Chupasangre esclava
Un pareja no humana está aburrida del sexo corriente, así que en el día en el que Esmeralda deja el ejército,una amiga de Esmeralda les propondrá algo que cambiará sus vidas. Meterse en el porno, y en la dominación.
Recibí un mensaje de mi novia, la cual quería ser recogida en la base. Me vestí, y arregle adecuadamente. Una vez vestido y preparado vi el último mensaje mandado, era un audio.
–Eiji, he esperado semanas para volver a verte. Tengo ganas de follarte hasta dejarte seco.–se me escapó una sonrisa
Me mandó una foto de ella en ropa interior. Mostrándome sus colmillos.
Yo me levanté la camiseta y le mandé una foto mía a pecho descubierto. Para que tuviera con qué satisfacerse. Yo soy italojaponés, por lo menos en lo físico, de apariencia japonesa, pero por suerte mi miembro viril no es japonés precisamente. En realidad soy un alado mestizo, en el submundo no humano, que ha tenido la suerte de tener una novia impresionante, tampoco no muy humana. Hoy presenta definitivamente su retiro de la vida militar, algo que debió hacer hace mucho. Por suerte para mí no hubo atascos en la autovía, por lo que en veinte minutos ya estaba cerca de la base militar. Sonó el teléfono mientras estaba en un semáforo en rojo. Lo puse en manos libres.
–¿Te gustó la foto, Eiji?
–Claro, que si, hermosa como siempre.
–Oye, ¿Cuánto te falta para llegar?
–Un cuarto de hora más o menos.
–Te esperaré, necesito que estés conmigo en la renuncia para darme apoyo.
Al final tardé el doble en llegar por el atasco que se formó en el pueblo, y en encontrar aparcamiento. Esmeralda me esperaba fuera de la base. Yo aparqué y ella vino casi corriendo a darme un abrazo. Respondí a su abrazo, y nos besamos.
–Has tardado mucho.
–Cariño, de la base a casa hay un camino largo y no me gusta madrugar.
–¿Has traído el consolador?
–Está en la guantera
–Cuando termine y presente mi renuncia, vamos a divertirnos mucho con él.
Me llevó de la mano a la base, por lo que se podía ver los civiles podían pasar. Sin embargo tampoco podía estar por todas las instalaciones. Ella fue a presentar su renuncia, mientras yo la esperaba fuera con otros soldados. No duró mucho, fue papeleo, y despedirse de su jefe. Además, ya había preparado su maleta con sus cosas, devolvió las armas y se despidió de sus amistades. Al salir se la veía desanimada. La conocía lo suficiente para saber que ella no quería renunciar, pero decidió hacerlo por cuestión de principios.
–Vámonos de aquí. Ojalá no tuviera que hacerlo.
–Ya, ojalá, se lo importante que esto era para ti.
–Ahora mismo solo quiero distraerme. A todo esto, ¿te hiciste una paja con la foto?
–Estaba fuera, cómo iba a hacerlo.
–¿Y tu?–Esmeralda sonrió
–La verdad es que si, pero me gustas más como eres en realidad, tu ya me entiendes.
–Cuando lleguemos a casa, podrás tenerme para ti sola.
–Mi plan era no ir a casa hasta mañana.
Puse mi mano en su cintura y la atraje hacia mi. Nos volvimos a besar, en la base sin ningún pudor. Con las maletas en mano, se despidió de los compañeros que se encontraba por el camino. Finalmente llegamos al coche, ella guardó las maletas, y le di las llaves. Se tomó unos segundos antes de arrancar el coche.
–Decias que tu plan era no pisar la casa–comenté
–Si, dar un paseo, cenar en algún restaurante y tener sexo duro en el coche o en alguna parte.
–Me gusta el plan, pero igual el coche no me parece el mejor plan.¿Y vas a ir con eso?
No se molestó en quitarse el uniforme militar, y así iba a quedar muy feo el ir a cualquier parte. Esmeralda se encogió de hombros y arrancó el coche. Antes de quitar el freno de mano, se desabrochó el sujetador y lo dejó en la parte de atrás. Se desabrochó varios botones de la camisa, dejando ver parte de sus pechos.
–Ya me cambio en alguna parte, pero no quiero ir a casa.
–Que buena vista tengo, ¿a que si?
–Se mira pero no se toca, y no te toques, reserva ese semen para mí.
Nos marchamos de la base militar. Esmeralda era una mujer que en un principio me pareció demasiado atractiva como para haberse ganado el puesto por méritos propios. Sin embargo demostró de sobra que tal como era una fiera en la cama, también lo era en el combate, y como comandante. Lideraba y luchaba sin igual. Igual no nos conocimos en la mejor situación, pero ahora somos una pareja feliz, y lo seremos más ahora que queda atrás la vida militar. Me sorprendió, el hecho que teniendo en cuenta su puesto, nunca quisiese reducirse el pecho, igual era demasiado grande para ser militar, pero ella nunca contempló esa opción. Le gustan sus pechos y ahora que ya no es militar los voy a disfrutar yo solo.
Tuve una erección cómo era de esperar, y fue una tortura tener que abstenerme de masturbarme. Esmeralda de vez en cuando acariciaba mi paquete, pero me dejó sufriendo en el coche, y ella era perfectamente consciente de eso.
–Una de las soldados a mi servicio le gusta el BDSM, es una domina, se propuso a ser mi ama. Le conté que tenía novio, y que eras bisexual.
–¿Y que dijo?
–Que quería tener un trio con nosotros, si ambos estábamos de acuerdo, y que quería enseñarme unos trucos para convertirme que una buena ama y hacerte mi putito, palabras textuales.
–¿A ti no te molesta tener un trio con otra mujer?
–Pondré unas reglas, pero a mí no.
–Lo digo porque igual a mi no me gustaría verte siendo penetrada por otro hombre.
–Cariño, haremos lo que cada uno quiera, vale. Se trata de disfrutar. ¿Entonces le digo que si?
–El único trío fue con mi hermana lesbiana, así que si, tengamos un trío en condiciones.
–Siempre he querido saber qué pasó en ese trío, como dices tú hermana es lesbiana, y ciega.
–Digamos que soy el único hombre que tolera en la cama. Sin embargo aquel trío fue la única vez que tuvimos algo.
–No me seas así, dame detalles.
A los dos nos gustaba la misma chica. Yo hacía varios meses que lo dejé con un chico, y cuando la vi quise acostarme con ella. Mi hermana no era menos, ella también es muy promiscua, mujer que le gusta mujer que se lleva a la cama. Fiona que es la chica del relato, lo sabía perfectamente. Así que en vez de formar un triángulo amoroso, en el que dos hermanos estuvieran pillados por la misma chica, nos engañó a ambos para ir a la misma habitación. Abrí la puerta y, mi hermana se encontraba en bragas y con la camiseta puesta. Fiona dijo:
–Adelante Eiji, pasa. Te estábamos esperando las dos.
Emilia y yo nos quedamos sorprendidos. Fiona se explicó, no iba a interferir en la relación de dos hermanos así que o bien la compartíamos o nada. Tuvimos que tomar una decisión ahí mismo,así que nos lanzamos. Nos turnabamos para besar a Fiona. Yo me quité el pantalón, Fiona vio una poderosa erección en mi entrepierna. Emilia con curiosidad acarició mi paquetes, bajó mis pantalones, y me masturbó. Sin soltar mi polla caminó hacia mí, y se puso de rodillas.
–¿Estás segura de hacer esto? Eres lesbiana
–Oh, tranquilo es por curiosidad, no es que me vaya a hacer hetero. Siempre he querido saber qué se siente al hacer una mamada.
Ahí de rodillas metió mi polla en su boca, no toda pero sí la mayoría. Fiona se puso de rodillas detrás de ella, y le recogió el pelo. También ella quitó la camisa que llevaba, a mi hermana no le gusta vestir un sujetador por lo que podían verse sus pechos. Su boca engulló mi polla con gusto, al parecer le gustaba mi polla. Emilia apartó a Fiona mientras hacía la mamada, se colocó detrás de mí hermana, y comenzó a masturbarla. Emilia lamía mi miembro con su lengua. Cerró los labios en torno al miembro. Lo hacía bien para ser su primera polla.
–Me corro
Fiona agarró la cabeza de Emilia la empujó hacia mi entrepierna. Me corrí directamente en su garganta.
–El trío continúa, pero te dejo el resto de la historia para otro momento.
–Eres un hijo de puta, mira como estoy.–metí mi mano por debajo de sus bragas, estaba húmeda, excitada.
–Paremos en la primera estación de servicio, y me encargo de tu calentura.
Así hicimos a la primera oportunidad que tuvimos de parar, lo hicimos. Aparcó en un lugar lejano de los demás coches, y de terminó de desabrochar la camisa, liberando los pechos de su prisión. Quitó las llaves del coche, y se subió encima de mi. Antes de comenzar el polvo, cogió su teléfono e intentó quitarse el pantalón, pero como no podía hice uso de mi fuerza superior para romper el pantalón.
–Mi amiga quiere que nos grabemos en video.–sonreí, se me acababa de ocurrir una idea sobre esa mujer a la que le gustaba el BDSM.
–Dame el teléfono–lo cogí y llamé a esa misma amiga
–¿Esmeralda?
–Soy su novio, Eiji, ni siquiera se tú nombre
–En la Tierra me llaman Nuria.
–Si quieres que nos grabemos en video debes darnos tu algo, Nuria.
–Es justo, podría difundirlo. ¿Qué queréis?
–Fotos y videos íntimos tuyos, si los grabas ahora o son de hace unos años me da igual.
–Cariño por ti lo que sea.
Esperamos unos minutos, al cabo de tres teníamos cinco fotos y dos vídeos. En uno Nuria dejaba ver su escote tras el uniforme, en otra foto estaba ella sin camisa, y en la tercera en ropa interior. En las otras dos ya ni llevaba ropa. En el primer video, mamaba una polla.
–Mi querido tagnadrem, aquí tienes tu vídeo íntimo, estoy deseando probar más de ti.–se metió la polla en la boca y la volvió a sacar–Id a mi casa, Esmeralda sabe dónde está, las llaves están en el gnomo de jardín de la entrada. Os dejo con un vídeo porno que no llegué a publicar.
Nuria no era humana, en el segundo vídeo se la veía con alas negras, desnuda y en la posición del perrito. Una hermafrodita con gran porte la enculaba. Me llamó la atención el atuendo de sumisa que llevaba Nuria. Quitamos el vídeo y comenzamos a grabarnos. Esmeralda y yo nos terminamos de desnudar, y ella encajó mi polla en su coño exhalando un gemido en el proceso. Casi de forma automática revelé mi verdadera forma. Mi piel estaba escamada en su totalidad, mis ojos eran completamente negros. Eso pareció animar a Esmeralda, que comenzó una cabalgada salvaje, y a gemir ruidosamente. Mientras con mi telequinesis, grababa el polvo. Sus colmillos saltaron a la vista, me besó en la boca. Sin dejar de cabalgar mi polla, Esmeralda rozó la punta de sus colmillos en mi cuello, lo que quizá debido al morbo me puso más cachondo. Puse mis manos en su culo para guiar la cabalgada.
–Oh dios, oh dios, por dios. Joder, ohh si.
–No sabía que eras cristiana–dije yo también entre gemidos, ella respondió riéndose.
–Invocaria a la diosa de la Luna, pero creo que mejor que no esté aquí.
–Creo que me corro
Finalizó cabalgandome aún más rápido, y con un orgasmo simultáneo final. Me abrazó y descansó sobre mi pecho. Agarró el teléfono que aún flotaba y terminó con el vídeo. Al mismo tiempo que ella hacía cosas con su teléfono, yo manosee sus pechos.
–Y enviado
–¿Se lo has enviado al final?
–Si, nuestro vídeo sexual cortado en el final, para que no vea cómo me haces llegar al orgasmo.
–Me parece bien
Nuria era mujer despampanante, pero Esmeralda lo era aún más. Aún así, un trío con ella me atraía. Buscó las bragas, y la camisa y se las puso. Volvió al asiento de conductor, y volvimos a la carretera. Esmeralda buscó en la guantera el consolador, se lo pasó por su coño recién follado y me lo entregó. Abrí los cachetes de mi culo y me senté en la polla de plástico. Gemí de dolor y de placer. Llegué a sentarme completamente sobre el consolador.
–Me encanta cuando haces eso.–dijo mientras conducía–Ponte los calzoncillos con el consolador metido en tu culo.–obedecí su orden aunque no iba a ser fácil.
Me sentí incómodo a la vez con placer de tenerlo metido en mi culo, pero sentado no era lo más cómodo.
–¿Cuánto falta para llegar?
–Un cuarto de hora más o menos. Te quedas con eso metido en el culete, y así te preparas para la que nos espera. Es una lástima que no sea hermafrodita.
–Que va, es mejor que no lo sea. Las hermafroditas suelen ser putas, proxenetas e hijas de puta, son unas bastardas esclavistas.
–Seguro que existe alguna hermafrodita buena.
–Si existe alguna capaz de controlar sus impulsos sexuales.
–¿Y esa aversión a las hermafroditas? ¿Alguna se pasó contigo? ¿Es por lo de Lou?
–Un poco de todo. Simplemente las odio, y ya está, no quiero tener nada con ninguna.
–Bueno pues no se hable más, nada de trios con hermafroditas.
–Además poseen poderes mentales, podría a ti perderte en el proceso y caer en sus garras. Así que te lo pido, no me hables más del tema.
–Oye–pasó su mano libre por la mejilla–somos pareja, las cosas se hablan, si no quieres un trio con una hermafrodita no pasa nada, de verdad. Si no quieres mencionar el tema no se menciona.
–Gracias.
–Después de lo de Lou, casi estrangulo hasta la muerte a una hermafrodita. No me gusta autocompadecerme, ya lo sabes, pero hay cosas que evitaría a toda costa. Las hermafroditas son un ejemplo de ello.
–Yo he conocido en mi etapa como soldado renacida, a alguna hermafrodita y no se veía como lo que describes tu.
–Dejemos de hablar del tema–me saqué el consolador del culo y refunfuñé.
El resto del viaje no dije ni una sola palabra. Yo entendía que no lo decía con mala intención, pero debe saber que simplemente hay cosas de las que no quiero saber nada. La llegada al pueblo se hizo incómoda. Esmeralda notaba mi enfado pero no sabía cómo disculparse. Se abrochó la camisa, y señaló el pantalón el cual se puso de mala manera. Salimos del coche. Esmeralda sujetó el pantalón con su mano para que este no se cayera al suelo. Por suerte la casa no se encontraba muy lejos. Nuria nos gritó y alzó los brazos.
–¡Eh, chicos estoy aquí!
ESMERALDA
Yo no pude correr mucho, por mi pantalón roto. Tenía algunos nuevos en la maleta pero con ella la ropa pronto estaría por todos lados menos puesta por tanto lo valía la pena. Aunque cuando le di la mano a Nuria el pantalón se cayó. Ella simplemente se rió, y yo me sonrojé.
–Id pasando.
–¿Dónde tienes la ducha?–preguntó Eiji
–Está al fondo a la derecha. ¿Qué le pasa a tu novio?
–He sacado un tema sensible para él y se ha enfadado. No sé cómo arreglarlo, no quería hacerle daño.
–Ve y pídele disculpas. Dile que lo sientes, que no querías sacar un tema sensible para él y que te sientes mal por haberle hecho daño. Y si sigue con esa cara tan larga pues le haces un favorcillo.
–Gracias por el consejo, voy ahora mismo a pedirle perdón.
–Si, pero recuerda que estoy aquí para divertirme no me lo dejes seco.
–Tranquila, tendrás tu parte de Eiji.
Lo seguí hasta el baño. No cerró la puerta. Vi como se duchaba, aproveché el momento para quitarme la ropa y entré en el baño. Eiji me miraba através de la mampara de la ducha.
–Eiji, quería pedirte perdón. No tenía ni idea de tus sentimientos hacia las hermafroditas, y por mi culpa ahora estás mal.–me quité las bragas y las dejé por el suelo–¿Como puedo hacer que me perdones? Por favor, insisto.–abrí las puertas de la mampara que nos separaba a los dos, y me metí con él a la ducha
Cogí sus manos, y dejé que manosease mis pechos, y jugase con ellos. Me miró mientras parecía pensar en algo.
–Ya que me lo pides, me gustaría que los dos fuéramos esclavos y amos, que tuviéramos nuestros juegos de dominación.
–No tienes madera de amo, Eiji, te lo digo con todo mi cariño. Eres demasiado bueno para serlo.
–Puedo ser un buen amo sin insultarte ni prostituirte. En realidad no hace falta ser un maltratador para dominar, Emilia me contó historias de sus aventuras en el mundo de la dominación, y en ninguna se implicaba el maltrato.
–Se lo diré a Nuria, pero ahora vengo a tener tu perdón, amo.–me puse de rodillas
–Besa mi mano, Esmeralda.–me metí de lleno en el juego y besé su mano–Otra vez.
–Como ordenes, mi amo.–volví a besar su mano
–Como me pone esto.–dijo mientras el agua caía sobre los dos
Acarició mi rostro como si el de un perrito se tratara. Eiji miró hacia la puerta, Nuria nos estaba grabando. La erección de mi novio rozó mi nariz.
–Vosotros continuad, lo hacéis bien.
–¿Qué vas a hacer con eso?
–Nada que no queráis. Seguid.
Volví a mirar a Eiji. Miré su falo, y esperé su aprobación, a lo que él respondió afirmando con la cabeza. Agarré su polla con una mano, y le di besos. Así hasta llegar a su punta, y meterla en mi boca. Me la tragué entera, por supuesto no era la primera vez que me tragaba la polla de Eiji. La sentía en mi garganta. La saqué de mi boca para tomar aire. Comencé una mamada en la que metía su polla hasta el fondo de mi boca y la volvía a sacar. Se que le encantaba a Eiji, por eso se lo hacía. Además le gustaba que le mirase, en juegos sexuales no andábamos escasos precisamente. Mientras su polla entraba y salía de mi boca, como Pedro por su casa, yo comencé a masturbarme. Gemía de gusto con aquel falo en la boca.
–Voy a eyacular.
Dejé que inundase mi boca con su semen. Apagó el agua, y le enseñé mi boca.
–Tragatelo–ordenó
Obedecí sumisamente su orden. Después de haberlo hecho le enseñé mi boca limpia a Eiji y a la cámara. Totalmente limpio y sin semen. Nuria detuvo la grabación.
–Luego os paso las copias de estos vídeos, seguid con la ducha.
Terminamos de ducharnos. Él salió cuando yo continúe y me limpié todas las partes de mi cuerpo. Aunque era tontería hacerlo, próximamente íbamos a tener sexo y todo el día por lo que parece. Eiji educadamente me dejó unas bragas limpias, y un sujetador que rechacé. Me terminé de secar, y fui a la cocina. Allí estaban Nuria y Eiji con una libreta.
–Tenéis que hacer un contrato de esclavitud y poner unas normas. Estábamos escribiendo tu contrato de sumisión.
–¿Cuánto tiempo nos ponemos antes de cambiar de papeles?
–¿Un mes?
–Me parece bien, pero como estamos a mitad de uno, tú serás esclava por mes y medio.
–Me parece bien.
Me acerqué a ver qué estaba escribiendo Nuria. Parecía todo normal, era un permiso de que yo me dejaba someter, y de que me entregaba a mi amo. Me fijé en las normas. No podía llevar ropa interior, de ningún tipo. Si me ponía a cocinar o limpiar, lo haría desnuda o no lo haría. La que me resultaba más curiosa, después de cada frase iría un amo. Y la más obvia, desobedecer una orden conllevaba un castigo. Puso otra más, en la que se ponía ella también como dueña y sumisa a la vez.
Los tres firmamos el "contrato". Ahora es cuando me convertía en sumisa de mi novio. Una vez firmando miré a mi amo.
–¿Me quito la ropa interior, amo?–pregunté en tono sumiso
–Eso ni se pregunta
Yo quería estar en bragas por la casa, pero si me tocaba ir desnuda tampoco pasaba nada. Nuria se quitó el sujetador, y se bajó un momento el pantalón para quitarse las bragas y volver ponerse el pantalón.
–¿Empezamos ahora con la marcha?–preguntó Nuria
–Todavía tenemos un día entero, disfrutemos–dijo Eiji–¿Tienes películas?
–Si, ¿quieres ver una?
–Una de adultos, ya me entiendes
–Vosotros poneros cómodos.
Eiji y yo nos sentamos en su sillón. Apoyé mi cabeza en su hombro. Nuria se fue a buscar una película.
–Nuria, trae un collar de esclava y un vibrador.
–¡Hecho!
Sonreí contenta, el juego iba en serio, me ponía hacer de sumisa una barbaridad. Con Eiji sabía que tendríamos unos límites pero que nos lo pasaríamos bien. Sobre todo yo. Nuria volvió con el cd de una película y los juguetes que mi amo pidió. Me puso el collar, y me introdujo el vibrador en mi entrepierna. Encendió la televisión y puso la película.
–Me han dado un permiso de tres meses. Y he pensado en algo que lleva rondando mi cabeza un tiempo, dejar el ejército como tú y meterme en el mundo del porno. Solo que en vez de yo sola vosotros dos también
–A mi no me importaría, pero la música siempre me ha gustado más que el sexo. No se si podría decirle a Emilia, que dejo el grupo para ser un actor porno.
–Por supuesto que no te importa, amo, tu eres un sangre de la luna. A ti por no importarte,te pondrías a andar desnudo por la vida.
–¿Y tú qué opinas, esclava Esmeralda?
–¿Tengo derecho a opinar? Opino que tener sexo en público me pone, y que meternos en el porno me pone, pero es una decisión para la que no hay marcha atrás. Todos nos verán desnudos, me verán desnuda y no podremos cambiar eso.
–Puedo hacer uso de la magia de edición, para tapar vuestros rostros. Os grabáis teniendo sexo, y yo me encargo de vuestra identidad. ¿Traigo la cámara, y os grabáis? ¿Y luego yo edito el vídeo?
–De acuerdo, si nos gusta el resultado, lo intentaremos.
La película comenzó pero Nuria se ausentó para ir a por la cámara. Miré a Eiji, esa decisión podría cambiar nuestras vidas. Nos podría dar mucho dinero, pero también nos expondría. Si Laura me ve sabrá que soy yo, por mucha edición que le ponga. Y sé que me puede ver, porque por la noche para acompañar la soledad se autocomplace. Nuria colocó la cámara en un ángulo que ella escogió, y los tres comenzamos a ver la película. Nuria le entregó a Eiji dos mandos.
–Son para los vibradores, yo llevo unas bragas vibradoras. Ella como no puede llevar ropa interior no tiene bragas vibradoras, aunque le gustarán cuando tú estés agotado.
Nuria puso una peli porno. Eiji se puso en su verdadera forma no humana y seguimos viendo la película como si nada. Él le dió a un botón, y empecé a notar la vibración. Le dio al otro mando. Detuvo mi vibración y le dio fuerza al de Nuria. Le dió potencia al mío también y ahí nos tenía a las dos, gimiendo como perras en celo. Apagó el de Nuria, y dejó un tiempo el mío en activo, pero cuando se intuyó que iba a tener el orgasmo, lo apagó también. Sin embargo yo necesitaba con ansias tener sexo, no podía con la agonía. Encendió el de Nuria, yo besé a Eiji con deseo, con un deseo agónico. Él volvió a darle potencia a mi vibrador. Dejé de besarlo y arquee la cabeza.
–No lo soporto amo, necesito que me des bien duro. Necesito que me folles como una perra en celo, soy tu puta perra, follame.
–¿Eres mi perra?
–Si amo, soy tu esclava, tu perra en celo, y necesito que me des hasta el fondo.
–Me gusta–apagó el de Nuria
Él volvió a hacer uso de sus poderes para hacer levitar la cámara. Me puso de cara a la pared con mi culo pidiendo guerra. No se hizo de rogar. Levantó mi cadera, y penetró mi lubricado coño. Yo hice lo único que podía hacer, gemir y dejarle hacer a mi novio.
–Esto me gusta.–dijo Eiji mientras me penetraba
–Es tan zorra que no creo que deje la sumisión, continuará siendo la esclava.–dijo Nuria mientras gemía
Mi única respuesta fue sonreír. Hubiera preferido que me diera por culo, pero esto también me gustaba. Aunque debería haber buscado una posición menos complicada. Eiji salió de mi, y me coloqué en una posición más cómoda. Me abrí de piernas y continuó penetrándome. Me abracé a él, y me levantó en el aire. Nuria mientras follabamos, se masturbaba.
–Ohh, joder correte en tu perra, Eiji.
Alcancé a tener un orgasmo antes de que él se corriera. Y continuó hasta que sentí su simiente en mi coño. Miré hacia la cámara, y sonreí. Me bajé de la polla de Eiji, pero él la señaló. Me arrodillé y la limpié. Él agarró mi collar y me hizo levantarme. Me dio un beso lleno de pasión. Su polla perdió vigor y mi vagina chorreaba semen. Cuando quise darme cuenta, Nuria nos fotografiaba.
–Esme, ponte de rodilla y tu cabeza sobre el suelo, a los pies de tu amo. Como suplicando.
Obedecí sumisamente. Y dejé que hiciera las fotografías que quería.
–Bien, lo que decidáis hacer con las fotos es cosa vuestra.
–Yo me encargo de editar el vídeo
Mientras Nuria recibía su parte de mi novio, yo visualicé el vídeo de nuevo y aproveché para masturbarme. En general se veía mi cuerpo, pero mi cara era algo que no llegaba a verse, permanecía escondido durante toda la grabación. Excepto en un fotograma, en el que se me veía en todo mi esplendor.
–¿Lo borro o no lo borro?