Cien relatos en tr

Estaa es la historia de mi relación con TR.

CIEN RELATOS EN TR.

El llegar a lo 100 relatos en TR, obliga a reflexionar. Desde que comencé, el 21 de abril del 2007, han pasado más de cuatro años. Yo he cambiado como el río que fluye. Nunca pasa la misma agua, o no es el mismo paisaje por el que transcurres. Era más joven, recién había estrenado  la treintena.

Comencé en España.  Argentina casada, con un hijo, y un marido. Ahora vivo de nuevo en Argentina, sigo con el mismo marido, pero tengo dos hijos, la mítica parejita. Y durante ese tiempo he publicado, paso a paso, palabra a palabra, 99 relatos, con este el 100. Esta es la historia de mi relación con TR.

En  Madrid llevaba una vida cargada de horarios, en un territorio que no era el mío. Un país con el mismo idioma y la misma cultura, pero distinto. Modismos nuevos y costumbres diferentes eran una sorpresa a las que me tenía que habituar.  Y me habitué y  amé ese mundo que no era el mío, y en el que me fui integrando.

Con un hijo y un marido que trabajaba con horario español: salir temprano (las 8.30) y volver tarde las 19.30- 20.30, en principio me quedaba mucho tiempo que llenar, pero no era así.  El llevar el niño a la guardería, recogerlo y cuidarlo, hacía que durante  muchas horas no podía hacer casi nada. Para mí, libres de verdad, apenas eran 4 al día y eso en una ciudad grande da para lo que da . El resto de la amplia jornada tenía una criaturita al lado que me semi inmovilizaba.

Así que me dediqué a una de mis pasiones favoritas: leer. En casa había pocos libros, los habíamos dejado en Argentina y, en España, comparando con mi país, los libros son caros. De modo que me convertí en lectora asidua de la biblioteca  municipal cercana a mi departamento y en saqueadora  de mis suegros y mi cuñada.

Es difícil tener unos suegros mejores que los míos. Ella, entonces, estaba en sus primeros sesenta,  seguía siendo una mujer hermosa. Me recuerda a Stefanía Sandrelli, una madonna en su plenitud. Liberal, se rió de mí, con cariño, cuando le conté que nunca había hecho topless. Se quitó la parte de arriba del bikini y sólo dijo: “Imítame”. Es divertida, siempre con la sonrisa en la boca, animándome a disfrutar. Al principio tuve miedo de que despreciara el color de mi piel canela. Ocurrió lo contrario, no le daba importancia, sólo comentaba su suavidad.

Se quedaba con su nieto todas las veces que Lalo y yo queríamos  salir. Decía que no se quedaba más, para no mal acostumbrarse. Sabía que queríamos volver a Argentina.

Mi suegro, jubilado, es todo un personaje. Cinéfilo, león, más que lector, pues devora libros, me dio paso libre en su biblioteca. Encima agradecido porque yo le había descubierto a Osvaldo Soriano, me hizo conocer la obra de Max Aub, apreciar a Galdós, el primero un desconocido y el segundo mal valorado en  Argentina. Casi me obligó a leer, digo casi, pues luego que entré me hice adicta, al escritor popular español José Mallorquí, autor de novelas del oeste, creador de series radiofónicas, un placer de inventiva y de filosofía a la pata la llana.

Por si eso no fuera bastante, puso a mi disposición su colección de videos y me pude ver todos los clásicos inimaginables, los Marx, Wilder, Wyler, Premiger, Edwards, Mankiewich, junto a Berlanga, Borau , Fernán Gómez y muchos otros que no había podido ver en mi país, de los que tenía referencias , pero no su obra completa a mi disposición. Vamos que me llenó de cultura. Si en la Filmoteca ponían películas buenas (dos en la tarde), me llamaba, yo iba a su casa, dejaba al niño con su mujer, y me invitaba al cine, luego a tomar un par de cañas, como decía él, y vuelta a recoger a mi pequeño infante. Me daba cuenta que le encantaba salir conmigo, ir con una mujer joven del brazo le quitaba años. Cenábamos en su casa,  toda la familia, donde se mezclaba la gastronomía y la buena conversación.

Pero la persona que me descubrió TR y  me incitó a escribir relatos erótico- porno fue mi cuñada.

Es todo un personaje. Resultona, como dice ella. Un año mayor que yo. Totalmente desprejuiciada. Con ella, hice mi primer nudismo en Vera, cuando fuimos de vacaciones a esa maravilla, donde mis suegros tienen una pequeña casa.  La primera vez que lo haces te sientes rompiendo tabúes, a la cuarta ya comienzas a disfrutarlo de manera natural. Y desde entonces soy nudista en cuanto puedo.

Pero el ejemplo de cómo es mi cuñada, que le compraba a su hermano juguetes sexuales para que me los regalara siendo novios, fue cuando me llevó a mi primer sex- shop. Una tienda preciosa, con dependientas encantadoras, cercana a Chueca y a Santa Bárbara. Habíamos salido de paseo, nos tomamos unas cañas deliciosas, cuando las acabamos, fuimos caminando hasta el establecimiento. Yo en mi inocencia, iba distraída, pensé que era una boutique, tan blanca e higiénica.

Pues no: era un sex- shop, donde nos atendieron con toda la amabilidad posible, y aún más. Ya que no es normal ir a un lugar así, con UN NIÑO EN COCHECITO.

Pues así es mi cuñada, alegre, vital. Cuando se enteró que me gusta leer y escribir, me preguntó si no me gustaría narrar historias eróticas. Me explicó que había lugares en Internet donde se publicaban esos relatos con éxito de crítica y público.

Cuando le dije que lo erótico que yo había leído, la Nin, la Grandes, Miller,  eran un modelo demasiado para mí, me dejó un par de  novelas de tapas rosas, portadas con fotos atrevidas, escritas por mujeres, de una colección  Libris X.

Debo reconocer que me encantaron, me calentaron, me hice un montón de pajitas leyéndolas. Cuando las acabé, me dejó otras. A la sexta me preguntó si yo podía contar cosas así. Le contesté que me parecían más asequibles. Me pidió que probara a escribir una serie. Y empecé.

Tras leer los dos primeros capítulos, me dio un beso, me llamó guarra, me conectó a TR, me hizo leer algunos relatos, me ayudó a elegir seudónimo:

GATA COLORADA, me inscribió y juntas mandamos la primera entrega de “La esposa ejemplar”..

Y así empezó todo.

Desde entonces he ido relatando historias, hasta llegar a 100. Sin contar las que he podido publicar en ese lujo que es Ejercicio (mi homenaje póstumo a Trazada que lo creó). Dividiendo lectores por relatos dan una media de unas 16.000 personas que han seguido lo que he escrito. No está mal para un ama de casa, burguesa, que se dedica a ejercer de  cuentacuentos.

En TR he encontrado una comunidad de compañer@s, autor@s , lector@s, que me han motivado a continuar una y otra vez narrando historias en su mayoría eróticas. Y al contarlas me han ayudado a evolucionar, a ser más libre, desprejuiciada, a mejorar mi vida sexual, a dejar correr la fantasía.

Leo los relatos del resto de autor@s , suelo comentar los que más me gustan. Me encanta que comenten los míos.

He escrito historias de casi todas las categorías. Unos mejores, otros peores. El tema de las estrellas y el Top 100 dejó de preocuparme hace tiempo, sé que puedo estar entre normal y bien, muy pocas cosas he escrito por debajo de ese nivel. Si alguien lo ha valorado así, será por algún problema personal.

He jugado a experimentar, desde historias que se contaban bajo diferentes puntos de vista, a escribir series con otros autores. En este caso debo agradecer a mis compañeros, y me gustaría citarlos:

Pelayo, un encanto, con el que  he compartido la serie Sinfonía para dos. Un autor magnífico cargado de sensibilidad.

Hice un trío con Femme  Soie y Sonora, dos personas maravillosas y a cual mejor escritor. Nos salio una cosa disparatada cargada de erotismo, porque Femme se nos resistía, yo andaba detrás de ella, y me dejaba hacer por Sonora, pedazo de macho mexicano que nos intentaba fornicar a ambas.

Lo de Sonora tiene que ver con otra satisfacción que me da TR. Creo que, como somos todas, soy exhibicionista, y me gusta que me deseen, me pongo cachonda cuando veo lujuria en los ojos que me miran. A veces  los comentarios a mis relatos destilan ese calentón  que he propiciado con mi escritura, más gratificante que los que también, a veces, genera mi presencia física en hombres y mujeres con los que trato.

Espero seguir escribiendo y publicando en esta página.

He leído comentarios sobre relatos que se copian en otras páginas, no sé si ocurrirá con los míos. Si es así, me apetecería que me lo dijeran, más que nada por ver si gustan. No me hago mala sangre por ello. Cuando comenzaron los relatos, eran orales y nadie sabía quien era el autor. Se duda si existió Homero. Así que en un mundo que empieza: la publicación en Internet, es normal que ocurra eso.

Intentaré seguir escribiendo. Procuraré arriesgar en algunos géneros  que no he escrito y  espero poder hacer algo que me apetece: un relato con interacción de los lectores. También me gustaría volver a algún personaje si l@s lector@s lo proponen. En fin que si la salud y el tiempo lo permiten habrá gata colorada por un tiempo.

Gracias a l@s autor@s por permitir leer vuestros relatos, dándome un rato de felicidad.

Gracias a l@s lector@s por haber dedicado vuestro tiempo a leerme, y mucho más si me habéis hecho comentarios. Me ponen a cien.

Y gracias Alex por haber creado este club de erótoman@s  aficionad@s a la escritura.