Chorros de leche infinita en aquel bukake...

Cuando uno tiene una nueva novia, nueva amante y futura nueva mujer, en aquella ocasión la futura cuarta esposa, y ésta tiene un deseo por cumplir, como no proporcionárselo

Eloísa es maravillosa.

Eloísa es muy liberal.

Eloísa en muy caliente.

Eloísa es muy puta.

Eloísa es demasiado sexual para ser verdad.

Eloísa es de verdad.

Nos conocimos a través de un amigo común en un Centro de Formación haciendo un curso de especialización pedagógica, yo lo daba y ella lo recibía, hace ahora unos quince años de aquel maravilloso encuentro.

Yo tenía entonces 37 años, ella 26.

Ambos habíamos follado mucho a aquellas edades aparentemente tempranas, sobre todo ella, teníamos una afición común, el sexo liberal, nos encaprichamos el uno del otro, follábamos juntos de muerte.

Al final, nos enamoramos. Ella dejo a su novio y yo a mi mujer.

En la actualidad tan solo somos amigos y amantes. Seguimos con nuestras fiestas. Tenemos una gran relación, pero el amor se acabó. Ella sigue viviendo a las fiestas con su actual marido o alguno de sus amantes y yo con mi última mujer, Margarita. Ya les hablaré de ella.

Volvamos a aquellos maravillosos con Eloísa.

Todos sabéis lo que es un bukake, que también puede escribirse bukkake o bucake.

Para los no iniciados, les diré que el bukake en una práctica sexual, un encuentro de sexo en grupo donde varios hombres juegan con una mujer de diferentes formas, pero con la obligación teórica de terminar eyaculando todos juntos al mismo tiempo encima de ella, generalmente sobre su cuerpo, pechos y cara. Generalmente ella arrodillada ante ellos.

Yo hice una pequeña variación.

Generalmente también la mujer suele comerse todo el semen.

En ambiente liberal, al menos en nuestro grupo de intercambio liberal lo llamamos “ponerle a la invitada que lo desea, el pijama de leche”.

Si amigos, no he de olvidar decirles que desde que nos conocimos Elo, y yo, así llamaba a Eloísa en la intimidad,  desde ese primer minuto en que comenzamos nuestra andadura juntos, y hasta que nos divorciamos, comenzamos a formar y conseguimos llegar a hacerlo, un sólido grupo de parejas liberales que hasta la entrada de la crisis de la pandemia del Covid, nos juntábamos todos los sábados en diferentes sitios de nuestra región, nuestra casa, un chalet, una casa rural o simplemente en el campo a hacer cruising, siempre dependiendo del número de parejas. Por cierto, ella sigue viniendo a muchas de las fiestas a pesar de que vive fuera de España.

Hemos hecho cientos de reuniones a cual más excitante. Habré de hablarles de muchas de ellas, por algunas de cientos de anécdotas que hemos vivido. Anécdotas sexuales y de todo tipo.

Ya les hablaré en el futuro de nuestras fiestas e incluso de nuestros grupos en kik en donde nos organizamos.

Solo decirles que en la actualidad nuestro centro neurálgico de encuentros está situado al sur de Madrid, en una localidad muy conocida en el límite provincial con Toledo.

Si alguna pareja está interesada en el mundo liberal, solo tienen que decírmelo. Además de hacer las reuniones convencionales de intercambio de sexo, hacemos reuniones puntuales por temáticas sexuales diversas, unas clásicas y otras que nos hemos inventado, entre otras, fetichismo, bukake, gang band, salas oscuras, sexo al aire libre, interraciales, reuniones de caravanas sexuales, senderismo sexual, turismo sexual.

También nos organizamos por grupos de edad. Incluso disponemos de sesiones introductorias para parejas sin experiencia. Pueden obtener nuestro Nick en Kik enviándome un correo electrónico y pedirlo.

Sigamos con el bukake, pues se prepara una fiesta como todos ustedes suponen.

El bukake tiene su origen según un mito en el antiguo reino de Japón en donde se empleaba esta práctica para castigar delitos de infidelidad de la mujer. Como les digo, parece un mito, dado que en aquellos remotos tiempos, la infidelidad de la mujer casada se castigaba con la muerte. Eso está acreditado.

Desde el boom de la industria pornográfica a partir de los años 80, se suele consumir innumerables videos pornográficos de todo tipo de prácticas sexuales, en las que el bukake encontró muchos aficionados.

En realidad la palabra bukake es la forma sustantiva del verbo japonés bukkakeru que significa arrojar o salpicar agua u otro líquido.

Realmente se utiliza habitualmente allí, sin ningún tipo de connotaciones sexuales al describir la acción de describir el vertido de un líquido, generalmente agua, aunque cualquier líquido, pero  generalmente en mucha cantidad, suficiente para llenar algo o empaparlo.

En gastronomía japonesa se designa como bukake al plato que se prepara al verter caldo caliente sobre fideos de diversas formas, grosor y textura. Cuando estos fideos son los normales, se denominan bukkake-udon, mientras que si los fideos se hacen con una harina de trigo especil, parecida al trigo sarraceno, en una receta tradicional enormemente complicada que se llama  bukkake-soba. No dejen de probarlos, es una delicia.

Lo de los fideos, lo aprendí en un restaurante exquisito en mi segunda visita al congreso anual que se realiza en Hong Kong en su Centro de Convenciones y Exposiciones de la feria anual para adultos, allí llamada AAE, es decir, Asia Adult Expo, en donde además de las novedades internacionales del mundo del erotismo, siempre hay un pabellón específico dedicado al misterioso Japón, pues resulta que tiene unas costumbres sexuales y eróticas algo diferenciadas no solo de los occidentales, sino también del resto de los asiáticos, incluyendo los chinos. Ya les hablé en mi relato sobre las braguitas de las maquinas expendedoras. ¿Lo recuerdan?

En aquel pabellón japonés del que prácticamente no salí, salvo para mirar lo más avanzado sobre las sex machines, comprar una para Gina y ver dos shows pornográficos en directo, puesto que además de comer muy bien todos los días y disfrutar de sake de calidad, el famoso vino japonés de arroz que adoro,  aprendí cosas tan interesantes como que los japoneses son muy aficionados a los dibujos animados sexuales, a que les gustan sobremanera las mujeres con gafas, que incluso se ponen sin graduar como gancho sexual y erótico,  y que hay un mercado pornográfico muy importante exclusivamente para consumo de mujeres japonesas, en donde se mezcla el sexo y el romanticismo, con muchísima demanda.

Por cierto, a las mujeres asiáticas en general y japonesas en particular, les encantan las pollas grandes a pesar de que muchas de ellas no consiguen ser penetradas. Se lo cuento por experiencia, pues cada vez que voy a Oriente, he de venir satisfecho de género femenino oriental. Me encanta. Ya les contaré.

Pero sigamos con un  regalo sorpresa para mi novia y mi futura mujer aquel mismo año.

Cuando en medio de nuestros encuentros sexuales, dos veces por semana al principio, y de manera diaria cuando nos fuimos a vivir juntos a una urbanización de apartamentos a las afueras de la ciudad, me dijo que una de sus fantasías era hacer un bukake, no me lo pensé dos veces.

Sin decirle nada, le preparé una fiesta sorpresa en condiciones  para su siguiente cumpleaños, que además seria en apenas tres semanas, era el 18 de junio y que casualmente coincidía en sábado aquel glorioso año.

Conocía a una pareja que tenía un pequeño club liberal encantador y decorado con un excelente gusto, cerca de Madrid. Me escapé para verlos y después de saludarnos y tomar un Martini blanco, les comenté mi deseo.

Jesús y Vanesa que así se llaman, aceptaron el reto encantados. Seria para ellos la primera vez en su local que hacían un bukake en toda regla.

Me dijeron que en ocasiones habían conseguido que una mujer sola, estuviese con varios hombres y que en ocasiones aquella mujer, una asidua cliente en especial, desease ser regada con la leche de tres o cuatro hombres. Pero nada más.

Había ido allí muchas veces con varias parejas de matrimonios, una de ellas, una pareja muy especial, la mujer literalmente se “cagaba” al correrse cuando le comía el coño. Ya les contaré mi sorpresa la primera vez.

Son una pareja encantadora que aun frecuento a pesar de la edad especialmente de ella, casi setenta años.

Sigamos con mi pareja amiga del club liberal.

Incluso había estado con José y Vanesa varias veces, eran ambos bisexuales y a ambos les encantaba comer mi gran polla.

Obviamente disfrutaba especialmente como saben de mi postura favorita, comerle el coño a ella mientras él me comía la polla, pero allí habíamos hecho de todo y seguiríamos haciendo, hasta que años después tuvieron que cerrar por unos motivos muy especiales. La les contaré.

Pues bien, les comenté a Jesús y a Vanesa, los propietarios mi propósito y deseo de hacer cumplir la fantasía  de mi novia, prepararle una fiesta sorpresa a Elo, una fiesta sorpresa que además de la habitual tarta, champan, y esas cosas, tuviera como eje principal un bukake bien organizado.

Hice hincapié en ello. Debía estar bien organizada. Yo me haría cargo in situ de la organización de los hombres, pero ellos debían aleccionarlos bien, además de organizar la comodidad de Elo, les propuse un diván, para que todos actuasen a su alrededor.

Fuí estricto en el encargo, quería que se invitasen a una docena de hombres dispuestos a jugar al menos una hora con mi novia, y con la condición de correrse a mi orden todos al mismo tiempo sobre el cuerpo de mi querida Elo.

Todo quedo perfectamente claro y acordado.

Aunque dijeron que se comprometían a que hubiese allí aquel día, a la hora cordada, a las siete de la tarde de aquel próximo sábado siguiente, en  dos semanas, con “sorpresa especial”, hubiese como les digo al menos una docena de hombres, yo por mi cuenta puse anuncios en los días siguientes y quedé con media docena más, incluso llamé a un par de amigos de absoluta confianza del mundo liberal para invitarlos, aceptando de inmediato, amigos a los que encargué que no fuesen solos, por si acaso faltaba alguno de los de la docena encargada a Jesús y Vanesa.

Yo quería que hubiese doce chorros de esperma caliente al unísono por lo menos.

Sé a ciencia cierta, que siempre falla alguien. Quería asegurarme.

Habría alguno más. Les contaré.

Habíamos quedado a las siete de la tarde, dado que en esos clubes habitualmente las parejas suelen llegar a partir de la media noche.

Quería contar con tiempo para realizar la sorpresa a gusto.

Realizar el bukake, disfrutarlo y luego ir a cenar con Elo a un buen restaurante de la zona para relajarnos, e incluso si teníamos ganas aún, y ella no estaba muy cansada, volver al club a pasar el resto de la noche compartiendo sexo saludable con otras parejas.

El sexo es salud. El sexo compartido mucho más.

Incluso puse un anuncio en una página liberal de Madrid, para invitar a cuantas parejas quisiesen asistir a la celebración del cumpleaños de mi súper bombón.

También llame a varias parejas amigas.

Claro está que les invite solo a la celebración tradicional de tarta y champan sobre las dos de la madrugada, una cosa habitual en estos ambientes, y mientras hacer algún juego adicional de parejas. Algún  Glory Hole, o algo en la Cruz de San Andrés.

Haríamos bastante mucho más como verán.

El día llego.

La había felicitado la noche anterior, la del viernes a las 0 horas. Me gustaba felicitarla en el primer segundo del día de su cumpleaños.

A Elo le dije que iríamos al club y poco más. No me preguntó nada más. Es demasiado lista.

Mucho más inteligente que yo.

A mis contactos ya les había dado instrucciones. A José y Vanesa ya les había avisado que había invitado a varios hombres más, por si faltaba alguno de los que se habían comprometido a ir. Siempre falla alguien, lo sé por experiencia. He organizado muchos eventos.

Escuchando música romántica llegamos muy pronto al club. Eran las siete en punto.

La fiesta estaba acordada para las 7:30.

Elo no estaba sorprendida de que fuésemos tan temprano a un club. No me dijo nada. Esperaba obviamente una sorpresa, aunque me confesaría después que no se esperaba un bukake.

Al entrar al hall del club Jesús y Vanesa nos saludaron. Fuimos a cambiarnos, nos gusta estar cómodos. En bata fuimos a la barra y nos tomamos plácidamente un Martini.

El timbre sonaba de vez en cuando, y la gente pasaba directamente para dentro por el otro acceso que no pasa por la barra. Elo no podía ver a nadie.

Se oía algo de bullicio en la sala grande que no se veía desde allí.

Mi amor, le dije. Empieza la sorpresa de tu cumpleaños.

Sonrió maliciosamente.

Saque del bolsillo de la bata uno de los pañuelos de seda negro de casa y se lo puse alrededor de sus ojos.

Le susurre al oído que se dejase llevar.

La lleve a la sala de la mano. Allí le quite la bata. Le comenté  que había un diván y que tenía que tumbarse.

La ayude.

Los hombres estaban dispuestos, todos desnudos y tocándose sus pollas para endurecerlas.

Jesús y Vanesa, esta última especialmente, había preparado un escenario idílico.

El diván alargado especialmente preparado para follar cómodamente, aunque en esta ocasión haría otras funciones complementarias. Lo había forrado con una sábana oscura, preciosa.

Pensé fugazmente  que toda la leche destacaría mejor allí.

El cuerpo desnudo de Elo también destacaría. Su piel blanca, su melena mediana rubia.

Elo se acomodó.

Le dije: Relájate. Confía en mí.

La ayude a terminar de acomodarse plácidamente, abrí sus piernas, bese y lamí rápidamente su sexo. Tuvo un primer sobrecogimiento sexual, casi un ligero orgasmo.

Acomode brazos y piernas.

Me acerque a ella, le di un beso caliente y húmedo en la boca.

No les he dicho aun que Elo es multiorgasmica.

Los hombres estaban allí preparados. Conté, había catorce. Como me suponía siempre falla alguien. Pero al menos había logrado el objetivo de tener al menos doce pollas para sacar mucha leche calentita.

Sabían lo que tenían que hacer.

Jesús y Vanesa los habían aleccionado previamente.

Se dispusieron alrededor del diván alargado. Alrededor de Elo.

Déjate hacer, le recordé finalmente a Elo. Confía en mí.

Ok mi vida, me contesto.

Cogí la mano derecha de Elo y la acerque a la polla más próxima. Enseguida empezó a manosearla y sonreír.

Hice lo propio con la mano izquierda.

Elo ya estaba entretenida manoseando dos pollas de mediano tamaño.

Perfecto, pensé.

Al que se quedaba entre medias de los dos anteriores,  le susurre al oído que acercará su polla a la boca de la cumpleañera.

Elo al sentir la polla en sus labios enseguida empezó ligeramente ladeada a comer polla.

Ella no lo sabía, pero no dejaría de comer pollas durante más de una hora.

Luego se sorprendería de haberse comido hasta dieciséis pollas unas seguida de otra.

Al resto les iba susurrando que empezasen a tocarla por donde quisiesen menos su coño de momento, besarla en sus tetazas, manosear sus piernas, sus caderas, sus pies.

El que estaba enfrente de su sexo, le dije que le empezase a comer el coño suavemente. Lo hbai tanteado previamente y ya estaba húmedo. Elo estaba cachonda desde el primer momento, quizás desde mucho antes.

Al pasar unos cinco minutos, les hice señales para que corriesen un turno, es decir que aquella primera polla que estaba siendo acariciada por la mano derecha de Elo, pasase a ser lamida por la boca, y así sucesivamente a  todos, que corriesen un turno, que avanzasen en el círculo y siguiesen haciendo lo mismo que hacia el hombre que tenían a su izquierda previamente.

Elo se quedó un segundo cortada al sentir que las pollas se soltaban de sus manos y su boca. Me acerque y le dije que era un correturnos, que no se preocupase.

Asintió sonriendo.

Las pollas iban poniéndose como estacas, duras y brillantes gracias a la saliva de Elo, a la propia saliva de aquellos que tienen esa costumbre de ayudarse con su saliva a irse meneando la polla, y a obviamente mucho más gracias los líquidos preseminales.

El coño ya estaba bien empapado cuando me toco comerla en mi turno, Yo empecé a formar parte del corro en cuanto todo estuvo organizado.

Cuando llego mi turno siguiente en el coño empecé a follármelo para que se fuese abriendo.

A partir de entonces les fui diciendo a los catorce hombres adicionales que el qué llegase al coño, podía además de comerlo follarlo, pero siempre con condón. Tenía preparadas a mano varias cajas.

Algunos por no parar a ponerse los preservativos, ni paraban. Otros sí.

Era una delicia esa rueda del placer. Elo disfrutaba como una loca. Empezó a correrse cada vez más.

Gritos y gemidos permanentes ayudaban a consolidar un ambiente sexual espectacularmente morboso.

Ella no tenia un gran orgasmo, ella tenia muchos microorgasmos, en una serie aproximada de unos cuatro o cinco pequeños y uno un poco mayor a continuación y así indefinidamente.

Ya podía hablar libremente, ya que Elo sabía lo que estábamos haciendo.

Les dije a todo que habríamos de corrernos todos a la misma vez, pusimos la hora “D” en las nueve.

Quedaba aproximadamente una hora.

Les dije que hiciesen el favor de controlarse, que la clave del bukake es el momento de eyacular todos juntos.

Que les avisaría unos minutos antes del momento álgido.

Que si alguien se ponía cachondo de más, que dejase el círculo un momento y descansase durante unos segundos.

Así fue pasando el tiempo.

Todo funcionaba a la perfección.

Éramos muchos pero nos organizamos. Hasta Jesús participaba, se había puesto cachondo.

Éramos en total dieciséis. Catorce invitados, Jesús y Yo.

Sería un espectáculo ver tanta leche salir junta, si lo conseguíamos.

El tiempo que faltaba, se hizo cortísimo en aquella situación tan morbosa, tan excitante.

Elo comiendo pollas constantemente.

Sus tetazas igualmente eran comidas y lamidas permanentemente. Sus grandes y oscuros pezones lamidos, mordidos y pellizcados.

Todo su cuerpo era manoseado sin descanso.

Algunos lamian sus muslos también. Algunos se agachaban y lamian los dedos de los pies.

Su coño era bien comido o bien follado de manera continua y permanente.

Sus caderas permanentemente en movimiento por el placer que recibía.

Cuando se cansaba de tener la cara hacia un lado comiendo polla, la cambiaba al sitio contrario, pero no dejaba de lamer pollas constantemente.

La hora se aproximaba, les dije a todos los presentes que se fuesen preparando.

Elo, le dije, la leche va a salir y todos vamos a echártela al mismo tiempo en tu cuerpo.

Asintió con la cabeza.

A fin de evitar manchar el pelo, ya saben que las mujeres tienen sus manías, les dije que todos apuntasen al cuerpo, no a la cara, especialmente a las tetas. Los que no estábamos a la altura de las tetas la echaríamos en sus caderas, y muslos. Que evitasen echar en el coño.

El  momento llego.

Eran las nueve.

Preparados…, a la de tres.

¿Vale?

Asintieron unos de voz y otros con la cabeza. Todos estaban concentrados.

Todos controlaban ya sus pollas con sus manos, se había posicionado en sus lugares.

Elo dejo de chupar y manosear pollas.

Yo me puse enfrente  del coño.

En primer lugar para controlar leche ajena, que alguna podría caer por error y en segundo lugar para empezar a comerme mi propia leche que es lo que más me gusta, comer mi leche del coño de mi mujer.

Algunas gotas extras lamería. Algunos chorros llegan muy largo.

Preparados. ¿Vale?

Todos se atizaban la polla en diferente control de velocidad.

Uno…

Las caras eran morbosas, tenían todos las facciones tensas.

Dos…

Era un momento único.

Y Tres…

En ese mismo instante, chorros y chorros de leche empezaron a salir de todas las direcciones. También la mía. Mire a Jesús, también la suya. Prácticamente todos.

Quedaban dos o tres que se afanaban todavía para que saliese.

Tranquilos les dije, cuando salga la echáis.

Algunas pollas no dejaban de sacar leches. Casi todas seguían echando más golpetazos de leche.

Fueron unos segundos mágicos.

Vanesa echaba fotos. Luego disfrutaríamos de las vistas de las leches saliendo, decenas de ríos de leche al unísono.

Algunas leches habían cruzado el cuerpo y habían llegado a los hombres de enfrente, a los lados del diván, al suelo.

Que locura…

Elo que ya tenía las manos libres, empezó sin quitarse aún el pañuelo, se lo había pedido expresamente en uno de mis susurros previos, ya estaba comiendo leche a dos manos.

Se limpiaba las tetas con los dedos y de inmediato se los llevaba a la boca.

Por mi parte comí rápidamente toda la leche del coño.

Inmediatamente me puse con su muslo derecho. Lamí mucha leche que caiga.

Luego el izquierdo. Que rica leche, caliente y sabrosa.

Ellos se iban apartando según terminaban, Ninguno era de comer leche.

Me fui a uno de sus lados, empecé a comer la que caía por su costado derecho.

Luego al izquierdo. Ella seguía comiendo la leche de sus tetas y cuello. Alguna quedaría para mí. De momento, estaba muy largo de la leche de sus tetas. Seguro que no me dejaba, la ansiosa.

Era una competición entre ella y yo comiendo leche.

Diferentes sabores, texturas. Uhm.

Una auténtica delicia. La polla se me pone dura al recordarlo.

No tengo palabras para describir todo lo sucedido. Había sido insuperable. De verdad.

Tocaba la cena, y nos tendríamos demasiada hambre…

Trece leches juntas según podía comprobar alzando la mirada pues aun tres seguían pajeandose para sacarla. Joder todo un record. Mientras terminaba de relamer la leche del cuerpo de Elo, vamos la que me dejaba, los tres que no se habían corrido al tiempo, se empezaron a correr, casi prácticamente juntos.

Elo se centraba en recoger la última leche de sus tetas y ya se afanaba por limpiar la que le había resbalado al cuello y la nueva que acababa de llegar. Yo me centraba en el resto de su cuerpo, especialmente su vientre y una de sus caderas.

La leche había chorreado por todos sitios.

En su ombligo se quedó un resto, parecía una pequeña piscina. La sorbí de una.

Los restos de leche que quedaban de la primera y multitudinaria fase estaba prácticamente lamida, los pocos restos que aún quedaban ya se habían enfriando por momentos. La leche de los tres últimos que se habían corrido aún estaba caliente.

Elo esta última es para mí, le dije.

Déjame algo, suplico. No le hice caso.

Mientras ella se repasaba la del cuello, ello me afanaba en terminar la leche que podía ver.

Esas últimas leches calentitas fueron para mí. Saque mi gran lengua y recorrí todo su cuerpo desde sus grandes tetas hasta alrededor del coño. Ya no quise lamer el coño por si había algún problema higiénico.

Mi lengua fue pasando como una segadora comiendo el césped.

Lamí todos los restos fríos que quedaban junto con los otros tres últimos golpetazos de leche caliente.

Uno de ellas en cantidades industriales.

Lamí y lamí.

Sentía una tremenda excitación.

Tuve una erección bestial, como ahora mismo al recordar tan excitante momento.

Mi polla durísima tuvo que entrar en su coño.

Me menee frenéticamente y me corrí nuevamente.

Mientras empujaba dentro de su coño, con mi gran polla, aprecie un resto de leche entre sus tetas, me lance como un loco a por ella.

Lamí mi último resto de leche ajena aún caliente, con la polla aun durisima dentro de su coño caliente y húmedo.

Elo se corrió en ese preciso instante una vez más de manera muy intensa.

Nos quedamos unidos durante unos segundos.

La levante del diván.

Todos la aplaudieron.

Se quitó la venda y agradeció la velada.

Le levante el cabello.

Un resto de leche caía sugerentemente por su espalda.

Lamí…

Uhm que gozada,

Joder que delicia.

La ultima leche es la mejor.

Una autentica y morbosa situación.

El olor a semen inundaba la sala.

Espero mis amigos lectores que hayan disfrutado de la escena.

Al releerla para corregirla, no he podido resistirme y al recordarla, me he tenido que hacer una súper paja. Algo de leche he tenido que relamerme de la que ha quedado entre mis dedos.

Estaba muy caliente.

Mi slip esta húmedo y blanquecino, por el liquido preseminal.

Sigamos, que aún queda noche.

Después de aquel excepcional y morboso bukake, nos duchamos, nos arreglamos y salimos a cenar.

Ya tenía reservada una buena mesa en una terraza con música en directo. Tomamos obviamente un menú especial para amantes enamorados sexuales, algo ligero, pues no es bueno cenar mucho.

Ya saben el dicho, de grandes cenas están las sepulturas llenas.

Unos canapés de salmón, acompañados de un excepcional vino rosado, espárragos a la plancha con salsa de langosta y un popurrí de postres de chocolate, fresas y nata, un capuchino y una buena copa de gin-tonic.

Todo muy despacio, saboreando la cena y saboreando el recuerdo de la sesión.

Realmente no teníamos mucha hambre, pues habíamos tomado bastante leche los dos, pero relajados y a gusto cenamos pausadamente.

Dimos un plácido paseo andando por los alrededores.

Volvimos al club. Eran más de las doce de la noche.

Fue una grata sorpresa comprobar que las parejas no dejaban de llegar parejas, nos juntaríamos aproximadamente unas cuarenta parejas, llegando a cubrir totalmente el aforo del local.

Jugamos, reímos y tomaríamos tarta y champan.

Saludamos a todas las parejas que venían a nuestro encuentro.

Nos felicitaban por el bukake.

Lo ocurrido en la sesión hace unas pocas horas había corrido como la pólvora en el local.

Los hombres solos se habían marchado. Solo quedábamos parejas, iba a ser una fiesta privada.

Las pocas parejas que llegaron después de la una, y que no venían a la fiesta, pero que eran conocidas se unieron a nuestra fiesta.

Una locura de orgia se montó a lo largo de toda la noche.

Jugamos como tenía previsto en primer lugar al concurso de Glory hole, para romper el hielo.

Elo, la reina de la fiesta se comería en primer lugar una docena de pollas con final feliz, mientras todas las mujeres alistaban más pollas con sus bocas. Luego todas las mujeres que quisieron, comieron pollas sorpresa en los diferentes huecos Glory hole del local.

Los hombres de las parejas iban quedándose saciados de orgasmos poco a poco. Bueno, sus pollas.

Algunos hombres se hicieron pasar por mujeres y también comieron polla escondidos bajo la oscuridad del pasillo francés, o Glory Hole.

Cuando todos los hombres quedaron exprimidos, o mejor dicho sus pollas, las mujeres tenían derecho a ser usadas recíprocamente.

Por ello, todas las que quisieron, se acomodaron en la barra sentadas con las piernas abiertas sin bragas, con sus húmedos coños al aire,  bajo toallas para estar bien acomodadas,  en total unas doce, les vendamos los ojos y todos los hombres que quisieron y bastantes mujeres comieron coños hasta que aquellas mujeres en la barra dejaron de abrir sus calientes y empapados coños, después de correrse decenas de veces. Elo fue una de ellas. Sus gritos de placer sobresalían por encima de todas las demás.

Hubo en el diván que había utilizado Elo, una mujer que empezó a hacer squirting a chorros. Fui a ayudarla. Ya me había merendado la docena de coños de la barra, haciendo correr la gran mayoría de ellos.Fue inolvidable. Algunos hombres que no lo habían visto nunca quisieron probar. Yo les indicaba como meter dos dedos en el coño y como frotar las glándulas de skene con los restantes.

Era casi la hora de comer tarta y beber champán a la salud de Elo.

Llegada la hora se paralizo el juego, se preparó la tarta, los platos, las copas de champan, beberlas, brindar, cantar el cumpleaños feliz.

Vamos lo normal.

Una vez tomado en tentempié seguimos jugando.

Pasamos a la ruleta de la Cruz de San Andrés.

Jugamos a atar a voluntarios y voluntarias en la cruz de San Andrés, por turnos. Había una ruleta y según la suerte se realizaba el resultado, azotes, besos negros, anal, masturbación, mamada… En mi turno en la cruz, me lamieron tres o cuatro mujeres y dos de ellas me harían correr, una comiéndome la polla y otra follándome la polla a continuación, pues no se me bajaba. Estaba súper cachondo toda la noche. Yo atado a la cruz, esta última, ella delante con el culo en pompa, me había puesto previamente el condón, se agacho, busco mi polla, la introdujo en su coño, se contorsiono durante unos maravillosos minutos hasta que me corrí como un león.

Joder que noche.

Después se me ocurrió invitar  jugar libremente en el cuarto oscuro sin límite, salvo follar, a fin de evitar una penetración sin protección.  Con el micrófono del local invite a todos los que quisiesen. Todos los voluntarios entramos en la sala oscura y con música de fondo empezó el desenfreno: besos, sexo oral, pajas, masturbaciones, lamidas, mordiscos, todo aquellos que quisiesen y lo deseaban, lo recibían.

Ya saben ustedes las normas del ambiente, si alguien dice no, es no.

Fue genial. Me comieron la polla muchas personas, mi polla era una de las más buscadas.

Elo comió más pollas, comió y lamio decenas de leches más, según me contaría después. Yo obviamente no la veía, aunque si la oía de vez en cuando.

A veces como les digo, la oía, seguro que alguien le estaba metiendo los dedos en el coño o comiéndoselo.

Alguna polla entro en mi boca. Yo la metí en muchas.

Di muchos besos, alguno muy especial. Había una mujer alta y delgada. Nos besamos con pasión, pero sin hablar ni una sola palabra.

Todos los que saben de cuartos oscuros, saben que aquello es especial, estas con alguien, te das la vuelta estas con otra persona. Manos te soban. Bocas te comen la polla. Te bajas buscas coños a lamer. Subes besas bocas. Tocas cuerpos. Es maravilloso.

Allí me correría un par de veces. También yo comí coños haciendo correr a al menos seis mujeres diferentes e incluso lamí una polla que termino en mi boca, ya lo había comentado.

Toque decenas de culos, decenas de pechos, comí bocas a diestro y siniestro. Lamí cuerpos. Lamí pezones erectos de todos los tamaños. Me encanta sobre todo besar a desconocidas.

Bueno, me encanta todo en el cuarto oscuro.

La noche pasaba rápido.

En fin, durante un par de horas más la sala oscura era un entrar y salir. Estaba totalmente repleta.

Cuando Elo me buscó y llamó en la sala del placer hasta encontrarme en aquella oscuridad total y decirme que descansásemos acepte obviamente, estaba agotado, nos fuimos a descansar al yacuzzi un rato.

Allí se nos pegó una pareja de Madrid que no conocíamos. Se lo habían pasado genial en la sala oscura. Se llaman Mar y Pedro, desde aquella noche somos amigos íntimos de verdad. Hemos ido a su casa muchas veces y ellos a la nuestra. Cuando me separe de Elo al cabo de los años, Margarita mi actual mujer también les cayó muy bien.

Llevamos siendo amigos ya 15 años. Hemos madurado juntos en el sexo liberal. Incluso fuimos juntos al primer evento de Cádiz el pasado año. ¿Conocen el evento? M & M WEEKEND. Este año al que también estábamos apuntados ha sido anulado por la pandemia.

Allí solemos juntarnos unas doscientas parejas entre los asistentes fijos a la fiesta y los invitados de la zona que no se alojan en el hotel donde se celebra. Un hotel cerrado todo el fin de semana al servicio del maravilloso sexo en grupo.

Volvamos al yacuzzi, que me vuelvo a enrollar.

Quizás incluso sin saberlo habíamos estado juntos o revueltos alguno de nosotros cuatro. Lo hemos hablado en ocasiones. Jamás lo sabremos.

Es lo interesante de la sala oscura. Sexo a gusto, sin saber con quién. He de contarles decenas de cosas que me han pasado en cuartos oscuros. La ultima en Valencia, en un famoso club cerca del puerto. La les contaré.

Nos relajamos en el jacuzzi, nos dimos masajes, los unos a los otros, nos acariciamos y besamos los cuatro, de forma heterosexual y disfrutamos de un gran momento de intimidad y placer. Somos educados mayoritariamente en este ambiente y en el jacuzzi es mejor no correrse por higiene.

Cuando estuvimos muy calientes nos fuimos los cuatro a un cuarto privado y follamos con ganas, con muchas ganas, echamos al menos dos polvos cada uno y ellas se corrieron otra media docena de veces. Había y sigue habiendo una especial interconexión entre cuatro personas que han follado juntos. Fue un doble placer, conocer aquel día, a Mar y Pedro.

Al terminar y estar relajados los cuatro durante unos minutos, nos despedimos, no sin antes pasarnos en un papel su teléfono. Lo metí en mi pequeña cartera de muñeca en donde suelo llevar los preservativos.

¿Qué hacemos mi amor? Le pregunte a mi rubia.

Elo me dijo que diésemos una vuelta por el local a ver que había de interesante.

Tardamos dos minutos, aquello es relativamente muy pequeño, tardamos como digo dos minutos en acoplarnos a la cama redonda donde se respiraba un cálido y apretado clima sexual.

Sexo y más saludable sexo. Después de practicar mucho sexo, se suele descansar de muerte. En mi consulta de terapia de parejas, cuando la tenía abierta al público, hacia énfasis en ello. Si no puedes dormir, folla y si no tienes con quien follar en ese momento te haces pajas.

¿Hasta cuándo, me preguntaban mis pacientes?

Hasta que te duermas, les contestaba.

Sigamos con la fiesta.

Pasamos un rato con unas pocas de parejas, follamos un rato. Comimos pollas y coños. Hablamos conversamos. Nos felicitaron por la fiesta. También por el bukake del que habían oído hablar todos con todos los detalles. Durante años aquella fiesta fue recordada. Dejaron decenas de teléfonos a nuestra disposición en la barra del bar muchas parejas.

Llamamos a todos. Tenemos educación ante todo. De aquellas llamadas nos resultaron muchas citas y buenos amigos.

Volvimos a pasear y descansar un poco. Tomamos agua para refrescarnos. Fuimos al servicio.

Nos duchamos juntos, nos besamos. Elo me comió la polla un rato. Follamos en la ducha. Estábamos y seguíamos muy excitados.

Fuimos a dar otra vuelta. En una de las habitaciones grandes se oían muchos gemidos y nos asomamos.

Estaban haciendo un twister.

Todos contra todos, enrollados como un tornado.

Nos acoplamos y engrosamos el grupo humano. Elo cogió la primera polla que vio libre y yo hice lo mismo con el primer coño. En un twister eres incapaz de saber realmente con quien persona estas.

Fue genial. Pasamos un bastante rato en este divertido juego.

No puedo decir que hizo Elo, pues dejé de verla enseguida. Yo saque varios orgasmos comiendo coños y varias bocas diferentes se enfrascaron mi polla.

Dura pero sin ganas de sacar leche aparentemente. Había follado cuatro o cinco veces corriéndome hasta entonces, sin correrme media docena más entre el privado, la cama redonda, la ducha y el twister,  además me había corrido tres veces más, al principio como recordaran dos en el bukake y otra más en el Glory Hole en mi turno. Tambien en la cruz.

Parecía mucho pero seguía tremendamente excitado.

Creía que no me volvería a correr. Estaba equivocado. Me correría dos veces más.

Fui al servicio, y de paso me duche. Estaba acalorado. A la salida una mujer alta y delgada de polo cortísimo, me paró, y sin mediar palabras me besó con pasión, recordé aquella boca y aquellas formas del cuarto oscuro, aunque especialmente por su pelo cortísimo.

Yo también la había buscado pero sin éxito.

Me encantan las mujeres rapadas. Ella no lo estaba pero su pelo era cortísimo. Estaba también buscándome, según me dijo, desde que había estado conmigo en el cuarto oscuro. Se sintió atraída por mí, mis feromonas la había sobre excitado. Las suyas a mi también.

Despues de besarnos apasionadamente, como si no hubiese un mañana, me cogió de la mano. Me deje arrastrar.

Nos fuimos a un apartado privado, echamos el cerrojo. Allí hicimos un sexo apasionado, realmente excepcional y absolutamente maravilloso. Jamás he vuelto a verla, no nos presentamos, ni nos dimos nuestros números, pero no me hubiese importado volver a verla, desearía hacer sexo al menos medio millar de veces más con aquella desconocida.

Aún sigo buscándola por todos los cuartos oscuros para volver a besarla de aquella manera tan especial. No solo a ella, a muchas más. Tengo ingentes recuerdos de decenas de mujeres maravillosas.

Fue sensacional. Siempre quedara ese recuerdo excepcional con ella. Aquella desconocida alta, delgada de pelo corto, está entre mi Top Ten mental de mis mejores amantes.

Volví al twister en donde aún se encontraba Elo, obviamente con una polla en la boca.

Nos miramos, nos besamos. Le apetecía intimidad y fuimos a recostarnos a un privado.

Despacio, muy despacio hicimos el amor apasionadamente. Volví a correrme. Volvió a correrse.

Durante unos minutos nos quedamos traspuestos, besándonos dulcemente.

Las luces empezaron a parpadear, era la hora de pensar en marcharnos.

Jesús y Vanesa nos felicitaron efusivamente por aquel grandioso día en el club. Hicieron un regalo muy especial a Elo. Un elefante pintado que aún tengo en casa, que utilizo de sujeta libros. Elo no quiso llevárselo, cuando nos separamos años después.

Estábamos exhaustos. Cerramos el local sobre las siete de la mañana.

Habíamos sido la primera pareja en entrar y fuimos la última pareja en salir.

Estábamos bastante cerca de casa, paramos a tomar un buen chocolate con churros en un local que frecuentamos algunos domingos.

Nos mirábamos, sonreíamos.

Nuestras caras hablaban por si solas a causa del cansancio y las horas de sexo gratificante con decenas de extraños y algunos conocidos.

Nuestra mirada cómplice hablaba por nosotros al mismo tiempo.

¿Nadie de los aquí presentes se imagina de dónde venimos, verdad cariño? Susurramos los dos al mismo tiempo o algo similar.

No sería el único bukake de la que sería mi mujer durante años. Haríamos algunos más a lo largo de los meses y años siguientes.

A Elo le encanta recibir leche en su cuerpo, llegaba incluso a correrse al sentirla caliente en su piel, principalmente en sus tetazas.

A Elo como han visto le encantaba el sabor de la leche. A mi también. Soy un puto envidioso.

Llegamos a casa cerca de las ocho de la mañana absolutamente rendidos, había sido, una fiesta sorpresa o casi sorpresa espectacular.

Elo estaba encantada, aunque rendida.

Al día siguiente ella me sorprendería a mí. Las mujeres son muy inteligentes y algo se olía. Por si acaso todo salía bien, ella quería devolverme la sorpresa. Ya les contaré en otra ocasión.

Si les ha gustado valórenlo,  y hagan algún comentario por favor. En todo caso quien se quiera comunicar conmigo para lo que desee, ya saben que tengo el mi correo electrónico a su disposición.

Este relato lo incluiré en el apartado de orgias, que creo que es el que más le va. Lo que no sé aun, es donde meteré el siguiente, pues se trata de un relato poco frecuente, y será, ya se lo anuncie hace días, aquel en que realice un casting muy especial, buscando semilla paterna para mi amante Luz…