unos segundos, ella seguía inmóvil, con el cigarro entre los dedos, entonces mi libido se disparó, la pasé el brazo por encima del hombro y la empujé levemente hacia el lavabo de caballeros, entramos y la conduje hacia uno de los retretes, cerré la puerta y la senté en la taza, la quité el cigarro de los dedos y lo apagué, después le quité el suéter rojo que llevaba, y descubrí su sujetador, dios era rojo también de esos transparentes, se lo quité y ante mí quedaron sus pechos desnudos, la polla se me puso durísima, como nunca antes, creí que me iba a reventar, la sujeté por los hombros y la levanté un poco, y no sin dificultad conseguí quitarle los pantalones, dios mío, lleva un tanga precioso, rojo, que deja al descubierto su precioso culito, era precioso pero no tardé en quitárselo para poder ver su precioso coño, dios estaba precioso, tenía el vello recortadito en forma de triángulo. Me bajé los pantalones y restregué mi polla por sus tetas, la tumbé en el suelo, separé sus piernas y comencé a separar sus labios para poder admirar su coño en todo su esplendor, dios qué preciosidad, no me lo pensé más y comencé a penetrarla, tuve que parar porque no estaba lubricada, así que me tumbé en el suelo y la lamí una y otra vez, hasta que su oquedad se convirtió en un río de flujos y saliva, entonces la penetré, me tragó mejor dicho, dios qué placer, notaba su calor, dios su coño estaba bastante acostumbrado a estas lides, como pude comprobar porque deglutió mi polla sin ningún problema, al cabo de unas acometidas su vagina se ajustó a mi pene como un guante, la agarré por debajo de las axilas y me incorporé, entrelacé sus piernas en mi cintura, y comencé a penetrarla salvajemente, dios qué placer, mis embestidas eran brutales, y ella seguía con el mismo gesto de antes, la mirada perdida, como si nada estuviese pasando, la estaba sobando el culo y las tetas, seguro que la iban a quedar cardenales, dios notaba cómo el semen subía desde mis huevos, y reventé dentro de ella, me corrí como una bestia, y me senté con ella encima empalada aún... CONTINUARÁ