Chris y familia 11

Vale, no hay sexo. Pero esto tiene que ocurrir alguna vez ¿No?

Un agradable frescor hizo que poco a poco recuperara la conciencia. Me dolía todo el cuerpo. Desde el primer pelo de la cabeza hasta la punta de los pies pasando por una polla arrugada y sin fuerzas pero que sentía muy intensamente, como si sufriera un terrible ataque de algo parecido a las agujetas. Bastante molesto no invalidante.

El resto del cuerpo lo notaba como algo lejano, como si fuera un robot y estuviera a punto de quedarme sin baterías. Todo lo que sentía parecía borroso. Podía oír sonidos pero no sabía como interpretar qué eran.

A mi izquierda logré enfocar el rostro de Sara. Me acariciaba el cuerpo como si yo fuera un perrito o un animal de compañía cualquiera. Sonreía a la vez que canturreaba en falsete sin dejar de mirar la picha a la que rodeaba a menudo con sus caricias pero sin llegar a tocarla.

Tenía el pelo recogido en una coleta y su piel parecía tener un brillo especial… o tal vez yo estaba teniendo problemas para enfocar mi visión. Intenté moverme pero fue algo parecido a una agonía. Si inmóvil me dolía todo el cuerpo, al moverme parecía como si me hubieran llenado las venas de agujas y estas se clavaran en cada rincón de mi cuerpo. Sin lugar a dudas eran las agujetas más grandes que yo recordaba haber sufrido… hasta el día de hoy.

  • ¿Ya te has despertado? – Preguntó con voz melosa y falsamente inocente.

  • ¿Qué hora es? – apenas logré pronunciar.

  • Hummm. – Mira el reloj de su muñeca. – Las ocho menos diez de la mañana.

  • Mierda. Tengo que ir al instituto.

Cerré los ojos, apreté los dientes y conseguí sentarme aun a costa de que mis ojos se llenaran de estrellitas de colores y todos mis músculos se quedaran al borde del colapso por culpa del dolor.

  • Olvídalo. – Me sujetó para evitar caer al suelo.- Mi padre es médico y va a firmarte un papel como que estás enfermo.

  • Sara, los de la residencia…

  • Ya les ha avisado diciendo que te pusiste malo aquí y que estás con nosotros. Una gastroenteritis que te tendrá dos o tres días en cama.

  • Genial.

Me dejé caer porque ya no tenía fuerzas para mantenerme sentado. Había logrado ver que estaba desnudo, en una cama y en una habitación que me eran desconocidas. Lo mío con esta familia era ser incapaz de adivinar lo que me podía ocurrir a cada momento. Ya entonces era bastante simple socialmente.

  • ¿Cómo acabó lo de anoche? ¿Me perdí algo?

Sara tiró de un puñado de pelos del bosque que rodeaba mi miembro. Sonreía como si mi pregunta fuera el chiste más tonto del mundo.

  • Bueno…- Dejó de tirar y jugó a hacer ricitos con ellos.- Después de tanto sexo a lo bruto… Pues. Bueno…

  • Sara. Por favor…- No me sentía con fuerzas como para andar sacándoselo con jueguecitos.

  • Bueno. Pues papá se tranquilizó y Chris habló con él...

  • ¡Oh Dios! Chris hablando con él… - Aun recordaba como se había comportado y me temí la peor de las catástrofes.

  • Sí. Habló con él, y luego habló mamá… Y hablaron un buen rato…

  • ¿Tú no hablaste?

  • Yo te vigilaba.

  • ¡Ah¡ - me encogí de hombros mentalmente.- Sigue.

  • Bueno pues hablaron de lo que había ocurrido, y como lo habían pasado y esas cosas…- Me miró como si yo fuera un niño pequeño al que tiene que contar un diálogo de adultos.- En resumen que estuvieron hablando y como todo lo que paso les gustó y después de pensarlo mucho han pensado que podían repetirlo más veces si es que no te importa.

  • ¡Eh¡ Espera un momento. – Volví a repasar lo que me acababa de decir.- Estás diciendo que después de todos aquellos golpes y aquellas barbaridades… ¿Se lo volvieron a montar?

Sara asintió con la cabeza riendo inocentemente mientras sus dedos se acercaban peligrosamente a mi miembro a cada momento.

  • ¿Y después?

  • Bueno… Después volvieron a hablar… Y pensaron que la cosa había sido algo guay y que había que repetir…Y que están dispuestos a hacerlo de una manera no violenta y que todos esperamos que participes.

  • ¿Yo? ¿Participar?

  • Pues claro. Tú eres el “novio” de Chris, y también eres mi “amante” y el de mi madre.

  • Y ya puestos el de tu padre. ¿No?

  • ¿Estarías dispuesto a hacerlo? ¿En serio? Por favor. Nos harías muy felices a todos. – Explotó de felicidad como un fuego artificial.

Creo que en ese momento tuve un lapsus o algo parecido porque me quedé como atontado. ¿Yo el amante de un hombre? ¿En serio? ¿Pero qué pretendían? ¿Acaso tenían intención de montar todas las semanas una orgía en familia?

  • Voy a avisarles que ya te has despertado.

  • Espera, Sara… Mierda.

Pero ya había salido de la habitación como un cohete.

Me sentía como un juguete con el que se habían estado divirtiendo todo el mundo y luego me habían dejado tirado por ahí. El cuerpo me dolía a cada movimiento y mi cabeza aun no estaba al cien por cien.

Unos pasos subiendo a la carrera por la escalera y al momento reapareció Sara vestida con un chándal rosa gastado, luego fue apareciendo el resto de la familia uno a uno y sin prisas.

Primero Chris en un pijama de dos piezas que le quedaba algo grande, con aspecto ojeroso y el pelo revuelto. Luego su madre vestida con un albornoz semejante al de ayer y con una mirada radiante que me sorprendió. Su cara irradiaba felicidad y aparecía muy agarrada al brazo de su marido. Éste vestía una camiseta de manga corta y un pantalón de pijama. Todos calzaban zapatillas de andar por casa. Todos sonreían como si se hubieran tragado una píldora de la felicidad lo cual me puso nervioso.

  • ¿Cómo te encuentras? – Me preguntó el hombre.

  • Como si un elefante me hubiera masticado y luego escupido para terminar pisoteándome…

-Supongo que es algo normal teniendo en cuenta toda la actividad de ayer por la noche. – Utilizó un tono muy profesional que hasta resultaba tranquilizador.- Siento mucho la violencia que usé pero en ese momento no pensaba con la cabeza… Me dejé llevar…

  • Vale. Vale. Disculpas aceptadas.- Suspiré cansado. - Creo que el culo no me duele más que el resto del cuerpo.

  • Supongo que Sara ya te habrá contado…Hummm… Eso. Lo que hemos estado pensando.

Habló Chris sentándose a mi derecha pero sin tocarme. ¿Eran imaginaciones mías o se comportaba como una gatita mimosa frente a un sabroso capricho? Sus labios estaban más hinchados y rojos que nunca. Su piel limpia y brillante como un anuncio de cosméticos…

  • Algo así. Pero no ha sido muy concreta.

  • Verás. Hemos llegado a la conclusión que nos has descubierto algo increíble. El sexo… “en familia”. Y queremos que tú seas parte de él.- Fue el padre que habó con su habitual tono “profesional”.

  • Ya sabes. Puedes continuar follando conmigo, sólo que ahora también puedes hacerlo con mi mamá y mi hermanita y con mi papá. – Resumió Chris.

  • ¡¿Papá?! – Se me escapó sin querer.

  • Sí. Estoy dispuesto a dejarme encular si llegara el caso. Me gustaría continuar experimentando el sexo con hombres… Por lo menos contigo que hay confianza.- Su sonrisa de “profesional” de repente me había dejado de trasmitir confianza.

  • Y si digo que no…

  • Bueno.- Habló Sara con voz mimosa logrando ponerme más nervioso aun.- El caso es que yo todavía no he cumplido los quince años. Podían acusarte de sexo con menores… Y no creo que ninguno queramos que eso ocurra. ¿Verdad?

  • Clarísimo. Ahora soy parte de la familia quiera o no quiera.

Todos mostraron unas magníficas sonrisas dignas de un anuncio de dentífricos que lograron erizarme los pelos de la nuca. Estaba atrapado y sin salida.

Días después celebraron el cumpleaños de Sara… Cumplía dieciséis. Como consolación por mi descubrimiento me dejó estrenarla el culo. Hicieron trampa y yo caí como un bobo. Pero no me importa. Hemos pasado muy buenos momentos.

Jorge Rey Quinto*** Alfredo B. Mundo alfredobmundo@yahoo.es

¿ FIN ?