Ciber-amigo

Comenzó a besarme en el baño, desenfrenadamente, mordiendo mis labios y pasando sus manos por mis nalgas desnudas, sin tocar mi coño. Yo gemía quedito tratando de controlarme; me daba pena sentirme tan excitada con tan poco.

He estado haciendo sexting con un chico por más de dos años, sin embargo nunca hemos coincidido en la misma ciudad, hasta este enero. Estaba tranquila en mi casa cuando Javier, un amigo en línea, me mando un mensaje diciendo que vendría a mi ciudad.

“Este fin de semana llego a tu ciudad, ¿no te gustaría emperezar lo que siempre hemos hablado?”

En el momento sentí mi entrepierna mojada pero también sentí miedo, pues siempre había llevado nuestro juego demasiado lejos, y el tenía una imagen de mi de zorra que no era tan cierta. Sin embargo, le contesté que si.

“Muero de ganas, ¿que tienes en mente?.”

Nos pusimos de acuerdo pra salir de antro y después ver qué pasaba. La noche del viernes llegó. Elegí de atuendo una falda de piel color negra, una blusa de tirantes roja con brillos y unas zapatillas bajas, ya que soy alta. Era ropa bastante inadecuada al considerar que mis pechos son muy grandes y mi culo ha crecido bastante. En cualquier momento podría quedar al descubierto mi culo. Estaba por salir cuando Javier mandó otro mensaje.

“Nada de ropa interior. Enserio.”

Pensé en cambiarme mi outfit entero, pero entonces pensé que si esa noche iba a ser una zorra porque no verme como una. Me quite la tanga y el brassier strapless quedando mis duros pezones marcados en la blusa, era inevitable que no se notara. Mientras tanto, el simple roce de la tela me hacía mojarme y tenía unas ganas inmensas de ser poseída.

Me encontré con Javier, que me devoró con la mirada antes de besarme la mejilla. Javier era un hombre alto, de 1.85, barba negra, cara dura, ojos negros, de tez blanca y con unas manos grandes. Me tomo por la cintura ya e acerco lentamente a mi oreja:

-Que puta te ves.

En ese momento sentí una fuente bajar por mi vagina, trague saliva y le sonreí. En el antro  bailamos y bebimos bastante, me pegaba a el, sintiendo su pene marcarse en mis nalgas. Cada vez lo hacía más notorio y el aprovechaba para agarrarme del culo. Todos nos vein y parecía que yo no tenía vergüenza.

La noche pintaba bien, entre el alcohol y el baile me sentía menos cohibida ante el, y yo parecía gustarle mucho, lo que me daba confianza para dejarme tocar y de vez en cuando besarnos. Pero todo se descontrolo cuando nos ofrecieron droga. Acéptamos imendiatamente y tras un par de líneas en el baño, no aguantamos más.

comenzó a besarme en el baño, desenfrenadamente, mordiendo mis labios y pasando sus manos por mis nalgas desnudas, sin tocar mi coño. Yo gemia quedito  tratando de controlarme; me daba pena sentirme tan excitada con tan poco.

Bajo mi top dejando al descubierto mi pecho blanco, mis pezones rosas enseguida brincaron, duros como piedras. Su boca los busco y empezó a succionar y a morder mientras me metía un dedo a la boca. Empecé a gemir y a chupar su dedo, de mi boca escurría mi saliva que se mezclaba con la suya en mis pezones.

-Que ricas tetas tienes, mami.

-Mmmm, muerde las por favor.

Me mordió sin compasión, haciéndome mojar más y más.

-Mami, te quiero cojer. Déjame cojerte aquí.

yo entendí el juego de Javier, le gustaba tener el control de la situación y poseerme por completo.

-Lo que tú quieras , hazme lo que quieras

Esas eran las palabras mágicas para que Javier se descontrolara, y así lo hizo.

-Sabes que te voy a hacer? Te voy a tratar como la puta que eres, pinche zorra.

Me agarro del cabello y me puso de rodillas frente a el, saco su verga ya parada. Era demasiado venuda y grande, comenzó a frotar en mis labios y a pegarme en los cachetes con ella. Yo abrí la boca dispuesta a mamar.

-¡Mira como te pones por verga, estás bien deseosa!

-Por favor, déjame hacerte una manada

-No puta, me tienes que rogar porque te coja por la boca, di que eres una puta

-Soy una puta deseosa de mamarla, por favor.- gemia con desesperación estirando mi lengua para probar su falo, sentía mis propios jugos rozar mis piernas, y mi estomago ansioso por recibir el manjar que tenía enfrente. Entonces, metío su pene en mi boca hasta el fondo, agarrandome del cabello y cogiendome literalmente por la boca. Me hacía ir cada vez más profundo mientras gruñía y me llamaba zorra.

-que bien la mamas, ah, mmm delicioso, se ve que eres profesional mami.

Yo solo podía verlo a la cara con los ojos llenos de lagrimas y la saliva escurriendo por mis tetas Javier me ordenó seguir mamando mientras el guardia me metía un dedo en el.

Mientras subió toda mi falda, de manera que se me veía todo. Solamente quedó mi falda como un cinturón en mi cintura, mis pezones golpeando el sucio piso del baño y mi culo parado recibiendo sus caricias. Poco después comenzó a darme azotes en las nalgas, primero suaves y después más duro.

Yo seguía mamando aunque con la mandíbula cansada. Quería dejarla bien dura para cuando me penetrara.

Sentí su líquido preseminal en mi garganta y fue cuando el, con un gemido, me quitó su pene de la boca.

Me levanto y me beso con ternura. Me puso las manos en su verga y yo comencé a masturbarlo mientras el chupaba mi pecho, tratando de mamar lo más que pudiera, entre gemidos me dijo:

-Todo este tiempo te imagine así, así de rica y de atrevida. Me encantas

Me puso de espaldas y comenzó a meterme un dedo, suave, casi con cuidado, después dos y después tres. Llenado rápido y duro.

Yo, desesperada comencé a gemir.

-¿Te gusta, Ale?

-Ah, así, así sigue.

-Di mi nombre mamita, dilo

-Me gusta Javi, me gusta, ah, que rico

Saco sus dedos y me los puso en la boca haciendo que me probara.

-Ya sabes cómo me gustan las cosas sucias ¿verdad?

Procedió a poner su verga durísima entre mis piernas, yo gemía lista para sentirlo dentro

-Pídemelo

-Carajo- dije llevada por la desesperación

-Pídemelo puta.- dijo al momento que me agarraba del cuello, fue un agarre de sorpresa y bastante fuerte que me tomó desprevenida. Cundo me soltó, desesperada traté de meterla sin pasar por la humillación de pedirlo

-Carajo.- esta vez fue él quien maldijo, me tomo ambas manos y me azoto en el lavabo

-te pedí que me lo pidieras bien, Alejandra. No puedes hacer nada bien.

Yo gemía pensando que había conseguido desesperarlo lo suficiente para que dejara las riendas del juego. Me equivoqué.

Sentí como escupían en mi ano y como pasaba mis fluidos a este. Fue cuando reaccioné y recordé el afán de Javier por el sexo anal.

-Por ahí no.- gemi pensando en lo mucho que me dolería.

-Por ahí si, puta

El cabron la metió de una, dándome nalgadas mientras y gritando de placer

-Javier…. me matas, me duele , ah….. me duele por favor… no

-me vale verga lo que sientas puta, a las putas como tú así se les coje, ah... que culo tan apretado, tan bonito, deliciosa

Yo estaba como desmayada mientras Javier me seguía gritando lo puta que era. Comencé a gemir cerca del orgasmo

-Mira lo puta que eres disfrutando, no mames pinche zorra

Javier me comenzó a dedear en el

coño, sincronizando ambos movimientos, el bombardeo en el culo y los deditos en mi coño.

Sentí el orgasmo bajando por mi y comencé a gritar su nombre mientras me corria.

El siguio embistiéndome más fuerte, parecía un animal poseído.

-Ale… Ale… que divino culo…. Mmmmm…. ¿Te lo lleno?

-Si… si, por favor- gemía yo

A las pocas embestidas el también se corrio, dejando mi persona temblando y escurriendo de semen.

Nos quedamos en silencio un par de minutos, recuperándonos. Nos vestimos en silencio, antes de salir decidimos tomar unas líneas más y besarnos intensamente.

El fin de semana apenas empezaba. Y yo, tendría a Javier para mi solita.