Chupasangre esclava 2

Esmeralda se mete de lleno en la perversión, y disfruta de experiencias nuevas como esclava de su novio.

Mientras Nuria y Eiji se grababan teniendo sexo, yo me debatí entre borrar el fotograma o dejarlo. Se me veía todo, mis pechos y yo siendo penetrada frontalmente. Me gustaba como me veía a mi misma, pero si lo dejaba. Mi vida daba un cambio para el que yo no estaba preparada. Hice una captura del fotograma y se la mandé a Laura, mi hermanastra. Al poco tiempo respondió con un emoji sonrojado.

–¿Te gusta?

–Mucho, lo estáis pasando bien.

–Vamos a publicar nuestro vídeo, Lau.

Cuando le dije ese mensaje, al instante sonó mi teléfono. Cogí la llamada.

–¿De qué estás hablando?

–Vamos a publicar nuestro vídeo. Me he convertido en la perrita de Eiji, en su esclava, por voluntad propia, como un juego. Y hemos decidido lanzarnos.

–¿De qué hablas?–la voz era otra

–Esme, y tú hermano van a subir su vídeo sexual a internet.

–Si vais a hacer una cuenta porno subidla bien. ¿Estás desnuda, Esme?

–Si, pasanos el enlace cuando subas el vídeo. Ahora Laura te manda un vídeo de lo que estamos haciendo.

Dejé el móvil en la mesa y continúe editando el vídeo. Cuando a los cinco minutos me llegó un video. Era Emilia, la hermana de Eiji, bailando sensualmente para Laura, ambas desnudas. Mientras el vídeo se preparaba para ser subido, cree una cuenta y mandé una foto desnuda mía a Laura.

–Ahora quiero ser una perrita como tú.

–Lau, hagamos una cosa ve mandándome fotos de lo que haces.

–Tu haz lo mismo, quiero ver tus vídeos sexuales.

Recibí una videollamada, era de Laura. Cuando la acepté vi a Laura a cuatro patas, y gimiendo como perra, sus pechos botaban.  Tenía a Emilia dándole a por culo.

–Diosa, diosa, diosa, ohh joder, siii asii.

–Nos estamos grabando, para que Laura pueda reveer el momento. Me ha dicho que quería ser una perrita y en eso estamos. La próxima vez que los veamos será como perrita.–comencé a masturbarme, dejé que me viera desnuda

–Yo...te cuelgo...Oh, dios…

Laura lo gozaba pero bien. Con imágenes sexuales de Emilia y Laura en mi teléfono, me masturbé con varios dedos hasta que  tuve un orgasmo. Me asusté cuando vi a Eiji detrás mío.

–Amo, Laura también lo está pasando bien con tu hermana. La última vez esta la enculaba con un arnés.

–A ver–le enseñé las fotos de mi Laura, en cuanto las vio su miembro volvió a cobrar otra erección–¿A qué esperas? Hazme una mamada.

Me metí su miembro en mi boca hasta el fondo de la garganta. Me la saqué y comencé el masaje bucal. Manteniendo por supuesto el contacto visual en todo momento. Recibió otra foto que me mostró, Laura le comía el coño a Emilia mientras vestía un collar de perra. Eiji comenzó a grabarme mientras le hacía la mamada, y también hizo de narrador para su hermana. Mientras su ariete salía y entraba de mi boca, saludé a la cámara del teléfono. Eiji agarró mi cabeza sin avisar y se corrió abundantemente en mi garganta.

–Podrías haberme marcado con tu semen, como hacen los gatos con la orina.

–Así aparte de alimentarte con sangre, te alimentas con semen.

–¿Ahora qué haremos?–preguntó Nuria

–No sé cuánto quiero quedarme en esta casa. Lo bueno es que ahora soy vuestro amo, así que eso es como si esta casa fuera mía.

–Pues eso es que no has visto los dormitorios, ven amo. –dijo Nuria, que le ofreció su mano a mi amo.

Nuria llevó a mi chico a los dormitorios, yo por supuesto les seguí. Me sentí celosa al ver cómo le cogía la mano.  Nos mostró una cama de una sola persona, con grilletes, y llena de herramientas de BDSM.

–Esta es la sala de las y los esclavos, aquí es donde juego con mis perros y perras o incluso juegan conmigo. Y también tenía un jueguete que me tocaría montar, que era un follador automático. Lo compré y lo dejé guardado. Te atabas con cadenas, te ponías en cuatro, y la máquina comenzaba a follarte el tiempo que quisieras. Sin embargo, ignorando el juguete, hay collares con argolla, mordazas, látigos, bueno, de todo.

–Esta será la sala de los castigos y de la diversión especial. A lo mejor lo uso con las dos. De momento quiero, que tú, Nuria, también lleves otro collar.–ella simplemente asintió–Me echaré una siesta, por la noche me despiertas y ya veremos qué hacemos.

Yo no fui con él, soy incapaz de dormir. Hay algo en mi, que no me deja dormir. Así que probablemente, si Nuria no me tortura sexualmente, me pondré a hacer ejercicio y limpiar.

Nuria se puso el collar en el cuello, y miró por el pasillo. Pareció decepcionarse cuando vio que se iba a la cama. Iba a decirle algo, pero recordé que era esclava.

–Las esclavas pueden hablar entre sí, Esmeralda.

–Iba a hacer ejercicio y poner un poco de orden, ¿me ayudas?

–¿Vas a salir?

–No creo, mis pechos no van a dejar de botar por todo el camino. Prefiero quedarme en casa. ¿Tienes sangre guardada?

–No, si quieres sangre te daré la mía. Pero después de poner orden.

Asentí y nos pusimos con la tarea. Viendo lo que habíamos montado antes, decidí ordenar el salón. Guardamos la cámara, cambiamos las cubiertas del sillón, para mantenerlas limpias, y echamos ambientador para quitar el olor a sexo.

–Deberias haber aprovechado para ser tú la ama, y que él sea el que esté haciendo esto.

–Me gusta ser sumisa también.

–Lo digo porque no creo que tengas vuelta atrás. La sumisión te gusta demasiado para volver con la dominación.

–Me ofende que me infravalores. Puedo demostrarte que puedo ser ama.

–Yo creo que no.–Nuria me miró pensativa–Voy a darte de mi sangre. ¿No te vale con carne del frigorífico?

–En realidad si, pero cuánta más sangre mejor para nosotros.

Fue a la cocina y volvió con un cuchillo.

–Tampoco te hagas demasiado daño.

No dudó en hacerse un corte en la muñeca y acercarme la sangre a la boca. Yo me alimenté de ella hasta que vi, que era suficiente. He de decir que sentí un oleada de placer extraordinario al sentir su sangre. Entonces la lleve a la cocina y vendé la herida yo misma. Nuria no dejó de mirarme fijamente.

–Tienes sangre en la mejilla–hice el ademán de limpiarme y Nuria me detuvo.

Me dio un beso con lengua. Lamió la sangre que yo no me había tomado, y entonces se separó de mi.

–Durante un momento me has parecido una diosa reencarnada. Cuando muestras tu yo de verdad, con tus colmillos, me encantas.

Nuria estaba cachonda, y se le veía que estaba mojada lo cual dió una idea. Me lancé a sus brazos y continué besándola, sus labios eran carnosos y sabrosos. No me sentí mal por besarla, mi novio-amo se la había follado anteriormente, yo también quería gozar un poco. Abrí la argolla, y la junté con la de su collar. Quedando ambas unidas por la argolla del cuello, eso provocó que nuestros cuerpos estuvieran inevitablemente cercanos el uno del otro. Nuestros pechos se rozaban, y yo empezaba a estar excitada también.

–Soy bi como mi amo, me gustan también las mujeres.–le dije a Nuria mientras esta me besaba y estaba cachonda perdida.

–Yo lo estoy descubriendo ahora mismo.

Cambiamos de posiciones, y fue ella la que me puso contra la encimera de la cocina. Su mano bajó a mi entrepierna y comenzó a masturbarme con dos dedos. Volvimos a besarnos mientras nos tocábamos mutuamente. Sin embargo el timbre de la puerta nos cortó el rollo. En vez de soltar la argolla, ella comenzó a caminar hacia la puerta, obligándome a mí a ir a su paso hasta la puerta. Entonces nos dimos la vuelta y abrió ella mientras yo me apoyaba en la puerta.

–Eh, Nuria. Recibí tu mensaje, y pedí un permiso para venir aquí.–esa voz me resultaba familiar

–Pasa, Eliana.–Nuria abrió la puerta

–Eh se os ve muy unidas.–comentó ella en cuanto nos vió.

Ella vestía un atuendo militar de cuerpo entero. La camisa quedó en el suelo, y el sujetador también. En el cuello vestía un collar como el mío, Nuria separó nuestras argollas y me crucé de brazos.

–¿Qué haces aquí?

–Nur me enseñaba a soltarme sexualmente, soy su sumisa.

–¿Su esclava?

–Es algo consensuado y pactado por las dos. Solo me hace todo lo que hemos acordado. Además disfruto mucho.

–¿Y has venido a disfrutar?

–Si, pero supongo que me toca hablar con tu amo, ¿verdad?

–Está durmiendo, pero podemos conversar mientras.–dije

–Me vale. ¿Que habéis estado haciendo mientras yo no estaba?

–Grabamos porno, las dos con mi amo.

–No me jodas, ¿vas en serio?–asentí–Ahora quiero verlo.

Me levanté y puse el vídeo editado desde la página web. Me senté en la silla y llamé a Eliana. Ella vino y se sentó encima mía. Como yo fui la que protagonizó el vídeo, no me importó no ver bien el vídeo.

–Hablé con mi Eiji, y nos pareció buena idea.

–Pues aquí hay gente que quiere más. Más de vosotros. Están flipando con los efectos especiales, si supieran que es de verdad.

–Pues por hoy no va a ser, él está descansando.

–Le despertamos, no es hora de echarse una siesta.

Nos levantamos y fuimos a la habitación de mi Eiji. Él estaba sobado en la cama. No quería despertarlo, pero había que hacerlo. Levanté las sábanas y bajé sus pantalones. Estimulé su miembro hasta que estuvo duro y entonces lo metí en la boca. Así estuve unos minutos hasta que noté su cabeza en mi pelo, y me animó a seguir.

–¿Qué haces aquí? ¿Y desnuda?

–Hasta que Nuria se hizo tu sumisa, ella era mi ama.

–Me cuesta imaginar que te gusten esas cosas.

–Pues ya ves.

Cuando ya estaba bien despierto dejé la mamada, y llamé la atención de mi amo-novio que no se esperaba que dejara la mamada.

–Si continuo te dejaré seco, es mejor dejarlo para más tarde, amo.–Eiji aceptó mi argumento. Acosté junto a él.

–Cuando Nuria me lo contó, pensé en venir. Si Nuria es tu sumisa, eso me hace a mi tu sumisa también.

–No es por quejarme pero tres ya son muchas mujeres, ¿no? Mi polla no tiene tanto aguante.

–Eres un sangrelunar, bendecido por la diosa. Nunca es suficiente. Puedes follar a tres mujeres y dejar a esas tres mujeres totalmente satisfechas.

–Solo una pregunta, ¿cuanto tiempo hace que deseas acostarte conmigo?

–Un tiempecito, los mestizos me ponen muchísimo, y más si tienen escamas.

–Yo se, Eiji, que tú no quieres compartirme con otro hombre, pero a mí me gustaría compartirte con otra mujer. Eso sí, mujer que follas, mujer que yo también disfruto.–dije a Eiji que tardó en reaccionar de alguna forma

–Me parece justo. ¿Qué hacemos con Eliana?

–Es la esclava de la esclava, yo digo que probemos cómo de preparada está para nuestro juego.

–Debo advertir que no soporto la violencia en el sexo, nada bruto, ni agresivo.

–¿Por quién me tomas?–preguntó Eiji casi ofendido

–Por lo demás puedes hacerme cualquier cosa, usarme para ganar dinero, grabarme y esas cosas. Aunque si vas a hacer material erótico conmigo todavía debo pensar en mí anonimato.

–Esta situación me recuerda a esos animes en los que el chico obtiene un harén de chicas locas por él casi milagrosamente.–dijo Eiji sonriendo

–La diferencia es que las tres somos mujeres adultas y no somos humanas. Además, solo quiero tu polla y tal vez probar cosas nuevas con Esmeralda, nada más.

–Entonces bienvenida al redil, serás una perrita. Nuria y Esmeralda pueden darte cualquier orden, y tienen mi permiso para hacer material pornográfico si así lo desean. Sin embargo Esmeralda no puede tener relaciones contigo hasta que no te folle yo antes.

Por la tarde no hicimos nada en especial, excepto pasear desnudas las tres lo cual se convertirá en una norma. Mientras veía la tele a mi se me ocurrían ideas para próximos vídeos, ideas que discutí con mi novio y amo.

–No tenemos dotes de actor, y tus ideas incluyen exhibir tu rostro.

–Podría maquillarme, bien maquillada y ponerme un tinte que se vaya con el pelo. Quiero hacer un vídeo porno con actuación, que parezca fantasía. Tiene el potencial de convertirse en un éxito.

–O en un fracaso, la gente solo quiere ver porno.

–¿Y entonces porque los vídeos de hermanastros follando tienen tanto éxito? Tienen de hermanastros lo que yo de millonaria.

–Quizás puedas convencerme de tu idea de otra forma.

Excité su miembro, y usé mis pechos para hacerle una paja a mi amo y novio. El sacó su móvil y comenzó a grabar. Yo seguí con las tetas, y me quedé mirándole fijamente.

–Le mandaré este video a Laura, seguro que le va a gustar.

Sonreí y me esmeré hasta que finalmente eyaculó sobre todo el mis pechos.