Chus, la cuenta atrás: episodio 5

Continuamos explorando el pasado de nuestra heroína.

Julián se acerca a ella, todavía sin saber muy bien qué va a decirle. María Jesús es una de las muchachas más atractivas de la facultad, a pesar de que no se sabe sacar partido como otras. Tiene una buena delantera -de las mejores del campus- y un rostro muy bello, con unos ojazos verdes y unos labios muy sensuales. Su pelo, oscuro y liso, cae sobre su espalda hasta casi rozar su cintura. Chus, como la llaman sus amistades, está rodeada no obstante de un cierto halo de mojigatería, quizá subrayado por la ropa que viste: nunca un escote, jamás un vaquero ajustado. Muchas de sus compañeras de clase se mofan de ella a sus espaldas y la tachan de virgen y de estrecha. Las despellejan por pura envidia, pues saben que Chus, a pesar de su perfil discreto, acapara todas las miradas.

Julián, por su parte, es un tipo introvertido y misterioso. Inseparable de su moto, y con un atractivo evidente, triunfa entre las alumnas de todos los cursos. Él parece vivir al margen de narcisismos, y no confiere mucha importancia a los cuchicheos, risitas y coqueteos que brotan entre las muchachas a su paso. Desde el primer día Julián se fija en Chus, cruzan alguna que otra mirada en clase, pero ella siempre las esquiva, y él no sabe si achacarlo a su timidez o a una falta de interés en su persona. Julián se sabe un hombre guapo, pero no le da importancia alguna, y quizá ahí resida lo más atractivo de su persona. Ese día Julián aplasta su cigarrillo contra el suelo y se dirije a Chus, decidido a improvisar algo, pues quiere conocerla mejor y ha decidido dar el primer paso. Pese a que no lo aparenta, está nervioso.

-Hola... María Jesús, ¿verdad?

-Ehm, sí...

-Yo me llamo Julián, o Jota, como prefieras -extendió su mano y ella se la estrechó tímidamente.

-Encantada.

-Oye, ¿te apetece tomar un café? He estado estudiando toda la mañana y necesitó despejarme.

Chus acepta entre dudas, aunque por dentro se siente exaltada. Sabe que Julián es un joven muy popular, y se siente sumamente halagada por su invitación. A pesar de que siempre intenta pasar desapercibida, realmente le gusta que reparen en ella. Ese día toman un café rápido en la facultad, y él le pregunta si pueden verse algún otro día. Chus le dice que tal vez, pero automáticamente se autocorrige: sí, pueden volver a verse, desde luego. Se despiden con dos besos, y ella recordará su olor durante los siguientes días.

A esa primera cita le siguen otras. Poco a poco Chus y Jota empiezan a necesitar verse cada vez más a menudo: él no lo disimula, y ella, poco tiempo después, tampoco. Una tarde van juntos al cine. Él la recoge en su moto y le cede su casco, pues no lleva otro encima. La ha recogido en la calle paralela a su casa, pues ella teme que su padre se asome a la ventana y vea que se ha citado con un muchacho y no con una amiga de la facultad, como le ha dicho. El padre de Chus es un hombre autoritario y chapado a la antigua, y no dudaría en tacharla de puta si supiese la verdad.

Ya en el cine, en mitad de una absurda y aburrida película de terror, él la besa. Ella le corresponde, y se pasan buena parte de lo que resta de filme intercambiando largos y apasionados besos. Chus está excitada y siente, con un resto de culpa, cómo se humedecen sus bragas. Julián tiene también una erección de campeonato. Chus le encanta y sus tetas, a pesar de lo poco que ella las luce, le enloquecen. No obstante, no fuerza ninguna situación; no intenta magrearle los pechos ni nada por el estilo.

Un mes después son novios oficialmente. Chus ha escuchado los ponzoñosos consejos de una envidiosa compañera, quien le ha dicho que Julián juega con todas y que solo querrá desvirgarla. ¿Por qué demonios -se pregunta Chus- dará por sentado esta imbécil que soy virgen? Ojalá, piensa, ojalá lo fuera. El caso es que no puede ignorar sus palabras y esa misma noche se cita con Julián. ¿Vamos en serio?, le pregunta. Por supuesto, le responde él sin dudarlo. Después se besan un rato en un portal y por primera vez él da un paso adelante. Desliza sus grandes y viriles manos sobre los pechos de Chus por debajo de su jersey, y ella se deja llevar y pone las suyas sobre el duro trasero de él. Una semana después, mantendrán por vez primera relaciones completas, y un mes más tarde Chus hará su primera mamada a sus ya diecinueve años. Ella se siente en parte sucia, pero sabe que Jota es el hombre de su vida, está segura de ello, por lo que se abandona al placer e intenta satisfacerlo en lo que puede.

-Joder, Chus, no sabes, ohhhh, no sabes lo que esto significa para mí -le dice él, entre gemidos ahogados, mientras ella le trabaja el miembro, arrodillada junto a la cama de una habitación de motel.

-Sabes que solo quiero que disfrutes, hacerte todo lo que sin duda otras te han hecho -dice ella, mirándolo desde abajo, completamente desnuda y con sus enormes tetas expuestas.

-Entonces... ufff... -él casi no se da contenido, está a punto de estallar de placer-, entonces deja que termine en tu, ohhh, en tu boca, por favor.

Chus no duda ni un instante, aunque después se sentirá culpable y sucia, como de costumbre. Pero en ese momento tiene el coño empapado y está entregada a su hombre, por lo que no vacila a la hora de seguir mamando hasta que él empieza a retorcerse de placer y ella empieza a notar su semen inundando su boca. Se lo traga sin pensárselo dos veces, siempre con los ojos cerrados. Sabe amargo; Chus lo definiría como un sabor desagradable, pero a la vez su textura y lo que representa la pone muy cerda. Con el semen de Julián en su estómago se siente su puta, pero a la vez eso, en lugar de hacerla sentirse humillada, la eleva a un plano superior para consigo misma, pues está disfrutando de su sexualidad de una manera sana y elegida por vez primera en su vida. En posteriores

Chus está tan excitada que apenas logra disimularlo. Jota está recuperándose, y todavía no está presto para meterle su herramienta y cepillársela; además, se les ha olvidado comprar condones. Pero él se da cuenta de la situación y se lanza a comerle el coño. Chus lo rechaza entonces violentamente, y a partir de ese episodio pasan dos semanas hasta que ella accede a verlo de nuevo. Ese nuevo encuentro será el último, puesto que a la mañana siguiente Julián dará mal una curva, caerá al asfalto y un camión que circula en sentido contrario le pasará por encima.

En su última noche juntos, Chus se la chupa de nuevo. Y otra vez se traga su semen. Después follan y follan. Julián la empotra salvajemente en el primero, la folla con dulzura en el segundo y ella, insólitamente desinhibida, lo cabalga a él en el tercero. Ver sus tetas botando a media que salta sobre su polla es un auténtico espectáculo. Él no puede evitar amasárselas, magrearlas, comerse sus enormes pezones, pasando alternativamente de una ubre a la otra. Acaban la noche casi al alba, desfondados, felices. Será la última vez que sientan el calor de sus cuerpos.