Chocolate y dos Ases en la manga

Es peligroso jugar don dos ases en la manga. Es excitante y divertido, un juego de pasiones descontroladas, pero y si...

Este relato es de ficcion, todo parecido con la realidad es solo coincidencia.

Disfrutadlo.

COCHOLATE Y DOS ASES EN LA MANGA

El As de picas no sabe nada y mi querido as de corazones aun menos, es difícil jugar con dos ases en la manga sin que ninguno sepa en que manga están y cuando van a salir. No es jugar limpio, es un juego arriesgado pero divertido. Solo que a la vez, muy complicado.

Quien diría eso de mi?. Un hombre con una vida gris como el día, lleno de nubes oscuras que amenazan lluvia, pero si miras mas allá veras un lindo color azul. Suele pasar que la mayoría de los días el cielo es azul y las nubes son pocas, por lo que yo suelo ser como los días, azul y con algunas nubes para los demás, pero nada destacable en general. Sino fuera por mis dos ases, claro que nadie lo diría. Era difícil llevar una vida así, pero me divertía llevarla, las nubes se hacían espesas en mi y así me divertía jugando a doble banda, solo que yo no podía suponer que un día mis ases se enteraron de que los tenia escondidos en la manga.

Mientras caminaba hacia mi casa esperando las continuas cantinelas de mi as de picas pero a la vez luego su dulzura, cariño, comprensión y una buena dosis de pasión por la noche, no podía imaginarme que la trampa ya estaba echada y yo como pequeño zorro engañado por el cebo pues no podía entender nada, aunque algo raro veía últimamente que pasaba, claro que es imposible darse cuenta de estas cosas hasta que las tienes tan cerca que ya no puedes escapar de ellas. Será eso lo que me paso.

Hacia días que Maria, mi querida As de picas, estaba especialmente cariñosa conmigo, no me preguntaba por el trabajo, tampoco si llegaba tarde o que hacia en mis reuniones.

Incluso me preparo una cena romántica por un supuesto: "muchos años juntos". Yo no puede ver mas allá de lo que apreciaban mis ojos y aunque algo raro veía simplemente pensé que quizás Maria pensaba que me estaba perdiendo y quería recuperarme así que decidí, sentarme en la silla y dejarme querer.

Esa cena fue apoteosica, por eso hoy por hoy yo llegaba a casa con mas ganas que nunca de estar con Maria. Sus labios, habían vuelto a pintarse de colores sugerentes, su pelo recogido, los niños con mi "no tan amada suegra", siempre una sonrisa, siempre un delantal y debajo....Sorpresa! Un traje elegante, caro quizás, pero precioso. Velos, trapeados, negros y rojos, ajustados a su cintura, cintura que hacia tiempo que no veía tan sensual; ya casi tenia olvidado el cuerpo tan maravilloso que tenia Maria. Iluso de mi, que poco apreciaba lo que tenia, quizás por los años pasados y el desgaste de la familia. Y esos tacones! Sacados de los años de fiesta y copas, de hielo y alcohol, de risas y bailes. Si, cuando todos la miraban y yo me sentía el hombre más orgulloso por tener al pavo real de toda la fiesta. Maria, mi preciosa Maria.

Yo no me esperaba esa cena y mucho menos que los próximos días fueran así. Ese día llegue cansado del trabajo, con dolor de cabeza y cuello y pensando en buscar una excusa para ir a buscar a mi pequeño As de Corazones pero me encontré a Maria y me sorprendí tanto que sentí un mareo repentino, mis dedos dejaron de agarrar la cartera y esta sutilmente se fue deslizando hasta caer al suelo con un gran estruendo.

Ahí, estaba Maria... Pero no la reconocía. No parecía la misma. Se acerco con una sonrisa, me susurro al odio:"hoy va a ser un día muy especial", mientras yo estaba embriagado con la fragancia que desprendía su cuello.

Sus brazos en mi cuello, sus labios de un rosa oscuro en mi frente y sus ojos fueron bajando hasta toparte con los míos, entonces sentí como un relámpago que recorría mi espalda: Desde mi cabeza a mis pies. No me tenia en pie.

Luego su mano bajo suavemente por mi pecho, me quito la chaqueta, comento algo de que la corbata me apretaba, que mejor era quitarla para darle un aire un poco mas informal a la cena, luego siguió con su mano hasta alcanzar la mia y me llevo al comedor.

Apago las luces. Yo seguía sorprendido, excitado y extraño frente a tanta sorpresa en unos pocos minutos. La luz se fue haciendo, mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad, y fui viendo la figura de Maria acercándose a una mesa y intentando encender algo con unas cerillas. Parecía no poder hacerlo, hasta que lo consiguió. Una vela y después otra y otra, tres en total.

Mis ojos brillaron al igual que la luz tintineante de las velas, era una cena maravillosa. Había marisco, algo de nata, fresas, chocolate, pero lo mejor iba a venir en unos segundos.

Maria se acerco y me pregunto si me sugería algo todo esto. Hice un gesto con la cara de asentimiento. Era una cena romántica y los alimentos que habían en la mesa eran todos afrodisíacos o eso decían. Entonces se acerco a mi, se dio la vuelta y con una mano cogió la cremallera, sutilmente la bajo un poco y espero...

Mis manos se movieron solas, por una vez en todo el tiempo que había pasado desde que entre en la habitación parecía que mi cuerpo había despertado en todos los sentidos decidí bajarle la cremallera rápido pero, ella puso su manos sobre la mía y la bajo lentamente y mientras bajaba me di cuenta que no tenia sujetador.... Mas abajo y un maravilloso tanga rojo. Maria podía ponerse esas cosas? Que ignorante estaba de los encantos de mi mujer, que hermosa sorpresa y que hermoso descubrimiento.

Cuando la cremallera bajo del todo mis brazos se acercaron a sus hombres y sutilmente baje la pequeña tira del vestido, esta cayo como si bajara por pétalos de rosa hasta llegar a lo mas bajo de su hombro, su piel se erizo, su olor se hacia mas intenso, la habitación olía mas intensamente a ella. Mis manos entraron por debajo de su vestido, buscando sus pechos y cuando los alcanzaron, ella reclino su cabeza hacia la mía, hizo un ruidito, pego su mano por encima del vestido a la mía y mientras yo deseaba continuar con locura, así me lo pedía todo mi cuerpo ella me separo y dijo: Cenemos.

Yo ya no quería cenar, quería otro tipo de cena, pero al acercarme Maria puso su pie con ese magnifico zapato de tiras en mi pecho y me dijo: Vamos a cenar primero. Me ha costado reunir todas estas cosas.

La habitación se había convertido en un templo del amor y de la pasión, la luz de las velas eran pequeñas hadas centelleantes que iluminaban sus hombros, su rostro, su escote, el perfume se hacia mas intenso y entonces vi un humo que salía de un incensario. Todo estaba hecho para los sentidos, mis sentidos, nuestros sentidos.

Maria se acerco y de donde estaba el champán lleno de hielos cogió uno y lo metió en un vaso, luego otro, y otro. Mientras lo hacia, el hielo semiderretido no solo mojaba sus dedos sino que el agua recorría su brazo esta mojar la mesa. Hizo lo mismo con otro vaso y pregunto: Te gustaba el licor 46 con piña, no?. Tarde en responder y solo pude asentir con la cabeza. Se acerco a mi asiento, paso por delante, fue al mueble de los licores y al coger algo se dio la vuelta, me sonrió.

Dios! Tienen sonrisas los ángeles? Como podía haber olvidado aquel día de lluvia cuando mojado su pelo negro y su pequeña camisa de algodón la encontré en el mismo portal donde yo también intentaba huir de la lluvia, como pude olvidar, ese goteo de su pelo sobre sus hombros (ese sujetador que se dislumbraba) y esa sonrisa que reflejaba un: "vamos a estar mucho tiempo aquí". Era la misma. Unos años después, pero la misma.

Se acerco, cogió el licor y lo echo en los vasos, luego el zumo de piña, sonrió y me dijo: No tenia mas hielo, todo se lo llevo el champán, siento que este no este tan congelado.

Le cogí su mano y estaba helada, fría como el hielo que acababa de meter en los vasos y la bese. Eso la sorprendió y me dijo: Que raro en ti, Guillermo. Voy a tener que hacer esto más veces.

Levanto su vaso de licores, pero yo no le soltaba la mano, la conduje a mi pecho, entre los botones y la calenté con mi cuerpo. Ella no pareció inmutarse, se me acerco y me dijo: Bebe, sino el hielo perderá aun más fuerza. Y bebí.

Bebimos los dos, cuando termino mi licor deseaba mi postre pero Maria hizo algo insospechado, cogió uno de los poquitos trocitos de hielos que brillaban a la luz de las velas como estrellas y con su boca me paso esa estrella fría por el cuello, por la nuez y finalmente me la dio en la boca. Estaba demasiado helado, parecía que no iba a ser agradable pero cuando sentía su beso apasionado sobre mis labios y su lengua derritiendo el hielo en un beso que no podría olvidar nunca, sentí que ese pequeño trozo de hielo me había permitido besar a la Maria que hacia años que había olvidado.

Después de terminar ese beso frió, húmedo y a la vez caliente por la pasión, Maria se sentó en la mesa, se acerco a mi, si vestido literalmente se caía y podía ver sus pechos, me fue quitando botón a botón, hasta dejar solo uno. Deseaba lanzarme hacia ella pero entonces volvió a pararme con su zapato.

Puso el zapato en mi pecho y luego en mi cuello, con la puntera tocando mi nuez, era peligroso pero excitante y me dijo: quítamelo y quítate el ultimo botón de la camisa.

Eso hice y con su pie empezó a tocarme el cuello, y a quitarme la camisa, su falda iba subiendo y sus muslos se podían divisar completamente. Además, sutilmente consciente o inconscientemente había abierto las piernas y podía ver su sexo que brillaba un poco, debido a la excitación, todo esto aun metido en ese minúsculo tanga, que yo quería arrancarle cuanto antes. Mientras ella seguía con su pie, consiguió bajarme la camisa y empezó a masajearme todo el cuerpo con su pie, especialmente mis pezones, nunca creí que pudiera sentir tanto placer con algo así, creía que eso solo era cosa de mujeres.

Entonces, se levanto y se me sentó encima, yo aun estaba en la silla y jadeaba como podía, me beso el cuello y luego sentí un dolor agudo: me había mordido, la abracé y sin poder mas la tumbe encima de la mesa. Ella iba a decir algo pero le tape la boca, no... No podía esperar mas!

Mis manos se deslizaron por sus muslos, alcance el minúsculo tanga e introduje mis dedos en el, su sexo rasurado, me permitió estimular su clítoris y entre jadeos me dijo: Quieres el postre...

A lo que sin casi poderme contener y quitándome los pantalones como animal enjaulado que ve la liberad me dije: ya lo voy a tener!

Pero ella cerro las piernas con fuerza, con el otro zapato que tenia puesto me lo puso en el cuello y me dijo: espera que tu postre puede tener aderezos.

Estaba que no podía en si, no quería esperar mas, el juego me gustaba pero había perdido el control, ya quería el dulce néctar que habían notado mis dedos al tocarla. Su dulce humedad, que al chupar mis dedos pude apreciar. Ese era mi dulce, no deseaba nada más.

Maria se levanto, hizo unos gestos y el vestido callo al suelo como si nunca hubiera estado, se quedó solo con el tanga y el zapato. Echo el cuerpo atrás y se quito el zapato, yo me acerque y me miro como diciendo: Espera, espera...

Se puso en la mesa, se tumbo y agarro el champán sin mirar, entonces metió el pelo en el agua helada, me indico que me acercara y que me desnudara completamente. Me acerque, abrió el champán y la espuma empezó a caer sobre su cara y su pecho, me dijo: No lo desaproveches, es caro. Empecé a beber de su cuerpo, hasta que no quedo ni gota y luego bebimos boca a boca del champán hasta que nos cansamos. Yo deseaba terminar este juego pero entonces ella cogió una fresa, le echo nata, se agacho y dijo: yo también deseo mi postre: Lleno mi sexo de nata con la fresa, lo lamió de arriba abajo mientras comía trocitos de fresa, notaba el frió de la nata y el calor que mi propio sexo desprendía, mientras su lengua buscaban en el y entraba y salía en su boca. Casi perdía el conocimiento y entonces, no pude mas, le dije q me iba a derramar. A ella nunca le había gustado y solo contesto cogiéndome la cabeza y fuerte y agarrando mi nalga para que mi sexo entrara mas en su boca, eso fue determinante... Me derrame en ella y mientras notaba todos los líquidos fundidos en unos solo el placer fue máximo, cae encima de la mesa y ella se levantó... Vi como algo de nata y algo que percibí como semen salía de su boca, se lo limpio con un dedo, se retiro el tanga y se lo metió en su sexo, luego se trago lo que tenia en la boca y me dijo: me ha gustado el postre.

No creía lo que estaba ocurriendo pero ese ultimo gesto volvió a ponerme a cien y ella lo noto y me dijo: Creo que ahora ya no tengo zapatos y el tanga sobra. Sonrió y se puso encima.

Me cabalgo, mientras a nuestro lado la luz de las velas y el intenso perfume que llevaba junto con el incienso hacia que estuviéramos en una atmósfera de irrealidad increíble, muchas veces pensé si eso fue cierto, si paso así. Pero así fue... Y lo se, porque ella empezó a clavarme las uñas (aun llevo sus marcas en mi piel), me mordió el pecho y luego lanzo la cabeza hacia atrás en un orgasmo que debió ser tremendo porque hasta note como apretaba mi sexo con su vagina, esto hizo que yo tuviera mi orgasmo junto con ella.

Desde ese día, nuestras relaciones fueron geniales y hacia tiempo que no había visto a mi As de Corazones.

Pero cuando uno tiene nubes en su cielo, le puede jugar al peligro, a las dos bandas, al juego ganador.

Así que ese día aunque Maria me esperaba igual que siempre y yo deseaba hacerlo con ella, había quedado con Elena mi As de Corazones. Le dije que no podía, que teníamos una reunión de urgencia dentro de una hora pero que en tres estuviera en casa, q sacara ron, porque compraría cosas antes de venir y le haría un cóctel que la maravillaría. Pareció decepcionada, mas de lo que podía esperar, le dije que eran solo un par de horas y me dijo que estaba bien.

Me fui y sentí una punzada en el corazón, yo ya era zorro viejo, todo me parecía muy raro pero aun asi, hacia tiempo que no veía a Elena y ya la había descuidado mucho. Incluso me había llamado al trabajo diciendo que me iba a dejar pues no podía verme últimamente. Tenia que atenderla, estaba claro.

Llegue al piso de Elena, como acordamos ella y yo... Ella me esperaba, semidesnuda. Lo primero que hizo fue lanzarse sobre mi, agarrarse a mi cuello y con sus piernas a mi cintura y me dijo: he puesto pétalos en la cama.... hacia tanto que no te veía. También te he comprando un rico chocolate para reposar luego... Es que no voy a dejar sin poder moverte. Te he echado mucho de menos!

Fue maravilloso, Elena seguía siendo todo pasión, desnudos en la cama y cansado me trajo el chocolate, no quería beberlo pero ella insistió. Me lo bebí y me sentí más y más cansado. Cuando desperté a su lado era mucho mas tarde de lo que le había dicho a Maria.

Me despedí corriendo de Elena, le dije que llegaba tarde al Santo de mi hermano. Me miro con cara rara, supongo que no se creyó nada pero es que tenia cosas más importantes que hacer.

Me pase por el supermercado, compre varias cosas y salí corriendo para mi casa. Cuando entre y llame a Maria esta no vino. Me extraño, deje las cosas en la cocina y la volví a llamar y escuche una voz desde nuestra habitación, empecé a quitarme la camisa y entonces....

El zorro fue atrapado. Allí estaba Maria, junto a un hombre. No entendía nada, me volví a poner los pantalones, le pregunte muy irritado que quien era ese hombre y que hacia en su habitación.

Cuando me calme Maria me entrego unas fotos, eran mías. De cómo había entrado en casa de Elena varias veces, y de este ultimo día, de cómo estábamos desnudos e incluso haciéndolo. No entendía nada. Como podía alguien meterse en la casa de otra persona y hacer estas fotos?

Entonces, alguien llamo a la puerta y Maria comento: Es ella. Es mejor que todos vayamos al comedor. Tu también, ven... Allí, te lo explicaremos todo.

Cuando Maria abrió la puerta casi me desmayo era Elena. Y entonces, me lo explicaron todo: Elena, sabia desde hacia unos meses que yo estaba casado pero esperaba ansiosa a que se lo dijera, por su parte Maria hacia tiempo que intuía algo. Un día recibió una llamada de una chica llamada Elena que le dijo que era la amante de su queridísimo marido, en principio Maria no creyó nada y colgó, pero miro con mas insistencia a su marido. No quedo satisfecha con sus excusas y decidió contratar a un detective. Este le enseño fotos de cómo su marido frecuentaba un piso de una chica que correspondía al hombre de Elena. Entonces, Maria se presento allí. Le explico que ahora si que la creía y comentaron que relación tenían con el. Ambas estaban insatisfechas, así que decidieron cortar esta relación a tantas bandas pero no sin antes disfrutar un poco. Lo planificaron todo, pero Maria le dijo a Elena que le daría una oportunidad si después de su cambio no iba a verla, ella decidía olvidarlo. Pero no fue así y su plan continuo. Cuando llego y como siempre le puso una excusa a Maria esta llamo a Elena y ella al detective que aguardo en alguna parte de su casa. Elena se lanzo y no le dejo ni mirar nada de su casa con la excusa de haberlo echado mucho de menos, mientras lo hacían el detective desde un ángulo donde no le pudieran ver hizo fotos, luego Elena le dio de beber chocolate con un potente somnífero y el detective siguió haciendo fotos, para luego irse a casa de Maria, esperando que el pequeño zorro volviera a su casa, y todo salió como ellas esperaban...

Maria me pidió el divorcio, Elena desapareció de mi vida.... Poco me importaba, pero me di cuenta que jugar con dos Ases en la manga no es bueno para nadie. Intente que Maria me perdonara, pero Maria estaba cansada de mi. Me di cuenta que era yo el que estaba perdidamente enamorado o quizás perdidamente obsesionado con la necesidad de alguien a mi lado. Maria pronto encontró pareja, porque aunque tarde me di cuenta de sus encantos pronto otros se dieron cuenta de ellos, y aunque lo intente y lo intente. No conseguí nada. Algunas veces antes de encontrar pareja estable, decidía hacerlo conmigo, pero siempre me dijo y fue honrada que nunca volvería conmigo.

Yo por mi parte ahora solo un zorro solitario en busca de alguien, sin duda encontrare a alguien, pero sigo teniendo esas nubes y posiblemente cometa el mismo error o quizás no. Ni yo mismo lo se.