Chupé la verga de papá mientras dormía

No creí que fuera tan rico lamer una rica verga. Y más la de mi papá de el que estoy completamente enamorada.

Esta martes tuve la oportunidad de que mamá estuviera fuera de casa. Había ido a ver a mi tía o sea su hermana, ya que se encuentra enferma y tenía tiempo de no ido a visitarla. Por lo que yo me quedé con papá y mi hermano. Ambos son geniales conmigo. Pero la atracción y el encanto que tengo hacia mi papá es incomparable con mi hermano. En mis anteriores relatos platiqué como los íntimos momentos con mi papá han ido mejorando. Y es que la verdad me encanta. Me gusta como me lo hace y como me trata. Sin duda me trata mejor que a mamá. Como decía. Este martes papá había llegado del trabajo y tuvimos la suerte de cenar juntos.

-          ¿Cómo les fue hoy?, nos preguntó.

-          Pues bien. Muy relax la escuela, contestó mi hermano.

-          ¿y a ti Caro?

-          Bien, igual. Las clases han sido entretenidas.

Cuando acabamos, cada quién lavó su plato. Mi hermano fue el primero en encerrarse en su cuarto. Mientras lavaba los míos papá guardaba la comida que sobró. Lo miraba. Me gustaba verle el trasero. Lo tiene levantadito, como a nosotras nos encanta. Giró su cuerpo hacia mi y miré a los platos.

-          ¿Qué pasa?, preguntó

-          No, nada.

Seguí lavando y de reojo miré su entrepierna. Me imaginaba su verga. Se le marcaba un bulto. Si no estuviera mi hermano en casa, aprovechaba para sacársela y chupársela con ganas hasta hacerlo expulsar su rico semen. Mordí mis labios imaginando ese momento. Tan excitada me estaba poniendo que se me resbaló un plato de las manos.

-          Tranquila, ¿Qué tienes?

-          Nada jaja es el sueño.

-          Ahí déjalos, yo termino.

-          No, ya acabé.

Me seque las manos y me acerqué a él dándole un beso de despedida. Me levante de puntas ya que no alcanzaba a su rostro. Dios, su aroma me ponía estúpida. Salí de la cocina y mientras recorría el comedor y la sala, me insulté.

-          Que pendeja soy.

Entré a mi cuarto un poco molesta. Me quité la blusa y el brasier y me puse otra de tirantes color azul cielo. Me cambié el pantalón por un short licra y me acosté. Mientras los minutos pasaban platicaba con unas amigas y navegaba por Facebook. Mi celular mandaba una advertencia sobre mi memoria llena. Entré a imágenes y revisé que fotos podía borrar. Tenía de la escuela, de amigos, reuniones, bares. Familiares. Ver las fotos dónde salía papá eran imposible de ver rápidamente. Me gustaba verlo. Siempre viste elegante y refinado. Tiene un porte que engancha las miradas. Delgado, hombros hacia atrás, alto, nalgón. No diría que es perfecto para todas pero para mi si lo es 100 %. Y por otro lado no es feo. Lo que me enloquece aún más. Dejé el celular y me recosté bien mirando al techo. Era inevitable sacarlo de mi cabeza y de mis locas ideas perversas. Resbalé mi mano derecha sobre mi estomago y la metí a mi licra. Mis dedos llegaron a mi rajita a la altura de mi clítoris y empecé a acariciarme. Mi excitación dio su inicio. Mi mente creaba imágenes de nosotros dos. Imaginaba como cogía con él en la cocina. Yo lavando los trastes y él detrás de mi rodeando mi cintura con sus largas manos. Pegarme su rico miembro entre mis nalgas. Sentirla. Sentir lo gruesa y larga que se le pone cuando se excita. Gemí ligeramente. Jugaba mi clítoris con mis dedos. Tocaron la puerta y tan rápido como pude me saqué la mano y actué normal.

-          Hija…, me llamaba papá entrando a mi cuarto

-          Mande

-          Pensé que ya te habías dormido.

-          Jaja no

-          Bien. Sólo quería preguntarte si mañana vendrás a comer después de la escuela.

-          …ajá. Si, si vengo.

-          Bien. Hasta mañana, entonces.

-          Hasta mañana.

Di un respiro y saque el aire de alivio. No se que hubiera hecho si me viera tocándome. Quizás hubiera pasado algo lindo, pero no se. Pasaron dos horas y el sueño no aparecía. No dejaba de pensar en él. Me paré a tomar un vaso de agua. Cuando regresaba a mi cuarto, me asomé a verlo. Estaba profundamente dormido. Caminé a mi recámara y cerré la puerta. Caminé a mi tocador y me miré.

-          ¿lo hacemos?, le pregunté a mi gemela del otro lado del espejo.

-          ¿Qué es lo peor que podría pasar?

-          Que te coja o que se enoje, afirmaba mi compañera del espejo

-          Las probabilidades que se enoje son muy pocas, respondí

-          Piensa, piensa, piensa.

Me aparté del tocador y abrí la puerta. Salí. Caminé a su recámara y entre cuidadosamente. Estaba dormido. Verlo así me enamoraba. Subí a la cama a gatas. Sólo se tapaba de la sábana. Lo destapé cuidadosamente. Su playera se asomó. Seguí bajando la sábana hasta ver que tenía puesto solo su bóxer. Ver que sólo dormía con eso, me dieron más ganas de estar con él. Estire mi brazo izquierdo pasando mi mano sobre su paquete. Miré a su cara revisando que no despertara. No movió ningún músculo. Metí mi mano por la abertura para sacar su verga y se la agarré. La tenía flácida. Aunque no podía mover mucho mi mano hice lo que podía para hacer que se endureciera. Se la froté unos minutos y poco a poco empezó reaccionar su rica verga. Saqué la mano lentamente apretando su miembro para sacarlo. Cuando se la saqué vi que se le dobló. La tenía semierecta. Mi incline acercando mi cara y la olí. Tenía un rico aroma. Resbalé mi nariz sobre ella y unte mi orificios en su punta. Mientras lo hice me mordí los labios tratando de controlar mis ansias. Trague saliva y saqué mi lengua para probarla. Resbalé la lengua sobre su cacho de carne hasta su punta. Abrí bien la boca y me metí succionando al mismo tiempo. Lengüeteé su cabeza. Le sabía acida a orines. No me importó y seguí chupando. Me sentía tan excitada que sería tan puerca de dejar que me orine la boca en ese momento. Se la mame hasta conseguir que s ele parara. Se sentía rica su verga. La lengüeteaba. La mojaba de mi saliva. Justo cuando me la metí mas de la mitad despertó alborotado. Salté y me la saqué limpiándome la boca.

-          Que mierda…, dijo sin terminar prendiendo la luz.

Me quedé sin palabras. Me miró. Quedé sentada en la cama sobre mis rodillas. Me agarré el pelo. Me peinaba nerviosa. Se miró verga cubierta de saliva. Tragué saliva y me paré rápidamente para escapar mas no lo logré. Antes de llegar a la puerta me alcanzó. Me abrazo cargándome y me aventó a la cama. Extendió mis brazos y me sostuvo con fuerza. Nos quedamos viendo.

-          ¿a que viniste?, me preguntó serio más no enojado.

-          …lo siento, contesté mirando a la derecha.

-          Esa no es una respuesta

Regresé la mirada a él. Tenía las piernas abiertas al igual que él. Miró a su miembro. Le bailaba. La tenía parada. La acercó a mi vagina. La rozó sobre mi licra. Aunque tenía esa tela protegiéndome, de nada servía para protegerme de lo dura y rica que se le sentía. Di un respiro. La presionó. La rosaba sobre mi rajita. Se sentía tan rico.

-          ¿esto te gusta?, me preguntó.

-          …si

-          ¿es lo que quieres?

-          …ajá.

Me daba pequeños golpes con su punta sobre mi vagina como si me la quisiera meter con todo y licra. Me gustaba que hiciera eso. Soltó mi brazo derecho, diciéndome:

-          Agárrala

No pensé que dijera eso. No lo pensé dos veces y la tomé. Estaba dura y caliente. Se le marcaban las venas.

-          Dios. Está…muy dura.

-          ¿Te gusta?

-          Si.

Acercó su cara a mi cuello y resbaló su lengua. Me lamió y me besó. Sentí rico. Cerré mis ojos. Me soltó por completo y agarró el resorte de mi short y me lo quitó lentamente. Lo resbaló por mis muslos y mis piernas hasta liberarlo de mis pies. Las separé dejándole ver mi calzón rojo. No dejo de mirar mi entre pierna. Se inclinó a mis piernas y las besó. Siguió dándome besos hasta llegar a mis muslos. Continuó su camino hasta mi zona más íntima. Presionó su nariz sobre mi vagina.

-          Que rica huele.

Tragué saliva sofocando mi excitación un poco. Dobló mi calzón desnudando mis arrugados pliegues y me dio una rica lamida probándolos. Mordí mis labios de lo delicioso que sentí. Apreté los dedos de los pies.

-          Que rica. Sabe ácida, pero sabrosa.

Metió su lengua y lengüeteó. Subió a mi clítoris e hiso lo mismo. Lo jugó con su lengua.

-          Aaaahhh!!! Dios!!!!, gemí encogiéndome queriendo cerrar las piernas.

-          Tranquila, me calmaba.

Siguió lamiendo suavemente. Lo hacía tan bien que no quería que se detuviera. Agarró mis piernas y me flexionó y pegó mis rodillas a mis pechos. Quedé muy encogida.

-          Abrázalas, no las sueltes, me ordenó .

Abracé mis piernas y encogiéndome bien. Quedé en posición fetal recostándome sobre mi espalda. Sentía su boca sobre mis glúteos. Me los chupaba. Me fue retirando el calzón descubriendo mi trasero y mi vagina. Vi que mi calzón rojo llegaba a mis rodillas.

-          Estás hermosamente rica.

Metió su cara a mi vagina y mi trasero.

-          Y huele riquísimo.

Sus halagos me excitaban cada vez más. Al término de sus palabras me dio una gran lamida que recorrió mi ano y mis pliegues hasta mi clítoris.

-          …que rico, dije.

-          Si, mi amor.

Agarró mi calzón y me lo quitó aventándolo al suelo. Separó mis piernas y empezó a lamer mi clítoris.

-          Aaaahhh!! Dios!!!

Su boca formaba una risa perversa mientras su lengua jugueteaba mi sensible clítoris. Me sentía de maravilla. Me volvía totalmente loca. Me lengüeteaba muy rico.

-          Detente, me vendré!!!

Disminuyó el ritmo. Formaba círculos con su lengua. Aún así sentía que iba a explotar. Dejó de chuparme y giró mi cuerpo de modo que quedara arrodillada. Bajé la cara pegando la oreja derecha al colchón y con el culo parado y mis piernas flexionadas. Me dio una fuerte nalgada. Agarró mis nalgas con sus dos grandes manos y me dio una lamida que recorrió mi vagina y mi ano. Sentí tan rico que esperaba a que lo hiciera de nuevo. Y lo hizo. Solo que está vez dejó su lengua en mi rabito y lo comenzó a lengüetearlo. Me lo lamía.

-          Lo tienes rico, mi amor.

-          Que rico se siente, papi.

-          ¿te gusta que te lo chupe?

-          Si, me gusta.

Se apartó y me frotó con su pulgar formando círculos y presionando querido meterlo. Apretaba y aflojaba el ano. Logró meterlo y aprovechó para penetrar todo su pulgar. Cerré y apreté mis labios. Lo sacó y me escupió para lubricarme. Lo metió. Se sentía rico. Me abría el ano con su rico pulgar.

-          Baja la cintura, me dijo empujando para que mi pelvis pegara sobre el colchón.

Una vez que estaba bien acostada se subió sobre mi. Me subió la blusa hasta los hombros y me besó la espalda. Su boca rosaba mi blanca piel.

-          Estás hermosa, Caro. Tienes una piel muy suave. Un culo parao que hace que mi verga se levanté y me den ganas de metértela toda.

Me gustaba que me dijera las ganas que me tenía. Su verga resbalaba sobre mi culo. Golpeaba mis glúteos. La recargó sobre la línea que separa mis nalgas.

-          Siéntela. La tengo bien larga y dura

-          Si. Está rica, le dije mordiendo mis labios.

Se la agarró y la untó en mi ano.

-          Levanta el culo, me ordenó.

Lo obedecí. Justo cuando paré mi colita, colocó su punta en mi orificio empujando lentamente hasta meterla. Apreté los labios. Aunque había metido su pulgar, no estaba tan abierta.

-          Agarra tu trasero y ábrelo.

Lo hice y la empujó

-          Aaaahhh!!!!, gemí de dolor y de placer.

-          Ssshhh!! No grites, despertará tu hermano.

La siguió metiendo lentamente. Cerré los ojos fuertemente sofocando el dolor de sentir su gruesa verga. Dejé mi trasero y abracé la almohada. Agarró mi culo y me la retiró. Sentí un gran alivio. Escupió mi orificio. Su saliva resbalaba por mis glúteos metiéndose a mi culo. Apoyó si punta y la metió más de la mitad.

-          Aaaahhh!!!, gemí apretando la almohada. La rasgaba y retorcía mis piernas.

Se acostó sobre mi y me tapó la boca

-          Cállate!!!

Se adentró sin problema alguno. Mi ano se estrechaba  Me llenaba de su vergota. Me desgarraba por dentro. El dolor era insoportable pero sólo era cuestión de minutos.

-          Que rico te entra.

-          …me duele

La sacó lentamente destapando mi trasero. Exhalé de lo rico que sentí. Sentía el ano bien abierto. Me besó el hombro izquierdo y volvió a meterla.

-          Díos!!! Aaaahhh!!!

Me enterró toda la verga. Levanté el culo.

-          Eso, bonita. Levántalo.

Sus testículos chocaban con mis glúteos. Pujé. Sacó la mitad y la volvió a meter haciéndome gritar.

-          Aaaauuuu!!!!

-          Cállate, cállate, me regañó cubriendo mi boca con su mano derecha.

Cambiamos de posición. Se recostó y sin perder el tiempo, me monté sobre él. Escupí mi mano y le jalé la verga lubricandola al mismo tiempo. Me senté en su estómago.

-          Vamos, mi amor, métetela.

Sólo lo miraba. Tenía la verga bien paradota y dura. Podía imaginar todo eso dentro de mi culo. Rosé su punta sobre mi ano. Sentía rico.

-          Vamos, preciosa. No me hagas esperar.

Coloqué su glande sobre mi orificio, y me la metí lentamente. Al estar cubierta de saliva, me resbaló fácilmente. Me entró tan rápido que el dolor era nulo.

-          Mmmm!!! Que rico!!!, dije al meterse toda su verga.

-          Eso, mi amor. Te entró todita.

Me agarró el trasero y me lo levantó. Me retiró un poco su verga y me bajó volviendo a penetrarme. Dios, sentía riquísimo.

-          Bríncame, nena. Sáltale a tu papi.

Levanté el culo y lo bajé. Seguí moviéndome así hasta relajarme y disfrutar más de su verga. Me tomó de la cintura. Subió sus manos a mis costillas. Me subió la camisa hasta desnudar mis pechos.

-          Que ricas las tienes.

Tenia mis pechos duros. Aunque las tengo medianas, me considero sexy con ellas. Acercó su cara y me apretó la punta derecha con sus labios. Me la jaló. Apoyé mis manos sobre sus hombros para sentirme más cómoda. Me gustaba como me la apretaba. La lengüeteó. Jugó con ella. Mientras me las chupaba, levanté el culo y baje metiéndomela de nuevo a la vagina.

-          Aaahhh!!! Que rico!!!

Gimió. Le gustó mucho que me la metiera ahí.

-          Me encantas!!! Se siente bien metértela!!!

-          Si!! Se siente rico.

Me resbalaba. Con sus manos subía y bajaba mi colita. Le masturbaba la verga con mi vagina. Su rostro reflejaba lo excitado que estaba y lo bien que disfrutaba. Mordía sus labios como si se aguantara las ganas de venirse.

-          Aaahhh!!! Gemí.

-          ¿te gusta que la meta toda?

-          …si!!

Me recosté sobre su pecho y la retiré un poco para volverla a meter. Cubrió mi trasero con sus dos manos y me apretó ambos glúteos. Me los manoseaba. Los apretaba. Sus manos largas hacían que su dedos llegaran a la línea que separa mis nalgas. Dios, me gustaba como me lo agarraba.

-          Tienes un exquisito culo, mi vida.

-          ¿si?

-          Si, preciosa.

Me las separó y me levantó para volverme a bajar y penetrarme mucho más.

-          Aaahhh!! Que rico la metes!!!

-          ¿te gusta mi vergota?

-          Si, me gusta mucho!!

-          Me excita y siento rico como te entra

-          A mi igual, contesté excitada.

Quitó su mano derecha y lubricó su índice con su lengua. Volvió a agarrar mi trasero y lo abrió para luego meterme su largo dedo en el ano.

-          Mmmm si!!!

-          ¿te gusta?

-          Si. Mételo más, se siente rico!!

-          ¿así?, preguntó rudamente penetrando casi todo.

-          Si!! Más!!

Mientras me lo metía, comencé a columpiarme. Metiendo y sacando su verga de mi vagina. Se sentía sensacional. Mientras me introducía más su rico dedo apreté el ano.

-          Que rico, mamita!!! Apriétalo!!!

Reí. Sacudió su mano. Mi culo temblaba. Me gustaba como lo sacudía.

-          Que rico lo tienes.

Lo retiró lentamente y me acarició por fuera. Me rascaba mi orificio. Me gustaba. Lubricaba por fuera con la lubricación de mi trasero. Me humedeció. Sin imaginarlo apoyó dos dedos y me los enterró hasta meterlos. Sus uñas se adentraron a mi rabito estrechándolo lentamente.

-          Mételos más, le pedí.

Sentía bien. Me cogía y me los metía a la vez. Columpiaba mi cintura haciendo que esa rica verga me entrara y me saliera.

-          Que rico te mueves, mi amor.

Retiró sus dedos y apretó mis nalgas y aumentó el ritmo de su penetración.

-          Aaaahhh!!! Sii!!! Que rico!!!

Jadeaba de lo bien que disfrutaba.

-          Montale a tu papi, mi amor. Eso!!!

-          Sii!!! Se siente rico!!!

Me dio una nalgada.

-          ¿te gusta la verga de tu papi?, ¿eh?

-          Sii!!! Me gusta!!! Sigue!!!

-          Aaahhh!!! Que bien te entra!!! Me dan ganas de llenarte bien rico la concha de semen!!!

-          Hazlo!!! Vente!!!

-          Lo haría…pero…no quiero que vallas a quedar embarazada.

-          Puedo tomar una pastilla!!

-          No…lo se!! Aaahhh!!!

Me cogía tan rico que podía quedarme ahí por horas. Estaba bien montada sobre él. La tenía bien metida. Sus testículos chocaban con mis muslos y mis nalgas. Doblé mi espalda exponiendo los pechos hacia arriba.

-          Te vez tan rica así, me dijo.

Su verga no dejaba de salir y entrar.

-          Más!! Más rápido!!!

-          ¿así?

-          Aaaahhhh!!! Siii!!!

-          Cállate!!! No grites!!!

-          Lo siento….mmmmm!!!! Dios!!! Que rico!!!

Me abrazó y volvió a agarrar mi culo y a meterme sus dedos. Me encantaba como me tenía en esa posición. Me rascaba el ano. Metía y sacaba sus dedos.

-          ¿te gusta que te los meta, chiquita?

-          Sii!! Métemelos!!

Los sacó y se los chupó.

-          Que rico te sabe!!!

-          Dios!!! No hagas eso!!!

-          ¿Por qué? Si estás bien ricota!!

Nos mirábamos. Lamió mis pechos. Me jaló las puntas. Las lengüeteaba. Me acaricié el culo con la mano derecha. La resbalé sobre la línea que divide mis glúteos hasta tocar su verga dentro de mi vagina. Sólo eran sus testículos los que tocaba con mis dedos. Su verga estaba bien metidota. Regresé la mano acariciando mi húmedo y abierto ano. No aguantaba las ganas de meterme los dedos, así que lo hice. Introduje mi dedo anular y medio a mi lindo culo. Al tenerlo ya algo abierto disfruté la sensación.

-          Mmmm, que rico, dije con tono de voz suave

Puso sus manos sobre mi cintura y me cogió con ganas. La metía y la sacaba con desesperación como si quiera terminar.

-          Aaaahhhh!!! Siii!!!! Sigue!!! Metela!!! Metela así!!!, Gemía y lo incitaba en voz baja

-          ¿te gusta?,

-          Me encanta, sigue!!

-          Si, mamita, se siente bien rico!!!

-          Sii!!! Muy rico!!!

Sacudí mi mano haciendo temblar mi culo. Mis glúteos se tambaleaban. Me rascaba por dentro. Los metía y los sacaba como él hizo con su verga. Me detuvo. Retiré lentamente mis dedos. La sensación era agradable. Me gustaba. Me gustó tanto que lo repetí. Me los metí lentamente y los saqué. Miré al buró y había un peine.

-          ¿Es de mamá?, pregunté.

-          No, es mío, ¿Por qué?

Me saqué los dedos y estiré el brazo para tomarlo. Limpié el mango redondo del peine con la sábana.

-          ¿Qué haces?

No dije nada y sólo reí coquetamente y mordí mi labio inferior. Me metí el mango a la boca y lo lubriqué. Lo chupé cubriéndolo lo más que pude con mi saliva. Lo retiré resbalándolo por mis labios y lo acerqué a mi traserito parado.

-          ¿te lo meterás?, preguntó

Mordí mis labios y cerré los ojos justo cuando lo introduje en mi hoyo.

-          Mmmmmm!!!

No era tan largo el mango. Cuando mucho 5 centímetros. Pero disfrutaba de tenerlo adentro.

-          ¿te gusta metértelo?

-          …ajá

Hice lo mismo que con mis dedos. Lo metía y lo sacaba con lentitud disfrutando cada segundo. Sentía rico. Como si estuviera cagando. Suena repugnante pero cuando haces del baño es una sensación placentera completamente natural.

-          Que rico te lo metes, mamita.

Lo saqué de mi colita y lamí la punta del mango dándole una probada.

-          Dios, que rico lo haces, me decía excitado y metiéndome su verga.

Tenía un sabor salado y ácido. Me masajeó las nalgas en círculo. Juntaba y separaba mis glúteos y al mismo tiempo me empujaba su larga vergota.

-          Aaahhh!! Que rico, mi amor!!! Me dan ganas de llenarte bien rico de semen!!

-          ¿si?

-          Si, hermosa

Mientras jugaba con mi culo me ocupe de seguir lamiendo el peine. Que me viera y que le excitara me excitaba aún más. Acercó sus dedos a mi orificio anal y me los metió. Su índice y su dedo medio llegaron hasta el fondo. Apreté el ano.

-          Eso, mi amor. Apriétalo!! Me gusta

Retiró sus dedos los escupió y me los volvió a meter.

-          Aaahhh!!

-          ¿sientes rico?

-          Si, se siente rico.

Rodeó mi cintura con brazo izquierdo y me pegó a él. Me gustaba como estaba montada. Comencé a columpiar mi trasero de adelante hacia atrás. Su verga me entraba y me salía. Sus dedos se adentraban bien en mi colita.

-          Eso!! Muévete así!! Aaaahhh!!! Sigue!!!

-          Me gusta como me la metes

-          A mi también, preciosa!! Me encantas!! Te cogería todo el día!!

-          Si!! Aaaahhh!!! Que rico!!, soltaba ligeros jadeos.

Aumente mis movimientos. Dios, me volvía loca coger así.

-          Dios!! Eso, mamita!! Que rico!!! Siento que terminaré!!

-          Si!! Hazlo!! Vente!!! Vente en mi rica vagina!!!

-          ¿si?, ¿eso te gustaría?

-          Sii!!! Quiero sentir tu rico semen!!

-          Que bien te escuchas!!

-          Sigue!! Cógeme!! Mete bien rico tus dedos!!

-          Tienes bien profundo el culo, hermosa!!

-          ¿te gusta así?

-          Me excita mucho!! Me gusta chupártelo!!

Reí y abracé su cabeza pegando su rostro sobre mis pechos. Sacudió sus largos dedos haciendo bailar mis nalgas.

-          Mmm que rico!!! Mételos más

-          ¿más?

-          Si, más!!

Me sacó los dedos y me los metió a la boca

-          Chúpalos, bonita.

Recorría toda la boca resbalando sus dedos por todos lados. Sabían ácidos pero me gustaba el sabor que invadía toda mi boca. Cerré la boca y lengüeteé sus dedos. Los chupé con ganas.

-          Que ricos los chupas, ¿te gustan?

Asentí con la cabeza y riéndome al mismo tiempo. Tomé el peine y me lo metí en el ano. Lo metí hasta donde pude. Saqué sus dedos de mi boca al igual que el peine y resbalé mi lengua sobre él.

-          Sigue!! Chúpatelo!!! Dios!! Me vengo!! Me vengo!!!

Agarró fuerte mi cintura y me lo metió con ganas y una gran desesperación.

-          Sii!!! Aaaahhh!!! Vente!! Hazlo!! Métela!! Que rico!!

-          Sii!! Sii!! Ya casi!! Puta madre!! Que rico, que rico!!! Aaaaahhhhh!!!! Siiii!!!!!

Su semen salió de un gran disparo invadiendo mis paredes vaginales. Salía de su verga un gran chorro de semen. Su rostro reflejaba placer puro. Entrecerraba sus ojos. Me encantaba ver como disfrutaba viniéndose dentro. Su linda verga le pulsaba y expulsaba ese espeso liquido adentro.

-          Que rico, dijo cansado.

Lo abracé y me recosté encima de su cabeza. Besé su frente. Estuvimos así unos cuantos minutos. Estaba cansada de estar abierta. Me levanté y el semen estaba resbalando de mi vagina. Pasé mis dedos para limpiarme y los chupé. Sabían rico. El sabor de su semen era raro pero rico. El pene de papá estaba flácido y húmedo. Me bajé de él, recogí mis prendas y salí cuidadosamente caminando a mi cuarto.