Chochito pelirrojo

Cuando uno se corre así con una polla en el culo, es inevitable que haya una próxima vez.

Una de las ventajas de mi nuevo piso es que se encuentra muy cerca de la zona de bares de ambiente de la ciudad, podía ir caminando dando un breve paseo y esa noche me apetecía dar una vuelta, era finales de agosto, acababa de volver de vacaciones y me quedaban pocos días para reincorporarme a mi puesto de trabajo, habían sido unas vacaciones tranquilas, una semana visitando el norte y quince días en Caños de Meca tomando el sol desnudo, ni una polla que llevarme a la boca, tampoco lo busqué, quería descansar y relajarme.

Me miré en el espejo y me gustó lo que vi, había pasado un año desde mi divorcio, iba a un gimnasio y comía sano, estaba en mi peso ideal, muy bronceado por mi estancia en la costa, me había dejado el pelo largo, me gastaba una pasta en cremas para la piel, completamente depilado, también mi ya de por si escasa barba había desaparecido gracias a la depilación láser, me veía muy atractivo, me puse unos Levi’s, una camiseta blanca, unas tenis también blancas, mi perfume, Chanel pour monsieur, y salí a la calle a ver lo que surgía.

Cené en un restaurante muy coqueto de una pareja gay amigos míos, hacen un tartar de atún rojo y aguacate espectacular, luego me fui a mi local favorito, un garito donde actúan drags y frecuentado mayoritariamente por osos de los que a mí me ponen cachondo, me acomodé en uno de los extremos de la barra, pedí un vodka con tónica y me dediqué a revisar el material disponible, era temprano y había poco donde escoger, además, tampoco esperaba mucho un jueves de finales de agosto.

Iba por mi segunda bebida y tenía pensado irme en cuanto la terminara cuando vi entrar algo interesante, un hombre de unos cuarenta años, pelirrojo, pelo engominado, más bajo que yo, regordete, guapo, vestía como el típico niño pijo, olía de lejos a hetero casado con la familia en la playa que sale en busca de aventuras, se colocó en la barra, algo retirado de mí, pidió una bebida y se puso a mirar a su alrededor hasta que me vio, le sostuve unos instantes la mirada y luego la dirigí al espectáculo, varias veces nuestros ojos se encontraron, llamé al camarero y le pedí que le sirviera una bebida, cuando se la puso vi que le hablaba al oído y los dos me miraron, alcé mi copa y le sonreí, el me devolvió el saludo así que me acerqué.

  • Hola

  • Hola

  • Quiero saber si además de atractivo también eres simpático – era guapo, tenía ojos azules y cejas y pestañas pelirrojas, labios carnosos, muy blanco de piel y con las manos finas.

  • Vaya, gracias, dicen que sí, que soy simpático.

  • Desde que has entrado me he fijado en ti, tienes algo que me atrae, me gustaría conocerte.

  • Me llamo Manuel.

  • Encantado Manuel, yo soy Einar.

  • Einar… no es un nombre muy común.

  • La verdad es que no, ¿eres nuevo por aquí?, no te había visto nunca.

  • He venido un par de veces este mes.

  • Oye, hay mucho ruido, que te parece si vamos a una terraza que conozco mucho más tranquila, allí podemos hablar.

  • Por mi bien.

En la terraza hablamos un poco de todo, efectivamente era casado y tenía a su mujer y sus hijos en la playa, al día siguiente se marchaba para pasar el fin de semana con ellos, me contó que en su relación su mujer era dominante y él sumiso, habían descubierto el pegging y le encantaba que su pareja le sodomizara pero que últimamente no quedaba del todo satisfecho, tenía fantasías con hombres, había llegado con algunos a besos, pajas e incluso mamadas pero lo que de verdad ansiaba era una polla por el culo y no se había atrevido aún a eso. Yo le conté mi historia por encima, le invité a ir a mi casa, la idea de desvirgar ese culo me había puesto cachondo pero declinó el ofrecimiento alegando que tenía que madrugar así que cada mochuelo a su olivo, llegué a casa, me desnudé por completo, me preparé un vodka-Martini, un porro de maría, me lubriqué bien el culo, me introduje un plug de buen tamaño, tengo un juego de siete incluidas unas bolas chinas, me senté en la terraza bajo el toldo que impide que me vean mis vecinos, me acabé el porro y la bebida y me hice una paja de las que te dejan temblando, incluso dejé mi lefa sobre el vientre y el pecho y me quedé dormido.

Pensaba que nunca más vería a aquel chochito pelirrojo pero pasados unos días, me llamó.

  • ¿Sí?

  • Hola, ¿Einar?

  • Sí, dígame.

  • Soy Manuel, nos conocimos el otro día.

  • Hombre, ¿qué tal?

  • ¿Estás ocupado?

  • Bueno, estoy trabajando, pero dime.

  • He pensado… bueno… quería saber si… sigue en pie tu invitación.

  • Claro que sí, ¿te viene bien esta tarde?, te mando mi dirección.

  • Si, sobre las siete y media.

  • Hasta esta tarde entonces.

Llegó tarde, no me sorprendió, bueno sí, me sorprendió que viniera, yo me había duchado y perfumado y llevaba puesto un caftán blanco que al trasluz dejaba ver toda mi anatomía, es lo único que uso en casa, tengo varios con sus correspondientes babuchas, cuando abrí la puerta allí estaba, con sus chinos beige, su camisa celeste con dos vueltas en las mangas, sus mocasines sin calcetines y su pelo engominado, lo acompañé al sofá.

  • ¿Quieres una copa?

  • Ron cola por favor.

Preparé las bebidas y me senté junto a él, me volvió a contar su historia, se le veía nervioso así que preparé un porro de maría y lo compartimos, poco a poco se fue relajando y poco a poco me fui acercando a él hasta que le besé en esos labios gruesos, pasé la punta de mi lengua por ellos, los mordí y respondió abriendo la boca, metí la lengua y la entrecrucé con la suya, desabroché su camisa, tenía unas tetas preciosas con unos pezones rosados y una piel blanca, besé su cuello, aspiré su aroma, lamí uno de los pezones y lo mordí.

  • Mmmmmmmmm

Bajé mi mano, abrí la cremallera de su pantalón y saqué su polla tiesa, era una polla pequeña y blanca con el glande rosado, la agarré y apreté hacia abajo liberando por completo el capullo, acaricié con el dedo el borde y me entretuve con el frenillo.

  • Uuuuuffff

Me coloqué de rodillas ante él, le quité el pantalón y el bóxer, le cogí por las corvas y tiré colocando su culo al borde, tenía el vello del pubis y los huevos pelirrojo y recortado.

  • Te voy a dar la mejor mamada que te han dado nunca.

Lamí sus cojones, los chupé, con la lengua recorrí el tronco de su polla, llegué hasta el frenillo, metí el capullo en mi boca, lo chupé, metí la lengua en el agujero, recorrí los bordes del glande, bajé metiéndome toda la polla en la boca y comencé a mamar.

  • Aaaaay joder.

Usando mi saliva para lubricarlo acaricié con un dedo el esfínter hasta que lo introduje entero.

  • Ostiaaaa.

Con el dedo en su culo comencé a subir y bajar la cabeza metiéndo y sacando su polla, cada vez mas rápido.

  • Ay ay, me voy a correr, me corro.

Noté cuando le venía, saqué casi toda la polla dejando sólo la punta y recibí las descargas de su semen, me lo tragué todo con glotonería.

  • Diossss.

Me puse de pie delante suya, me saqué el caftán por la cabeza y quedé delante con la polla tiesa.

  • Abre la boca

Agarré su cabeza con mis manos y metí mi polla en su boca, comencé a follarmela, lentamente.

  • Aaarrgh.

En uno de mis movimientos le dieron arcadas, mi polla es normalita, dieciséis centímetros de larga y cuatro y medio de diámetro, pero se notaba que no tenía experiencia así que la saqué.

  • Ponte en pie.

Le di la vuelta y le hice arrodillarse en el sofá, ante mí quedó su culo pálido y delicioso con unas nalgas redondas que abrí dejando a la vista su esfínter lleno de pelos pelirrojos, apliqué mi lengua, la metí en ese ojete, lamí, chupé, sorbí y no pude evitar morder esas nalgas cuando introduje un dedo para dilatarlo.

  • Ay, ay que rico, ay.

  • Ahora verás.

Introduje otro dedo en ese culo mientras agarraba su pollita y mordía esas nalgas.

  • Ay mi culo, ay, follame, ay como me tienes cabrón.

Puse lubricante en su culo y en mi polla, en ese momento fui un inconsciente, lo sé, no me puse condón, coloqué la punta de mi polla en aquel ojete que me llamaba, le aferré las caderas y poco a poco fui metiéndola.

  • Aaaaaaa.

Al vencer la resistencia del esfínter sintió el natural dolor e intentó escapar hacia adelante pero yo le tenía bien sujeto por las caderas.

  • Sssssssssshhhh, tranquilo, el dolor pasa ya verás.

  • Ay canalla, ay mi culo, mi culo.

  • Tranquilo mi niño.

Mientras hablaba iba metiendo muy despacio mi polla hasta que mis cojones tocaron su perinéo y me mantuve así dándole tiempo a su culo a adaptarse.

  • Ay, canalla.

Me fascinaba la forma en que su esfínter salía cuando retiraba mi pene, comencé a moverme adelante y atrás.

  • Aaaah, Aaaah, Aaaaay.

  • Plaf plaf plaf plaf.

  • Canalla, mi culo, mi culo.

Fui incrementando el ritmo de la follada, los dos sudábamos y olía a sexo, eso a mí me excita mucho, agarraba con fuerza sus caderas hincando mis dedos en su carne y cada vez golpeaba con más fuerza.

  • Te gusta zorra, te gusta mi polla, dime que te folle, dímelo.

  • Ay, si, follame, follame.

  • Te gusta mi polla, maricón.

  • Aaaah – comenzó a llorar - no soy maricón aaaah, mi mujer, mis hijos, que van a decir mis hijos, aaaah, canalla, mi culo.

  • ¿Quieres que pare zorra? – ni loco pensaba parar.

  • Noooo, no pares cabrón aaaah, mi mujer, aaaah.

La situación me puso aún más frenético, levanté la pierna izquierda colocándola en el sofá lo que permitía que mi polla entrará mucho más, él mientras continuaba llorando.

  • Aaaah, mi culo, mi culo aaaah.

  • Plafplafplafplafplaf.

  • Ay, ay, ay, me has roto el culo, aaaah, canallaa.

  • Uf uf uf uffff.

Di un último apretón, clavé mi polla hasta los huevos y comencé a correrme soltando lefa acumulada de casi una semana.

  • Mmmmmm, toma lecheeee, te voy a dejar preñado, maricón.

  • Aaaah, no soy mariconnnnn.

Mi polla continuaba en su culo, pasé la mano derecha adelante y agarré su polla, comencé a pajearlo.

  • Ay, ay que me corro, me corro, ay, ayyy.

Eyaculó sobre el sofá, se dejó caer sobre el respaldo temblando, mi polla ya flácida salió de su culo y un chorro de mi leche cayó resbalando por sus huevos hasta el suelo.

  • No, no eres maricón, simplemente te gustan las pollas.

Pasado un rato estábamos sentados desnudos en el suelo tomando una copa.

  • ¿Qué excusa le has dado a tu mujer?

  • Soy comercial de una empresa farmacéutica, está acostumbrada a que visite a médicos en sus consultas privadas y a que llegue tarde.

  • Vaya, un cheque en blanco.

  • Me dio mucho morbo cuando el otro día me dijiste que te travestías para follar.

  • La próxima vez me travestiré para ti.

  • ¿Y por qué crees que habrá una próxima vez?

  • Por qué, querido, cuando uno disfruta como has disfrutado como tú con una polla en el culo es inevitable que haya una próxima vez.